Asimismo, en 1587, el licenciado Juan de Tejada, consejero de Castilla, pidió a la Universidad de Salamanca que autorizara a Muñoz a trasladarse a Murcia para ocuparse de un trabajo «de conducción y repartimiento de aguas ordenado por el Rey». Muñoz se ocupó de los trabajos de nivelación y determinó, además con notable precisión, la latitud de Murcia, fijándola en 37º 57’. 35 También en 1588 el Ayuntamiento salmantino requirió sus servicios «para ocuparse unos días en dirigir la traída de un golpe de aguas a la ciudad». 36
De sus muy relevantes trabajos cartográficos nos ocuparemos más adelante.
Muñoz estuvo casado con Isabel de Valenzuela y tuvo tres hijas, Eudoxia, Jerónima y Estefanía, y un hijo, Francisco. Muñoz hizo testamento ante notario en Valladolid el 2 de octubre de 1591, «estando enfermo en la cama de la enfermedad corporal que Dios nuestro señor fue servido de me dar, y sano de mi juicio y entendimiento natural…». Legó todos sus libros y manuscritos a su hijo Francisco. El 19 de octubre de 1591 la Universidad de Salamanca convocó oposición para cubrir la cátedra vacante por fallecimiento de Muñoz. De ello podemos concluir que falleció este mismo mes de octubre y probablemente en Valladolid. 37
1.1. LOS ESCRITOS DE JERÓNIMO MUÑOZ
Muñoz solo llevó a la imprenta cuatro trabajos. El primero de ellos apareció en 1566, en los talleres de los Mey, con el título Institutiones Arithmeticae ad Percipiendam Astrologiam et Mathematicas facultates necessariae . Como el título sugiere y como el propio Muñoz indica, es un texto concebido especialmente para la enseñanza y destinado principalmente a proporcionar los conocimientos de aritmética indispensables para los cálculos astronómicos.
Su segunda obra impresa es Libro del nuevo cometa (1573), que trata sobre la supernova de 1572 y que fue traducida al francés en 1574. A esta siguió, en 1578, un breve folleto de ocho páginas relativo a un eclipse de luna y al cometa de 1577. 38
Finalmente, en 1585, dio a la luz en Salamanca Alphabetum hebraicum cum ratione legendi cum punctis , que incluía un tratado sobre los puntos vocales, cuya significación en el hebraísmo posterior a la Políglota de Alcalá ya fue puesto de relieve por Menéndez y Pelayo.
Junto a sus obras impresas, Muñoz dejó una abundante producción manuscrita. Los motivos por los que dejó de publicar sus obras, que no obstante se difundieron, sobre todo a través de sus discípulos, nos los expone el propio Muñoz, al menos en parte, en una carta a un matemático y médico de Viena, Bartholomaeus Reisacherus, a propósito de sus trabajos (y los de Reisacherus) sobre la «nova» de 1572. Si exceptuamos el Alphabetum hebraicum , el estudio sobre la «nova» es la segunda y última obra que Muñoz publicó. Muñoz le envió el libro a Reisacherus, disculpándose por los errores tipográficos originados por la premura con que tuvo que componerse el texto, premura a su vez procedente de lo que califica como una «inoportuna petición» (del rey, como aclara al final de la carta). Tras discutir las observaciones de la «nova» de Reisacherus y Thaddaeus Hagecius, matemático y médico del emperador, Muñoz añade:
Me he reservado muchas cosas, además de las que he divulgado en este librito, indignado porque a cambio de mis realizaciones no sólo no me han dado las gracias, sino que además he sido rociado de injurias por muchos teólogos, filósofos y palaciegos del rey Felipe, por lo que he decidido vivir oculto y, como dice Horacio, ni las alegrías son sólo para los ricos, ni vivió mal quien en vida y en muerte pasó inadvertido. No quiero irritar más a los abejorros, ni gastaré siguiera un cuadrante en divulgar mis obras […] En el futuro invertiré mi dinero mejor de lo que lo hice hasta ahora imprimiendo libros.
Cuando redacté mi primer estudio de conjunto de los trabajos de Jerónimo Muñoz solo había podido localizar, de sus manuscritos, la copia de un extenso comentario al tratado de astrología de Alcabitius que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid (y en Salamanca, otra copia). Posteriormente, hemos encontrado, en diversas bibliotecas europeas, al menos una parte sustancial de los trabajos manuscritos, autógrafos o copias, de nuestro autor, tales como los Comentarios al Segundo libro de la Historia Natural de Plinio; 39 otros relativos a la exposición y comentarios a los seis primeros libros de los Elementos de Euclides según la versión de Teón y el Comentario de Proclo al primer libro; un texto de trigonometría plana y sus aplicaciones prácticas titulado De sinibus rectis et obliquis ; un estudio del planisferio de Rojas-Helt-Gemma y sus diversas aplicaciones, titulado De planispherii parallelogrami inventione ; comentarios a la Optica de Euclides; un tratado titulado Theoricarum Planetarum constructio copiosa , que se ocupa de la longitud del año y de la teoría del Sol y de la Luna; un texto de Introducción a la Astronomía y la Geografía; 40 una traducción del griego anotada por Muñoz del Comentario de Teón de Alejandría al Almagesto de Ptolomeo, y otros escritos o fragmentos breves de astronomía y cosmología, todos ellos redactados en latín. Muñoz cita, en sus diversas obras, otros escritos que no hemos localizado. 41 Así, en los Comentarios a Plinio se refiere a un trabajo titulado An Stellae aliquid agant in haec inferiora (‘ De si las estrellas causan algo en este mundo inferior ’) y en el Libro del nuevo cometa menciona este manuscrito y otro titulado Commentarios sobre el Quadripartito de Ptolomeo. 42 Algunos autores mencionan manuscritos de geografía que tampoco hemos localizado. 43
Salvo los Comentarios a Plinio y la traducción anotada con adiciones del Comentario de Teón, de los que se conservan ejemplares autógrafos, del resto de manuscritos solo hemos encontrado copias. Un conjunto de copias, el más extenso, actualmente en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich, fue realizado por Francisco Juan Rubio (o Rubeus) «Valentinus» entre 1569 y 1570, según consta en los manuscritos. Otro conjunto, actualmente en la Biblioteca Vaticana, es obra de Francisco Peña. Entre los graduados en la Facultad de Artes de la Universidad de Valencia figura un «Juan Rubio” del año 1577, que también se graduó entonces de bachiller en Medicina; pero, según los libros de grados, este procedía de «Cobarrubias» y, como hemos señalado, en los manuscritos se dice «Valentinus». 44 En cuanto a Francisco Peña, estamos mejor informados. Peña nació en Villanueva de los Pinares (Teruel) en 1540; estudió en la Universidad de Valencia, graduándose de bachiller en Artes y en Teología en 1570. Al parecer, también estudió Derecho, y se trasladó a Roma como auditor de la Sacra Rota por la Corona de Aragón, cargo para el que fue admitido en 1568. 45 Fue nombrado por el papa Pío V miembro de la comisión de canonistas encargados de la corrección del Decreto de Gracia. Peña permaneció en Roma hasta su muerte, en 1612. 46 Aunque ignoramos la identidad de Francisco Juan Rubio, nuestra hipótesis es que era, como Peña, discípulo de Muñoz. Por otra parte, los dos grupos de copias fueron realizados a partir de un modelo original que Muñoz debía de tener preparado, tanto para impartir sus clases como para su publicación. Las copias reproducen, en general, con mucha fidelidad el posible modelo ya que las variantes entre las copias de la misma obra son muy escasas, como se puede advertir en nuestra edición crítica de la Introducción a la Astronomía y la Geografía .
El contenido de los manuscritos se ajusta muy bien a las materias que Muñoz debía de enseñar en Valencia y en Salamanca. En ellos, por otra parte, Muñoz se refiere frecuentemente a los auditores , y en el tratado de Introducción a la Astronomia y la Geografía citado, en el prólogo, dice: «como los quince meses anteriores hubiese instruido a los oyentes en los preceptos de la aritmética…». Constituyen, de este modo, una fuente inapreciable para reconstruir el contenido de las enseñanzas de las disciplinas matemáticas en Valencia y en Salamanca. En lo que sigue estudiaremos las obras de Muñoz, en primer lugar, siguiendo aproximadamente la secuencia de sus enseñanzas regulares en Valencia y Salamanca. A continuación, estudiaremos otras obras manuscritas no correspondientes estrictamente a sus enseñanzas regulares, pero probablemente divulgadas por Muñoz en lecciones o conferencias extraordinarias o en lecciones privadas a sus alumnos más destacados, con especial atención a sus Comentarios a Plinio, por su importancia para conocer las ideas cosmológicas de Muñoz. También dedicaremos especial atención a los trabajos de Muñoz sobre la «nova» de 1572 y su difusión a través de su correspondencia y del Libro sobre el nuevo cometa , así como los comentarios que recibió esta obra por parte de otros autores. Finalmente volveremos a la personalidad intelectual de Muñoz en el contexto de la crisis renacentista y a la influencia que sus obras tuvieron.
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