MENTES CRIMINALES
MENTES CRIMINALES
El crimen en la cultura popular contemporánea
FRANCISCO PÉREZ FERNÁNDEZ
Colección:Biblioteca del crimen
www.nowtilus.com
Título:Mentes criminales
Autor:© Francisco Pérez Fernández
© 2012 Ediciones Nowtilus S. L.
Doña Juana I de Castilla 44, 3º C, 28027 Madrid
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ISBN:978-84-9967-231-1
Fecha de publicación:Enero 2012
Impreso en España
Para Héctor, Gloria y Luis Manuel. Si alguien os dice que «eso no se debe hacer», no miréis acríticamente hacia aquello que os señala. Miradle directamente a los ojos y preguntadle por qué.
Cada generación de padres siente terror cuando su pequeño Johnny, de catorce años, con la sangre hirviéndole en una repentina oleada de hormonas, se vuelve malhumorado. Observen cuántos «amantes de la libertad» de la generación baby boom se obsesionan con el sexo, la violencia televisiva o los videojuegos. La libertad de expresión es un oasis, tan frágil y breve como los períodos de entreguerras. La naturaleza humana es inalterable.
Frank Miller
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1. MENTE CRIMINAL Y CULTURA POPULAR
DE EMPALADOR A VAMPIRO
EL LADRÓN DE CADÁVERES Y EL LOBO FEROZ
NACE EL CONCEPTO DE «MENTE CRIMINAL»
2. MALOS Y DEFORMES
JACK Y HOLMES: LA VIDA COMO IMITACIÓNDEL ARTE
LA MALDICIÓN DE LOMBROSO
3. MALOS Y PERVERSOS
VÍCTIMAS DEL TRAUMA
4. EL ASESINO PROGRAMADO
MONSTRUOS SIN ALMA
5. EL MODELO DEL «VILLANO TOTAL»
MALOS PORQUE SÍ
CUIDADO CON EL BROMISTA
6. NACE EL «CINE NEGRO»
ARTE VERSUS NEGOCIO
7. EL CÓMIC AL RELEVO
DETECTANDO MENTIRAS
FREDRIC WERTHAM: MATAR AL MENSAJERO
EL INOCENTE SEDUCIDO
8. ZAPATOS DE GAMUZA AZUL
ROLL OVER BEETHOVEN
LA MÚSICA DEL DIABLO
DEL ROCK AL DELITO
CUESTIÓN DE IMAGEN
MALA PRENSA
9. REDEFINIENDO AL ASESINO
BIOTIPOS EN ACCIÓN
NO ERES LO QUE PARECES… SINO LO QUE HACES
RASTREANDO EL CRIMEN IMPERFECTO
APRENDA A SER FAMOSO
10. DELINCUENTES DE DESPACHO, «POLIS» PERVERTIDOS Y CRÍMENES DE ESTADO
LOS RICOS TAMBIÉN DELINQUEN
CARETAS FUERA
MAGNICIDIOS, GENOCIDIOS Y OTRAS LINDEZAS
11. LOS TERRIBLES VIDEOJUEGOS
EMPIEZAN LOS LÍOS
REGULANDO EL NEGOCIO
A TIRO LIMPIO
TRANSGREDIENDO LOS LÍMITES
CRIMEN SIN PRUEBAS
12. EL TRIUNFO DEL ANTIHÉROE
MALOS «SIMPÁTICOS»
LOS OTROS MONSTRUOS
PROMESAS DEL ESTE
EL SUEÑO DE DON VITO
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO
EPÍLOGO
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Por más que el cine, la literatura o los videojuegos han convertido la figura del criminal, sea cual sea su variante, en todo un fenómeno de masas, no es el crimen un invento del presente. En todo momento y época pueden encontrarse testimonios y relatos, más o menos imbuidos de leyenda, que nos hablan de personas que por muy diversas razones han delinquido de todas las formas imaginables. Tal vez por esto, a pesar de los éxitos —y fórmulas triunfales— de la actualidad, el criminal ha cautivado al imaginario colectivo desde tiempos remotos, haciéndose protagonista real o figurado de millares de historias que han trascendido las fronteras del tiempo. En algún caso, incluso ha gozado de la consideración de auténtico héroe popular, tal cual muchos bandoleros desde Robin Hood a José María e l Tempranillo . Sucede, sin embargo, que la modernidad ha erradicado el misterio —cuando no el romanticismo— de buena parte de los rincones del pasado para enfrentarnos a una realidad bastante más prosaica y, por qué no decirlo, mucho más dura: los criminales, sea cual sea su forma y condición, son personas como todas las demás, guiadas por idénticas motivaciones y tal vez nada divertidas.
Hace poco más de cien años que el crimen ha comenzado a ser un objeto de estudio propiamente científico. Es cierto que los resultados obtenidos, en algún caso, se han mostrado limitados pero no es menos verdad que empezar a conocer al criminal y sus variantes ha permitido idear estrategias para anticiparse a sus movimientos, desarrollar nuevos métodos para capturarlo y, en definitiva, comprender sus motivaciones y acortar su carrera delictiva. Por supuesto, el propio estudio del crimen o la aplicación de las nuevas metodologías policiales se han convertido, asimismo, en pretexto para la creación artística y la extensión de nuevos ámbitos creativos que han hecho las delicias del público. Así, para el espectador de hoy resultan tan convincentes los argumentos apoyados en evidencias criminalísticas y forenses — CSI , Bones , Dexter , etcétera— como lo eran para el espectador del siglo XIX los basados en fantasmas y rituales espiritistas.
Es verdad. El crimen ha sido un tema tabú durante largo tiempo. Víctima de un extendido prejuicio intelectual. Una afición para pervertidos, devoradores de noveluchas enfermizas y amantes de lo macabro o de la mala vida. Indigno de mentalidades refinadas. Tradicionalmente, los detalles que han rodeado a buena parte de los crímenes han hecho de los criminales poco más que «malvados indeseables» a los que solo cabía castigar por cualquier medio —a menudo tanto o más brutal que el propio crimen cometido. Subhumanos que, tal vez, sólo podrían resultar aceptables como atracciones de circo para personalidades vulgares e insensatas. Por esto, el crimen ha pasado mucho tiempo en el lumpen de la cultura popular, sometido a los designios de la creación de segundo orden, anónima y mal pagada, víctima de toda clase de censuras, críticas sociopolíticas y vejaciones ético-morales. Desde los escritores de novelitas de «a duro» a los autores de cine de género, pasando por los creadores de cómics e incluso algún que otro guionista de radio o televisión, el seudónimo, la personalidad disfrazada, ha sido una herramienta común en todo aquel que pretendía metas mejores y más elevadas y que, por ello, entendía que eso de las historias criminales era tan sólo algo con lo que matar el hambre temporalmente.
También, desde un punto de vista netamente intelectual, los prejuicios referidos han motivado que el crimen y sus vicisitudes, obviamente, hayan permanecido en el desconocimiento, envueltos en tópicos ridículos y atrapados en soluciones de refranero. Afortunadamente, esto ha cambiado gracias a la aparición de los medios de comunicación de masas, las mejoras educativas y la necesaria revisión de los vetustos —ocasionalmente muy torpes— tabúes morales y los argumentos pseudocientíficos que han atravesado de manera transversal nuestra cultura. El simple castigo o la detestable tortura no funcionan y nunca lo hicieron. Al fin se ha comprendido que conocer con precisión al criminal y sus variables es la mejor forma de controlarlo y, por cierto, que esto puede llegar a ser incluso un buen entretenimiento, una inmejorable vía creativa y un mejor negocio. cer con precisión al criminal y sus variables es la mejor forma de controlarlo y, por cierto, que esto puede llegar a ser incluso un buen entretenimiento, una inmejorable vía creativa y un mejor negocio.
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