1 ...7 8 9 11 12 13 ...40 Con ello se probaba la ascendencia de doña Laudomia, quien nada tenía que ver con Isabel y Jaime López de Perona, a los que sí se les imputaba contaminación. En concreto, Jaime López y descendientes, por su matrimonio con Delfina Rosella, confesa y penitenciada por el Santo Oficio y reconciliada en el auto celebrado en Valencia en 1525. El sambenito de Delfina se encontraba en la Catedral de Valencia, y allí se trasladaron los informantes para su comprobación in situ : «Delfhina Rosella mujer de Jaime López cavallero, vezina de Valencia, reconciliada por la lei de Moises. Año de 1524». 83 Una nieta de este matrimonio contrajo matrimonio con don Ramón Carròs, hermano de don Diego Carròs y del padre de doña Laudomia, recayendo las sospechas en esta rama del linaje Carròs. Respecto a Isabel López, contrajo matrimonio con el pintor Juan Pablo Leocadio, a quien se le encargó la pintura de las puertas del órgano de la Catedral. 84 También la hija de ambos se casó con un pintor, Jerónimo Beltrán, de dudosa limpieza para algunos, aunque nadie aportó pruebas.
Finalmente, el 26 de junio de 1592 el rey autorizó y dio la orden para la celebración de la ceremonia en la que don Baltasar sería nombrado caballero de Santiago y se le haría entrega del hábito e insignia. Recibido el hábito aún le quedaba pasar el noviciado, para lo que sirvió seis meses en las galeras reales y un año en el convento de Vélez, donde aprendería la regla de la orden. La certificación del cumplimiento del servicio en las galeras y de la formación en el convento se remitiría al Consejo de las Órdenes, 85 con lo que solo restaría proceder a la profesión con el compromiso de respetar los tres votos obligatorios de pobreza, castidad y obediencia. 86
La acreditación de la limpieza de don Baltasar favoreció la obtención de los hábitos a la siguiente generación, en concreto el solicitado en 1599 para don Laudomio Mercader y Centelles, hijo de don Gaspar Mercader y Carròs y doña Hipólita Centelles. 87 Otras dos pruebas de caballeros que hemos podido consultar obtuvieron la información negativa, aunque no por no poder acreditar la limpieza de sangre. En 1624 se denegó la solicitud para el hábito de Montesa de don Gastón Mercader y Carròs, hijo de don Baltasar Mercader y doña Elena Carròs (árbol genealógico III), por no contar con la edad reglamentaria de 10 años cumplidos. 88 Y en 1654 a su hermano don Baltasar, de 47 años, miembro del Consejo de Guerra de su Majestad y castellano de Amberes, quien también solicitó el hábito para la misma orden, tampoco le resultó favorable la información por ser probada su bastardía, hecho que requirió para su concesión obtener la dispensa papal, la cual le fue concedida por Inocencio X el 17 de septiembre del mismo año. 89
La rivalidad por la Bailía. La concesión del cargo
La abierta enemistad que don Gaspar Mercader mantenía con don Juan Aguiló, don Luís Ferrer, don Ramón Boïl y los Vila-rasa parece que tuvo también su eco en la provisión del cargo de baile general de Valencia, vacante desde la muerte en 1587 de uno de sus enemigos o familiar, don Juan Aguiló Romeu de Codinats, señor de Petrés y caballero de la Orden de Santiago. 90 El desempeño del cargo de baile general por antepasados de don Gaspar Mercader hacía de este un posible candidato a ocupar la plaza, y por tanto se mostraba como un serio oponente ante los otros candidatos. Teniendo en cuenta que en ese momento se llevaba a cabo la información de pruebas para la obtención del hábito militar de su hijo don Baltasar Mercader, y que don Gaspar peleaba por limpiar la infamia vertida por sus enemigos declarados, algunos de los cuales optan a ocupar la oficina de la Bailía, parece factible pensar que el descrédito de uno ampliaba las posibilidades del resto, por lo que cualquier grieta existente en la nobleza de un candidato era sutilmente aprovechada por sus oponentes. No obstante, la vacante dejada por don Juan Aguiló no se cubrió de forma inmediata, y en su lugar el oficio lo estuvo ejerciendo durante años el lugarteniente de baile general Juan Bautista García.
En 1598, el Consejo de Aragón trasladó al monarca el interés que tenía en ocupar el cargo don Juan de Vila-rasa, señor de Albalat y Segart, yerno del vicecanciller don Simón Frigola y sobrino del lugarteniente de baile general. Se sugirió también la posibilidad de nombrar a Juan Bautista García baile general y a Vila-rasa, lugarteniente y coadjutor del baile, con el fin de que le sucediera en el futuro; sutil manera de conseguir igual objetivo, que no era otro que el de colocar al señor de Albalat. Mientras tanto, otro candidato, don Ramón Boïl, señor de Bétera, caballero de la orden de Calatrava, elevó también al monarca sus méritos para ocupar la plaza, memorial que el monarca remitió al Consejo de Aragón para su verificación y dictamen. 91 Ante el silencio real sobre la primera opción del Consejo, este no opuso objeciones a los méritos aportados por el segundo candidato. Don Ramón Boïl estaba casado con doña Francisca Ferrer, hija de don Luis Ferrer, lugarteniente de gobernador de Valencia, otro de los enemigos de don Gaspar. Además era cuñado de don Jaime Ferrer, gobernador de Xàtiva, y del doctor Martín Pons, abogado fiscal y patrimonial por estar este casado con la hermana de don Ramón Boïl. 92 Es evidente el apoyo con el que contaban ambos candidatos y opositores de Mercader, así como la red clientelar tejida en torno a la práctica habitual del patrocinio en este caso familiar. Aunque la Monarquía era consciente de esta práctica, y de la merma de autoridad que le podía suponer, su política fue a este respecto ambigua y variable a conveniencia. 93 En esta ocasión, la respuesta de la Corona se orientó al control por ella misma de la provisión de la plaza: «Aviseseme qué personas piden este oficio y qué otras ay en quien se pueda proveer de las calidades que se requiere, y si ay parecer del virrey». 94
El 15 de julio de 1598 el Consejo de Aragón remitía al recién elegido virrey conde de Benavente (1598–1602) la relación y memoriales de los candidatos, entre los cuales se encontraba, además de los dos anteriores, don Gaspar Mercader y Mercader, señor de la baronía de Buñol, y don Joaquín Mascó. Sin ninguna duda, el virrey proponía para el cargo a don Gaspar:
... cavallero honrado, cuerdo, de mucha hazienda y que en su casa estuvo algunos años este officio y que assegura a Vuestra Magestat que le sabrá servir porque d’él tiene mucha satisfacción (...) y que con los servicios de su casa se ha juntado haver casado con la heredera de los Cervellones, que fueron muy fieles vassallos y criados de Vuestra Magestad. 95
En segundo y tercer lugar el virrey proponía a don Álvaro Vich Manrique, gobernador de Orihuela, y a don Juan Vives de Canyamàs, veedor general de la costa, seguidos por Juan de Brizuela, receptor de la Bailía General, y por don Juan de Vila-rasa, a quien si bien no desmereció sí lo postergó al último lugar, desestimando a don Ramón Boïl y a don Joaquín Mascó. Por el contrario, el dictamen del Consejo de Aragón favorecía a don Álvaro Vich, mientras que don Gaspar y don Juan de Brizuela constituían posibles alternativas. La manifiesta disparidad de preferencias de las dos instituciones se saldó con la elección propuesta a criterio del virrey conde de Benavente, por lo que fue don Gaspar Mercader y Mercader el designado para el cargo. Registro de su nombramiento quedó en el libro de la Bailía de Valencia el 22 de agosto de 1598. 96 El nombramiento fue firmado por el príncipe Felipe –sin duda por el avanzado estado de deterioro en la salud del rey Felipe II, quien murió el 13 de septiembre de 1598– y muy posiblemente con la influencia del marqués de Denia, conocedor como era de los entresijos del Reino tras el desempeño de su cargo de virrey (1595-octubre de 1597).
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