GRÁFICO 1.3
Estructura comparada de la delincuencia en Alzira (MR y procesos) (cuadro 1.9)
GRÁFICO 1.4
Estructura de la delincuencia en Valencia - Real Audiencia (procesos 1511-1701) (cuadro 1.10)
1.2 UNA PROYECCIÓN GLOBAL
Los cuadros estadísticos expuestos y comentados sucintamente reflejan la gran variedad de resultados e, incluso a veces, abiertas contradicciones. A nuestro juicio, muestran los distintos orígenes documentales y son consecuencia más de las características de las diferentes fuentes de las que proceden, con todas las variables en juego (sociológicas, jurisdiccionales, de práctica judicial, de política criminal, etc.), 50que de las diferencias que pudo haber entre la delincuencia de uno u otro lugar. Desde luego, estas existieron y puntualmente pudieron variar con el tiempo. Sin embargo, en periodos largos, y en el momento central de nuestra investigación (1550-1650), debió de haber un denominador común, una estructura delictiva básica, que intentamos definir desde parámetros de objetividad y solvencia. Por supuesto, ello solo puede tener un carácter aproximativo y orientativo, dadas las circunstancias del sistema social e institucional del Antiguo Régimen y de la Valencia foral (ausencia de criterios estadísticos; complejidad, confusión y superposición de competencias de los diversos órganos administrativos, etc.).
A nuestro modo de ver, la fuente más solvente y representativa corresponde a la Valldigna por diversas razones: la abundancia de procesos y casos conocidos en relación con su escasa población, la diversidad de los asuntos vistos en primera instancia, la práctica judicial de tratar por igual todos los delitos y por escrito, o el carácter presencial de la señoría y la gestión diligente del orden público, que hizo innecesaria casi siempre la intervención de autoridades superiores (Real Audiencia). La imagen resultante muestra una delincuencia muy polarizada en torno a los delitos violentos, aproximadamente el 40 % del total, o en una horquilla entre el 35 y el 45 %, no solo en número, sino también en las infracciones más graves, como las peleas, lesiones y homicidios. Una cuarta parte son delitos contra la propiedad, y muy en particular los robos, cercanos al 20 %. Les sigue el grupo heterogéneo contra el orden público, con una quinta parte del total, pero entre los que sobresalen los delitos que implican desobediencia y falta de respeto a la justicia y la autoridad (desacato, resistencia, fuga de cárcel, falsedad en juicio, etc.) y mucho menos las armas prohibidas. Los delitos contra la honestidad en materia sexual son pocos y normalmente relacionados con hechos graves (violación), y equiparables en porcentaje (6-7 %) a las injurias, a los insultos y a las acusaciones entre vecinos, que estuvieron con frecuencia en el origen de posteriores agresiones.
En líneas generales, esta radiografía debió de corresponderse aproximadamente con la estructura general de la delincuencia, pero especialmente en zonas rurales, en localidades de pocas casas y habitantes, de escasa presencia forastera, de gran proximidad y cercanía entre sus vecinos, de vida muy tradicional…, que recogían entre el sesenta y el setenta por ciento de la población valenciana.
Sin embargo, el panorama debió de cambiar parcialmente en las pequeñas y medianas ciudades, con un ambiente más urbano, más diversificado socialmente, con mayor dinamismo, a pesar de tener también una fuerte impronta agrícola. Rasgos cosmopolitas que se acentuarían en la capital y que supondrían en conjunto casi un tercio de la población total del reino. 51En este ámbito las fuentes presentan dificultades que hay que tener en cuenta y superar: el doble juego de tribunales (el ordinario y el superior); la práctica judicial, que acentúa a veces la focalización en asuntos leves y de rápida tramitación y relega los complejos, que acaban en procesos muchas veces perdidos; la dificultad del recuento de algunos delitos, que puede acentuar su número (los diferentes «jugadors» individualmente considerados, en vez del delito conjunto de juego); la casi inexistencia de «furts» o «lladres» en las series del Maestre Racional por la razón de su insolvencia para obtener una «composició» o para pagar una pena pecuniaria, y que con mayor frecuencia aparecen como sujetos pasivos de penas corporales, como los azotes; la referencia de casi la cuarta parte de los apuntes de dicha serie contable a procesos, sin identificar las infracciones, hace presumir su gravedad, etc. Todo ello hace que los resultados estadísticos de algunas ciudades distorsionen en cierto modo la realidad criminal. Así, los registros del Maestre Racional de Xàtiva, Castellón de la Plana, Llíria, Alzira y Valencia tienden a sobreponderar algunos delitos de orden público, como el juego, las armas prohibidas y los delitos sexuales, como el amancebamiento/prostitución, mientras que reducen por consiguiente las manifestaciones de violencia y casi anulan a veces los delitos contra la propiedad, en particular los robos. Además, cuando podemos comparar los registros del Maestre Racional con series de procesos, como en Alzira (cuadro 1.9), aquellos quedan un tanto en entredicho. Solo Alcoi y Ontinyent parecen ofrecer una estructura más equilibrada, más asimilable a la resultante de los procesos, y nos sirven de pauta. A su vez, lógicamente, la Real Audiencia prefirió centrarse en los delitos más graves del momento: homicidios, lesiones, robos, alguna violación y armas prohibidas.
Por tanto, lo que podría representar una estructura de la delincuencia de ámbito sobre todo urbano nos daría una presencia importante de delitos violentos, en torno al 30-35 %, junto con un lugar muy destacado para los robos (15 %). No porque estos dos grupos hayan perdido importancia en entidad y cifras absolutas, sino por la presencia y concurrencia mucho más numerosa de otros delitos típicamente «urbanos», que modifican los términos relativos. Así, la presencia de jugadores, armas prohibidas e infracciones contra la justicia situarían al grupo del orden público en torno al 30-35 %. Los delitos de índole sexual más simples (amancebamiento/prostitución) estarían en torno al 10-15 %, con mayor incidencia en las ciudades más grandes (Valencia, Xàtiva, Castellón) respecto a las más pequeñas (Alzira, Ontinyent, Alcoi, Llíria). En fin, las injurias y pequeñas rencillas verbales entre la gente sin duda tuvieron también su presencia de forma independiente (5 %).
De esta manera se perfilan dos radiografías de la delincuencia, próximas entre sí, pero distintas: la rural y la urbana . Y ello tanto por la parcialmente diferente tipología delictiva, como por la propia complejidad de las infracciones. A su vez, una lectura más integral de las figuras o tipos delictivos, considerando la importancia de los que atentan contra la integridad física de las personas, unido a la agresividad verbal de las injurias, completado con la gran difusión y uso de las armas (entre ellas las prohibidas), e incluso con las actitudes y delitos de «resistencia» a las autoridades, nos indica el gran peso que tiene la violencia en la sociedad valenciana de la época, de cómo esta se configura como un rasgo esencial, básico, casi estructural de ella, por otro lado similar al resto de la Europa occidental del momento. 52
Asimismo, hay que preguntarse si esta clasificación general de los delitos sufrió una variación o evolución, más o menos marcada o destacada, en el periodo estudiado. La base estadística de los procesos con la que trabajamos no nos permite una respuesta inequívoca. Son importantes las carencias o limitaciones en la primera mitad del Quinientos y en la segunda mitad del siglo XVII. 53La información se concentra en el periodo 1550-1650, en el que predomina ante todo una impresión de estabilidad o continuidad esencial. Como máximo, podríamos entrever quizá una mayor incidencia porcentual de los delitos violentos en el Seiscientos respecto al Quinientos (seis puntos de diferencia en Valldigna y diez en Alzira); entrando en algún detalle, se observa una ligera potenciación de los homicidios (Valldigna, Valencia) y las lesiones (Alzira) y de la lucha contra la violencia, preferentemente en la primera mitad del Seiscientos (difusión de las armas de fuego, más virulentas o mortíferas; momento álgido del bandolerismo, etc.), con matices según zonas. Ello se completaría en las últimas décadas, cuando la disminución del número de procesos viene acompañada por la focalización de la atención o represión en los homicidios y las lesiones graves y la rareza de otros delitos (sexuales, contra la propiedad). 54En cuanto a los registros del Maestre Racional, y dentro de sus características ya explicitadas, hemos visto una cierta estabilidad general en los porcentajes de grupos delictivos en las dos mitades del siglo XVII tanto en Alcoi como en Ontinyent; pero en Alzira (con alguna particularidad), y sobre todo en Xàtiva, Castellón de la Plana y Llíria, el predominio de los delitos de armas prohibidas, juegos y prostitución-amancebamiento durante el siglo XVI se mantiene en el siglo XVII, aunque con alguna corrección, pues tienden en algún caso a disminuir sus porcentajes y asumen más protagonismo los delitos violentos (Alzira, y menos en Xàtiva), evolución que en cambio no se observa en Llíria o Castellón, donde continúan las características observadas en el Quinientos.
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