José carlos Rueda Laffond - Memoria Roja

Здесь есть возможность читать онлайн «José carlos Rueda Laffond - Memoria Roja» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Memoria Roja: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Memoria Roja»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este libro propone un recorrido sobre la cultura comunista entendida como lugar de memoria. Se aproxima a las narrativas históricas producidas y manejadas por el Partido Comunista de España entre el 14 de abril de 1931 y el 15 de junio de 1977. La II República y su legado. La Guerra Civil y la reconciliación nacional. La bolchevización y la desestalinización. El franquismo y la Transición democrática: unos contextos que sirvieron de eslabones para situar un pasado que no pasaba y que actuó como espacio de identidad tanto en el exilio como en el interior. La hipótesis esencial remarca la flexibilidad de la memoria comunista y la capacidad de adaptación de unas profundas huellas de recuerdo y reconocimiento que actuaron como hilos conductores durante décadas. Para entender ese fenómeno, el libro explora la singularidad de la memoria de partido, sus derivas generacionales, el peso de los relatos orgánicos o la diversidad de declaraciones autobiográficas propias del sujeto comunista.

Memoria Roja — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Memoria Roja», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En otra evaluación de abril de 1949 la CIA estimó en 5.000 los militantes comunistas en la URSS. 30 Tres años después redujo el total de efectivos del partido a entre 10.000 y 15.000 miembros (sin distinguir entre activistas en el interior y comunidad exiliada), considerando que, por sí solo, constituía un grupo «políticamente ineficaz». Sin embargo, representaría una «amenaza potencial» en el caso de que lograse capitalizar la «desmoralización» existente en otros sectores de la izquierda ante la progresiva normalización del régimen franquista en el ámbito diplomático. 31 Otro indicador indirecto que ilustraría la dimensión de la comunidad comunista se deduciría de los volúmenes de propaganda enviados a España. El material remitido en abril de 1953 fue de casi 17.000 unidades integradas por cerca de 13.000 ejemplares de Mundo Obrero , 2.275 de Treball , mil folletos y algunos centenares más de otros materiales. 32

Pero las estimaciones cuantitativas sobre el peso del partido en el interior soslayaron otras realidades dramáticas. La intensísima presión policial se cebó con la organización, trabajosamente rehecha una y otra vez desde 1939. Los golpes se sucedieron con notable crudeza, especialmente entre 1945 y 1948, muchas veces como consecuencia de la actividad de delación en las filas comunistas, como las de José Tomás Planás ( El Peque ) y Luis González Sánchez ( El Rubio ). En ese período se produjo la desarticulación de las JSU en la capital y se multiplicaron las detenciones de militantes –más de dos mil entre el otoño de 1946 e inicios de 1947–, de las que se derivaron al menos cuarenta y seis condenas a muerte. Otro recuento indicó que de 658 camaradas enviados al interior entre 1945 e inicios de 1948, 86 estaban presos, 21 habían sido fusilados y otros once murieron de forma violenta. 33 La decapitación del partido en Madrid antecedió a otros golpes vividos en Asturias o contra las unidades guerrilleras que socavaron la comunidad clandestina comunista, sus redes y tramas orgánicas, multiplicando el efecto paralizante del miedo, la inacción y el profundo desánimo. Como ha indicado elocuentemente F. Hernández Sánchez, a finales de los años cuarenta «la organización del PCE se encontraba, en la práctica, reducida a las prisiones, dispersa en el exilio, aislada en los montes o sepultada en los cementerios». 34

La identidad antifranquista conformó el factor aglutinante más intenso entre esta doliente comunidad militante y sus promociones ulteriores. Tuvo una presencia ininterrumpida desde 1939 hasta la Transición, enlazando con la identidad antifascista articulada desde mediados de los años treinta. En esos parámetros las evocaciones de memoria no pueden deslindarse de una intencionalidad de largo alcance subrayada por Francisco Erice: servir de fuente de enseñanzas para la lucha presente, así como de acicate para la resistencia, la movilización y las expectativas de triunfo final. La lucha contra Franco actuó de manto integrador donde situar las manifestaciones propias del modo de ser comunista y resaltar valores como la lucha por la libertad y contra las desigualdades, la conciencia social, la capacidad de sacrificio, la fortaleza, la fidelidad, el temple o la ejemplaridad moral, entendidos siempre como criterios normativos que debían moldear al individuo y definir al colectivo. 35

La insistencia en este tipo de cualidades debe relacionarse con lo que Nanci Adler ha caracterizado como los fenómenos de «inflación identitaria». Ser comunista suponía asumir un sistema de ideas y creencias relativamente compacto, susceptible de articular y dar sentido a todas las dimensiones de la vida, ya se refiriesen a las esferas pública o privada. 36 Pero a lo largo de la dictadura se dejaron sentir también las cesuras, explicables al menos en parte en virtud del proceso de renovación generacional ( cf . epígrafe 2.2). En este sentido, Francisco Erice ha llamado la atención acerca de la asimilación relativamente no traumática de los efectos del XX Congreso del PCUS y la desestalinización entre la comunidad de memoria comunista española. Si bien existieron casos de estupor y rechazo ante la denuncia soviética y el desmontaje simbólico de Stalin pudo afectar a la consistencia identitaria de algunos militantes veteranos, el impacto de la denuncia parece que fue, en cambio, bastante débil entre las promociones jóvenes del interior, más distanciadas generacional y afectivamente de las prácticas del culto a la personalidad. Lo que sí parece evidente es que las condiciones dictadas por la represión y la capacidad inclusiva de la cultura antifranquista tendieron a amortiguar las repercusiones de la ruptura consagrada en Moscú en febrero de 1956. 37

La clandestinidad y el exilio también pudieron impulsar la diversidad en otras direcciones. En los años sesenta y primeros setenta el PCE integraba ya un conglomerado de militantes del interior y la emigración, trabajadores con diversos niveles de formación, cuadros y bases vinculados fundamentalmente al sindicato CC. OO., así como grupos ligados a los movimientos estudiantiles, vecinales o incluso religiosos. El partido tuvo, además, sobre todo en el ocaso de la dictadura, un fuerte arraigo entre intelectuales y profesionales liberales. En 1967 se calculó que disponía de algo más de 7.500 militantes (5.655 en el interior y 1.874 en Europa), si bien era un conteo muy incompleto que excluía la afiliación en Francia y la existente en Cataluña, en casi toda Andalucía, parte de Castilla La Vieja o Vizcaya. 38 En el otoño de 1976, Jaime Ballesteros apuntó como datos oficiosos unas cifras de 150.000 militantes con perspectivas de llegar a 200.000. 39

El perfil de este colectivo ha sido contextualizado por Xavier Domènech en relación con las prácticas culturales establecidas desde las experiencias, los espacios, los valores, los símbolos y las percepciones compartidas. Durante la dictadura lo comunista siguió presentándose como un universo codificado fundado en la sensación de que al llegar se entraba en un modo de vida que disponía de un sólido legado que debía ser asumido como memoria y molde para regular las experiencias individuales. En segundo término, las condiciones de represión y clandestinidad amplificaron el rol de la militancia como compromiso de épica personal. El sesgo del PCE como partido por antonomasia del antifranquismo, y su imagen ligada a la debilitación y caída del régimen, apuntalaron ese tono heroico. 40 Pero tales marcas pudieron actuar no solo como aglutinantes, sino también como bálsamos que rebajaron el riesgo de fricciones identitarias internas, aminorando otros aspectos que en el pasado habían jugado un papel cohesivo importante. Carme Molinero y Pere Ysàs han caracterizado a la comunidad militante de inicios de los años setenta como una base heterogénea, donde el antifranquismo y las perspectivas de lucha de presente y cambio de futuro actuaron como catalizadores. Pero esa misma heterogeneidad pudo servir de elemento disolvente de otras señas potenciadas entre las generaciones que vivieron la guerra. 41

En la cultura colectiva comunista de los primeros años setenta siguieron resaltando valores como la mística del partido, el culto a determinadas figuras –particularmente Pasionaria– o la conciencia del sacrificio. También la percepción compartida de formar parte de una organización de vanguardia, los vínculos solidarios o la disciplina respecto a un esquema articulado desde el prisma del centralismo democrático, un principio de sujeción jerárquica además claramente justificado por criterios prácticos vinculados con la clandestinidad y la transterritorialidad. Pero durante aquel período, asimismo, se erosionaron referentes normativos clásicos como el mito revolucionario, la concepción radicalmente igualitaria, el obrerismo o el cerrado prosovietismo. Muchas disensiones vividas a la izquierda del PCE pivotaron obsesivamente sobre estas cuestiones. Paralelamente, como han destacado Jordi Boja, Carme Molinero y Pere Ysàs, la variable de la identidad democrática jugó un papel esencial en la caracterización de la comunidad militante. No obstante, ese etiquetaje encerraba notables contradicciones, dado que se concebía como llave maestra para propiciar una cascada de cambios finalistas que difícilmente podrían resolverse en los límites de la democracia representativa en un país como España, constreñido a la geoestrategia de la Guerra Fría. 42

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Memoria Roja»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Memoria Roja» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Memoria Roja»

Обсуждение, отзывы о книге «Memoria Roja» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x