Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor
Здесь есть возможность читать онлайн «Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Quédate conmigo, por favor
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Quédate conmigo, por favor: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Quédate conmigo, por favor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Quédate conmigo, por favor — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Quédate conmigo, por favor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
—¿¡Os habéis acostado en el almacén!? —No sé de qué me asombro.
Roberto se encoge de hombros mientras le da un sorbo a la copa y sonríe.
—Me acabo de liar con Lola en el almacén. —Sara llega hasta nuestro lado con la cara colorada y la barra de labios difusa. ¿Qué? Pufff. Abro los ojos de par en par mientras ella brinda con nuestro amigo, sonríen y beben. Vaya panda de salidos—. Vamos a bailar.
En el local hace demasiado calor, poco a poco la gente lo ocupa todo y no cabe un alfiler. Una chica se desmaya a nuestro lado, y un hombre muy fornido la coge en brazos y la saca del bar. Roberto habla con el que parece su novio, y nos informa de que ha bebido bastante y no ha cenado nada. No me tranquilizo, pero supongo que a todos nos ha pasado. A mí más de una vez. Y las últimas siempre ha estado mi Dios Griego del Sexo para salvarme. Ya no.–Pena, penita, pena ̶ . Respiro y parpadeo intentando no llorar. Sara lleva razón, soy un alma en pena que camina por inercia.
Me disculpo y aviso a los dos bailarines de danza erótica que tengo como amigos que salgo un momento a tomar el aire. Doy por hecho que me escuchan, pero observando cómo siguen en lo suyo, no lo afirmaría cien por cien. De todas formas, camino entre la marabunta empujando a alguna que otra persona. Es imposible salir de aquí. Después de cinco minutos de tiras y aflojas, subes y bajas, disculpas y malas caras, consigo ver a un par de metros la puerta de salida. En ese momento una mano tira de mí y me frena.
—¿A dónde vas, guapa? ¿Quieres compañía? —Me pregunta un hombre de unos treinta años bastante borracho.
Intento zafarme, pero no lo consigo. No me suelta el brazo. Cada vez me aprieta más. Comienzo por asustarme cuando otro hombre, este un poco más mayor, tiene que rondar los cuarenta, lo empuja y lo aleja de mí. El desconocido me mira serio. Le sonrío y le doy las gracias. Él no dice nada. Solo hace una mueca que no llego a entender y se va.
Llego a la calle y respiro hasta llenar completamente mis pulmones de aire. Hace un frío que pela –ni en la Antártida ¡leñe!–, pero es justamente lo que necesito. A mi lado tres chicas charlan distendidas sobre sus últimas conquistas mientras se fuman un cigarrillo. Si no escucho mal,–sin querer, porque yo no soy cotilla… ejem ejem–, las tres se han calzado a un tal Lorenzo al que denominan «empotradorbuenfollador» y ahí andan, poniendo notas a su verga y a otras cosas que no voy a nombrar. Apoyo la espalda en la pared y miro a ambos lados de la calle. Me encanta esta ciudad porque nunca duerme. No importa la hora que sea. Unos minutos después comienzo a tiritar. Decido entrar de nuevo, sin embargo, algo llama mi atención. Veo dentro de un coche a la persona que me ha ayudado a ahuyentar al borracho sentado en el asiento del conductor, fumando un cigarrillo como si no tuviera prisa en marcharse. Por un segundo me mira fijamente igual de serio que la vez anterior. No le doy demasiada importancia y me giro a empujar la puerta, pero en ese momento Roberto sale con mi chaqueta bomber en la mano.
—¿Te has vuelto loca? Hace demasiado frío —Me cubre los hombros con ella—. Estás temblando. Nos vamos. Sara está despidiéndose de Lola.
Cierro la cremallera con ribetes dorados y mi amigo, preocupado, me abraza para que entre en calor. Instintivamente miro hacia donde se encontraba el extraño y sigue observándome sin ningún pudor mientras habla por teléfono.
A las dos de la madrugada, deciden que es buena idea pasar por el Club Adara a tomar la última. ¿Buena idea? Intento negarme. Les explico lo poco que me apetece ir a un lugar propiedad de Alejandro, pero comienzan una extensa perorata de –sin–razones por las que me debería dar igual, el tiempo justo para subirnos en el coche y llegar a la puerta del presuntuoso local, como siempre, lleno de gente. La cola para entrar da la vuelta a la manzana.
—De verdad, no me apetece. Sois crueles. —Trato de dar pena a ver si dejan que me marche a casa—. Además, tengo que levantarme muy temprano —gimo al final.
—No seas aguafiestas ¡coño! Todos tenemos que trabajar. Una copa y nos vamos —Sara me agarra del brazo y cruzamos la calle.
«Una copa y nos vamos» ¿Cuántas veces he escuchado eso? Sí, tantas como se escucha por boca de esos amigos borrachos y fiesteros que todos tenemos. Esos que beben como cosacos, carecen de fondo y piensan que hemos creído su promesa. En serio, «una y nos vamos» significa «siete y que nos meen los perros». Una más y nos vamos, eufemismo universal de los bastante perjudicados y por tal motivo aparentan no caer en la cuenta. Y yo luzco últimamente una personalidad de mierda.
—No podéis obligarme —lloriqueo, pero ninguno de los dos me hace caso.
Joan ve que nos acercamos y abre una de las cadenas dejándonos pasar.
—Buenas noches —le dice seco a Sara—. Daniel. —Se dirige formal a mí con un golpe de cabeza. «Hola, soy la Reina» , pienso. Suspiro y vuelco los ojos. No hace falta que me trate con tanta cortesía, lo he visto casi desnudo en medio del salón de nuestro piso. Hace que me sienta mayor, o que dude si ostento un título nobiliario y no se me ha informado de ello—. Os llevaré al reservado.
—No es necesario —contesta Sara demasiado brusca—. Nos apetece estar abajo.
—Os llevaré al reservado —repite, seguro y duro, mirándola a los ojos.
—Gracias, Joan, pero yo cuidaré de ellas —media Roberto.
Dejamos atrás al seguridad enfadado y, mientras caminamos, giro la cabeza y me doy cuenta de que habla con alguien por el teléfono móvil sin dejar de mirarnos.
Adara tiene el aforo completo. Conforme nos adentramos en el Club, me arrepiento más y más de no haber aceptado que nos llevara a uno de los balcones. Cruzamos la pista de baile y paramos junto a los sofás vips de la planta baja. Sara pide dos gin-tonics y una Coca Cola a uno de los camareros, que se dirige a nosotros con estudiada deferencia. Me giro hacia la izquierda y veo el ascensor que lleva hasta el despacho de Alejandro y en el que he subido bastantes veces. Dos segundos, solo tardo dos segundos en darme cuenta de quién sale de él.
2
SOY UNA COTILLA, NO LO VOY A NEGAR
Algunas veces, nos ensimismamos y preocupamos tanto por escondernos del mundo a la espera de que se detenga, que no nos damos cuenta de que ese mundo sigue girando a nuestro alrededor a pesar de todos los pesares. Que no somos otra cosa que una mota de polvo en el universo y que a nadie le importa nuestro bienestar si no eres tú mismo el que se preocupa por él. No somos tan importantes. De nada vale encerrarse en una burbuja esperando que todo pase porque no lo hace. De nada sirve huir de tus miedos, porque te seguirán dondequiera que vayas.
Yo llevo una semana metida en una habitación, por las mañanas cambio mi dormitorio por la oficina, pero son las mismas cuatro paredes. Cuatro muros de hormigón armado, sin ventanas ni puertas, porque yo misma las he cerrado a cal y canto. Con la cal del miedo, la ira de la tristeza, y el canto del desconsuelo. Desespero de que me liberen de este sufrimiento, que alguien o algo haga las veces de parapeto. No quiero llorar más, aunque sé a ciencia cierta que no puedo evitar que me hagan daño.
La pretensión de ocultarse tras espesas cortinas no soluciona nada, es más, lo empeora todo, porque te hace vulnerable. Preferible salir al campo de batalla y luchar que esconderse a la espera de que te apresen. Y por esa razón, he dejado que estos dos descerebrados me arrastren hasta el Club Adara esta noche; porque no voy a huir, pero eso no significa que lo que veo a unos diez metros me entusiasme lo más mínimo.
El ascensor a nuestra izquierda se abre y una bella mujer sale de él acompañada de una cara que me resulta familiar. Conozco a la fémina antes incluso de que se gire. Rubia, alta, delgada… despampanante. Verónica, la gerente, charla seria con su acompañante al que también reconozco. Marcus, el hombre para todo de Alejandro. Desaparecen tras una puerta al final de la barra donde nos encontramos. Parecen mantener una acalorada discusión. Me pongo nerviosa al instante al pensar que tal vez Alejandro se halle cerca. Mezcolanza de sentimientos se arremolinan en mi estómago. Ilusión y dolor. No estoy segura de cuál prevalece sobre el otro. Roberto se da cuenta del cambio en mi estado de ánimo; de apática antipática a asustada y temblorosa, me rodea los hombros con el brazo y me da un beso en la sien. Lo miro y sonrío tratando de obviar cierta posibilidad y ponerme histérica. No podemos controlar lo que nos rodea, pero sí la forma de actuar, así que decido ser una mujer fuerte y no perder el control. Lo consigo a duras penas.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Quédate conmigo, por favor»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Quédate conmigo, por favor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.