Pese a sus ideas republicanas y de izquierdas, sus relaciones con el Presidente de la república Manuel Azaña quedaron empañadas cuando en cierta ocasión, aquel le llamó a su despacho en calidad de Jefe del Cuerpo de seguridad. Azaña estaba hondamente preocupado porque los recientes ataques de los revolucionarios a edificios regentados por religiosos deterioraban la imagen del gobierno, sobre todo si tenemos en cuenta que ya se sabía que había militares que conspiraban abiertamente y situaciones como esa lo único que hacían era aumentar el número de conspiradores y ayudar a decidirse a los tibios. Azaña le preguntó a Puigdengolas qué debía hacerse en su opinión para detener los ataques, a lo que Puigdengolas le respondió con tono irónico, que lo único que cabía hacer para imponer el orden era usar sus armas y disparar contra los incendiarios. Ante esta recomendación, Azaña, al igual que ordenase en Casas Viejas, le dio la orden verbal de que cuando se volviesen a repetir los ataques, el Cuerpo de seguridad disparase contra los incendiarios. Puigdengolas le respondió que entendía la orden perfectamente pero que se la diese por escrito ya que desconfiaba de que llegado el caso, Azaña se negase a reconocer que era él quien había dado la orden e intentase así eludir su responsabilidad –como ya hizo en Casas Viejas– descargándola sobre sus subordinados. Azaña se negó tajantemente a este requerimiento y Puigdengolas, receloso, ignoró lo que se le había ordenado por lo que las fuerzas del Cuerpo de seguridad mantuvieron su postura tibia y no intervinieron para evitar los ataques contra las iglesias y otros edificios regentados por religiosos, como ya es sabido. Por la extraordinaria importancia de este dato se me planteó averiguar cuándo se produjo dicha reunión sin que haya podido determinar una fecha concreta. Quizás fuera la que tuvo lugar en el Palacio Presidencial el 14 de marzo de 1936 y que fue recogida por la prensa. de ser así, la reunión fue un mes antes de la destitución de Puigdengolas como Jefe de las fuerzas de seguridad de Madrid que como hemos visto tuvo lugar el 17 de abril. otra posibilidad, no documentada por la prensa, situaría estos hechos aproximadamente entre el 11 y el 25 de mayo de 1936 ya que desde el 3 de mayo circuló por Madrid el famoso bulo malintencionado de que las monjas y las damas de la catequesis habían repartido caramelos envenenados entre los niños lo que sirvió de excusa para que unos exaltados incendiaran varios edificios religiosos y asaltasen los surtidores de gasolina de Cuatro Caminos. Este tipo de atentados volvían a poner en entredicho al gobierno y daban argumentos a los militares y civiles que ya conspiraban para captar adeptos para su futura sublevación. Entonces todavía no era Azaña Presidente de la república y de hecho hasta el 10 de mayo, Azaña no fue elegido Presidente con el apoyo de socialistas y comunistas. El 11 de mayo Azaña prometió su cargo y poco después, el día 25, Puigdengolas era cesado como Inspector del Cuerpo de seguridad. no me ha sido posible determinar cuándo tuvo lugar el desencuentro entre Azaña y Puigdengolas pero lo que es seguro es que tuvo como consecuencia la destitución de Puigdengolas, bien como jefe del Cuerpo de seguridad de Madrid o como Inspector de seguridad. fuese cuando fuese, Azaña pagó a Puigdengolas así su desplante al solicitarle una orden por escrito.
Ni el propio Azaña ni su secretario, santos Martínez saura, citaron siquiera el nombre de Puigdengolas en sus «Memorias», como si no hubiesen querido dejar constancia de su relación con él que es seguro que la hubo. Quizás en vez de «Memorias», a algunos de estos libros debería habérsele titulado «desmemorias».
El 9 de julio de 1936, Casares Quiroga, Jefe del gobierno, se reunió con Azaña, Presidente de la república, durante una media hora. luego regresó al Ministerio de la guerra donde recibió en audiencia a varios militares entre los que estaba Puigdengolas, entonces disponible forzoso, y a otras personalidades. no me consta el motivo de la conversación mantenida entre ambos pero es probable que fuese para tratar asuntos de actualidad como la previsible sublevación de los militares.
1 Ildefonso Puigdengolas firmaba sus cartas como «Alfonso».
2 Cuando ya era Jefe del Ejército, los soldados a sus órdenes bromeaban sobre este defecto en el dedo llamándolo «la pijita de Puigdengolas».
3 «Organización de los siete batallones peninsulares con destino a Cuba», El Imparcial , 2 de marzo de 1895, p. 2; con el mismo título, El Siglo Futuro , 2 de marzo de 1895, p. 2.
4 «El embarque de las tropas», El mercantil valenciano , 9 de marzo de 1895, p. 2.
5 «Carta de nuestro corresponsal en santiago de Cuba», El Siglo Futuro , 19 de mayo de 1896, p. 2.
6 Diego Martín Veloz (1876-1938) fue un político conservador. nacido en Cuba, a raíz de la independencia de la isla se estableció en salamanca. Había luchado en la guerra de Cuba y luego lo hizo También en la de Marruecos. Seguramente fue en Cuba donde hizo amistad con Puigdengolas.
7 Santander 1884, Madrid 1964. Periodista, escritor y poeta.
8 José del río sanz, «genio y figura de don diego Martín Veloz». recorte de prensa procedente de la documentación del Archivo de la familia Puigdengolas.
9 «Noticias», La Correspondencia Militar , 5 de agosto de 1903, p. 3.
10 Rodrigo soriano, fue un estrecho colaborador de blasco Ibáñez desde abril de1901 hasta que por desavenencias internas se separaron dividiendo las filas republicanas en Valencia en febrero de 1903, momento a partir del cual mantuvieron posiciones enfrentadas. fue célebre por su atrevida acometividad dialéctica y sus muchos desafíos y duelos. uno de ellos a pistola en 1903 con el propio blasco Ibáñez pero también los tuvo, muy sonados en la época con otros importantes personajes como los generales Weyler y linares, el entonces coronel Miguel Primo de rivera y con José sánchez guerra, Ministro de la Gobernación.
11 «Últimos ecos», El Siglo Futuro , 29 de febrero de 1904, p. 3.
12 «Entierro de un albañil. Colisión sangrienta», Heraldo de Madrid , 28 de marzo de 1905, p. 2.
13 «Después del atentado. Incongruencias oficiales», El Liberal , 10 de septiembre de 1905, p. 1.
14 «El teniente Puigdengolas», La Vanguardia , 10 de septiembre de 1905, p. 8.
15 «Después del atentado. Incongruencias oficiales», El Liberal …
16 «Después del atentado. Incongruencias oficiales», El Liberal …
17 La sentencia está reproducida en su hoja militar de servicios.
18 Ángeles-luisa, llamada sólo por el primer nombre por su familia había nacido el 6 de octubre de 1893 en Aranjuez (Madrid).
19 Después, durante el bienio radical-cedista, fue incluso diputado por el Partido radical de lerroux.
20 Según alguna fuente «contra las camarillas de trapisondistas monárquicos alcanzó las tres estrellas de coronel» . «El coronel Puigdengola ha muerto en el frente», La Voz , 1 de noviembre de 1936, p. 3.
21 Los simbólicos según leandro Álvarez rey, catedrático de Historia de la universidad de sevilla.
22 Por este mismo argumento debería haberse prohibido también al Partido Comunista que se presentaba sin tapujos como la «sección Española de la Internacional Comunista». Evidentemente el artículo constitucional había sido creado para tener una excusa con la que prohibir a la Compañía de Jesús.
23 «Proposiciones de renovación Española sobre la masonería», ABC , 28 de febrero de 1935, p. 23.
24 Ibídem.
25 dichas personas son desgraciadamente desconocidas para diego Caro Cancela, profesor de Historia Contemporánea de España de la universidad de Cádiz.
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