1 ...8 9 10 12 13 14 ...21 Una vez finiquitada la crisis, el día 27, Puigdengolas «prometió por su honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas» ante el coronel jefe de la Zona de reclutamiento y reserva de sevilla nº 7, lo que hizo sinceramente. Tres días antes, el 24 de abril, había sido nombrado oficiosamente coronel de Infantería.
Poco después, el 11 de mayo, se repitieron en la capital hispalense los desórdenes públicos por el contagio de los ataques contra edificios regentados por religiosos que se iniciaron en Madrid. En sevilla todo se inició con una manifestación convocada al conocerse lo que estaba sucediendo en Madrid. la marcha recorrió el centro de sevilla y continuó hacia el gobierno Civil desde cuyo balcón el gobernador Montaner Castaño les dirigió a los concentrados una proclama requiriéndoles para que se mantuviesen en orden. sin embargo, poco caso hicieron algunos y desde las diez y media de la noche grupos de extremistas intentaron quemar varias iglesias, conventos y la sede del periódico católico La Unión . En sevilla, según francisco Carmona, en cualquier caso hubo menos pasividad por parte de las fuerzas de orden público que en Madrid y la guardia Civil actuó eficazmente evitando la quema de algunos edificios.
Puigdengolas, al frente de un retén de seguridad estableció un dispositivo sobre la una de la madrugada en la plaza de Villasís, frente al Colegio de los Jesuitas, sonando un disparo y deteniéndose al monárquico Antonio Medina lafuente. después se reforzó el dispositivo con guardias civiles. Avanzada la noche, sobre las dos, los incendiarios regresaron con varias latas de gasolina a la plaza, arrojando el líquido en la puerta del Colegio de los Jesuitas aunque fueron sorprendidos y el incendio abortado. otros grupos sin embargo sí incendiaron el convento de los Carmelitas o del buen suceso, arrojando las imágenes a la calle y quemándolas junto a los documentos del archivo y los libros de la biblioteca. En este caso, las fuerzas del orden llegaron tarde y no se practicó ninguna detención por lo que el grupo actuó con total impunidad. También sobre las cuatro y media de la noche un grupo de no más de 20 personas (del que formaban parte algunos adolescentes de los que ya habían participado en el incendio citado del Convento de los Carmelitas), incendiaron la capilla de san José, de la iglesia de los franciscanos. También hubo un intento de incendiar el convento de los Capuchinos que fue abortado nuevamente por la guardia Civil que, sin embargo, no pudo evitar el robo de animales, muebles y el destrozo del huerto. la guardia Civil detuvo a seis individuos que habían participado en estos desórdenes uno de los cuales reconoció que había cobrado por organizar los grupos y atacar los locales citados.
El día 12, el gobernador Civil Montaner ordenó al Ejército que patrullase las calles custodiando especialmente la catedral y la Casa Cuna y lugares adyacentes. El estado de guerra fue declarado el día 13 a las nueve de la mañana y promulgado por un bando en toda Andalucía el 14. El 13 Cabanellas recorrió sevilla supervisando el dispositivo de seguridad del Ejército y fuerzas de seguridad, manifestando a los obreros del barrio de san Julián que no consentiría nuevos ataques contra los religiosos. También fueron graves los ataques en otras poblaciones de la provincia de sevilla.
Las consecuencias políticas inmediatas provocadas por esta grave crisis de la seguridad fueron el cese de Carlos blanco Pérez y el nombramiento de Ángel galarza gago, hasta entonces fiscal de la república, como nuevo director general de seguridad. El motivo esgrimido fue la gestión llevada a cabo por Carlos blanco en los sucesos ocurridos durante la inauguración del Centro Monárquico de la calle Alcalá. El Ministro de la gobernación, el republicano conservador Miguel Maura, destituyó a los jefes de las fuerzas de seguridad (guardia Civil, seguridad e Investigación) que no hubieran reprimido con firmeza los ataques, llegando al caso de aplicar el Código de Justicia Militar a algún jefe. Paradójicamente, Miguel Maura ordenó destruir los archivos donde estaban recogidas las fichas policiales de anarquistas, socialistas, republicanos, ugetistas, etc. que habían sido confeccionadas durante la monarquía. de acuerdo con este proceso de renovación, Ángel galarza invitó a los policías desafectos al régimen a abandonar la policía voluntariamente bajo la amenaza de tener que hacerlo a la fuerza en el futuro. Mientras tanto, el 19 de mayo, Puigdengolas pasó oficialmente a la situación de disponible en el Ejército para poder ocupar el cargo también oficialmente de teniente coronel y Jefe del Cuerpo de seguridad de sevilla.
El radicalismo político que envenenó las relaciones sociales durante la república y que acabaría provocando su desaparición se mostró varias veces con toda su virulencia durante los años previos al estallido de la guerra civil. la primera crisis grave se produjo en Castillblanco, un pequeño pueblo de la región conocida como la «siberia extremeña», prácticamente aislado con el exterior, de economía agrícola y absolutamente deprimido económicamente. Allí fueron asesinados varios guardias civiles del puesto cuando intentaban disolver pacíficamente una manifestación, obedeciendo órdenes. Como también ese día en el cercano pueblo de feria, dos guardias Civiles resultaron heridos, un paisano muerto y varios más heridos, finalmente la huelga se suspendió en la provincia.
La guardia Civil arrestó a 45 personas en Castillblanco que fueron interrogadas inmediatamente. El día 3 de enero los cadáveres de los guardias fueron llevados a Badajoz para el sepelio. desde Madrid se trasladó el Ministro de gobernación, santiago Casares Quiroga. los funerales, oficiados por el obispo, se celebraron en la catedral que estuvo abarrotada. Pese al debate periodístico, la indignación general recorrió el país. las muestras de apoyo a la guardia Civil fueron masivas.
Con respecto a la responsabilidad de aquel suceso, no hubo que esperar siquiera al entierro e inmediatamente empezaron las acusaciones. los medios de prensa se decantaron según los casos dando la razón a los guardias civiles o «al pueblo». los periódicos de derechas y buena parte de los que se llamaban «republicanos», defendieron a los guardias civiles asesinados y a la guardia Civil como víctima de los ataques de los revolucionarios y acusaron a Margarita nelken y a otros políticos como Manuel Muiño o nicolás de Pablo de lo sucedido por sus declaraciones incitando a la violencia. El general sanjurjo, director general de la guardia Civil, que visitó Castillblanco, responsabilizó directamente a la diputada nelken. Por el contrario, la izquierda revolucionaria echó la culpa de todo a la guardia Civil por intentar disolver la manifestación y los comunistas incluso reclamaron su disolución. los socialistas echaron la culpa a los caciques pese a reconocer el exceso que se había cometido. En este sentido, el Abogado defensor, el socialista Jiménez de Asúa, intentó justificar lo sucedido como una consecuencia de las malas condiciones de vida de los vecinos de Castillblanco y solicitó al tribunal una condena sólo por posesión ilegal de armas. En los siguientes debates políticos se exteriorizó la división desviándose a la cuestión de la disolución de la guardia Civil frente a los que la defendían. sin embargo, el propio Manuel Azaña hizo unas declaraciones recordando quiénes habían sido los verdugos y quienes las víctimas y dejando muy claro que la actuación de los guardias había sido correcta y no abusiva. beunza, tradicionalista, reclamó al gobierno una explicación sobre por qué no se aplicó la ley de defensa de la república en aquella ocasión.
El juicio militar contra los 22 acusados finales se celebró en julio de 1933 en el Cuartel de Menacho de Badajoz siendo el fiscal del Consejo de guerra el comandante del Cuerpo Jurídico Militar ricardo Calderón y el Presidente del Tribunal el coronel del regimiento de Infantería, José Cantero ortega. Al final, se condenó a seis paisanos a penas de muerte que luego se rebajaron a cadena perpetua por lo que en general se fue muy benévolo.
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