LA CORTE DE FELIPE IV
SE VISTE DE FIESTA
LA ENTRADA
DE MARIANA DE AUSTRIA (1649)
LA CORTE DE FELIPE IV
SE VISTE DE FIESTA
LA ENTRADA
DE MARIANA DE AUSTRIA (1649)
TERESA ZAPATA FERNÁNDEZ DE LA HOZ
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
© El autor, 2016
© De esta edición: Universitat de València, 2016
Coordinación editorial: Rafael García Mahíques
Diseño y maquetación: Celso Hernández de la Figuera
Cubierta:
Imagen: Retrato de Mariana de Austria , Frans Luycks. Madrid, Museo Nacional del Prado. Diseño y composición: Celso Hernández de la Figuera
ISBN: 978-84-9133-051-6
Al profesor J. E.Varey
« In memoriam »
Índice
PRÓLOGO
I PRELIMINARES
1. Segundas nupcias de Felipe IV con Mariana de Austria: capitulaciones matrimoniales. Viaje a la Corte de Viena del conde de Lumiares, embajador extraordinario, portador de los poderes y de la joya. Boda por poderes en el palacio de Viena
2. Fiestas en Madrid por la celebración del nuevo matrimonio: luminarias y máscara. Fiesta teatral en el Salón Dorado del Palacio Real
3. El largo viaje de la joven reina desde Viena a la Corte de los Austrias: de Viena a Trento. Viaje de la Casa de la Reina, y de Diego Velázquez, a Trento. Ceremonia de las entregas reales en Rovereto. De Trento al puerto de El Final: entradas públicas en Milán y Pavía. La travesía del Mediterráneo: de El Final al puerto de Denia. De Denia a Madrid: velaciones en Navalcarnero. Estancia en el Monasterio de El Escorial. Llegada al Palacio del Buen Retiro
4. La Villa y la Corte se preparan para el regio recibimiento: El superintendente Lorenzo Ramírez de Prado. La Junta extraordinaria. Escritores y poetas. El libro de la entrada. El maestro mayor de la Villa, José de Villarreal. Arquitectos, pintores, escultores y doradores
5. La ceremonia de la entrada: composición y disposición del cortejo. Recorrido
II LA ENTRADA EN LA CORTE DE MARIANA DE AUTRIA
Descripción, artífices y estudio iconográfico e iconológico de arcos y otras decoraciones efímeras
1. Portada para el Real Sitio del Buen Retiro
2. Torrecilla de la Música
3. Monte Parnaso
4. Perspectiva del Prado de Atocha
5. Arco del Prado de San Jerónimo
6. Arco del Hospital de San Pedro de los Italianos
7. Arco de la Puerta del Sol
8. Adorno de las gradas del monasterio de San Felipe el Real
9. Decoraciones de los gremios: Boteros y Peleteros; Mercaderes de sedas de la Puerta de Guadalajara y Plateros
10. Decoraciones de la parroquia de San Salvador; fuente de la Plaza, Casa y Cárcel de la Villa
11. Arco de Santa María
12. Parroquia de Santa María de la Almudena
13. Decoración de la Plaza del Palacio Real
14. Danzas, bailes y representaciones teatrales, ofrecidas por los sexmos de la provincia
15. Otros festejos
BIBLIOGRAFIA
SIGLAS Y ABREVIATURAS
PRÓLOGO
A principios del siglo XX, en el año 1903, el madrileño Establecimiento Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra», famosa imprenta que a fines del siglo XIX había editado una biblioteca básica de las obras de literatura clásica española, publicaba el grueso volumen, Relaciones de Solemnidades y Fiestas Públicas en España de D. Jenaro Alenda y Mira. Obra que había sido premiada, en 1865, por la Biblioteca Nacional, esta compilación bibliográfica, hasta entonces inédita, recogía los textos de un género literario específico e informativo, que eran de estricta actualidad en el momento de su aparición impresa, en los que se relataban y describían los hechos y los aparatos festivos que se montaban al aire libre en el espacio urbano con motivo, ya de una conmemoración del calendario litúrgico o de una fiesta extraordinaria como la Proclamación de un nuevo monarca, la boda o la Entrada solemne de una reina en la Corte de Madrid, el Bautizo de un príncipe, un viaje del soberano, una Exequia real, la Canonización de un santo o la celebración pública de un Auto de fe.
Alenda y Mira que fue un bibliotecario, polígrafo, cronista, traductor de obras griegas de la Antigüedad, además de poeta, con este índice de relaciones festivas se anticipaba en más de una centuria al trabajo de investigación de los historiadores del arte que, como Teresa Zapata, la autora del presente libro, han consagrado toda su atención al estudio de la integración de la literatura y las artes visuales y efímeras, en especial, del barroco. No cabe duda que el interés de Alenda por dichos textos era meramente historiográfico, de carácter documental y anecdótico más que artístico. En el siglo XIX todavía perduraba el criterio neoclásico de que el barroco era un arte decadente y de mal gusto. Don Marcelino Menéndez y Pelayo en su magna Historia de las Ideas Estéticas en España , publicada en 1884, aún participaba de tan negativo juicio. Solamente fue a finales del siglo XIX cuando los universitarios historiadores europeos de la arquitectura y el arte comenzaron a estudiar las obras maestras de barroco en Italia y Alemania. El libro de Otto Schubert Historia del Barroco , en España publicado en 1908 y traducido al castellano en 1924, fue el punto de partida para los historiadores españoles que a mediados de la pasada centuria completaron la bibliografía sobre las distintas áreas locales y regionales refiriéndose siempre a los edificios y los conjuntos monumentales existentes. Otro tanto sucedió en el resto de los demás países occidentales, europeos, hispanoamericanos o asiáticos. En lo que se refiere a las fiestas, si tenemos en cuenta la bibliografía que el francés Víctor Tapie publicó en su libro Barroco y Clasicismo (edición francesa en 1957 y en castellano en 1978), en la bibliografía sobre el arte efímero figuran solo unos escasos títulos que hasta entonces se habían publicado acerca de los Túmulos y las Decoraciones fúnebres. No ocurre lo mismo en los libros actuales que estudia el arte barroco desde la perspectiva global. El sintético y esclarecedor libro de la profesora Beatriz Blasco Esquivias, Introducción al Arte Barroco (publicado por la editorial Cátedra en 2015), de los ocho capítulos para lograr una brillante y magistral visión general del arte en los siglos XVII y XVIII el capítulo séptimo está por entero dedicado al mundo lúdico de las fiestas bajo el título «La vida como espectáculo». En sus páginas incluye referencias a los autores que se han ocupado de manera pertinente del apartado al cual el italiano Fagiolo ha designado de manera calderoniana «Il gran teatro barroco».
Resulta obvio señalar que el historiador del arte que se ocupa de las fiestas no debe únicamente limitarse con la lectura exclusiva de las Relaciones de las Solemnidades públicas. Al análisis pormenorizado de las descripciones y noticias que contienen los textos literarios debe añadir el conocimiento directo de las trazas, los dibujos y grabados que sobre los «aparatos festivos» se conservan en los archivos y las colecciones gráficas del pasado. Para evaluar la originalidad de los documentos visuales hay que tener en cuenta que en las fiestas, las obras creadas ex profeso para ellas, aunque maravillosas, no eran tan novedosas como afirman los gacetilleros que las ponderan. Nada era menos cierto. Las arquitecturas ficticias y efímeras, fungibles y desmontadas al acabarse el evento, eran siempre una repetición de los modelos y arquetipos establecidos. Las diferencias en el fondo eran mínimas. Ahora bien, como lo demuestra sobradamente en todos sus múltiples estudios sobre las fiestas Teresa Zapata, es precisamente en esas pequeñas variantes en donde reside su valor y circunspecta personalidad. En una estructura reglada la novedad resulta mayor cuando el artista sabe imprimir a su obra su sello indeleble y privativo de su peculiar estado creador.
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