Pero las evidencias de su auténtico entusiasmo por la poesía no concluyen aquí. La correspondencia mantenida con José Rodríguez nos muestra a un Villatorcas profundamente conocedor de las obras poéticas que atesoraba su biblioteca. No de otro modo, desde su residencia de Madrid pudo trasladar al trinitario informaciones como las siguientes sobre obras de Roís de Corella, el Cancionero General o las composiciones poéticas del marqués de Quirra, que se encontraban en Valencia:
En orden a don Juan Ruiz de Çorella puedo decir que me parece que ha de aver en mi librería un libro en quarto viejo, y creo que con las cubiertas de tabla y badana, y ese Ms. en que hay diferentes poesías. Y creo que ha de aber algunas obras de ese cavallero, y así hará vuestra reverendíssima a don Isidro o a mi hijo que lo vean, que a de estar en el estante de la Poesía. 57
El cançionero general le tengo ahí en mi librería en el estante de la Poesía bulgar o castellana. Es un libro en quarto poco más gordo que uno de Comedias pero también concuerdo en que estas obras no son para puestas en la Biblioteca . 58
De el marqués de Quirra tengo ahí en mi librería un libro de Ms. de Poesías y otros ha de aver también de Poesías de M. Navarro. 59
Que hubiera trasladado consigo composiciones poéticas manuscritas de Fenollar, Francisco Aguilar o don Gilabert de Centelles, entre otras, no hace sino abundar en esta consideración:
Aquí tengo un libro Ms. de letra antiga y entre otras cosas hallo lo siguiente: « Obra feta sobre hun deport de la Albufera per lo reverent Mosen Fenollar, prevere e magnífich mosen Johanot, scrivà, cavaller, mestre racional del molt alt Senyor Rey en lo Regne de Valencia ». Y esta obra, constando de 42 ojas, se puede casi comparar a Poema. De mossen Fenollar hay obras que si fuere menester se referirán por menor, aunque son menores que la pasada. También hay obras de mosen Gerónimo Aguilar y de Francisco de Aguilar. Ay otra obra de mosen Francisco Gilabert de Zentellas, conde de Oliva a sus hijos. Ay otras poesías en este libro en castellano que no sabré assegurar si son los autores valencianos. Si vuestra reverendíssima quisiere zertificarse más, será fácil embiar ahí el libro. 60
También queda fuera de toda duda que Castellví fuera un amante del teatro y que sintiera una especial admiración por Calderón. De su habitual asistencia a las representaciones del Corral de la Olivera ha dado buena cuenta P. Pérez. 61El propio Villatorcas nos informa sobre su declarada veneración por el dramaturgo —«y aviendo yo sido uno de sus más amigos y aficionados viviendo, no he querido faltar a solicitarle las alabanças en su muerte» 62— a quien aseguraba haber participado las actividades del Alcázar: «Y aviendo yo remitido a Madrid un papel de los exercicios y disposición deste Alcaçar, con la noticia de las fiestas, y aviéndole visto don Pedro, fueron sus alabanças como nacidas de su ingenio». 63Pero tampoco en esta esfera su participación se limitó a la de mero espectador. Su biblioteca contaba también con un abultado número de ejemplares de este género, que como en el caso de la poesía conocía bien. Todavía la biblioteca de su hijo y heredero don Juan Basilio, conde de Cervelló, conservaba entre las obras manuscritas el formidable número de 14 Autos Sacramentales de Calderón, así como Loas de este mismo autor. 64
Como también parecía estar al corriente de los que poseían otros miembros de la nobleza valenciana cuando aconsejaba a Rodríguez buscar información al respecto en la de don Giner de Perellós:
Si acaso puede recompensar mi librería lo que no se le franquee en la de Don Giner de Perellos, podrá vuestra reverendíssima ver en la mía todos los libros que hay de Comedias, que yo también recurriré a las listas que tengo acá dellas y avisaré las que son de Poetas Valencianos y siempre entenderé que será mejor que vuestra reverendíssima exprese todos los títulos de las Comedias para que se conserve la noticia y no se olvide. 65
Tampoco se puede olvidar que la producción de espectáculos teatrales fue uno de los fines de la Academia del Alcázar y que sus académicos no sólo estuvieron familiarizados sino que participaron activamente en las representaciones como autor, actor u organizador. En este contexto, el nombre del marqués de Villatorcas aparece asociado, cuanto menos, a la representación en el Palacio Real de la comedia mitológica La fiera, el rayo y la piedra , obra escrita por Calderón de la Barca hacia 1651 ó 1652, con la que el virrey conde de Altamira quiso culminar los festejos destinados a celebrar el matrimonio de Carlos II con Mariana de Neoburgo en 1690. La escenificación de esta obra calderoniana, llevada a cabo el 4 de junio de 1690, quedó inmortalizada en un precioso manuscrito que en la actualidad custodia la Biblioteca Nacional de España, que además del texto completo de la comedia y los de su loa, entremeses y mojiganga conserva veinticinco láminas plegadas con dibujos a pluma de la escenografía de las piezas representadas. Es precisamente esta excepcionalidad la que ha permitido que haya sido objeto de atención por parte de diversos especialistas desde perspectivas diferentes. 66
Que detrás de la misma estuvieran una o varias academias parece ser opinión común. A ello se refirieron hace unos años J. Vellón y P. Mas 67y más recientemente P. Pérez se pregunta: «Ahora bien ¿qué academia o academias pudieron ser estas? ¿el Alcázar? ¿Desamparados-San José? ¿la Matemática? ¿Otra distinta, como la academia-tertulia del Marqués de Villatorcas? ¿Todas colaborando unidas? ¿Sólo algunos miembros de cada una de ellas trabajando conjuntamente?». 68De lo que no cabe duda es del protagonismo de dos habituales de las Academias como Francisco Figuerola y José Ortí y Molés. El ejemplar referido contiene sucesivamente la Loa para la comedia de la Fiera el Rayo y la Piedra de Francisco Figuerola; y los bailes entremesados titulados De el amor y la esperanza en Palacio compuesto por José Ortí y Molés; De el verde del mes de mayo y Fiestas de Valencia en el jardín de Flora de Francisco Figuerola.
Pero nos informa de algo más. La «disposición» de la representación la dejó el virrey Altamira al «cuydado» del marqués de Villatorcas. Nos indica también que sería otra persona, cuyo nombre no trasciende, quien se encargara de llevarla a cabo obedeciendo «las órdenes de la acertada dirección del marqués». 69De su implicación parece dar buena cuenta que todavía en el inventario de la biblioteca de su hijo, don Juan de Castellví, en 1754 se conservaran en la sección de manuscritos las obras con los siguientes títulos: Comedia por el Conde de Altamira, con mapas , y Loa para la Comedia la Fiera, el Rayo, etc. 70Es más, el registro bibliográfico del Catálogo de la Biblioteca Nacional de España incorpora como procedencia el conde de Cervelló.
BNE. Mss. 14614
ENTRE SUS PAPELES. OBRAS INÉDITAS DE LA ACTIVIDAD LITERARIA DE VALENCIA A FINALES DEL SIGLO XVII
La personalidad del marqués de Villatorcas todavía depara nuevas sorpresas. Sus inquietudes literarias y su manifiesta afición por los manuscritos le condujeron a atesorar importantes testimonios de la actividad cultural de la Valencia de finales del siglo XVII que, resguardados entre sus documentos, habían permanecido en la sombra, custodiados en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional. La investigación sobre su figura ha desvelado la existencia de una rica compilación de composiciones literarias totalmente inéditas, que podrían situarse aproximadamente entre 1686 y 1690, que con toda probabilidad se unieron en forma de legajo con posterioridad y que ahora sacamos a la luz. Se trata de un conjunto que incorpora composiciones tan diversas, y a la vez tan habituales en los ambientes académicos, como dos sesiones académicas, un soneto en laberinto en forma de acróstico, la traducción de un epigrama de Marcial, un grupo de poemas en italiano, algunas poesías sueltas, varias piezas teatrales de diversa consideración y un texto tan raro como un libro del juego de las suertes.
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