Héctor Alonso García - El coronel Puigdengolas y la batalla de Badajoz (agosto de 1936)

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El coronel Puigdengolas y la batalla de Badajoz (agosto de 1936): краткое содержание, описание и аннотация

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El coronel Ildefonso Puigdengolas Ponce de León (1876-1936) fue un veterano que luchó en Cuba y Marruecos y desarrolló su historial en el Cuerpo de Seguridad, institución policial de la Segunda República. Bien considerado por los políticos republicanos, fue nombrado gobernador militar de Badajoz, ciudad que fue tomada por las fuerzas sublevadas. Las verdaderas circunstancias de la caída de Badajoz han estado ocultas hasta hace muy poco por la prensa-propaganda de la época, que escondió y deformó lo que realmente sucedió. Del máximo responsable militar de la defensa de Badajoz no sabíamos casi nada y muchos de los datos que circulaban sobre él eran difusos y contradictorios. Este libro aporta información nueva sobre su vida y su personalidad, pero también desmiente falsedades vertidas sobre este militar y el que fue el episodio más importante de su carrera.

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Este y los otros sucesos durante el entierro del albañil en los que también estuvo presente y fue máximo responsable el coronel de seguridad, Emilio Elías, fueron sin duda desencadenantes de un grave conflicto habido poco después entre Puigdengolas y sus superiores y que provocó que el biografiado fuese sometido a un juicio militar y acabase en prisión. según el sumario de la causa, el 22 de febrero de 1906, Puigdengolas cometió un delito de «ofensas de palabras a superior» . los hechos sucedieron después de una protesta de Puigdengolas por una orden que había dictado el coronel Elías y que le había provocado una gran excitación. su incontinencia verbal provocó nuevamente otro grave incidente con unos superiores suyos, en concreto unos Capitanes. según se explicó en el consejo de guerra al que fue sometido, lo que sucedió es que « Don Ildefonso Puigdengola y Ponce de León que prestaba sus servicios en el Cuerpo de Seguridad de esta Corte se presentó el día veinte de febrero de mil novecientos seis en el despacho del coronel del expresado cuerpo señor Don Emilio Elías Ortega que es coronel del Ejército en situación de retirado al reclamar contra una orden dada por dicho jefe y efecto sin duda de lo que allí ocurriera salió el teniente muy excitado y al encontrar en el ante despacho a varios jefes y Oficiales del Cuerpo de Seguridad dirigió contra todos ellos algunas frases de censura lo que originó que el capitán de Infantería (Escala Reserva) con destino en el Cuerpo de Seguridad Don Salvador Echenique Torres le preguntase qué es lo que tenía que decir contra los Capitanes respondiendo Puigdengola del capitán Echenique que tiene un acta muy sucia» . Esta afirmación entre los militares de principios del siglo XX era muy grave y constituía un delito, no ya una falta, por lo que el teniente Puigdengolas fue sometido a consejo de guerra. finalmente fue condenado ya que según argumentó la sentencia: «Considerando que la expresión el capitán Echenique tiene un acta muy sucia proferida en las circunstancias y ocasión que lo fue constituye una injuria grave a tenor de lo definido en los artículos cuatrocientos setenta y uno y cuatrocientos setenta y dos caso cuarto del Código Penal sin que perdiera este carácter ni aunque hubiese sido cierta la imputación habiéndose demostrado además en la causa que no lo era; y por tanto, tratándose de dos Oficiales del Ejército uno inferior al otro en empleo es constitutiva del delito de insulto de palabra a superior definido en el artículo doscientos setenta y cinco del Código de Justicia Militar» . 17 llegado a este punto, tras la sentencia Puigdengolas fue cesado inmediatamente de su cargo en el Cuerpo de seguridad y alejado de su destino anterior, pasando en el Ejército a la Caja de recluta de getafe nº 4. Igualmente, el 28 de marzo fue nombrado 2º ayudante de la Plaza de Tarifa y el 6 de septiembre destinado al regimiento de Infantería de Melilla nº 59 aunque no pudo incorporarse a dichos destinos por estar sujeto a juicio, permaneciendo en Madrid hasta el año siguiente. El 5 de noviembre de 1907 la sentencia fue ratificada por el Consejo supremo de guerra y Marina y Puigdengolas condenado a la pena máxima de seis meses y un día de prisión correccional con suspensión de empleo. Empezó a cumplir la pena en la prisión militar de san francisco en Madrid el 11 de noviembre, aunque el 7 de abril de 1908 se le indultó el resto de la pena por lo que cumplió en total sólo cuatro meses y nueve días de prisión militar. una vez cumplido el castigo, Puigdengolas se trasladó de Madrid a Melilla marchando a su destino en el regimiento de Melilla nº 59 donde quedó de guarnición hasta el 1 de mayo de 1908 en que marchó al campamento de la restinga, cerca de Melilla, donde se incorporó a su Compañía y permaneció hasta el 17 de junio. la situación era de pura normalidad en Marruecos.

Como consecuencia de la crisis del 98, el gobierno español había decidido estar presente en Marruecos para intentar recuperar el prestigio internacional perdido. En este sentido, España se adhirió a la declaración de londres de 1904 que había nacido principalmente como resultado de las tensiones entre francia y Alemania. España y francia obtuvieron la explotación de yacimientos mineros por compañías nacionales pero también provocaron que las cabilas que antes apoyaban a bu Hamara, el señor de la región de Melilla, considerasen que éste les había traicionado y para demostrar su enojo el 8 de agosto de 1908 atacasen a los mineros aunque sin causar víctimas. bu Hamara fue considerado responsable de esto, apresado y enviado a fez donde moriría después encarcelado por el sultán. desde entonces las cabilas cercanas a Melilla andaban revueltas contra los españoles.

En agosto a Puigdengolas se le levantó el estacionamiento que se le impuso por su condena militar y se le volvió a colocar en la escala de su clase. De su estancia en Melilla es una fotografía fechada en Yessira el 8 de marzo de 1909 cuya dedicatoria da una idea de lo exaltado de su pensamiento demostrado ante sus allegados: «A mi querido amigo y compatriota D. Ildefonso Puigdengolas orador de la extrema derecha en la Restinga. (Firma ilegible)» . Quizás su carácter –que le había puesto en aprietos más de una vez– y el posterior correctivo que le fue impuesto fueran causas determinantes en la formación de su ideología pero al margen de estas consideraciones, la dedicatoria de esta fotografía demuestra que ya entonces era reconocido por sus exaltados discursos entre sus compañeros de cuartel.

El 20 de abril fue enviado de nuevo al campamento de la restinga, quedando de guarnición hasta el 25 de junio. El gobierno español, pese a la tensión que había con las cabilas, no hizo nada para reforzar la seguridad en torno a Melilla y prevenir nuevos ataques y en junio de 1909 autorizó a las compañías mineras a proseguir sus trabajos. sin embargo, en las cabilas, a finales de mes se proclamó la «guerra santa» contra los extranjeros en una mezcla de xenofobia e integrismo religioso. El gobierno español siguió con su pasividad sin reforzar la seguridad y permaneció a la expectativa lo que favoreció que el 9 de julio de 1909, los cabileños atacasen a unos obreros del ferrocarril de las minas, matando a varios. Para responder a aquella agresión, Maura decretó el 10 de julio la movilización de quintos lo que provocó los disturbios conocidos como la «semana Trágica» en Madrid y en barcelona. El problema que por sí representaba la guerra se veía agravado por la injusticia que suponía que los que no podían pagar una elevada cantidad, los pobres, iban a la guerra mientras que los que sí podían pagar se libraban de cumplir con sus patrióticas obligaciones y eran sustituidos por los hijos de los pobres. los reservistas movilizados tenían en muchos casos familia que mantener, estaban casados, con hijos e incluso en ocasiones eran mayores de treinta años. A estas circunstancias familiares había que sumar la penosa situación del ejército y al hecho de que, tras desembarcar en el puerto de Melilla, fueron enviados inmediatamente a la primera línea de combate pese a no contar a menudo con la instrucción básica. A veces, la preparación militar de los mandos era también deficiente con técnicas de combate desfasadas, desconocimiento del terreno, etc. Todos estos factores provocaron una elevada mortandad y un importante rechazo a la guerra por parte de las clases humildes y que la moral de los soldados estuviera por los suelos.

La «campaña de 1909» fue muy violenta y estuvo caracterizada por una serie de sucesos, escaramuzas y combates que tuvieron lugar muy cerca de Melilla aunque hubo algunos enfrentamientos de gran trascendencia en los que los españoles fueron diezmados como los del barranco de Alfer y el del lobo, a finales de julio. El mismo 9 de julio en que se produjo la agresión a los trabajadores del ferrocarril, Puigdengolas empezó a prestar servicios de campaña escoltando convoyes entre casetas y blocaos. Estos transportes eran muy peligrosos y de hecho, el día 29, en una salida de protección de un convoy, la columna en la que iba Puigdengolas sostuvo un tiroteo con unos cabileños aunque sin consecuencias. sin embargo en otro tiroteo, el 10 de agosto fue herido levemente en el vientre por una bala seguramente rebotada. Tras esto, participó en otras acciones hasta el 2 de septiembre en que regresó a Melilla. A partir de mediados de septiembre se emprendió la tarea de ocupar el territorio imprescindible para asegurar las explotaciones y comunicaciones mineras, participando en más acciones. El 29 formó parte de las fuerzas que intentaron tomar el Monte gurugú, macizo montañoso que domina toda la zona y cuyos barrancos ofrecían refugio a los cabileños, quedando acampado y fortificando hasta el 26 de octubre en que regresó a Melilla pasando a la escala de reserva. unos días después, el 5 de noviembre, Puigdengolas fue ascendido a capitán de Infantería por antigüedad con efectividad desde el 14 de octubre.

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