ESTRELLA CORREA
ESTRELLA CORREA
2019ESTRELLA CORREA
© 2019 de la presente edición en castellano para todo el mundo: Group Edition World
Dirección:www.edicionescoral.com/www.groupeditionworld.com
Primera edición: Marzo 2019
Isbn digital: 978-84-17832-98-8
Diseño portada: Group edition world/ Ediciones K
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la ley. Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico, electrónico, actual o futuro incluyendo las fotocopias o difusión a través de internet y la distribución de ejemplares de esta edición mediante alquiler o préstamo público sin la autorización por escrito de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes.
SINOPSIS
Nerea tiene una empresa de éxito, un marido que la quiere y una vida perfecta.
Nerea quiere volver a ser feliz, y cree que, si tiene paciencia y lucha, todo volverá a
ser como antes; pero no espera que su alrededor cambie tan rápido. Nada es como
ella pensaba y sus sentimientos se transforman en algo que desconocía.
Nerea tiene miedo, sin embargo, elige vivir.
¿Y tú? ¿Serías capaz de saltar al vacío sin paracaídas y sin red?
ÍNDICE
CAPÍTULO 1: DIGNIDAD, DIVINO TESORO
CAPÍTULO 2: VIVE Y NO TE ATRAGANTES
CAPÍTULO 3: VIDA NUEVA, SOFÁ NUEVO
CAPÍTULO 4: LO QUE CREES, Y LO QUE ES
CAPÍTULO 5: EL MAROMO Y UNA CANCIÓN BONITA
CAPÍTULO 6: MIS OJOS, LOS TUYOS Y LOS DE ÉL
CAPÍTULO 7: UN TROPIEZO, UNA GUITARRA Y TÚ
CAPÍTULO 8: UN PISO, TRES MALETAS Y FOLLOW ME DE MUSE
CAPÍTULO 9: GRACIAS Y ADIÓS
CAPÍTULO 10: AQUEL CIGARRO ALIÑADO
CAPÍTULO 11: UNA FANTASÍA ERÓTICA Y UNA REALIDAD MEJORADA
CAPÍTULO 12: LISTA DE LA COMPRA: VIBRADOR, BRAGA COMESTIBLE Y OSO DE PELUCHE
CAPÍTULO 13: BAILA CONMIGO Y OLVÍDATE DEL MUNDO
CAPÍTULO 14: FIESTA DE IDA, RESACÓN DE VUELTA
CAPÍTULO 15: LO QUE PLANEAS Y LO QUE SUCEDE
CAPÍTULO 16: FIN DE AÑO DE DÍA: RARO
CAPÍTULO 17: FIN DE AÑO DE NOCHE: MÁS RARO
CAPÍTULO 18: PÓRTATE MAL. TOTAL, NOS VAMOS A MORIR IGUAL
CAPÍTULO 19: LA PRIMERA VEZ DE TODO
CAPÍTULO 20: DOS MANOS Y UN REGALO
CAPÍTULO 21: HAY MALAS IDEAS Y DESPUÉS ESTÁ ESTA
CAPÍTULO 22: UN LO SIENTO Y MUCHA MÚSICA EN DIRECTO
CAPÍTULO 23: TACHADO DE LA LISTA DE COSAS PENDIENTES
CAPÍTULO 24: PÓNTELO, PÓNSELO
CAPÍTULO 25: WONDERWALL DE OASIS
CAPÍTULO 26: PILLADA. O NO
CAPÍTULO 27: TÚ UN NOVIO, YO UN AMIGO
CAPÍTULO 28: LO MEJOR DE TODO
CAPÍTULO 29: BIEN POR TI, NEREA
CAPÍTULO 30: LO QUE QUIERO DE LA VIDA Y LO QUE CREÍA QUE QUERÍA
CAPÍTULO 31: DE VUELTA A LOS DIECISÉIS
CAPÍTULO 32: UNA BOFETADA DE REALIDAD
CAPÍTULO 33: EL OLOR A CAFÉ Y OTRAS COSAS BONITAS
CAPÍTULO 34: ESA EXTRAÑA SENSACIÓN
CAPÍTULO 35: ESO DEL AMOR
CAPÍTULO 36: MIS MAÑANAS PREFERIDAS
CAPÍTULO 37: NO PUEDES HACERLO Y PUNTO
CAPÍTULO 38: CONOCERME
CAPÍTULO 39: UN LUGAR ESPECIAL
CAPÍTULO 40: TU AMIGA Y, AHORA, LA MÍA
CAPÍTULO 41: UNA COSA ES PRETENDER; OTRA, QUERER
CAPÍTULO 42: SOLO LOS LOCOS SOBREVIVEN
CAPÍTULO 43: HALLELUJAH DE LEONARD COHEN
CAPÍTULO 44: TUS LABIOS ROZANDO LOS MÍOS
EPÍLOGO
Al AMOR. A los grandes, a los pequeños, a los últimos, a los primeros. A los fugaces,
a los eternos… A todos los que, de alguna manera, dejan huella.
A mi niña, Ariadna, mi sol, la luz que guía mis días.
1
DIGNIDAD, DIVINO TESORO
Salgo de casa con lo puesto. Sin móvil, sin bolso, sin cartera y sin abrigo, pero con dignidad, la recojo del suelo del rellano justo antes de cerrar la última maldita puerta con todas mis fuerzas. A mediados de octubre, en Madrid, ya se nota el frío, sin embargo, yo no siento nada, sólo un pequeño hormigueo en los dedos de las manos y de los pies. Eso es lo único que me hace sentir que sigo viva. Miro al cielo y la lluvia comienza a mojarme la cara, las gotas se mezclan con mis lágrimas mientras me debato entre volver y rogarle de rodillas que hablemos, o salir corriendo de allí sin mirar atrás. Opto por lo segundo, y no porque esté segura de ello, sino porque no me queda otra opción. Algo me empuja lejos, muy lejos, algo que no sé reconocer. El destino, tal vez. Camino calle abajo sin saber muy bien dónde ir. No llevo dinero y el frío me cala hasta los huesos. Se me pasa por la mente refugiarme en la casa que durante tantos años fue mi hogar, pero no me apetece escuchar uno de los sermones de mi madre. Ya me la imagino llamándome loca descerebrada, que actuar por impulsos siempre me ha supuesto un problema y que no pienso las cosas. No, no las pienso y por eso me encuentro en esta desafortunada situación. Cruzo la calle sin mirar a los lados y me gano el gruñido de varios conductores que me echan de la calzada tocando el claxon, enfadados. Consigo llegar al otro lado sana y salva, al menos, mi cuerpo intacto lo hace, mi corazón… es otra historia. La gente me mira entre asustada y horrorizada. Sin duda, ven a una loca que corre sin rumbo, empapada, llorando, sin paraguas bajo un aguacero y con una fina camisa blanca que se transparenta dejando al descubierto hasta mi alma.
No recuerdo muy bien cómo llego a casa de Carol. Llamo al portero y, entre hipos y sollozos, le pido que abra, pero se lo piensa dos veces; ni yo misma me reconozco la voz, rasgada por el dolor. Subo en el ascensor, dejando un charco en el suelo y tiritando, hasta el cuarto piso. Abre la puerta y no pregunta qué ha pasado. Sólo me abraza, me mete dentro y me lleva al cuarto de baño a ayudarme a entrar en calor. Me desnuda en silencio, por el momento, ninguna de las dos tiene necesidad de decir nada, me deja bajo el chorro de agua caliente y me frota. Ella sabe muy bien lo que ha ocurrido. Por lo visto, mi matrimonio es la crónica de una muerte anunciada desde hace mucho tiempo. Todos se han dado cuenta menos yo, que no he querido hacerlo. Benditas vendas de ojos que no sirven para nada. Llevo meses negándome a mí misma que algo no va bien, siempre encuentro la excusa perfecta. «Sebastian trabaja mucho», «Sólo quiere lo mejor para los dos», «No puedo culparlo por querer crecer profesionalmente», me he dicho durante más tiempo del que me gustaría reconocer. Él siempre dice que lo hace para darnos la vida que merecemos, pero yo no llego a entenderlo del todo. De nada me sirve el dinero si no lo podemos disfrutar. Llevamos varios años sin hacer nada juntos. La última vez que viajamos solos, fue hace tres veranos, a la Rivera Maya. Lo sé, un destino muy recurrente para los europeos, Sebas nunca ha sido muy original. Desde entonces casi hacemos vidas separadas. Dormimos juntos, y, cuando digo dormir, quiero decir quedarnos en estado de reposo que consiste en la inacción o suspensión de los sentidos y de todo movimiento voluntario, (no lo digo yo, lo dice la RAE). Tampoco recuerdo muy bien la última vez que hicimos el amor. Un mete saca de vez en cuando para desfogarnos y casi nunca espera a que yo termine. Ni follar se puede llamar a lo que hacemos. Sin embargo, yo no lo he visto venir. Si fuera de otra forma, lo diría. Jamás hubiera imaginado lo que podía ocurrir.
Carol me saca de la bañera, me envuelve con una toalla que ha calentado previamente en el calefactor y me besa en la mejilla.
—¿Puedes vestirte sola? —me pregunta como a una niña pequeña. Asiento con la cabeza mientras los labios me tiemblan—. Voy a preparar a los niños y Andrés se los llevará a dar un paseo —acaricia mi cabello con delicadeza.
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