La intervención sobre las condiciones de difusión externa requiere políticas que intervengan sobre la visibilidad de la producción nacional. La cobertura universal garantiza la oportunidad efectiva de entrar en contacto con públicos de otros mercados además del nacional, pero en un contexto de alta competitividad y de saturación de contenidos, distinguirse en medio de un universo de contenidos innumerables pasa a ser una prioridad.
Las vías de intervención apuntan a diferentes mecanismos. El primero de los mecanismos tiene que ver con la defensa efectiva de la net neutrality , de forma que los productos de los proveedores de contenidos nacionales no se vean discriminados negativamente en su camino por la red hasta el usuario. El tema de la net neutrality es un campo en el que la vigilancia de los reguladores debe ser garantía para evitar la progresiva discriminación de unos servicios sobre otros y, por tanto, de unos contenidos sobre otros.
Podríamos decir que de la violación del principio de net neutrality se derivan dos campos de discriminación. El primero afecta al usuario que ve restringida la calidad del servicio en función de que sus intereses coincidan o no con los servicios priorizados en la velocidad por su Internet Service Provider (ISP). El segundo afecta a los proveedores de contenidos, que ven cómo sus servicios son discriminados aplicándoles una calidad de acceso que los hace menos competitivos. Por las dos vías, los ISP estarían convirtiéndose en los nuevos gatekeeper , que determinan poderosamente el repertorio de contenidos consumidos por la comunidad de usuarios a los que provee de acceso a internet, unos usuarios que no le han delegado la función de gatekeeper , ya que lo que le han contratado es un acceso a determinada velocidad y partiendo de la idea de que este servicio se suministra bajo el principio de net neutrality .
El segundo de los mecanismos es relativo a la garantía de neutralidad también de las guía de programación o EPG y, con más importancia aún en el escenario de la cobertura universal, de los motores búsqueda de vídeo , que cada vez intervendrán en mayor medida en la intermediación del acceso del usuario a los contenidos OTT.
El tercero de los mecanismos apunta a la intervención en el campo de los indexadores de contenidos, que tendrán una importancia vital como mediadores de la abundancia. Estos servicios serán mayoritariamente servicios creados por iniciativas privadas, con sesgos específicos marcados por su política editorial o el target al que quieren servir y, por lo tanto, la selección de productos nacionales para integrar sus catálogos no está garantizada. Encontrar la forma de puesta en valor de los productos nacionales para estos nuevos gatekeeper pasa a ser una prioridad, tanto de los actores industriales como de las políticas nacionales de apoyo a la industria. Paralelamente hay que promover la creación de estos indexadores y tratar de establecerlos como punto de referencia para los usuarios internacionales, y además deben convertirse en punto de referencia obligada, por su completitud y eficiencia para el usuario nacional.
Finalmente, en este repertorio de mecanismos la creación de una imagen de marca fuerte para los contenidos generados por la industria nacional es vital para conseguir ser visible en el bosque de la oferta. Este es otro frente en el que las políticas de comunicación de apoyo a la industria nacional pueden encontrar puntos de intervención muy rentables.
5.2.3 Acceso global
La universalización de la cobertura afecta a la capacidad del usuario nacional para acceder a un repertorio de contenidos más amplio que el que tiene a su alcance en la oferta territorializada que le llega por las plataformas fronterizables. Se puede decir que la probabilidad de que los contenidos de la industria nacional, portadores de los valores culturales e identitarios propios, pasen a formar parte del menú de cada ciudadano disminuye exponencialmente.
Los datos corroboran la preferencia de los ciudadanos para encontrar servicios en internet en su propia lengua, pero no hay que fiar a esa ventaja competitiva la defensa de posiciones de los contenidos audiovisuales nacionales. Primero, porque conforme se generalice el acceso universal el número de competidores aumenta y el usuario podrá nutrirse en un creciente número de proveedores de servicios y contenidos equiparables y tenderá a seleccionar siguiendo un principio de gratificación. Segundo, porque el abanico de lenguas francas para el usuario de los países desarrollados tiende a crecer con el nivel de educación. Por ello, el atractivo de los productos nacionales pasa a ser un factor estratégico. Las iniciativas encaminadas a incrementar la calidad y visibilidad de los productos nacionales, mencionadas en el punto precedente, deben ser un factor vital.
La proximidad de los contenidos juega como factor de enganche, en tanto que se refiere al medio del usuario, a su entorno de relaciones personales y sociales, a su universo de cultura compartida. La industria nacional puede jugar con esta ventaja y de paso mantener las funciones de reproducción cultural, defensa de las identidades, generación de la cohesión social y establecimiento del consenso, todas ellas funciones cubiertas por el audiovisual en las etapas precedentes y en el estadio de coberturas fronterizables de forma más destacada.
Un repositorio que reúna el conjunto de la producción nacional, con espacio también para la producción local, sería un mecanismo facilitador del mantenimiento de las oportunidades de contacto del ciudadano con productos portadores de estas funciones y sería también un mecanismo sobre el que trabajar para construir la imagen de marca del audiovisual nacional. Cabe decir que en un país con una larga tradición de producción local no se debería despreciar el impacto que tendría incorporar esa producción a un repositorio de estas características, tanto en cuanto a aumentar el repertorio de productos en la propia lengua, como en cuanto a la transmisión de valores culturales y rasgos identitarios.
Los productos generados por los ciudadanos también incorporan rasgos identitarios y sociales que pueden cooperar en el cumplimiento de aquellas funciones que antes garantizaba solo la televisión de masas; así, la creación de un indexador de contenidos generados por los ciudadanos tendría consecuencias sobre la visibilidad de estos contenidos, que se encuentran dispersos en diferentes repositorios, servicios de vídeo y servidores, aumentando la probabilidad de que los ciudadanos los incorporen a su menú. Esta opción cobra aún más importancia en la perspectiva de crecimiento del consumo de estos contenidos en el televisor conectado.
6. Mantras de los enemigos de la televisión pública
Las transformaciones registradas en el universo televisivo convergente nos muestran que la televisión no ha perdido centralidad, captura más atención de los ciudadanos que nunca y la ampliación del concepto de televisión a los contenidos OTT todavía aumenta la cuota de atención que atrae. En este punto, podemos asegurar que la televisión no está muerta. Está más viva que nunca. Es más accesible que nunca. La televisión ocupa más espacio que nunca en la vida de los ciudadanos. Y los ciudadanos pasan más tiempo que nunca interactuando con los contenidos televisivos. ¿Por qué, entonces, los medios de comunicación públicos iban a ser prescindibles, innecesarios? Solo razones espurias vienen a la mente si analizamos los pretextos repetidos como un mantra por los enemigos de la televisión pública.
Primer mantra. El gran número de canales disponibles ya garantiza la diversidad
Pero multiplicidad no significa necesariamente diversidad, por dos razones. En primer lugar, la industria audiovisual es incapaz de proporcionar contenido original para llenar todos estos canales disponibles, y por lo tanto existe un alto grado de repetición y redundancia a nivel mundial. En segundo lugar, incluso si los canales generalistas incluyen una alta proporción de contenido original, su índice de diversidad genérica es muy bajo. Según datos de EUROMONITOR 2 para el proyecto CSO2012-39232, el contenido de las cadenas generalistas de los cinco principales mercados europeos se concentra en un 75% en tres macrogéneros (ficción, información e info-show ), mientras que en EE. UU. la proporción es aún mayor, alcanzando el 85% para los tres macrogéneros.
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