La Huerta de Valencia
Un paisaje cultural con
futuro incierto
Joan Romero
Miquel Francés
(Eds.)
Universitat de València
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1. aedición en cartoné: octubre de 2012
2. aedición en rústica: mayo de 2013
© Del texto: los autores, 2012
Publicacions de la Universitat de València
puv.uv.es publicacions@uv.es
Composición, maquetación y pruebas: JPM Ediciones
Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Imagen de cubierta: Miquel Francés
ISBN: 978-84-370-9346-8
Edición digital
Contenidos
Presentación Joan Romero y Miquel Francés
CAPÍTULO 1. Condición histórica y significado cultural de los paisajes hidráulicos históricos Thomas F. Glick
CAPÍTULO 2. La Huerta de Valencia ¿Qué porvenir? Roland Courtot
CAPÍTULO 3. La ciudad y la Huerta: una relación de interdependencia Antoni Furió
CAPÍTULO 4. La Huerta medieval de Valencia: origen y transformación de un paisaje histórico Enric Guinot
CAPÍTULO 5. Huerta y ciudad: contigüidad geográfica y distancia cultural Carles Sanchis e Ignacio Díez
CAPÍTULO 6. La Huerta de Valencia. Un modelo de espacio agrícola, social, económico y cultural en crisis Jorge Hermosilla
CAPÍTULO 7. Las redes de regadío de l’Horta y el sistema de recursos hídricos del Turia frente al problema de la subsistencia de l’Horta de Valencia Juan B. Marco
CAPÍTULO 8. Expansión metropolitana y agricultura periurbana. Tensiones y oportunidades en L’Horta de Valencia Antonio Montiel
CAPÍTULO 9. El desafío global de la producción de alimentos y l’Horta de Valencia José Pío Beltrán
CAPÍTULO 10. Procesos emergentes: de la Huerta Andalusí a la Huerta agroecológica del siglo XXI Beatriz L. Giobellina
CAPÍTULO 11. ¿Por qué proteger hoy la Huerta de Valencia? Rafael Mata
Presentación
Joan Romero y Miquel Francés
Universitat de València
La Huerta de Valencia es uno de los paisajes culturales más importantes del Mediterráneo. Constituye un elemento de identidad que reúne siglos de historia de la cultura y que testimonia el paso de diferentes pueblos que han dejado su huella. Es a la vez historia de la cultura, de la tecnología, de la organización social, de las estructuras de poder, de la agricultura, del paisaje. Ofrece condiciones productivas, ambientales y paisajísticas de excelencia en el contexto europeo. Es un espacio de acreditados valores paisajísticos, medioambientales, históricos y culturales merecedor de un régimen de protección acorde que garantice su pervivencia como legado para las generaciones futuras.
Pocas ciudades europeas disponen de un entorno tan singular y, sin embargo, tan desprotegido. Los procesos ocurridos en este espacio tan excepcional, una de las escasas grandes huertas metropolitanas europeas, sintetizan muy bien muchos de los problemas y retos que hoy afrontan muchos espacios periurbanos y paisajes culturales de gran valor. Hace tiempo que muchos expertos alertan de que la Huerta corre el riesgo de desaparecer, de degradarse hasta el punto de hacerla irreconocible, de sucumbir al impulso urbanizador, como en gran parte ya ha sucedido en otros perímetros periurbanos de menor entidad y significado cultural existentes en otras ciudades mediterráneas.
Estos entornos singulares, que cada día entablan su particular y desigual combate con la ciudad real, tienen escasas posibilidades de supervivencia más allá de las grandes declaraciones sobre desarrollo sostenible, de seminarios de expertos, de inventarios y estudios, de diagnósticos, de planes y programas sin contenido real y de declaraciones de organismos internacionales y de gobiernos regionales y locales. No hay más que analizar lo ocurrido durante las últimas décadas para comprobar que el panorama es ciertamente desolador. La superficie tradicional se ha reducido en más de la mitad. La mayor parte de las acequias han reducido su perímetro regado de tal manera que en algunos casos es ya testimonial. En algunos tramos la zona regable o ha desaparecido por completo o únicamente subsisten áreas inconexas de huerta residual condenadas a desaparecer definitivamente en un futuro próximo. Quedan únicamente, en especial en el área periurbana del norte de la ciudad Valencia, algunos espacios de Huerta que mantienen en conjunto su alto valor paisajístico.
Los valores, el significado, las relaciones Huerta-ciudad y las formidables capacidades productivas son magistralmente analizadas en este volumen por algunos de los mayores especialistas que sobre la Huerta han escrito. También se abordan aquellos elementos que constituyen una seria amenaza: expansión caótica y masiva del urbanismo residencial, localización desordenada de actividades industriales y de servicios, especulación del suelo, degradación medioambiental y contaminación de suelos agrícolas de gran valor, consecuencia visible de la ausencia de planificación a escala metropolitana y de la acción descoordinada de decenas de gobiernos locales.
En los últimos veinte años se ha producido el retorno al territorio y al paisaje en las sociedades más cultas de Europa. Como afirma acertadamente John Berger (2006) muchos territorios rurales europeos serán, básicamente, paisaje. Gran parte de ellos ya no serán necesarios para producir alimentos, pero les seguimos atribuyendo un conjunto de valores que trascienden a las tradicionales funciones productivas. Además de su dimensión territorial y ambiental, los paisajes rurales europeos son también –y en ocasiones sobre todo– cultura, historia, memoria colectiva, referente identitario y legado. Por eso las políticas públicas van incorporando también esas dimensiones. Los europeos queremos mantener vivos esos territorios y estamos dispuestos a dedicar recursos públicos para hacerlo. Por eso han cobrado tanta importancia las políticas públicas que refuerzan la función territorial y paisajística.
También ha cobrado creciente importancia la atención sobre los espacios periurbanos y los paisajes del agua . La afortunada diferencia con relación a momentos precedentes es que ahora estas miradas académicamente se han generalizado y socialmente se han democratizado. La sociedad y la comunidad científica lo ha hecho suyo y ya no se trata de proteger y conservar determinados hitos simbólicos, sino de entender el valor y las funciones del territorio y del paisaje de otra forma. Y el paisaje cultural con mayúsculas es el conformado en los espacios ocupados por los regadíos tradicionales.
Lentamente, cultura, identidad, patrimonio colectivo y paisaje emergen y acaban impregnando directrices y normativas, desde la escala comunitaria a la local. Como consecuencia de ese cambio de valores y del mejor conocimiento de territorios y paisajes también se abre camino una interesante experiencia de buenas prácticas en el campo de las políticas de ordenación y gestión de los paisajes en Europa. Por desgracia, no es el caso de la Huerta de Valencia. La relación de seminarios, Planes (todos seguidos del calificativo verde o sostenible), y planes municipales de especial protección...que han visto la luz durante los pasados años y que abogan por la defensa y protección de estos espacios es interminable. Se dispone incluso de referencias que, sin obligar de forma imperativa, sí pretenden incorporar una nueva cultura del territorio y otras formas de proteger y gestionar estos espacios tan vulnerables. Es el caso, por ejemplo, del Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre agricultura periurbana (CESE, 2005), la propia legislación básica estatal sobre desarrollo rural sostenible y otras Directivas comunitarias e iniciativas recientes que van en esa misma dirección. Pero ningún gobierno democrático ha tomado una sola iniciativa eficaz que de forma global, es decir a escala metropolitana, naciera con vocación de alterar esta deriva de desgobierno territorial y de progresiva desaparición de uno de los paisajes culturales más formidables de la cuenca del Mediterráneo. Iniciativas eficaces, se entiende, que además estén fundamentadas en la realidad y no en la creencia nostálgica de que cualquier tiempo pasado fue mejor o en la pura utopía urbanita.
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