El fraile jerónimo Hernando de Talavera, «figura clave para comprender múltiples aspectos del reinado de los Reyes Católicos», 1 «vocero religioso […] convertido rápidamente en ‘consejero íntimo de Isabel’»; 2 «personaje de primera importancia eclesiástica y política en la época y durante el reinado de Isabel i», 3 notable por su austeridad y devoción religiosa, trabajador metódico e incansable, suscitó la admiración —también, por supuesto, la animosidad— de sus coetáneos.
Se cree que Hernando de Oropesa, apellido familiar de fray Hernando de Talavera, según consta en una de sus primeras biografías, nació hacia 1430 en la villa de Talavera de la Reina (Toledo). 4 Sin alegar documentación, Domínguez Bordona propuso 1425, Márquez Villanueva se inclina hacia 1428; igualmente en un estudio biográfico posterior, Luis Resines, basándose fundamentalmente en los datos proporcionados por el historiador de la orden de los jerónimos, José de Sigüenza, y considerando las secuencias temporales de la común trayectoria monástica, confirma la fecha de nacimiento en 1428, lo que también apunta Gómez Redondo, en su Historia de la prosa . 5 Suscribo la hipótesis de Quintín Aldea, al retrasar la fecha, alrededor de 1430-31, apoyándose en ‘la conjunción de datos’que los Libros de claustros de la Universidad de Salamanca proporcionan sobre la trayectoria universitaria de Fray Hernando. 6 En tal documentación universitaria, en algunos casos se le aplica un gentilicio familiar: «Pérez de Talavera»; pero tal vez la identificación de Oropesa evocada por Alonso Fernández de Madrid se hacía eco del patrocinio que Fray Hernando disfrutó en su niñez y juventud del cuarto señor de Oropesa, don Fernando Álvarez de Toledo, «en cuya casa diz que tenía algun deudo y crianza» (p. 45). Ya bachiller, en Salamanca, y por iniciativa de don Fernando, Talavera tradujo para el noble las Invective contra medicum de Petrarca, como una oportunidad de descanso y pasatiempo: «lecciones donosas de juegos y burlas honestas» (f. 2v) que el joven bachiller envía a su benefactor, tanto «por agradescimiento del bien fecho, como por esperança de lo advenidero» (f. 3r). 7 Abundando en esta circunstancia, cumple decir que algunos estudiosos presumen que Talavera fue hijo natural de García Álvarez de Toledo, tercer señor de Oropesa, fallecido tal vez en 1429, lo que si así fuese, podría este dato corroborar la fecha de nacimiento de fray Hernando, al menos entre 1428-1430. Se cree que tenía origen judeoconverso por línea materna; es indudable para Márquez Villanueva y también Azcona lo suscribe. 8 Aun cuando esto no sea una razón suficiente, en lo que toca a los patronímicos, Quintín Aldea pretendió zanjar la cuestión de la paternidad, al precisar las referencias al apellido Pérez en los Libros de Claustros salmantinos. 9
La tutela de don Fernando Álvarez de Toledo —hermanastro o no— se extendió a costear en principio, en Barcelona, la preparación como calígrafo del joven Hernando; la adquisición de esta pericia y destreza le sirvió para ayudarse económicamente en sus años de la universidad salmantina, en donde también disfrutó temporalmente del patrocinio de Álvarez de Toledo. 10
Así, Fernandus o Fernando Pérez de Talavera o simplemente de Talavera cursó en el Estudio como bachiller en Artes, bachiller en Teología y después licenciado en la misma, llegando a ocupar en la Facultad de Artes una cátedra de Filosofía Moral antes de 1464.
Antes que oviese veynte e cinco años fue graduado bachiller en theología e a los treynta licenciado […] luego que fue graduado bachiller se ordenó subdiácono. 11
Durante los años de estudio se ordena sucesivamente de órdenes menores y alcanza el grado de presbítero. En la escasa documentación de los claustros salmantinos en el siglo XV —tres libros que recogen datos entre 1464-1481— se hallan, con todo, algunas referencias sobre el paso de Talavera por el Estudio. En mayo de 1464 hace el juramento de las lecturas de Filosofía moral; en septiembre del mismo año propone a Rodrigo de Enciso, como sustituto en las labores de la cátedra. ( Libros de Claustros , f. 26). En el curso siguiente —agosto de 1465, al haber alcanzado Enciso la cátedra de Lógica, Hernando de Talavera solicita como encargado-sustituto al bachiller Juan de León, quien finalmente ocuparía la cátedra que, pocos años más tarde, dejaría vacante el propio Talavera.
Por su importancia y por ser datos que muestran actitudes reveladoras de su carácter, destacaré dos actuaciones de Talavera como claustral diputado en virtud de su regencia de cátedra salariada. En sesión del 14 de enero de 1465 (f. 47v) mantiene, aunque sin éxito, una actitud discrepante, cuando al tratar de asuntos administrativos, se encarga a varios miembros del claustro que «puedan fenescer e acabar todas qualesquier cuentas que estén por fenescer con el administrador», en ese momento, Diego Ruiz de Camargo. Los designados para esta tarea manifiestan que «dichas cuentas, como ellos bien sabían, estavan por facer de quatro o çinco o seys años a esta parte, avían grand trabajo e tardança de tienpo, e non lo podían facer ny lo farían sin alguna satisffaçion. E luego […] avida sobrello su altercaçion», el claustro aceptó la petición, no sin la tajante discrepancia del licenciado Pérez de Talavera que «dixo que non consentía se diese ni prometiese de dar dineros ni satisffacion alguna» a los diputados. 12 Con todo, la propuesta noble y desinteresada de Talavera no prosperó.
Otra actuación destacable y discutible de Talavera en el claustro corresponde a su dimisión como docente, punto principal de la sesión de julio de 1466 (ff. 85v-86r). Como era preceptivo según las Constituciones de Martín v , Talavera jura sus lecturas para el curso siguiente en el mes de mayo de 1466, pero dos meses más tarde, el 5 de julio, renuncia a su cátedra resignándola al bachiller Juan de León, que ya participaba con Talavera en las lecciones de filosofía moral. Se origina un conflicto, pues aunque el regidor y los consiliarios estaban de acuerdo con la resignación, otros claustrales se pronunciaron en contra. Así, Martín de Ávila, el doctor de Zamora, el bachiller de San Isidro y Luis de Madureira alegaron que el procedimiento de renuncia no se ajustaba a la normativa de las Constituciones. En efecto, Talavera no hace acto de presencia en el Claustro en esta ocasión, ya que delega en «Gonçalo de Trujillo escudero del señor don Fadrique de Estúñiga, en nombre y como procurador del liçenciado Fernán Pérez de Talavera catedrático de Moral en el dicho estudio». Trujillo comunica a Juan López, notario, que el dicho liçençiado Talavera
se entendía absentar desta dicha çibdad e disponer otro modo de vivir de su persona, por lo qual no podía regir la su cátedra de moral […] viendo la suffiçiençia e habilidad para la regir del bachiller Juan de León, que el por virtud del poder que de dicho liçençiado tiene, de lo qual yo, el dicho notario fago fe renunciava e renuncio la cáthedra en favor del dicho Juan de León para que le sea dada e la él aya e tenga por suya e como suya como los otros cathedráticos del dicho estudio tienen. 13
La razón por la que Hernando de Talavera renuncia a la cátedra para «disponer otro modo de vivir de su persona» no fue otra que tomar el hábito en la casi recién fundada orden de los Jerónimos, en el monasterio de San Leonardo, en Alba de Tormes. Allí ingresó en el mes de agosto de 1466 el presbítero y catedrático de Moral, atraído tal vez por el espíritu y la religiosidad de una orden en la que profesaron en el siglo XV muchos conversos. Es posible que en mayor o menor medida sustentase la decisión el ascendiente de Alonso de Oropesa, general de la Orden jerónima y, si no familiar de Talavera, al menos coterráneo. 14 Oropesa se significaba por su actitud y mediación ante la creciente hostilidad a los conversos, grave problema desencadenado desde la antesala de los estatutos de limpieza de sangre que supuso la sublevación de Toledo en 1449. 15 En este escenario no pasaría desapercibida la intervención moderada de Alonso de Oropesa tratando de frenar la animosidad de buena parte de observantes de la orden franciscana, animados por la intransigencia de Alonso de Espina. 16
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