Entre otros hemos podido localizar a Ataulfo Melendo, 1que ocupó durante la República cargos de relieve en la FUE y en 1934 era secretario de las Juventudes Comunistas de Alicante, siendo elegido miembro del Comité Provincial del PCE, en 1936, tras haber jugado un destacado papel en la fundación de JSU; en el exilio soviético trabajó como profesor de español en la Escuela de Idiomas de Moscú, y probablemente murió en China.
En la misma revista, en una relación de «Nombres del exilio alicantino», con el número 28, se detalla:
José González prieto. Nacido en Salamanca en 1893, residió desde muy joven en Alicante donde contribuyó a la formación del Partido Comunista. Era agente comercial. Al comienzo de la guerra formó parte de la Comisión de Defensa y Orden Público e ingresó en el Cuerpo de Policía, en el que llegaría a ser Comisario. Miembro del Comité Provincial del PCE y responsable de su aparato de propaganda, dirigió durante un cierto tiempo Nuestra Bandera y ocupó la secretaría del Comité de Defensa Pasiva. Exiliado en el barco Stanbrook, estuvo durante unos meses en un campo de concentración argelino y se exilió definitivamente a Moscú. En la URSS estudió Farmacia y Economía, y durante la Segunda Guerra Mundial fue teniente de Farmacia del ejército soviético. Hasta su muerte, ocurrida en 1968, vivió en Moscú, compaginando su trabajo profesional con el de corrector del periódico Tiempos Nuevos en su edición en castellano. Nunca se pudo reunir con su esposa y sus seis hijos, salvo esporádicos encuentros en Francia, cada dos años.
De los compañeros de la FUE, en Benalúa recuerdo a: Vicente Talón Marzo que siendo alférez de complemento, lo ascendieron a teniente. Posteriormente en la URSS fue traductor, combatiente en la Guerra europea y funcionario en la hemeroteca de habla hispánica en la Agencia Tass. También a Ricardo Muñoz Suay, que nombraron alférez de la Compañía, posteriormente fue director de cine; ayudante de dirección de García Berlanga y colaboró con Buñuel. Crítico de cine. Fundador y director de la Filmoteca valenciana, hasta su muerte. Además de otros compañeros como Juan Alonso, posteriormente médico; Juan Barrera, posteriormente representante; Ricardo Bastid, posteriormente pintor y diseñador publicitario; Baltasar Bonet, posteriormente abogado; Rafael Bonet, posteriormente representante; Ricardo Campos, posteriormente representante; Francisco Canet, posteriormente coreógrafo y dedicado al cine; Fernando Cantó, posteriormente representante; Antonio Carrión, posteriormente funcionario municipal; domingo, que murió muy joven de tifoideas; Fernando Ferraz, que sin titulación dio clases; Luis Galán, traductor en Moscú; Alberto Gallez, posteriormente veterinario; José Huguet, posteriormente representante; Rafael Izquierdo, posteriormente representante; Martí Talón, posteriormente representante; José Orozco, posteriormente representante; Roberto pérez Carpio, coreógrafo teatral; Enrique Talón, que murió muy joven; Rafael Talón, posteriormente abogado y Enrique Torrella, posteriormente médico.
De nuestra estancia en Alicante se pueden destacar dos acontecimientos. Un intenso bombardeo que nos mantuvo en despliegue de defensa de la costa durante toda una noche, ante la inminencia de un desembarco del enemigo y que nunca supimos si fue simulado o sirvió como maniobra para conocer nuestra preparación militar. Nos pasamos toda la noche vigilantes, en la parte de la marisma alicantina, en posición de cuerpo a tierra, pero en este caso sobre la arena húmeda y fría. Cuando amaneció y sin habernos movido, estábamos agotadísimos.
Otro día hicimos un servicio en el puerto que mi buen amigo y compañero Luis Galán, que formaba parte de nuestro piquete, menciona muy detalladamente en su obra narrativa Después de todo …, 2escribiendo:
Realizábamos largas marchas y ejercicios de vigilancia, con pocas armas porque andábamos escasas de ellas. Una tarde fuimos alertados con urgencia. Se nos desplegó en las inmediaciones del puerto. Nuestra misión era proteger el desembarco del material de guerra que acababa de transportar un mercante soviético, forzando el bloqueo establecido por navíos de guerra italianos y rebeldes. La aviación italiana bombardeó rabiosamente la zona portuaria pero no logró tocar ni al carguero ni a los camiones que rápidamente ponían a buen recaudo el material. Como durante las operaciones de descarga se entreabrieron algunas cajas, pudimos ver que nuestros amigos rusos conciliaban la vieja antinomia cañones o mantequilla. Las piezas de las ametralladoras Maxim que iban a reemplazar a las Hotchkiss en el armamento republicano estaban envueltas en mantequilla de primera calidad.
Lo que omite citar el amigo Luis, y lo amplío por tratarse de un gesto simpático, es que en el transcurso del desembarque del material y antes de que empezase el bombardeo y ametrallamiento de la aviación fascista, fuimos sorprendidos por la tripulación del mercante soviético invitándonos a degustar el caviar rojo, que lo tomaban y nos lo ofrecieron en rebanadas de pan, como si se tratase de mantequilla. Cuando apresuradamente bajamos del barco y empezaron los aviones a bombardear, como no teníamos ningún edificio próximo, nos echamos cuerpo a tierra y fue impresionante ver caer las bombas que afortunadamente hacían agua, pero muchas caían sobre vagones de carga del muelle. El carguero ruso tenía varias ametralladoras y con valentía repelieron la agresión. De los compañeros que fuimos a esta misión no tuvimos que lamentar baja alguna, a no ser algún rasguño producido por el ímpetu con que nos tirábamos a tierra cuando los aviones los teníamos encima y se escuchaba el silbido que producían las bombas al descender. No ocurrió lo mismo en la capital, que sufrió bombardeos incesantes durante las seis horas que duró el ataque aéreo, con sucesivas incursiones de escuadrillas. En este trance más de uno pensó en nuestro Cuartel de Benalúa, ya que resultaba paradójico el hecho de que durante los bombardeos, el lugar más seguro fuese el propio cuartel por la circunstancia de que frente a él teníamos la cárcel de Mujeres, donde se encontraba encarcelada la hermana de José Antonio Primo de Rivera. Otro acontecimiento destacable en nuestra estancia en Alicante fue el juicio y posteriormente el fusilamiento del jefe de la Falange Española, en el mes de noviembre, ese día se extremaron todas las medidas de vigilancia y acuartelamientos.
Como ya queda citado en el relato anterior, al mando de nuestra unidad estaba el comandante Trigueros, militar profesional que disponía de un plantel de oficiales profesionales y también de milicias, que inculcaron la disciplina en la unidad y que en ningún momento produjeron problemas por parte de los milicianos. Destacaron entre estos oficiales el capitán Sevilla, el capitán pastor y el teniente vicente Talón –quien al llegar a Madrid ascendió inmediatamente a capitán–.
EL FRENTE DE MADRID, ENERO DE 1937
El 10 de enero de 1937 salió nuestra unidad al frente de Madrid. No lo pudieron hacer algunos de los compañeros más significados de la FUE, ya que motivado por el traslado del Gobierno de la República desde Madrid a valencia, en el mes de noviembre, se hacía imprescindible dar más vitalidad y responsabilidad a nuestra organización de valencia, por haberse convertido esta ciudad, por las circunstancias de la guerra, en la capital de la nación. Todos los organismos oficiales se habían centralizado ahora en la capital valenciana y el órgano central de las FUE de toda España, bajo la denominación de Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH), también lo hizo y fue imprescindible que compañeros como Ricardo Muñoz Suay, Luis Galán y José Orozco regresasen a valencia, para volver a realizar sus funciones en la Federación.
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