Marga Serrano - Más allá de las caracolas

Здесь есть возможность читать онлайн «Marga Serrano - Más allá de las caracolas» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Más allá de las caracolas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Más allá de las caracolas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Más allá de las caracolas trata de la evolución psicológica y espiritual de una mujer en la cuarta etapa de su existencia. En unas extrañas vacaciones, en las que nada sale como estaba programado, conoce una pequeña aldea, al otro lado del océano, que la atrapa emocionalmente, y siguiendo un fuerte e incomprensible impulso traslada su vida allí. Durante su estancia vive la experiencia de encontrar el amor verdadero, que puede surgir en cualquier lugar, con cualquier persona y cuando menos lo esperamos.A partir de esa experiencia vital, en la que no falta una oscura y enfermiza etapa de celos, producto de su inseguridad emocional y de problemas de su pasado aún no resueltos, comienza un camino de introspección y evolución que la lleva a conocer y tomar contacto con el mundo mágico al que, generalmente, no tenemos acceso, lo que le hace darse cuenta de que no solo es real lo que vemos o tocamos. Hay otras realidades que nos rodean, como una especie de multiverso individual, cuyo acceso solo es posible cuando se hace a través del corazón y la espiritualidad, que supera ampliamente cualquier sentimiento relacionado con las religiones. La protagonista, a través de un duro camino de lucha interior contra las malsanas inclinaciones del ego y contra su propia razón, finalmente accede también a un secreto ancestral que esconden los habitantes de la pequeña aldea, convirtiéndose a partir de ese momento en copartícipe y guardiana del mismo.

Más allá de las caracolas — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Más allá de las caracolas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Me levanté y me preparé unas tostadas con queso que engullí sin muchas ganas. A continuación me acurruqué de nuevo en el sofá mientras Tao y Greta dormían plácidamente encima de sus camitas, dos cestas de paja con dos grandes cojines, cerca de la chimenea. De repente me invadió una tristeza enorme y mi «conflicto interno», que no era más que el miedo que me producía enfrentarme a mis sentimientos, salió como un torrente de mis ojos. No sé cuánto tiempo estuve llorando, pero creo que en aquel momento, igual que Fausto, hubiese entregado mi alma a Mefistófeles por tener veinte o treinta años menos. En mi enajenación, pensaba que tener cincuenta o cuarenta años, en lugar de los 65 que tenía, era lo que necesitaba para terminar con aquella lucha que me quemaba por dentro.

En aquel momento vinieron a mi mente las personas a las que había amado en alguna etapa de mi vida. Las recordé una a una. Lo que habían significado para mí, los momentos de amor, los sueños y las vivencias compartidas, pero, sobre todo, los finales. Todos aquellos sentimientos, tan fuertes al comienzo, se habían ido debilitando con el tiempo hasta volatilizarse completamente con todas y cada una de las personas con las que había compartido una parte de mi viaje por la vida. Con algunas quedó cierto sentimiento de amistad; con otras, indiferencia; y con la última, la última persona con la que estuve, la historia terminó de una manera tan absurda e incomprensible por su parte que me partió el corazón. Tardé un tiempo en reponerme del golpe, no solo por su desamor, pues eso es comprensible, sino por sus mentiras y su falta de sensibilidad, lo que me hirió profundamente. Cuando el amor se acaba, si ha habido sinceridad, aunque duela, se asume y se sigue adelante. Pero cuando solo hay mentiras y utilización de la persona, sin importar si se le hace daño, es más difícil olvidar y volver a partir de cero.

También pasaron por mi vida, como supongo que por las de todos ustedes, personas que me amaron y a las que no amé y personas a las que amé y no me amaron. Quizás a veces estuve donde jamás debería haber estado y a veces hice cosas que jamás debería haber hecho, pero jamás mentí, engañé ni utilicé a nadie. Por eso me dolió tanto mi último desengaño y me prometí solemnemente que jamás volvería a exponerme a que me hiciesen daño. La única forma de evitar ese peligro, como es natural, era cerrarme a cualquier indicio de atracción, que era tanto como cerrarme a una parte de la vida. Pero lo hice. Como ya he relatado, me centré en mi trabajo y en divertirme con mis amistades y levanté una barrera emocional que me volvió insensible a cualquier atisbo de escarceo o coqueteo amoroso. A mi manera, conseguí ser feliz o, al menos, alcanzar la paz y la serenidad interior. Si a esta actitud añadimos los años que se me iban acumulando, conseguí borrar de mis prioridades vitales la necesidad de tener una pareja. Y ya lo dice el budismo: la felicidad es la ausencia de deseo.

En ese estado mental es como llegué aquí, a este rincón minúsculo de nuestro planeta, para que en un instante toda esa serenidad interior que había conseguido acumular y que había estabilizado mis sentimientos saltase por los aires en una explosión que convirtió mi mundo emocional en un verdadero caos.

El sueño me fue venciendo poco a poco. Cuando me desperté estaba amaneciendo. Apenas si había dormido unas cuatro horas. Sin cambiar de postura, a través del gran ventanal, podía ver cómo el sol, tras alzarse sobre las montañas al este de la aldea, iba inundando con su luz el acantilado, la playa y los árboles que, frente a la casa, supuse que también se desperezaban, haciendo circular su savia con más fuerza. Tao y Greta comenzaban igualmente a estirarse, por lo que, a pesar de que tenía la cabeza un poco embotada, me levanté, les abrí la puerta del jardín y me metí en la ducha. Dejé correr el agua sobre mi cabeza y mis hombros y aquello me despejó un poco. No tenía ánimo para nada, pero conseguí hacer un esfuerzo y me dirigí con los perros hacia la playa para despejarme. Me senté en la arena con la espalda sobre una roca. Aquel día hacía un poco de frío, por lo que agradecí el calor del sol. Miraba el ir y venir de las olas y volví a rememorar lo sucedido el día anterior. No quería pensar en ello, pero era incapaz de lograrlo. Comprendí que tenía que hacer algo. Los problemas no se diluyen como el humo, pero cualquier solución que imaginaba no incluía resolver mi conflicto emocional, sino taparlo, hundirlo, silenciarlo, cualquier cosa menos exteriorizar claramente mis sentimientos. La barrera de mis 65 años lo impedía.

Sin embargo, no quería perderla, no quería que desapareciese de mi vida o que se convirtiese en una extraña. Al menos intentaría recuperar su amistad, pero no sabía cómo hacerlo. Me dijo que la buscase cuando resolviese mis conflictos internos… Pues bien, la buscaría, le pediría perdón por mi estúpido comportamiento y ya veríamos.

Pero a continuación pensaba lo contrario, que era mejor así, que hubiesen terminado aquella lucha y aquella tensión emocional. Antes de conocerla era feliz en aquella aldea, con sus gentes, que me habían acogido con cariño, con mi vida sosegada y ordenada. Tenía que recuperar aquello a toda costa. Tenía que conseguir olvidarla y la mejor manera de hacerlo era no verla o, por lo menos, evitar un encuentro en solitario con ella. No, no podía repetir mi último desastre amoroso, ya había tenido bastante.

Así que dicho y hecho. Puse mi voluntad en estado de alerta y llevaba ya tres días sin aparecer por el bar, evitando los lugares donde podía encontrarme con Nina. Al tercer día Amanda se pasó por mi casa extrañada por mi ausencia. Me disculpé diciendo que estaba trabajando con las fotos y leyendo algún libro que tenía que devolver a la biblioteca, y se fue tranquila después de tomarse un café conmigo. Lo del libro era verdad y además necesitaba alguno más, así que, al oírme, Amanda comentó que Miguel y ella tenían que ir a la ciudad para recoger unos encargos, por lo que decidí acompañarlos.

LA CARACOLA

картинка 10

Tras dar el paseo matutino con mis perrillos, a las ocho de la mañana me presenté en el bar, donde había quedado en que me recogerían. Estaba tomándome un café cuando llegó Amanda… acompañada de Nina. No podía creerlo. Llevaba cinco días escondiéndome para no encontrarme con ella y la tenía allí, frente a mí de nuevo. «No, no puede ser que vaya a venir con nosotros. Será que se ha encontrado con Amanda», pensé.

Pues sí, no solo podía ser, sino que era. Mientras se acercaban a la barra, Amanda dijo que se había apuntado a la excursión. Intuí que lo hizo cuando, quizás, Amanda le comentó que había quedado conmigo, aunque posiblemente no tuviera nada que ver con mi presencia, pues Nina iba también de vez en cuando a la ciudad. Era posible que ya hubiese quedado con ella antes de ir a mi casa. «Pero no, porque de ser así me lo habría comentado», me dije. Y en esos pensamientos andaba cuando Nina se acercó, me dedicó esa sonrisa que me desarmaba y me plantó un beso en cada mejilla como si no hubiese pasado nada. No estaba enfadada…

—Buenos días. ¿Cómo estás? Hace cinco días que no te veo.

—Bien —respondí con desconcierto mientras me daba cuenta de la precisión de Nina sobre los cinco días que hacía que no me veía. No entendía nada. Llevaba esos días evitándola, pero a la vez con la preocupación de lo sucedido en nuestro último encuentro, y ella se mostraba como si aquello no hubiese sucedido. ¡Qué mujer!

La llegada de Miguel cortó mis pensamientos y los cuatro nos dirigimos a la furgoneta. Amanda iba delante con Miguel, quien conducía, y justito detrás, nosotras dos. Durante el viaje, contemplaba el paisaje e intentaba no apartar la vista de la ventanilla mientras los otros tres viajeros, que no querían hacerse invisibles como yo, charlaban plácidamente. En una de las curvas, sin quererlo, o al menos sin buscarlo, mi cuerpo se fue casi encima del de Nina, rozando con mi brazo uno de sus pechos, lo que me produjo algo así como un cosquilleo eléctrico que me recorrió desde los dedos de los pies hasta el último pelillo de mi nuca.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Más allá de las caracolas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Más allá de las caracolas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Más allá de las caracolas»

Обсуждение, отзывы о книге «Más allá de las caracolas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x