En claro contraste con los procesos de otros grupos de delitos (propiedad, sexo, etc.), la información causal es aquí bastante más rica. De 706 procesos por delitos violentos, en 590, es decir, el 83,5 %, podemos identificar una motivación principal y/o circunstancia/situación conflictiva que genera la agresión, y que pasamos a analizar por separado. Los ejemplos que podríamos citar serían interminables, pero en aras de la brevedad mencionaremos solo algunos más representativos.
a ) Como no puede sorprender, las reclamaciones y diferencias económicas entre la gente están bastante presentes en muchos expedientes como motivo principal de un enfrentamiento personal. Las discrepancias sobre dinero y propiedad representan el 9,3 % del total, pero mientras que en Valencia y la Valldigna del siglo XVII se mantienen en ese porcentaje, lo supera con creces Alzira y queda muy por debajo la Valldigna morisca. 56Ante todo son deudas y se discute de dinero («diners» o «deute»), que suponen más de la mitad de los casos, pero la gama es muy amplia: objetos prestados y no devueltos (una espada, una azada, una olla, algarrobas, etc.), la permuta de animales, el alquiler de casas y desahucios, salarios impagados, detalles de un determinado negocio o «tracte», impuestos pendientes de pago (el «redelme»), los intereses de un censal, la competencia comercial, diferencias con el tendero, etc. Sin embargo, con ser importante la faceta estrictamente material, es el cruce de palabras que van subiendo de tono, que van calentando los ánimos hasta llegar a faltar el respeto o insultar al contrario, lo que sirve de desencadenante de la agresión. A la razón originaria de base económica se suele añadir una agresión verbal («vellaco», «lladre», «borratxo», etc.), que conduce directamente al choque físico, formando los tres momentos distintas fases de un mismo proceso. Una reclamación económica que se podría ventilar pacíficamente en una demanda judicial, incluso meramente verbal, acaba motivando un delito contra la integridad física de las personas. Así, en Alzira, en un domingo de 1704 discutían Vicente Dolz y su hijo con Luis Agostí por un «deute»; este pidió un plazo de «six o huit dies» para pagar, pero al negarse y seguir discutiendo le acabó diciendo: «son vostes uns homens que fan de la boca cul»; después se enzarzaron en una pelea con puñales y un «machinet» y Agostí acabó hiriendo de muerte al acreedor y refugiándose en la Iglesia. 57Miguel Ramon y Amira, moriscos de Tavernes, tuvieron «rahons sobre una penora q. lo dit clamant tenia…per un deute que li devia a ell dit clamant»; molesto Amira, se fue a su casa, cogió una «corbella», fue a buscar a Ramón a la huerta y le dio por la espalda dos «coltellades al cap» (1585). 58Las «diferencies» sobre la compra de una olla delante de casa hacen discutir a dos mujeres, una se queja de ello a su marido, que propinó a la otra varias «bastonades» en la espalda. 59En la ciudad de Valencia, acabado el plazo del arrendamiento de «unes cases, forn y terres», los inquilinos no quisieron abandonarlos; los propietarios fueron a «ajustar contes», pero el arrendatario Antonio Martí, «sentit de que lo executaren, llança ma a un punyal», pero varios vecinos los separaron; lo detuvieron por ello y al salir de la cárcel, prendió fuego al horno (Benimaclet, 1631). 60El 1 de enero de 1645, el pueblo de Villalonga (jugando sus pobladores a las cartas, a la pelota, etc.) quedó sobresaltado al oír tres «escopetades» en el casco urbano; acudieron y vieron a tres individuos, uno al menos con una «tercerola» y otro (Geroni Moratal) dándole puñaladas a Miguel Sanz, que gritaba en tierra «confessió»; la causa eran «unes paraules» que habían tenido «sobre uns diners de un censal que devia dit Moratal al dit Sanz y açó es estat y es veu y fama publica en dita vall». 61
b ) La protección de la propiedad frente a daños provocados por terceros y vecinos constituye otra faceta complementaria del grupo anterior. Menores en número (2,8 %) (cuadro 4.6), estas agresiones tienen por objetivo defender el bien económico más importante del campesino, la tierra. Normalmente incide en los daños provocados por el ganado, sobre todo por el más dañino para la agricultura, el bovino (los «bous»), el más citado con diferencia. Otras veces es el derecho de paso de ese mismo ganado, o los lindes con el campo del vecino, siempre inciertos en una agricultura de predominantes «campos abiertos». Y, desde luego, no es solo el hecho en sí mismo, sino también las palabras que se profirieron cuando tuvo lugar la incidencia. Nofre Boquerbi tuvo un altercado con los hermanos Galip, todos moriscos, cuando fue a sembrar en un campo de marjal, junto al camino a Gandía; discutieron por dónde debía ir la «regadora» intermedia y acabó recibiendo varios golpes con la «exada». En las cercanías de Barx, los Alberola pacían su ganado cuando quisieron pasar por allí otros dos pastores; les tiraron «cantalades» para que no siguieran, no les hicieron caso y Luis Alberola acabó disparando una «patilla larga» a Joseph Faus y lo mató (1685). 62Batiste Doménech, labrador de Alzira, quiso pasar por una senda («cami») que ya había atravesado muchas veces, cuando salió Jeroni Torremocha con una espada desenvainada y se lo impidió, diciéndole que no tenía obligación de darle paso; posteriormente el «mustassaf» hizo «visura», y cuando ya quería volverse, Torremocha le tiró varias «estocades» y si no es porque otras personas lo detuvieron, lo hubiera matado (1604). En fin, Pau Fortuny, estudiante de 15 años, pasó con su «somera» por una calle de Valencia y pisó por descuido unas pieles que había colgadas de la pared; Joan Salvador le llamó la atención, la conversación subió de nivel, y este le dijo «si vaig pera tu, fill de una gran bagassa…»; Fortuny le replicó «qué es lo que fará, fill de un cabró?»; Salvador le pegó «bascollades» hasta que fue reprimido y separado por el padre de Fortuny; sin embargo, horas más tarde aparecieron otros Fortuny (Miquel y Cristófol), desafiaron, insultaron y tiraron piedras a Salvador, quien salió con una espada desenvainada y le dio una estocada a Miquel Fortuny en el vientre, y murió al poco tiempo (1622). 63
c ) Una situación específica y concreta, de perfiles bien delimitados, aunque repetida y relativamente frecuente, es la pelea por el agua de riego (el 4,4 % de los procesos). 64Los cultivos de regadío son los más preciados en la pequeña economía campesina y ello solo es posible con el agua de riego, muchas veces escasa. Su reparto y distribución siempre fue una cuestión problemática. De ahí que fueran frecuentes los hurtos de agua de riego, las confusiones de «tanda», las roturas de presa cuando otro está regando, los malentendidos, discrepancias, etc. 65Especialmente cuando llegaba la sequía estival y ciertos frutos necesitaban la sazón final, gran parte de las cosechas del año (maíz, arroz, hortalizas, etc.) dependían entonces del riego. Se hizo esencial la figura del «cequier», encargado de la distribución de turnos de riego y de ordenar los servicios. Pero con todo, los incidentes se repetían una y otra vez. Los jurados y la justicia ordenaban sistemáticamente respetar las «tandas», no hurtar agua, no hacer «parada» y amenazaban con castigos. Por ejemplo, en Valldigna conocemos «crides» en ese sentido en 1568, 1584, 1608, 1609, 1611, 1622, 1658, 1697, etc. Y, lógicamente, esa tensión por el agua, estos incidentes entre unos y otros regantes, se tradujo en discusiones y peleas («se venen a baralla…», dice una «Crida» de 1609), a veces con resultados muy graves. 66La generalidad de las agresiones tuvieron lugar en verano, sobre todo en el mes de agosto, pero también hubo algunas en la primavera (marzo, abril, mayo), cuando había que regar los cereales. Por ejemplo, el morisco Lluís Signell le pegó una «pedrada» a Lluís Paixer, que quería regar, y el agresor pensaba que él tenía preferencia (Tavernes, 1593). 67El Seiscientos en la Valldigna está lleno de ejemplos de lesiones por problemas de riego (1604, 1607, 1620, 1629, 1631, 1660, 1661, 1667, 1669, 1672, 1683, 1697, etc.), pero podemos detenernos en cómo Miquel Verger destapaba «les boqueres dels bancals de l’arros», haciendo mucho daño a los demás, y cuando Miquel Sala, jurado, se lo echó en cara, le contestó de malas maneras, no le hizo caso y le amenazó con un «tallant d’aygua» (1660); en Albalat de la Ribera, Guillem Seguer y Anthoni Ponç se enzarzaron a golpes, uno con un puñal y otro con una «corbella formentera», al discrepar sobre el turno de riego, pues «se havien desavengut per l’aygua» y tratado «mal de paraules» (1631). 68También la Real Audiencia conoció de estos asuntos, producidos en la huerta de Valencia y con resultados graves, como en Aldaia: tras una larga discusión sobre el agua de riego, adornada de insultos («merdós», «sou un gran baladre»), Francés Collado hirió de muerte en la cabeza a Pasqual Serrano mediante una gran «bastonada» con gancho, a resultas de lo cual cayó ensangrentado en la acequia (1564). 69
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