Héctor Alonso García - El coronel Puigdengolas y la batalla de Badajoz (agosto de 1936)

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El coronel Puigdengolas y la batalla de Badajoz (agosto de 1936): краткое содержание, описание и аннотация

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El coronel Ildefonso Puigdengolas Ponce de León (1876-1936) fue un veterano que luchó en Cuba y Marruecos y desarrolló su historial en el Cuerpo de Seguridad, institución policial de la Segunda República. Bien considerado por los políticos republicanos, fue nombrado gobernador militar de Badajoz, ciudad que fue tomada por las fuerzas sublevadas. Las verdaderas circunstancias de la caída de Badajoz han estado ocultas hasta hace muy poco por la prensa-propaganda de la época, que escondió y deformó lo que realmente sucedió. Del máximo responsable militar de la defensa de Badajoz no sabíamos casi nada y muchos de los datos que circulaban sobre él eran difusos y contradictorios. Este libro aporta información nueva sobre su vida y su personalidad, pero también desmiente falsedades vertidas sobre este militar y el que fue el episodio más importante de su carrera.

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De la seguridad de Madrid pasó a santander, donde estuvo hasta finalizar septiembre de 1917. lo que la historiografía española ha llamado «crisis de 1917» supuso un antes y un después en la evolución política española y fue un triple desafío para los gobiernos y la monarquía misma: el desafío militar de las llamadas Juntas de defensa, político de la Asamblea de Parlamentarios y social con la primera huelga general revolucionaria en España. Puigdengolas aunque influido por dicha crisis defendió el orden y cumplió con sus obligaciones policiales como hicieron todos los militares y fuerzas del orden.

La huelga le sorprendió en su destino de santander donde tuvo cierta importancia en la ciudad y mucha en las zonas mineras. lo acaecido en la ciudad cobró especial resonancia nacional por cuanto que el rey Alfonso XIII estaba veraneando en la misma y allí despachó con el director y el subdirector general de seguridad, señores la barrera y blanco y con los principales políticos del país. las consecuencias de la huelga fueron bastante moderadas ya que las fuerzas de seguridad practicaron numerosas detenciones en la ciudad, más de 200, y algunos jóvenes de la clases media y alta aseguraron el funcionamiento de los tranvías y el suministro a la ciudad. la actitud de Puigdengolas fue en todo momento la de cumplir las órdenes que recibió y no consta ninguna nota en sentido contrario en su hoja de servicios.

Justo al acabar la huelga general, el 3 de septiembre, Puigdengolas fue destinado una vez más al Cuerpo de seguridad en Madrid. una vez allí, se reincorporó al Ejército concediéndosele por antigüedad el 29 de octubre la Cruz de la real Militar orden de san Hermenegildo. desde entonces pasó por varios destinos: entre marzo y octubre de 1918 fue comandante militar del fuerte de Illetas en la bahía de Palma de Mallorca, después pasó al batallón reserva de Inca nº 1 hasta finales de junio de 1920, después a Ceuta y de nuevo a Madrid, quedando disponible para el Ejército. Este traslado se explicaría porque en abril fue ascendido a comandante en la escala de reserva.

En 1922 y 1923 Puigdengolas permaneció en activo en la capital de España siendo destinado luego a sevilla como nuevo comandante Jefe del Cuerpo de seguridad de la provincia de sevilla, cargo que ocupó en agosto, pasando a la situación de disponible en el Ejército. Al poco, de llegar a sevilla y como consecuencia directa de la crisis política, el 13 de septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña Miguel Primo de rivera dio un golpe de Estado y el rey lo nombró Presidente instaurando un gobierno militar dictatorial. los datos y las referencias que tenemos de Puigdengolas en este período son muy escasos pero es de suponer que Puigdengolas aceptó en un principio la dictadura de Miguel Primo de rivera porque su carrera no se vio afectada ya que mantuvo la jefatura del Cuerpo de seguridad en sevilla hasta 1929. En mayo de dicho año fue ascendido a teniente coronel de Infantería y cesó como Jefe de la Comandancia de seguridad de sevilla siendo declarado disponible en la 2ª región. durante esta época Puigdengolas mantuvo relaciones amistosas y políticas con destacados militantes republicanos sevillanos como luego ampliaré, lo que no le supuso ningún inconveniente en su función militar ni de seguridad. durante el año 1930, se mantuvo disponible para el ejército y afecto a la Zona de reclutamiento y reserva de sevilla nº 7 hasta que se instauró la república.

Con el nuevo régimen, los mandos del Cuerpo de Vigilancia y seguridad fueron rápidamente sustituidos por otros, algunos de los cuales tenían como único mérito haber participado en las conspiraciones contra la monarquía. según revela una reciente tesis doctoral realizada por el sevillano francisco Carmona, Puigdengolas fue designado de facto el mismo día 14 de abril como Jefe del Cuerpo de seguridad en sevilla por el gobernador Civil gonzález sicilia en sustitución del monárquico comandante Yuste, aunque el nombramiento oficial tardaría unos días más en llegar. gracias a la decidida actitud de Puigdengolas en apoyo de la república, los integrantes del Cuerpo de seguridad en sevilla reconocieron inmediatamente a las nuevas autoridades republicanas.

La república fue inaugurada con júbilo y esperanzas por amplios sectores sociales pero paradójicamente, algunos grupos extremistas, desde el mismo día en que fue proclamada intentaron desestabilizarla. Así el día 15 de abril se solicitó al gobernador Civil sevillano, gonzález sicilia, un permiso para celebrar un «mitin obrero» en la Plaza de san fernando. El gobernador denegó el permiso temeroso de que degenerara en disturbios que empañarían la imagen del recién inaugurado régimen. sin embargo el mitin se celebró sin autorización en la Plaza nueva acudiendo a él numerosos militantes anarquistas y comunistas. durante el mismo, los oradores empezaron a insultar a los nuevos dirigentes de la república y Puigdengolas, que estaba encargado de la seguridad, ordenó a los concentrados que se disolviesen impidiendo a un dirigente cenetista que hablara. Al parecer, sonó un disparo y un joven del barrio de Triana cayó malherido, lo que inició una serie de revueltas en la plaza por lo que cargó la Caballería de seguridad. En la confusión arreciaron los disparos entre los guardias y los alborotadores que se lanzaron al asalto de armerías, al saqueo de comercios, a desmanes y tiroteos en el centro de la ciudad que se alargaron hasta la una de la noche en que con el apoyo de la guardia Civil fueron dominados. Incluso, posteriormente, varios revoltosos intentaron asaltar el cuartel del regimiento de soria, dando gritos y reclamando armas. los oficiales se defendieron a tiros hasta que con la ayuda de la guardia Civil ahuyentaron a los asaltantes. un grupo de anarquistas de écija, todos ellos armados, fueron también detenidos cuando pretendían dirigirse a sevilla, constatando la seguridad que estos grupos obreros gozaban de una cierta organización y fuerza.

El resultado de esta intentona revolucionaria fue de numerosos heridos por arma de fuego, seis entre los guardias y un muerto entre los manifestantes pero, además, graves aprietos para las nuevas autoridades republicanas que demostraron su incapacidad en disolver manifestaciones en zonas urbanas por la escasa preparación profesional del Cuerpo de seguridad cuyo armamento y técnicas eran claramente inapropiados y por lo demás, nada diferentes a los de época monárquica.

La república era ya rechazada por comunistas y anarquistas que simplemente creían que aquella no era «su república» sino una república burguesa a la que, como a la monarquía había que derribar incluso por la violencia. Esto no debería sorprendernos si atendemos a la propia naturaleza de esas ideologías, disconformes con cualquier otro modelo de organización política y social que no fuese el propugnado por lenin o por bakunin. la naturaleza política de estos ataques sancionaba el rechazo de los anarquistas y comunistas a participar en política mediante los cauces legales que el sistema permitía. las fiestas de la república en sevilla acabaron a las tres de la madrugada del 16 de abril con una reunión entre gonzález sicilia y la Junta Provisional de gobierno en la que se analizó lo sucedido. la reunión sirvió para insistir en la necesidad de defender la legalidad vigente, el mantenimiento del orden público, que se garantizase la libertad religiosa, de culto y de conciencia y el principio de legalidad en los actos de poder. A la mañana siguiente, declararon el estado de guerra proclamado por un bando del general saro Marín, sospechoso de poco «republicanismo». El Ejército y las patrullas de la guardia Civil y de Asalto tomaron las calles.

La crisis provocó la dimisión de gonzález sicilia el mismo día 17 y que el gobernador Militar, general saro Marín fuese sustituido por el general Miguel Cabanellas ferrer, un célebre militar con una carrera paralela a la de Puigdengolas. Había luchado también en Cuba y Marruecos, aunque con éxitos fulgurantes y era también republicano. 19 Cabanellas advirtió a derechas e izquierdas que su objetivo era imponer el respeto al orden constituido y garantizar la tranquilidad pública en sevilla.

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