ALEPH significa doctrina, BETH casa, GUIMEL plenitud, DELETH de las tablas, HE esta, VAU y, ZAI aquella, HETH vida, TETH bien, IOD principio, CAPH mano, LAMED de la disciplina o del corazón, MEM de los mismos, NUN sempiterno, SAMECH ayuda, AIN fuente u ojo, PHE boca, SADE justicia, COPH vocación, RES cabeza, SEN de los dientes, TAU señales. (Bautista Valero, 1993: 292) 14
Después de la traducción de los caracteres, se explica con detalle su sentido espiritual. Con ello, el alfabeto hebreo no sólo se traduce, sino que se moraliza mediante una interpretación cristiana. El interés por el hebreo es una constante entre muchos tratadistas y viajeros. Su condición de primera y única lengua para la humanidad era una idea muy extendida. 15San Isidoro lo consideraba la primera de todas y señalaba que:
fue utilizada por los patriarcas y los profetas, no solo en sus predicaciones, sino también en las Sagradas Escrituras. En un principio hubo tantas lenguas como pueblos, pero más tarde el número de pueblos superó al de lenguas, porque de una misma lengua se desgajaron diferentes naciones. (Díaz y Díaz, Marcos Casquero y Oroz Reta, 1993-94: IX, cap. 1, 739)
Del hebreo se destacaron su pureza, antigüedad, fecundidad (es la madre y origen de otras lenguas) y su origen divino, por más que san Isidoro confesara (poco después de la cita que acabo de recoger) la dificultad a la hora de saber qué lengua utilizó Dios en la creación:
Es difícil determinar en qué lengua habló Dios cuando, al comienzo del mundo, dijo (Gén. I, 3): «Hágase la luz», puesto que todavía no existían lenguas. La misma dificultad entraña el querer saber en qué lengua llegó más tarde su voz a los oídos de los hombres. […] Hay quienes opinan que se trata de la única lengua que existió antes de la multiplicación de las lenguas. (Díaz y Díaz, Marcos Casquero y Oroz Reta, 1994-94: I, cap. 11, 740)
A lo largo del siglo XVI vemos a los humanistas dedicarse al estudio de las lenguas antiguas y modernas, incluso lenguas lejanas o descubiertas recientemente. Estas preocupaciones explican la publicación de múltiples Tesoros del lenguaje o Trésor des langues , también llamados Mithridates (en honor a Mitrídates, legendario conocedor de muchísimas lenguas), en alguno de los cuales encontraremos una sucesión de capítulos dedicados cada uno a una lengua concreta. 16Es el caso de la obra de Conrad Gessner, Mithridates (1555), en la que dedica, por orden alfabético, un apartado a cada lengua, empezando por Abasinorum lingua , la de los Abgazares , la Aegyptiaca lingua , etc.
La vida del excepcional polígrafo Conrad Gessner gira en torno a la ciudad de Zúrich, aunque estudió en diferentes ciudades europeas (Estrasburgo, Bourges o París) y mantuvo correspondencia con numerosos sabios contemporáneos, como Theodor Bibliander. Su saber no conocía fronteras y se ocupó de medicina y botánica, de gramática y de teología, entre otras disciplinas. Desde el punto de vista lingüístico, su obra más importante fue la mencionada Mithridates. En la portada de la edición de 1555 leemos: Mithridates. De differentiis linguarum tum veterum tum quae hodie apud diuerdad nationes in toto orbe terrarum in usu sunt. Gessner insiste en las diferencias más que en las semejanzas entre las lenguas, frente a algunos de los sabios predecesores, como Guillaume Postel (autor de De originibus seu de Hebraicae linguae et gentis antiquitate, deque variarum linguarum affinitate [De los orígenes o de la antigüedad de la lengua y de la raza hebrea y de la afinidad de las diferentes lenguas] , París, 1538) o Theodor Bibliander (autor de De ratione communi onium lingurum et literarum commentarius [Comentario sobre el sistema común de todas las lenguas y de todas las letras] , Zúrich, 1548), a quienes Gessner rinde homenaje en el epílogo al lector.
Antes de la obra de Gessner, Teseo Ambrosio (que se sirvió de las observaciones del peregrino Breidenbach sobre los alfabetos) recopiló en 1539 una de las primeras colecciones de alfabetos en su Introductio in Chaldaicam linguam, syriacam atque armenicam et decem alias linguas seguidas de Characterum differentium alphabeta circiter quadraginta. Por esos mismos años apareció la obra más lingüística de Guillaume Postel: De Originibus… , que completó poco después con Linguarum duodecim characteribus differentium alphabetum introductio.
Estas obras manifiestan el interés de la época por las colecciones, las recopilaciones de lenguas y alfabetos. Para esta tarea, los grandes sabios del siglo XVI se sirvieron de cuantos datos llegaron a su poder, entre otros, los que les suministraron los libros de viajes. La variedad de lenguas y alfabetos fue un interés común para ambos. No se ha destacado suficientemente el hecho de que se diferenciara entre la existencia de una lengua de culto y una lengua de uso, que se planteara la existencia de dos alfabetos para una sola lengua. Esto hace pensar si no se empezaba a dudar sobre la univocidad entre una lengua y unos signos…
No dispongo de espacio para presentar y discutir las opiniones de este y otros grandes ilustrados de la época y su relación con los relatos de algunos viajeros. Lo que me interesa en este punto es el uso que hicieron estos grandes sabios de las informaciones de los viajeros, la comunidad de intereses que mostraron viajeros y sabios y como se ocuparon de cuestiones comunes. Permítaseme, en todo caso, un apunte final.
La inmensidad y el poder del imperio mongol impresionaba todavía a los letrados más instruidos del siglo XVI. Al hablar de la lengua tártara, Gessner empezaba diciendo que el imperio donde se hablaba esta lengua se extendía por una gran parte de Asia y de la Escitia y llegaba hasta Europa, y pensaba que no había monarquía que pudiera compararse con la de aquella zona, «si uera sunt M. Pauli Veneti scripta» (Colombat y Peters, 2009: 259). No es este el único lugar donde menciona el relato de Marco Polo. Al referirse a las ciudades de Lop y Sachion, resume unas páginas de los capítulos 44 y 45 del Milione (Colombat y Peters, 2009: 266). En el capítulo De linguis in orbe novo , Gessner menciona los textos de Pedro Mártir, los de Colón y Américo Vespucio para referirse a las lenguas que se hablaban en el nuevo mundo: «Colonus decem uiros ex Hispaniola secum in Hispaniam adduxit, a quibus posse omnium illarum insularum linguam nostris literis Latinis, sine ullo discrimine, scribi compertum est» (Colombat y Peters, 2009: 268). Para Gessner era sorprendente que la lengua de los habitantes de aquellas islas pudiera transcribirse con las letras del alfabeto latino… Pero no son estos los únicos relatos de viajeros que maneja. Al hablar de diferentes lenguas de los países más remotos del imperio tártaro y del Nuevo Mundo, Gessner escribe que los pueblos Caitachi vivían alrededor de los montes Caspios y que había entre ellos muchos cristianos, y a continuación señala su fuente: Josaphat Barbarus (Colombat y Peters, 2009: 265). Iosaphat Barbarus (1413-1494), que conocía los libros de Mandeville y de Nicolo Conti, fue el autor del Viaggio in Persia , publicado en 1543.
Gessner manejó muchas fuentes para escribir Mithridates. En la última parte de la obra utilizó en especial los relatos de viajes: De variis linguis, praessertim et remotissimis terris imperii Tartarici et Orbis novi [De diversas lenguas, en particular de las habladas en los países más remotos del imperio tártaro y del nuevo mundo]. Además de Marco Polo y del diplomático y comerciante veneciano Josaphat Barbaro, cuando redactó la parte dedicada a las lenguas del nuevo mundo, se sirvió de los relatos de Pedro Mártir (Décadas del Nuevo Mundo) y de Alvise Cadamosto. 17Colombat y Peters (2009) señalan que utilizó una edición de Orbis Novus Regionum ac Insularum Veteribus Icognitarum (Basilea, 1532), la amplia recopilación de textos realizada por Simon Grynaeus y la explicación del mapa de Sebastian Münster, que le permitía conocer los relatos de Cadamosto, Vespuccio, Luis Varthema, Marco Polo, Maciej Miechowita (1457-1523) 18y Paolo Giovio.
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