Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor

Здесь есть возможность читать онлайн «Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Quédate conmigo, por favor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Quédate conmigo, por favor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Alejandro y Álvaro han desaparecido de la vida de Dani y no sabe cómo llenar el vacío que han dejado en su interior, pero no espera todas las sorpresas que le depara el destino, algunas de ellas le sobrepasarán, otras llegarán a formar parte de su pequeño universo.

Quédate conmigo, por favor — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Quédate conmigo, por favor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

No sería capaz. Así que me giro, tiro del edredón y me cubro la cabeza. Sara lo coge desde la parte de abajo y tira de él destapando mi cuerpo por completo.

—Pero… —Intento quejarme.

—De peros nada. Son las ocho de la tarde. A la ducha.

—Me he duchado esta mañana.

—Qué bien —ironiza. Pone los ojos en blanco—. A la ducha.

Qué desesperación. Resoplo. Me incorporo, me siento sobre la cama y la miro. Está frente a mí con los brazos en jarra.

—Vamos a salir —informa.

—No me apetece.

—Me importa una mierda.

—¡Oye! —La regaño.

—¿Qué? —Levanta los brazos exasperada.

—No voy a salir a ninguna parte.

—Sí.

—No.

—Sí.

—No.

Conversación profunda, de esas que te marcan de por vida, valga la ironía.

—Llevas tres días dormitando la tarde y después ¡eres capaz de dormir la noche entera!

—Me levanto muy temprano para ir a trabajar. Estoy cansada. No le hago daño a nadie.

—Ñe ñeñe ñeñeñeñe… —Me parodia—. Solo a ti misma. Tienes una hora para ponerte guapa porque ¡vaya cara que tienes!

—¡Eh! —Le llamo la atención.

—¿Miento?

Niego con la cabeza

—Pues eso. Solo soy sincera —responde con dureza. Tras unos segundos, parece que recapacita, se sienta en la cama a mi lado y me mira con condescendencia—. Cariño, tienes que reponerte. Solo quiero ayudarte.

—Me encuentro bien —procuro que una sonrisa asome a mis labios.

—No te lo crees ni tú, y lo entiendo, pero tienes que intentarlo. Yo estaré a tu lado.

La miro con gratitud.

—Soy un asco —Me tapo la cara con las manos.

—Lo haces lo mejor que puedes. —Me coge de las muñecas y tira—. Vamos, Roberto nos recoge dentro de una hora.

Resignada, me levanto y camino hasta la ducha. Mi amiga lleva razón. Mis días se basan en sueño y trabajo. No mucho más, ni siquiera salgo a comer con Berta y Victoria al mediodía. Llevo tres días inventando excusas rocambolescas que no creen ̶ no tengo tanta imaginación–. Sin embargo, muy prudentes, no insisten y dejan que me revuelque en mi pena. Porque eso es lo que hago, ahogarme en un pozo sin fondo, aunque prometí no hacerlo.

Mis ganas de salir a alguna parte, equivalen a las que tengo de que una apisonadora me pase por encima. Solo deseo dormir y dar de lado lo que ha pasado. Olvidarlo a él como él me ha olvidado a mí. Y eso es lo que más me abruma en este momento, ser consciente de que Alejandro ya no me necesita. Tal vez nunca me ha necesitado, solo lo creyó durante un tiempo. Lo que tardó en conocer quién soy en realidad. Alguien que exigió sinceridad cuando no supo darla, quien presumía de ser real mientras se escondía detrás de mentiras, quien se llenaba la boca de franqueza cuando solo escupía lo que le convenía. No me enorgullezco de mi comportamiento; he sido ruin, y me avergüenzo de cómo he llevado la situación, o mejor, de cómo no la he llevado. He dejado que todo sucediera, he creído controlar lo que me rodeaba a sabiendas de que, al final, esto pasaría. Es posible, y esta idea cada vez cobra más fuerza en mi cabeza, que Sara lleve razón y yo misma haya boicoteado mi relación con Alex. Tal vez soy la única culpable de dónde estamos ahora, a millones de kilómetros de distancia, en otros mundos, en universos paralelos.

Mi subconsciente lleva en silencio tres días. Ni siquiera intenta saludarme por las mañanas. No se atreve a mofarse de mi aspecto, ni siquiera cuando me miro al espejo y muestra la maraña en la que se ha convertido mi cabello. Duerme, tanto o más que yo, entumecido por todo el dolor que me ayuda a soportar, compartiendo el malestar, la molestia y el tormento. Es difícil seguir adelante a sabiendas de todo lo que dejas atrás, de todo lo que podía haber sido y no será, pero sé que debo hacerlo. Por mí y por todas las personas que me quieren y se preocupan por mi bienestar.

Cierro el botón de mis vaqueros Diesel , me calzo unos zapatos de salón negros con tiras hasta los tobillos, me pruebo varias camisetas extra grandes, y elijo una blanca con una rosa negra en el pecho. Eyeliner , rímel y labios rojos con Ruby Woo de Mac , por supuesto. Descuelgo la cazadora bomber verde militar y salgo al salón, donde ya me espera Sara subida a unos tacones de aguja de doce centímetros.

Me mira de arriba abajo dándome un repaso. Bufo.

—Y ahí está mi atractiva amiga. —Me apunta con el dedo—. Parece mentira que la de estos tres días fueras tú.

—¿A dónde vamos?

—¿Qué más da?

¡Claro que da! Si no recuerdo mal, la última sorpresa terminó con infinitos daños colaterales. Yo soy una gran prueba fehaciente de su falta de cordura al decidir celebrar mi cumpleaños en casa de Alejandro e invitar a Álvaro. Está bien, ya estoy echando balones fuera y librándome de la culpa que, sin duda, me corresponde. Se me permitirá pensar, no obstante, que mi amiga no supo calibrar las posibles consecuencias de unirnos a los tres en una fiesta. Y con tres me refiero a Alejandro, a Álvaro y a mí. A mí bastante borracha, en concreto. Si en condiciones normales soy un completo desastre y, además de no filtrar, no controlo mis impulsos, con tres gin-tonics, mucho menos. Era de imaginar que podría ocurrir lo que sucedió. Y ¿qué sucedió? Que la bomba de relojería que llevaba dos meses palpitando junto a mí, explotó dejándolo todo desolado. Alejandro se enteró de mi historia con su hermano y de lo acontecido en París. Sí, lo sé, y aquí. Porque a mí me gusta meter la pata varias veces, una no me parece suficiente… Así que, la noche que cenamos en el ático donde tantos días habíamos pasado juntos, me volví a acostar con él. Como para olvidarlo.

—No me gustan las sorpresas, y las tuyas ¡mucho menos!

Su móvil suena dentro del bolso negro con tachuelas plateadas a juego con los zapatos y el vestido hasta las rodillas. Lo coge y lo mira.

—Roberto nos espera abajo.

Pues allí se puede quedar año y medio. Yo de aquí no me muevo.

—No me moveré hasta que no me digas a dónde vamos. —Me cruzo de brazos, decidida.

—Últimamente te comportas más imbécil de lo que se considera normal.

—Ah, ¿sí? Pues tú sigues siendo igual de zorra.

Gira sobre sus tacones de aguja, abre la puerta y me mira mientras la mantiene abierta.

—Vamos al Rock-Rox. ¿Contenta?

Levanto el mentón, me hago la digna y camino hasta el rellano. Sara cierra detrás de mí. Bajamos en el ascensor haciéndole carantoñas al perrito de una de las vecinas. Nos despedimos de la dueña y del cachorro al salir a la calle y nos dirigimos hasta el todoterreno de Roberto que nos espera aparcado en doble fila. Sara se sienta delante. No me apetece pelearme con ella para conseguir manejar la radio del coche.

—Hola, ¿eres el tío bueno que sale en todas las vallas publicitarias en pelota picada y le mide la chorra metro y medio? Vestido no te reconozco —saluda mi amiga.

Roberto sonríe y le da un beso.

Nuestro amigo ha alcanzado fama desde hace unos días. El lunes se lanzó una campaña publicitaria de una marca muy conocida de ropa interior para hombres, y él fue el modelo escogido para representarla. En un principio, lo contrataron de fotógrafo, pero ha terminado brillando como protagonista indiscutible de la firma. No nos dijo nada, fue una sorpresa enorme cuando el martes por la tarde Sara me despertó de mi letargo para enseñarme las fotos que había hecho desde la clínica dental hasta casa. Yo no me había dado cuenta. Es cierto que llevo dormida cuatro días. Me dirijo a la torre todas las mañanas como una autómata, no me doy cuenta de nada de lo que ocurre a mi alrededor.

—Hola, chicas —saluda Roberto. Me incorporo hacia delante y le doy un beso y un abrazo muy largo. De los que se dan a los amigos cuando hace tiempo que no ves. Escondo mi cara en su cuello y suspiro. Huele a hogar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Quédate conmigo, por favor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Quédate conmigo, por favor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor»

Обсуждение, отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x