Del albanés: «De esta lengua albanesa he retenido algunas palabras, así como aparecen escritas aquí abajo, transcritas de acuerdo con nuestras letras». Y del euskera: «En Vizcaya tienen su propia lengua que es muy difícil de escribir, y de la que yo he retenido algunas palabras, así como está escrito aquí abajo». 6Filólogos e historiadores han estudiado estos testimonios y han subrayado su importancia lingüística y antropológica. Destacaré solamente el caso de la lengua bretona (Fig. 4).
Fig. 4: Dos bretones (según ilustración de Von Harff)
Según el celtista Guyonvarc’h, el breve glosario en lengua bretona que transcribió el viajero demuestra que no conocía la lengua. Se trata de un bretón hablado (quizá entre Nantes y Rennes), profundamente dialectal y, según el autor mencionado, muy vivo en la boca del informador que escogió von Harff. Estamos ante un ejemplo de breton vannetais , que desapareció hace cientos de años. Está transcrito según la grafía de la lengua materna del viajero alemán: «le francique moyen que l’on parlait à Cologne vers les XV ème-XVI èmesiècles» (1984: 3). 7Este inconveniente no deja de ser a la vez una ventaja, pues habla bien a las claras de la sinceridad de las transcripciones realizadas. Es un documento interesante, el único testimonio de un bretón dialectal de finales del siglo XV, y el único testimonio conocido de contacto directo del bretón con un extranjero que no hablaba francés ni ninguno de sus dialectos, en un período en el que ningún bretón pensaba escribir su lengua. No sabríamos nada de ella sin el pequeño glosario de von Harff recogido en Nantes en 1499.
Anotar palabras y frases de la vida cotidiana en diferentes lenguas exigía disponer de unos principios de transcripción, por muy elementales o rudimentarios que fueran, lo que revela un destacado interés por las lenguas y lo que representaban.
2.2. Bernardo de Breidenbach
El deán y canónigo de Maguncia, Bernardus de Breidenbach es el autor de Peregrinatio in Terram Sanctam. La obra debió de terminarse en 1484 y en febrero de 1486 la imprimió en esa ciudad Erhardus Reuwich. El relato tuvo mucho éxito en Europa, según revelan las siguientes ediciones y traducciones aparecidas entre 1486 y 1490. La versión española lleva por título Viaje de la Tierra Sancta y fue impresa en Zaragoza por Pablo Hurus, en 1498. El texto figuraba en las bibliotecas de Hernando Colón, Fernando de Rojas o Juan Alonso de Guzmán, entre otras muchas. Breidenbach fue uno de los numerosos viajeros alemanes que emprendieron una peregrinación. A otros viajeros les movieron razones comerciales o el interés por explorar tierras desconocidas. No fue un homo viator aislado que escribiera a su regreso en 1484 el Viaje de la Tierra Santa. 8
La presencia de hermosas xilografías ayudó a su difusión. En la edición de Pablo Hurus se utilizaron algunas ya empleadas en ediciones anteriores. Es un ejemplo más del intercambio de material tipográfico entre los impresores de los siglos XV y XVI. De la edición latina de Maguncia proceden las siete vistas panorámicas de ciudades (excepto la de Roma), así como catorce grabados con grupos de personas, animales, alfabetos y edificios (Fig. 4). De la edición alemana se tomó el alfabeto armenio (Cabeza Sánchez-Albornoz y Abad Lluch, 1999: 214).
Las opiniones de Breidenbach sobre la necesidad de difundir el mensaje cristiano, junto al interés por la geografía, tan apreciada por los primeros humanistas, fueron, sin duda, del agrado de Pablo Hurus. Gonzalo García de Santa María y Martín Martínez de Ampiés ayudaron al impresor en su tarea. Martínez de Ampiés no solo fue el traductor del viaje de Breidenbach. Trasladó del catalán el Libro de Albeytería en 1495 y al año siguiente el Libro del Anticristo. Fue autor del Triumpho de María (impresa en 1495) y del Tratado de Roma , que antecede al Viaje de la Tierra Santa y que fue añadido por indicación del impresor.
Ampiés no hizo una versión literal del texto, sino que intervino en él mediante glosas y amplificaciones y acomodando algunas palabras al ámbito hispano. Algunas frases comienzan con expresiones como: «porque mejor se pueda entender» o «para que se pueda mejor entender la muerte de dicho capitán Syara, es necesidad traer la historia desde el principio». Explica, además, quiénes fueron algunos personajes históricos o legendarios.
Entre las extraordinarias ilustraciones que he mencionado antes destacan la alegoría de la ciudad de Maguncia (donde aparecen los tres escudos de las personas que realizaron el viaje: Breidenbach, Juan de Solms y Felipe de Bicken), una serie de vistas de diferentes lugares (Venecia, Corfú, Rodas, Tierra santa), y lo que nos interesa en este ensayo: representaciones de diferentes pueblos que vivían en Tierra santa y una serie de alfabetos (arábigo, hebreo, griego, caldeo, copto, armenio y abisinio).
Si en el caso del viajero von Harff vimos un carácter más o menos sistemático a la hora de presentar los alfabetos y los breves glosarios, también en el de Breidenbach aparecen presentados mediante referencias y frases muy parecidas. Me refiero a la identificación y singularización de los pueblos a través de su vestimenta (tal y como aparece en algunos grabados) junto a la reproducción de los alfabetos de su lengua. Presento solamente algunos ejemplos. En el caso de los sarracenos leemos: «Y ende se sigue su alphabeto con la figura siquier forma de su hábito y vestir». Tras las xilografías leemos: «La forma siquier manera de los vestidos y hábitos que usan y costumbran levar y vestir los sarracenos o moros, así hombres como mujeres, en Jerusalem y Tierra sancta es como se demuestra por la figura siguiente». Y a continuación: «Los sarracenos siquier moros usan la lengua arábica con su letra, la qual contiene XXXI letras según en el siguiente alphabeto están figuradas» (Tena 2003: 353) (Fig. 5).
Fig. 5: Breidenbach, Viaje de la Tierra Santa (Zaragoza, Pablo Hurus, 1498), fol. CXX
En el caso de los judíos («que ahún habitan en Jerusalem») leemos: «Hablan ellos en aquellas tierras la arábica lengua, y entre sí mismos usan sus propias lengua y letras hebraicas según en el siguiente alphabeto stan escriptas» (Tena 2003: 357). Y a continuación se reproduce el Alphabeto hebraico.
La relación entre el vestido y el alfabeto aparece también claramente en el caso del alfabeto griego: «Comiença dezir de algunos griegos, que ahún moran en jherusalem, los quales según su costumbre, van en hábito y vestidos como en la siguiente figura parece». El capítulo acaba con la reproducción del alfabeto: «En los officios divinos usan la lengua griega, que todos los legos entender la pueden. En todos los otros negocios que en Jerusalem y Tierra Sancta hazen hablan en arábigo, como los moros. Su propio alphabeto, y letra, todo, al natural, es lo siguiente» (Tena 2003: 359 y 362). Y a continuación se reproduce el Alphabeto o «létera» de los griegos.
Poco después leemos: «De los surianos, a que ahún en jerusalem biven, y en los lugares circunvezinos, y pónese primero la figura de qué manera y forma ellos andan vestidos». De los surianos explica el lugar de donde provienen y las lenguas que usan: «Otro linaje hay en Jerusalem y en sus lugares circunvezinos, y estos se llaman surianos , porque salieron, según algunos, de la ciudad Assur antigua; o, según otros, de la provincia llamada Syria se dizen syrios. […]» (Tena 2003: 364).
Читать дальше