Según informó la prensa, la colaboración de Martínez barrio y su subsecretario Torres Campaña con el gobernador general de Cataluña, selvas, facilitó que estos plazos se cumplieran sin problemas. Puigdengolas también se reunió con selvas quien le solicitó cubriese las vacantes que había en los Cuerpos de seguridad y Vigilancia, ofreciéndole a éste su máxima colaboración. de esta manera, el 19 de octubre de 1933, la «Junta de seguridad de Cataluña» que se había creado con esa función, acordó encargarle a Puigdengolas, en representación del Estado, y a Juan Vidal Jové, en representación de la generalitat catalana, que elaborasen el proyecto de traspaso de las funciones del Cuerpo de seguridad a la generalidad. Puigdengolas se trasladó a barcelona y se presentó a la Comandancia Militar, como era normal, para estudiar los preliminares del traspaso del servicio de orden público a la generalitat, y más concretamente «explorar el ánimo de los funcionarios de los Cuerpos de Vigilancia, Seguridad y Asalto, al objeto de saber quienes desean pasar al servicio directo de la generalitat y quienes no» . 30 la gestión no obtuvo resultados debido a que los guardias querían saber en qué situación quedarían con respecto al Cuerpo al que perteneciesen si decidían pasar a las órdenes de la generalitat. Por la mañana, Carreras Pons, delegado Especial del gobierno para los servicios de orden Público reservados al Estado, visitó por separado al gobernador general –quien calificó la visita como «de pura cortesía, de afecto, precursora de la cordialidad de relaciones que entre nosotros existirá»– 31 y al general de la guardia Civil Marzo, al capitán de Intendencia y abogado Manuel Hernando y a Puigdengolas con quien coincidió con el Jefe superior de Policía de barcelona, Pérez salas, y con el teniente coronel de seguridad flores. Todos estos se reunieron con el delegado gubernamental para tratar de la formación y constitución de las ponencias para el traspaso de los servicios de orden público. de estas ponencias, de las relativas a los servicios de seguridad se encargaron Juan Vidal Jové, profesor de Policía, Puigdengolas y ramón rodríguez bosch. fueron ponencias informativas, no ejecutivas y en cualquier caso, podían ser variadas por la citada «Junta de seguridad».
Una vez traspasadas las competencias de la seguridad a Cataluña y posesionado el nuevo gobierno radical tras el 19 de noviembre, Puigdengolas mantuvo su cargo al frente del Cuerpo de seguridad en Madrid. Cuatro días después de su nombramiento como Ministro de la guerra, el 20 de diciembre de 1933, su amigo Martínez barrio le recibió en el Ministerio además de, entre otros militares, a los generales Villegas, bermúdez de Castro, lópez Cobos, franco, Augusti, Casademont y Miguel Cabanellas y los señores gordón ordás, Molina nieto, sediles y soriano.
Con respecto a su permanencia en la masonería, finalmente Puigdengolas causaría baja también en «Hermanos Vigor» en diciembre de 1933 acabando así su experiencia masónica –que había durado quizás 16 meses– sin que el autor de este trabajo haya podido saber el porqué exactamente de esta baja definitiva. Es evidente que el nombramiento de coronel del Ejército y su traslado a Madrid para ocupar el cargo de Jefe de seguridad fueron la causa de su baja en la logia «Hermanos Vigor, nº 23» pero este traslado supuso el abandono definitivo de las logias por parte del coronel y no ya su traslado a otra logia más cercana a su residencia, como había pasado anteriormente. ¿Por qué se produjo el abandono definitivo? Quizás fuese porque Puigdengolas, al igual que muchos otros, ingresó en la masonería para beneficiarse de los numerosos contactos que podían establecerse pero, en cualquier caso, esto merecería una mayor justificación que a día de hoy no he podido hallar. En este sentido, además de por su afinidad ideológica con Martínez barrio y la lealtad demostrada en sevilla, sería importante relacionar hasta qué punto tuvieron importancia las relaciones masónicas en sus éxitos profesionales.
Por entonces la «sanjurjada» y sus consecuencias volvieron a la actualidad española pues se empezó a celebrar el juicio por aquella intentona. El 27 de enero de 1934 Puigdengolas declaró ante el tribunal que juzgaba los sucesos de agosto de 1932. Evidentemente, la prensa prestó un gran interés al juicio y hoy podemos conocer gracias a ello, con muchos detalles, cómo se desarrolló y cuáles fueron las declaraciones de los testigos. la consulta de tres importantes diarios de la época, el ABC , el Heraldo de Madrid y La Vanguardia , muestran puntos de vista distintos de la declaración de Puigdengolas y nos aporta cada uno de ellos interesantes nuevos datos que confirman el fuerte carácter del coronel y sus acentuadas ideas de izquierdas. Igualmente todos coinciden en destacar que sus declaraciones fueron muy polémicas y nuevamente se demostró la incontinencia verbal en el uso de adjetivos por parte del coronel que fueron respondidos por el público asistente al juicio e incluso por el propio tribunal. El diario La Vanguardia , la resumió así: « Declara seguidamente don Ildefonso Puigdengolas, capitán (sic) de Seguridad que pertenecía a la zona en la época de los sucesos. Hace protesta de ser republicano, y afirma que al tener noticias del movimiento, pidió al Gobernador autorización para ponerse al frente de las fuerzas de su mando y batirse con los rebeldes, pero no obtuvo contestación. Añade que al llegar al patio del Gobierno Civil, un comandante le notificó que el general Sanjurjo era la máxima autoridad en Andalucía y sostuvo con él una violenta discusión, durante la cual le dijo que era un traidor, porque estaba sirviendo a un general faccioso (Rumores en el público y protestas de algunos letrados y procesados). El presidente, a fuerza de campanillazos, logra poner orden. Continúa diciendo que recriminó a los oficiales que estaban en el patio y repitió que los que seguían al general Sanjurjo eran traidores a la República. (Nuevas protestas en el público, letrados y procesados). El presidente se ve obligado a nuevos esfuerzos para restablecer el orden; y conmina al público, letrados y procesados que alteren el orden, que serán obligados a salir de la Sala .
A preguntas del sr. Bárcena, dice al declarante que el comandante con quien sostuvo la disputa, al decirle que por seguir al general Sanjurjo era un traidor, se abalanzó sobre él, como también algunos oficiales, y juntos rodaron por el suelo. (…) El señor Fanjul le pregunta y la contestación, porque al enterarse de que se preparaba un movimiento sedicioso, a pesar de ir vestido de uniforme y con armas se presentó al Alcalde, en vez de hacerlo ante el gobernador; y el declarante contesta que en la Plaza Nueva se encontró con el Alcalde y Concejales del Ayuntamiento, los cuales le informaron de algunos extremos de los sucesos».32 Arrarás también reconoció en sus partidistas obras la actitud de Puigdengolas en defensa del Gobernador al destacar que: «El teniente coronel de Ingenieros marqués de Sauceda se posesionó del Gobierno civil, después de desposeer simbólicamente, por la fuerza, al señor Valera Valverde y, de contener un arrebato de violenta indignación del teniente coronel (sic) Ildefonso Puigdengolas, allí presente».33
El ABC , periódico monárquico, simpatizante con sanjurjo, detalló la declaración de Puigdengolas ante el tribunal evidentemente en términos críticos con el coronel por su lenguaje que consideró ofensivo contra los sublevados y por considerar sus declaraciones de mera opinión personal. según ABC . « Don Ildefonso Puigdengolas. Es el coronel de Seguridad con quien sostuvo un altercado en el despacho del gobernador civil el comandante Sr. Delgado. Empieza recordando que, en efecto, así ocurrió; pero como se dijo por el aludido comandante que yo saqué una pistola, tengo que rectificar, porque no hubo tal cosa. Dice que protestó, porque no podía ver tranquilamente que detuvieran a un gobernador republicano, y con este motivo, el general Delgado Serrano replicó que también lo era él. Habla después de un exhorto a un escuadrón que se hallaba formado en la Plaza Nueva, y cuyo escuadrón vitoreó a la República; pero como no obstante esto, comprobó que despojaba del mando al general González un general faccioso…
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