Desea ser destinado al Cuerpo de Seguridad; pero a León si como se supone se quita de dicho cargo al actual capitán Rivero de historia francamente monárquica y relaciones activas con la U.M.E., además de haber estado totalmente al servicio de la Ceda y sobre todo de Calvo Sotelo. De dicho capitán Juan Rodríguez Lozano, pueden informar los republicanos de León que han de tener gran interés en este destino» . El documento está escrito a máquina, sin membrete y lleva dos anotaciones a mano. En una pone el destino de la nota: «coronel de Seguridad Sr. Puigdengola» , y en la otra el remitente desde león: «Frente Popular avenida Pablo Iglesias, 1» .
Juan rodríguez lozano podía haber sido uno más de los muchos militares de izquierdas ascendidos por motivos políticos en esos tiempos convulsos en los que dependiendo del carnet político se era cesado o ascendido de tal o cual cargo. éstos hechos tampoco determinan su relevancia pues de hecho lo que primero se publicó sobre él lo fue en 1988 cuando su nieto todavía no era un personaje público. su importancia viene determinada porque rodríguez lozano fue fusilado en los primeros meses de la guerra civil por los sublevados y su nieto se refirió en numerosas ocasiones a cómo la memoria de su abuelo fusilado en las afueras de león en la guerra Civil, motivó sus convicciones políticas. rodríguez lozano había nacido en la localidad badajocense de Alange en 1893 y era huérfano de un teniente de Infantería muerto en la guerra de Cuba. siguió la carrera militar ingresando en 1913 en la Academia de Infantería de Toledo. En 1916 era segundo teniente, y fue destinado al regimiento de Infantería burgos nº 36, con sede en león. En 1917 intervino como abogado de oficio en los consejos de guerra que se incoaron en la cuenca minera leonesa como consecuencia de la huelga general. En 1918 fue destinado al regimiento de Infantería serrallo nº 69, con base en Ceuta, para combatir a los rifeños, luchando a las órdenes del general sanjurjo. Permaneció en el protectorado español de Marruecos hasta 1923 en que regresó a la península, siendo destinado primero a lérida, donde fue ascendido a capitán y, después a león (1925), donde se integró de nuevo en el regimiento de Infantería burgos nº 36, en el que permanecería hasta su muerte, con un paréntesis en 1935. desde 1922, fue profesor de las clases de tropa (Cabos y sargentos), primero en las escuelas de Cabos y, desde 1925, en las de suboficiales. En león nació su hijo Juan, padre del ex Presidente José luis rodríguez Zapatero. Tras el advenimiento de la república, el capitán rodríguez lozano juró lealtad al nuevo régimen rechazando acogerse al retiro voluntario previsto por la ley Azaña del 25 de abril de 1931.
Sobre sus implicaciones políticas, Juan rodríguez le remitió a Julián Zugazagoitia, director del periódico El Socialista , en febrero de 1934 una carta confidencial en la que le exponía sus afinidades. En ella le decía literalmente: «Soy capitán del Ejército y desde que comencé a discurrir por mi cuenta, socialista» y, tras permitirse algunas correcciones por la manera que él consideraba contraproducente de referirse a los militares en dicho periódico, se ofrecía a escribir artículos sobre temas militares: «…me permito decirle que yo escribiría en “El Socialista” –con seudónimo, por supuesto o sin firma sobre asuntos de índole castrense y desde un punto de vista determinadamente socialista, si a ustedes les interesase y siempre, claro que el artículo, examinado por la redacción, mereciese ser insertado. Que ello, aumentase el número de lectores en los cuarteles. (…) Firmado Juan Rodríguez Lozano. León, 14 de febrero de 1934» . durante la revolución asturiana de octubre acompañó a su jefe, el coronel lafuente, por la provincia de león. El día 19 llegó a Mieres. Esta localidad, último foco de resistencia de los revolucionarios, había capitulado el día anterior ante el general lópez ochoa y el coronel lafuente baleztena fue nombrado comandante Militar, siguiéndole el capitán rodríguez lozano como ayudante suyo. Allí permaneció hasta el 31 de octubre, día en el que regresó a león.
Como consecuencia de los sucesos revolucionarios, El Socialista , órgano del sector derechista del PsoE, fue clausurado y sus locales registrados. En los registros apareció la carta que meses antes el capitán rodríguez lozano les había remitido iniciándose así su caída en desgracia frente a sus compañeros militares que lo consideraron un traidor. El 17 de noviembre fue citado a declarar por primera vez ante el Juzgado Militar número 6 de león, para responder de la misma. sus superiores, el general bosch y el coronel Vicente lafuente, declararon que aunque la conducta del capitán era favorable, sus simpatías socialistas eran «incompatibles con su profesión y condición militar» por lo que creían «conveniente su separación» . También se supo que el capitán lozano estaba afiliado a la logia masónica leonesa «Emilio Menéndez Pallarés» y que era conocido en los círculos socialistas y radicalsocialistas de león. Pese a todos los antecedentes que sus jefes expusieron, rodríguez Lozano sólo fue condenado, el 22 de abril de 1935, a ocho meses de suspensión de empleo y sueldo por «falta grave», dado de baja en su destino y pasado a la reserva en condición de «disponible forzoso» reduciéndole la paga a un tercio. En realidad, como puede verse, son varios los puntos que comentó Martínez barrio a Puigdengolas en su nota adjunta que cabría puntualizar ya que éste exageró ante Puigdengolas para favorecer a rodríguez lozano. Por un lado las faltas que había cometido rodríguez lozano le habían colocado en una situación realmente difícil pues no se había limitado a «leer prensa de izquierdas» como decía aquel sino que se había posicionado y ofrecido al periódico de una organización abiertamente revolucionaria y entonces considerada «antirrepublicana» ya que se había levantado contra el gobierno legítimo de la república, en este caso radical-cedista. En pleno gobierno de las derechas y tras el reguero de asesinatos y destrozos dejado por la revolución de 1934 la situación del capitán rodríguez lozano era realmente muy comprometida. sus jefes militares declararon abiertamente contra él, contradiciendo el aludido prestigio profesional a que se refería Martínez barrio.
Con respecto al castigo que le fue impuesto a lozano, fue más bien benigno si tenemos en cuenta que sus jefes habían considerado su militancia como «incompatible» con la carrera militar, lo que sólo podía interpretarse como una solicitud de expulsión del Ejército por parte de los mandos que, sin embargo quedó en una suspensión de empleo y sueldo y el pase a la reserva en otro destino –en Valladolid, no a la isla de fernando Poo, el Protectorado de Marruecos o a guinea en que hubiera sido verdaderamente «deportado» como exageró Martínez barrio–. Por otro lado también hay que puntualizar que el capitán rodríguez lozano siguió cobrando la tercera parte de su sueldo, contradiciendo a Martínez barrio que le había escrito a Puigdengolas que había quedado sin ingresos durante los ochos meses de castigo.
El capitán rodríguez lozano cumplió los ocho meses a que había sido castigado, hasta diciembre de 1935. su situación cambió radicalmente sin embargo tras la victoria del frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, en que solicitó que se le aplicase la amnistía a los imputados por los sucesos revolucionarios de 1934 concedida por el nuevo gobierno y que, aunque su condena ya había sido cumplida, se borrase de su hoja de servicios. El 30 de abril fueron concedidos finalmente los beneficios de la amnistía a los presos revolucionarios como sucedió con el capitán de Caballería federico Escofet que evitó así la pena de muerte. El capitán rodríguez lozano, tal y como expresó la carta recibida por Puigdengolas, el 11 de marzo ya estaba reincorporado a su destino en león.
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