José Antonio Primo de Rivera fue fusilado en la prisión de Alicante el 20 de noviembre de 1936. A partir de aquí empezó a construirse el mito . Posiblemente uno de los más resistentes en la España contemporánea. Un mito que, además, parece «gozar de buena salud». Como el Che, tuvo la fortuna de morir pronto y alcanzar la condición de mártir . Esto le mantuvo a salvo de la responsabilidad o múltiples responsabilidades de lo que hicieran después los falangistas o de lo que fuera el propio régimen franquista. Su legado, como decíamos al principio, pudo ser aprovechado prácticamente por todos. En el más elemental de los niveles, muchos españoles pudieron decir siempre aquello de que «con José Antonio habría sido distinto». Curiosamente, muchos antifranquistas de base, incluso los que volcaban su odio sobre la denostada «Falange», suscribieron juicios similares que podrían sintetizarse en el «Franco y Falange, el régimen, fueron los enemigos del pueblo, pero había uno que lo mataron pronto y que era un verdadero idealista, con él hubiera sido distinto».
No vamos a entrar en el análisis del cómo y el por qué se construyó este mito ni en el de las razones por las que se mostró tan resistente. De hecho, el tratamiento de esto exigiría otra –u otras– conferencias. Sí nos interesa, en cambio, decir algo, casi a título de recapitulación, de la relación del personaje real, el de carne y hueso, con la Guerra Civil. Y en este sentido no se puede abrigar duda alguna: como líder de un movimiento extremista José Antonio Primo de Rivera hizo cuanto pudo por propiciar la Guerra Civil. Lo hizo con el recurso a la «estrategia de la tensión» en la primavera de 1936 y lo hizo apremiando, siempre que pudo y cuanto pudo, al ejército para que se pronunciase.
Otra cosa es que la Guerra Civil real fuese la soñada y deseada por los fascistas españoles. Desde luego, ésta no dio todo el poder a Falange y su revolución quedaría definitivamente pendiente . ¿Existía, por otra parte, algún ánimo de reconciliación en Falange y en su Jefe? Seguramente sí, pero en un sentido específicamente fascista. Esto es, en el de un ideario que pretende lograr la síntesis entre izquierda y derecha, entre la revolución social y la nacional; que pretende integrar a las masas en el Estado; que aspira a superar las fracturas de clase y regionales. Pero ese mismo ideario exige como procedimientos la guerra civil, la violencia extrema, la destrucción completa de la democracia liberal, de los partidos obreros y de los sindicatos de clase. Sobre esa base, y la de una represión brutal, habrían de levantarse las futuras promesas de integración y ofertas de reconciliación con unos vencidos a los que se podría ofrecer entonces la «auténtica y completa revolución nacional y social». Objetivo utópico que, como revelan los casos de Italia y Alemania, sólo puede conducir a la barbarie y la catástrofe. Objetivo doblemente utópico en el caso español porque la forma subordinada en la que los fascistas concurrieron a la Guerra Civil hacía prever que su revolución tenía muy pocas posibilidades de materializarse. De modo que todo quedó en la destrucción de la democracia y la represión brutal del enemigo. Lo de la integración y la reconciliación quedaría para siempre en pura retórica. Pero, ciertamente, para entonces, José Antonio Primo de Rivera «ya no estaba».
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91J.A. Primo de Rivera, Textos de doctrina política , Madrid, Delegación Nacional de la Sección Femenina del Movimiento, 1971, p. 194.
92 Ibidem , pp. 557-570.
93 Ibidem , p. 569.
94Conferencia pronunciada en el Teatro Calderón de Valladolid, 3 de marzo de 1935, en J.A. Primo de Rivera, Textos..., op. cit ., p. 425.
95J.A. Primo de Rivera, Textos..., op. cit ., p. 568.
96A. Viñas, La Alemania nazi y el 18 de julio , Madrid, Alianza, 1977, p. 423.
97F. Ximénez de Sandoval, José Antonio..., op. cit ., pp. 123-125.
98 No importa , 2 (6 de junio de 1936).
99F. Ximénez de Sandoval, José Antonio..., op. cit ., p. 483.
100I. Saz, Mussolini contra la II República , Valencia, IVEI, 1986, p. 168.
101J.A. Primo de Rivera, Textos..., op. cit ., p. 317.
102I. Prieto, Convulsiones de España , México, Oasis, 1967, 3 vols., I, pp. 138-142.
103Primo de Rivera y M. Urquijo, Papeles postumos de José Antonio , Barcelona, Plaza y Janés, p. 188.
104J.A. Primo de Rivera, Textos..., op. cit ., pp. 954-955. Lo de la conducta «afeada»hace referencia a la entrevista con el periodista norteamericano Joy Alien el 3 de octubre.
105Primo de Rivera y M. Urquijo, Papeles..., op. cit ., pp. 168-175.
106 Ibidem , p. 171
107 Ibidem , p. 175
108 Ibidem , p. 176
109Fechado el 13 de agosto de 1936, Ibidem , pp. 160-166.
110 Ibidem , p. 164.
111 Ibidem, p . 166.
112En ibidem , pp. 180-183.
113 Ibidem , p. 183.
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