po-lo seu rostro velh’ e enrrugado.
E d’ esta dona moyto bem diria
se mi val (Marroni 22). 21
También en la cantiga «Ua donzela coitado», atribuida a Pero Viviaez, aunque la rúbrica especifica que es de Caldeiron, el trovador finge estar enamorado de otra dama muy fea, de la que realiza una descripción en tono paródico y caricaturesco, que contraviene todas las normas del canon establecido: «rostro agudo como hurón, barba en el mentón y en el bigote, y el vientre grande e hinchado», «Sobrecejas espesas, grandes y muy peludas, caídas sobre los ojos, y las tetas descolgadas y muy grandes», «un palmo y medio de pie», en contraste con la cintura, «tres pulgadas», «la cabeza arrugada y los ojos hundidos, los dientes pintados como dados (es decir con muchas caries)». Y termina el poeta: «Así la hizo Nuestro Señor: muy sin donaire y sin sabor, muy pobre y esforzada»:
Ua donzela coitado
d’ amor por si me faz andar;
e en sas feituras falar
quero eu, come namorado:
rostr’ agudo come foron,
barva no queix’ e no granhon,
o ventre grand’ e inchado.
Sobrancelhas mesturadas,
grandes e mui cabeludas,
sobre-los olhos merjudas;
e as tetas pendoradas
e mui grandes, per boa fé;
á un palm’ e meio no pé
e no cós três polegadas.
A testa ten enrugada
e os olhos encovados,
dentes pintos come dados…
e acabei, de passada.
Atal a fez Nostro Senhor:
mui sen doair’ e sen sabor,
des i mui pobr’ 22 e forçada (Lapa 405).
La voz femenina suena, aunque de una manera indirecta, en un texto de Fernán Rodríguez de Calheiros en el que una dama confiesa preferir estar mal hecha a tener un cuerpo delgado, contradicción que sólo encuentra explicación en la rúbrica que antecede a la cantiga, que explica que Fernán Rodriguez «entendía en ua donzela, e tragian a esta donzela preito de a casaren con Fernan Roiz Corpo Delgado, e ela dice que non quería». «E por esto fez este cantar Fernan Rodríguiz». 23
La mujer, como sujeto enunciador, aparece en una cantiga de Joan Baveca, «Estavan oje duas soldadeiras», en la que dos soldaderas hablan sobre sus respectivos pareceres. La hipócrita alabanza inicial deja paso de inmediato a la crítica más despiadada, en la que una a otra se van increpando sobre las arrugas de las ojeras, lo enmarañado del rostro, la flacidez del vientre o el aspecto de las tetas. Aunque es la voz femenina la que domina el texto, sin embargo la mirada sigue siendo masculina, como lo demuestra la presencia del trovador, que llega justo a tiempo para transcribir las palabras de las dos soldaderas:
E, depois tomaron senhas masseiras
e banharon-se e loavan-s’ a si;
e quis Deus que, nas palavras primeiras
que ouveron, que chegass’ eu ali;
e diss’ a ua: - Mole ventr’ avedes;
e diss’ a outr’: - E vós mal ascondedes
as tetas, que semelhan cevadeiras (Lapa 193).
El contradiscurso cortés que estos textos manifiestan llega, tal vez, a su grado más elevado en la cantiga de Pero de Armea «Donzela, quen quer entendería», donde la inversión del retrato femenino, en contraposición al canon establecido por la retórica, alcanza su máxima virulencia con la asimilación del rostro de la dama, que presumía de hermosa sin serlo, con el culo afeitado del trovador: el texto, como los anteriores, es explícito en las descripciones y no se ahorran calificativos a la hora de establecer las comparaciones: «no habría en el mundo nadie que se pareciese tanto a mi culo como vos si le pusieran afeites», «sólo con que mi culo estuviera satisfecho de sí mismo y se le pusiera albayalde, se parecería a vos en el espejo», o como especifica la última estrofa: «quien a mi culo pusiese orejas y le simulase las sobrecejas, de pareceros no os debería nada».
Donzela, quen quer entenderia
que vós mui fremosa parescedes:
se assi é, como vós dizedes,
no mundo vosso par non avia;
a min, que i vosso par ouvesse,
quen a meu cuu concela posesse,
de parescer ben vencer vos ia.
Vós andades dizend’ en concelho
que sobre todas parescedes ben,
e con tod’ esto non vos vej’ eu ren,
pero põedes branqu’ en vermelho;
mais sol que s’ o meu cuu de si pague,
e poser un pouco d’ alvaiade,
reveer-s’ á convosco no espelho.
Donzela, vós sodes ben talhada
se no talho erro non prendedes,
ou en essa saia que vós tragedes;
e pero sodes ben colorada,
quen ao meu cuu posesse orelhas
e lhi ben fingesse as sobrancelhas,
de parescer non vos devera nada (Arias 189).
Tal inversión en la descripción física de la mujer tenía que provocar numerosas burlas como lo prueba el hecho de que Pero d’Ambroa compusiera otro texto sobre el mismo tema, con una intensificación burlesca y la aparición de un nuevo personaje, a quien a toda costa había que sustraer la vista del hermoso trasero «pues si lo ve don Fernand’Escalho, estáis soltero y seréis casado»: el trovador se dirige burlonamente a su colega Pero d’Armea para decirle que cuando compuso su culo, «que en belleza podría vencer a una doncella», todo lo perdió porque no le puso narices. Y le aconseja que se las ponga, junto con los labios y un bigote bien hecho, «y haréis un culo bien peludo», porque «un culo tan bello como es el vuestro, aunque se quiera buscar, no se halla en toda la tierra de Sahagún a Saelices».
Pero d’ Armea, quando composestes
o vosso cuu, que tan ben parescesse,
e lhi revol e conçela posestes,
que donzela de parescer vencesse,
e sobrançelhas lhi fostes põer:
tod’ est’ amigo soubestes perder,
polos narizes, que lhi non posestes.
E, don Pedro, ponede-lh’ os narizes
ca vos conselh’ eu o melhor que posso;
e matarei huu par de perdizes,
que atan bel cuu com’ é esse vosso,
ainda que o home queira buscar,
que o non possan en toda a terra achar,
de San Ffagundo atá Ssan Felizes.
E, don Pedro, os beiços lh’ er põede
a esse cuu que fo tam bem barvado,
e o granhon ben feito lhi fazede,
e faredes o cuu ben arrufado;
e punhade logo de o encobrir,
ca sse ve-lo don Fernand’ Escalho vir,
ssodes solteiro e seredes casado (Alvar 14).
La inversión de valores que el discurso contracortés implica, alcanza en estas descripciones del cuerpo de la mujer su nivel más alto como reflejo de la construcción de un discurso en el que la visión del mundo al revés consustancial a la cultura carnavalesca popular (Bajtin 1970) se concretiza de manera significativa al elevar el culo a cabeza (Tavani 1984: 10) La mirada que recorre la visión y la descripción de la corporeidad femenina a través de la lírica medieval es la misma, pero la intensificación de estos textos subrayan de manera significativa su valor como reflejo de una mentalidad, como exponentes de una visión, manifestación de la misoginia medieval, que asigna el cuerpo femenino al registro de lo grotesco.
Bibliografía
ALONSO, Dámaso (1949), «Cancioncillas de ‘amigo’ mozárabes (primavera temprana de la lírica europea)», RFE , XXIII, pp. 297-349. Reimp. Primavera temprana de la literatura europea , Madrid, 1961, pp. 17-79.
____ (1958), «La bella de Juan Ruiz , toda problemas», en De los siglos oscuros al de oro , Madrid, Gredos.
ALVAR, Carlos (1986), «Las poesías de Pero Garcia d’Ambroa», Studi Mediolatini e Volgari , XXXII, pp. 5-112.
____ (1998), «Alfonso X, poeta profano. Temas poéticos», en Le rayonnement des troubadours , Actes du Colloque de l’Association Internationale d’Études Occitanes (Amsterdam, 16-18 Octobre 1995) , ed. Anton Touber, Internationale Forschungen zur Allgemeinen und Vergleichenden Literaturwissenschaft, 27, Atlanta-Rodopi, Amsterdam, pp. 3-17.
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