Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor

Здесь есть возможность читать онлайн «Estrella Correa - Quédate conmigo, por favor» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Quédate conmigo, por favor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Quédate conmigo, por favor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Alejandro y Álvaro han desaparecido de la vida de Dani y no sabe cómo llenar el vacío que han dejado en su interior, pero no espera todas las sorpresas que le depara el destino, algunas de ellas le sobrepasarán, otras llegarán a formar parte de su pequeño universo.

Quédate conmigo, por favor — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Quédate conmigo, por favor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Se va? —Sonríe cínicamente.

No debería haber venido.

—Le parecerá raro, pero… no me gusta que me acusen de no tengo ni idea de qué y mucho menos que me amenacen. —Espero que suene con el mismo cinismo que él ha utilizado.

—Le interesa escucharme.

—No tengo nada que hablar con usted. No voy a hacerle de chivo expiatorio.

—Álvaro Sanz Llorens no es la persona que usted cree —dice su nombre completo.

Me giro y camino hacia la puerta. Lo escucho levantarse.

—Puede estar en peligro.

Por un segundo detengo el paso, sin embargo, no llego a parar. Salgo del café y tomo una bocanada de aire. No me sigue. Encuentro la calle desierta. Lo que cae del cielo no se puede llamar lluvia sino manto de agua intensa que no deja ver nada. El corazón me late desbocado por el intenso momento que he pasado dentro. Desde que me senté, supe que la conversación no sería amena. Pero que terminara diciéndome todas esas cosas, no me lo esperaba. ¿Álvaro no es la persona que creo? ¿Si estoy implicada? ¿En qué?

Miro al final de la calle y veo un taxi doblar la esquina. Salgo corriendo junto a la carretera y lo paro. Pido a Zeus, Urano, o al dios griego que corresponda, que no permita que me alcance un rayo. Tomo asiento empapada y le doy las buenas noches al pobre hombre que saluda resignado mientras mira la tapicería del coche.

—¿Qué tal el día? —Sara me saluda desde el sofá mientras cruzo el salón dejando un reguero de agua por donde paso.

Un puto desastre.

—Voy a darme una ducha. Estoy helada.

Me quito la ropa y la dejo sobre el suelo del cuarto de baño. Tardo más de dos minutos en entrar en calor bajo el chorro de agua caliente.

No sé qué me ha querido decir el inspector Hidalgo, pero en absoluto me ha gustado su tono ni su forma de hablar de Álvaro. Con todo lo que tengo encima, ni lo sé ni me interesa. Me queda poco para dejar la Galería, MKD y… Madrid.

Me tiro sobre el sofá enfundada en un pijama celeste polar de dos piezas y unos calcetines hasta las rodillas; sí, pijama por dentro, calcetines por fuera.

—Deberías secarte el pelo.

Me encojo de hombros mientras le doy un buen bocado a un trozo de pizza.

—¿Qué estás viendo?

—Nada, cambia si quieres.

Cojo el mando a distancia y comienzo a buscar algo que valga la pena ver en televisión. No es que me apasione la programación de ninguna cadena un lunes por la noche, sin embargo, me apetece ver algo que no me deje pensar demasiado. Tal vez me ayude un programa de esos rosas, así me distraería un poco olvidando todo lo que me ha acontecido hoy. Me planto en la cadena que emiten la película Love Story. Ese libro fue una de las primeras novelas románticas que leí. Me hizo llorar tanto, que me prometí no volver a leer historias tristes nunca más. Aunque trata de una pareja joven que se ama y lo demuestran hasta el final, no termina bien. Y no me gustan los finales donde no se lea que fueron felices y comieron perdices. El autor de un libro inventa el final a su antojo… ¿quién querría que terminara mal? Para dramas ya está la vida. La mía, por ejemplo. Embarazada sin saber quién de mis dos grandes amores es el padre. Queriendo a rabiar a dos personas a la vez y, según el inspector Hidalgo, en peligro. Esto último no lo entiendo muy bien.

—No tengo ganas de llorar. No dejes esta película —pide Sara.

Lleva razón, no es buena idea ver un drama ahora. Cambio de canal y dejo un debate sobre la monarquía en general y la Casa Real Española en concreto. Un tema tan manido que no le vamos a hacer mucho caso.

—¿Dónde has estado?

—Comprándome un vestido para la fiesta de navidad de MKD. Ha sido el día más largo desde que tengo conciencia.

—¿Cuándo es?

—¿La fiesta?

Asiente con la cabeza mientras mastica de forma exagerada.

—Este jueves.

—¿Y has ido sola?

—¿A dónde?

—De compras.

Estamos espesitas hoy.

—No. Con Berta y Victoria. Vic es una loca de las compras.

—¿Quién?

—Victoria. No podía con las bolsas que llevaba. Y eso que ella ya se había comprado el vestido. Seríais buenas amigas.

—Dijo la sartén al cazo. —Llena los vasos de agua—. ¿Cómo has pasado el día? ¿Has tenido nauseas?

—Un poco, sí. ¿Durarán mucho tiempo?

—Pues después de mis tres embarazos, no sabría decirte.

Le doy un codazo en el costado y nos reímos.

—¡Qué idiota eres!

—¿Has pensado qué vas a hacer? —Su tono cambia a uno mucho más serio.

Paso palabra.

—Deberías ir al médico —insiste.

En eso lleva razón, pero me da miedo. No estoy muy segura de qué. Puede que aún no me lo crea y considere mi situación una odiosa pesadilla de la que despertar lo más tarde mañana por la mañana. Mi ruptura con Alejandro, el daño que le he hecho, mi embarazo… Que un profesional de la medicina me diga lo que ya sé, enviará al traste mi esperanza de que esto no esté pasando.

—Mañana por la mañana llamaré a mi ginecóloga.

Día nuevo, vida nueva. Enn… nop . Qué más quisiera yo. El martes me levanto peor que el lunes. Llevo media hora en el cuarto de baño tratando de recomponerme cuando Sara llama con los nudillos a la puerta.

—¿Estás bien? —Asoma la cabeza.

—Tengo ganas de morirme.

—¿Solo eso? Te he hecho una infusión.

—Gracias.

—Estamos acompañadas —dice críptica—, no salgas en pelota picada. —Y cierra la puerta tras de sí.

Me doy una ducha rápida, me pongo un vestido blanco recto de mangas acampanadas con volantes de Missguided y unas botas de terciopelo negro hasta las rodillas a juego con el abrigo. Me seco el pelo y lo dejo suelto. Maquillaje, colorete, eyerline , rímel, labios rojos y lista para comerme el mundo. Uff, ¿comer? Se me vuelve a remover el estómago.

Entro en la cocina metiendo el móvil en el bolso y me encuentro con una escena que muchos definirían como pornográfica: Sara sentada sobre la encimera con Mike de pie entre sus piernas. Todo lo que veo son manos y lenguas.

Carraspeo. Se separan después de unos segundos demasiado largos para mí. ¡Un día de estos me quedo ciega! He visto escenas mucho peores, más explícitas, pero no tan intensas. He sentido las ganas que se tienen, esa ansia del otro y la impresión malsana que se te queda en el cuerpo al darte cuenta de que nunca tendrías suficiente, que jamás te saciarías de él. Me apeno al pensar que esos besos yo no los puedo dar.

Alzo las cejas buscando a mi amiga que aparta la mirada. Oh, oh. Esto es más serio de lo que yo pensaba. Y ¿cuándo ha llegado el del culo perfecto? Porque parece que lleva aquí bastante tiempo dada la poca cantidad de ropa que cubre su perfecto y musculado cuerpo. Me entran ganas de aplaudirle.

—Te vas a resfriar. —Le digo divertida.

—Hola. —Se acerca e intenta darme dos besos. Supongo que ya me considera su amiga. Sin embargo, le paro con cara de asco y señalando su desnudez. Sonríe—. Voy a vestirme. —Desaparece tras la puerta de la cocina.

—No hace falta, chato. Te necesito desnudo para lo que quiero hacerte después —grita mi amiga, salida como si llevara meses sin probar carne humana.

—¿Cuándo ha llegado? —Me siento en un taburete.

—Entró anoche de madrugada. A hurtadillas. Cuando me desperté, tenía su cabeza entre mis piernas y la lengua en mi vagina —deja una taza delante de mí.

Pongo mala cara.

—¿Por qué tienes que ser tan explícita?

—Tú has preguntado.

—Me hubiera conformado con un… Anoche.

Se encoge de hombros.

—¿Tiene llave? —caigo en la cuenta.

Me ignora.

—¿Le has dado una llave? —Esto no había ocurrido nunca.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Quédate conmigo, por favor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Quédate conmigo, por favor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor»

Обсуждение, отзывы о книге «Quédate conmigo, por favor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x