Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor

Здесь есть возможность читать онлайн «Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Quédate conmigo, por favor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Quédate conmigo, por favor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Alejandro y Álvaro han desaparecido de la vida de Dani y no sabe cómo llenar el vacío que han dejado en su interior, pero no espera todas las sorpresas que le depara el destino, algunas de ellas le sobrepasarán, otras llegarán a formar parte de su pequeño universo.

Quédate conmigo, por favor — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Quédate conmigo, por favor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Termino con el refresco de un trago, se aplaca la sed que me reseca la garganta y voy al baño más cercano. Suspiro exasperada al llegar al pasillo. Presiento que no voy a aguantar la media hora que va a tardar en desalojarse el lugar. Cuento once personas que esperan tan desesperadas o más que yo. Vuelvo a la barra y miro con impaciencia detrás de los sofás blancos de la zona vip. No estoy segura de que sea buena idea pulsar el botón del ascensor, ni si se abrirá, pero lo hago y en un instante, el maldito ascensor abre las puertas para recibirme. Mi yo kamikaze hace acto de presencia abandonando a mis yoes en la otra dimensión y me empuja hacia adentro sin preguntarme si es lo que deseo. Echarle la culpa de todos mis errores y locuras a otros, aunque sean parte de mí y lo sepa, es uno de mis mejores dones. ¡Oh, yeah!

Miro a un lado y solo veo monitores, al otro el cristal enorme que cubre la pared y desde donde se divisa todo el Club. Camino despacio y apoyo la palma sobre él. Cierro los ojos y un calambre caliente me recorre de pies a cabeza. Aquí he vivido uno de los momentos más morbosos que recuerdo. Alejandro me hizo suya de una manera desmedida, brutal. Me dijo con voz desesperada y ronca que era suya, que le pertenecía y fue lo más excitante que había escuchado. No solo por lo que dijo, sino cómo lo dijo, un desgarro de dolor. Sé que nadie pertenece a nadie. Somos personas libres en esencia. Sin embargo, sentirme de Alejandro de esa manera tan primitiva, en ese contexto, me excita a niveles que nunca antes había considerado y mucho menos experimentado.

Manos, saliva, gemidos, besos, dientes, susurros, gritos.

Trago saliva e inspiro profundamente intentando parar el calor que crece entre mis muslos. Lo hace un momento después al escuchar el ascensor ponerse en funcionamiento. Miro hacia la puerta de salida, llego hasta ella y tiro hacia adelante y atrás sin conseguir abrirla. Busco otra vía de escape. Veo la puerta del cuarto de baño entreabierta y corro hasta allí. Entro y la dejo tal y como estaba, un poco entornada. Una punzada en el bajo vientre me recuerda que necesito hacer aguas menores ¡o mayores! ¡Ya no aguanto más! Levanto la tapa, me bajo las braguitas, me siento en el inodoro, y la satisfacción me pone los vellos de punta. Dispongo de unos segundos antes de que el ascensor vuelva a subir. Un minuto después escucho voces amortiguadas al otro lado de la habitación. Pego el oído a la puerta y trato de escuchar. No tengo que llamar a voces a mi yo cotilla, porque nunca me abandona. Se encuentra junto a mi yo detective privado, listo y preparado para desplegar nuestras depuradas dotes de espionaje.

—No creo que sea buena idea —dice una voz masculina, amenazante.

—No me iré sin más. No después de todo. —Verónica le replica. Me acerco al hueco que queda entre la hoja de madera y la pared y compruebo que el hombre es Marcus.

—Ya no tienes nada que hacer aquí.

—Me necesita.

En ese momento suena lo que debe ser el teléfono del hombre para todo , lo coge, se lo lleva al oído y escucha durante unos largos segundos.

—De acuerdo. —Es lo único que le dice al interlocutor. Cuelga, lo mete en su bolsillo y mira con dureza a la que hasta ahora era la gerente del Club. No estoy segura de que ya lo sea. Hasta donde sé, Alejandro le compró su parte por medio millón de euros.

—Vete, Verónica. No me obligues a echarte.

—Como ya no le sirvo, se deshace de mí.

Un largo silencio. No escucho nada durante lo que me parece demasiado. Comienzo por ponerme nerviosa y, justo antes de desmayarme, Verónica retoma la conversación.

—Está bien. Me iré, pero esto no quedará así —concluye. No me gusta el tono. Suena a amenaza y hay que tener los ovarios muy bien puestos para encararse con el armario empotrado que tiene enfrente. Resulta intimidante, poco menos que peligroso.

Escucho el ruido de tacones cada vez más lejanos y un portazo en seco. Un momento después, Marcus desaparece en el ascensor. Casi me pillan. Lo hacen y me muero de la vergüenza. ¿Cuál podría ser la explicación? «Hola, me he perdido».

Llego hasta Sara y Roberto, que siguen junto a la barra enzarzados en una discusión sobre quién aguantaría más tiempo sin follar o, concretamente, sin tener ningún tipo de sexo. Mi respuesta es rotunda: ninguno resistiría más de cuatro días. Muchas horas son esas. Me preguntan dónde he estado y me excuso por tardar demasiado. Mi tour turístico por el Club no ha sido premeditado. Lo juro.

El viernes me despierto con un dolor de cabeza terrible. No he dormido más de cuatro horas. Me incorporo y un ardor incontrolable sube desde mi estómago hasta la garganta. Me levanto, rápida, y llego al baño justo a tiempo de vomitar dentro del inodoro. Los problemas no desaparecen porque se ignoren. Lo sé. Paso palabra.

Me meto en la ducha, y trato de refrescarme. De vuelta a la habitación, envuelta en una toalla y un poco más recuperada, escucho a los dos, esos que renegaban del sexo hace escasas cinco horas, desatados tras la pared. Esta vez la echan abajo. Miro el reloj en el móvil y compruebo que tengo exactamente media hora para secarme el pelo, maquillarme, vestirme, desayunar y llegar al trabajo.

Ni de coña. Ni convirtiéndome en Superwoman me da tiempo.

Entro en la cocina como un torbellino. Cojo una taza de café para llevar con la frase «Vivir es fácil si sabes cómo» del armario y vierto el líquido caliente con prisas. Derramo parte sobre mi mano izquierda y grito de dolor. La piel me arde. Pongo la mano bajo el grifo y Roberto llega hasta mí preocupado.

—¿Qué ha pasado?

—Me he quemado —me quejo.

—Deja que lo vea. —Coge mi mano y le echa un vistazo—. No parece grave, pero tal vez debería verte un médico y prescribirte alguna crema.

—Estoy bien, no te preocupes, Doctorpuedovivirsinsexo —le aseguro, por segunda vez, en menos de doce horas. Miro la herida y tengo la piel enrojecida. Puede que lleve razón y necesite que me lo vean. Me pasaré por la farmacia de camino. Tiro para soltarme de su agarre y cierro la taza con la tapadera—. No quiero llegar tarde.

—¿Comemos juntos? Tengo una reunión cerca de las torres.

—Llámame a lo largo de la mañana y quedamos. —Lo beso en la mejilla y me despido con celeridad.

—¡Hasta luego Maricarmen ! —escucho a Sara gritar, justo antes de cerrar la puerta. Se ha levantado de muy buen humor. No me extraña. Cuatro días sin sexo…, no aguantaría ni unas horas. Estoy segura.

Cruzo el vestíbulo de La Torre de Cristal pasadas las ocho, me he visto obligada a parar y comprar algo dulce para sentar el estómago. Freno en seco antes de chocarme de frente con un grupo de personas paradas en medio del hall. Rozo la mano con el abrigo de una de ellas y suelto un quejido de dolor. La miro y la encuentro cada vez más hinchada. Espero a que el ascensor llegue a la planta baja y subo escondida al final. Mi rutina matutina. No deseo encontrarme con ninguno de los dos en un espacio tan pequeño. Ya me cuesta respirar con los cuatro metros repleto de gente. Con Alejandro y Álvaro compartiendo este espacio, no podría bombear oxígeno al cerebro.

—Buenos días, Dani. —Victoria me saluda simpática como cada mañana—. Estás guapísima. ¿De dónde es el vestido?

Miro hacia abajo comprobando qué he utilizado para cubrir mi cuerpo. Iba con tanta prisa que no lo recuerdo muy bien, no obstante, me doy el beneplácito al ver un vestido verde botella de terciopelo largo hasta el tobillo, cuello alto y mangas largas. No enseño nada de piel, pero se me pega al cuerpo como un guante.

—De Zara.

—Es precioso. —¡Y sexi!

—Gracias —digo con una sonrisa pagada.

Camino hasta mi despacho acelerada, miro y compruebo que el de Álvaro sigue herméticamente cerrado. Entro, entorno la puerta, me siento en mi mesa y respiro. Lleno los pulmones de aire y ordeno al oxígeno llegar a todos los rincones de mi cuerpo. Creo que dejo de respirar al entrar en el edificio cada día. Temo encontrarme con cualquiera de los dos y no saber cómo reaccionar. La previsible situación me sobresalta, me pone muy nerviosa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Quédate conmigo, por favor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Quédate conmigo, por favor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor»

Обсуждение, отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x