Estrella Correa - Un gin-tonic, por favor

Здесь есть возможность читать онлайн «Estrella Correa - Un gin-tonic, por favor» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un gin-tonic, por favor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un gin-tonic, por favor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Daniel es una mujer fuerte, decidida a seguir con su vida, a pesar que hace tiempo todo dejara de tener sentido en su vida. Ahora, no obstante, su mundo aparenta seguridad, rodeado de gigantescos muros que ella misma ha construido. Hasta que conoce a Alex y su universo vuelve a tambalearse.
Atrevida, sensual, divertida, emocionante… Llena de sorpresas y engaños. Todo se une en una novela donde el amor inunda cada momento, nada es lo que parece y las dudas rodean a una chica que no sabe lo que quiere.
'Un gin-tonic, por favor' es la primera parte de esta trilogía que te hará reír y llorar a partes iguales.
¿Puede amarse a dos personas a la vez?
¿Se puede olvidar el primer amor?

Un gin-tonic, por favor — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un gin-tonic, por favor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Joder.

Joder.

Joder.

Bien aprisionada entre sus dos grandes manos y tan pegada a él..., que siento cómo sus partes íntimas cobran vida propia.

Vale, yo no le pongo impedimento alguno, lo dejo hacer. No sé muy bien por qué, pero esta noche necesito cariño, mucho cariño. Juro por las plataformas de Lady Gaga que jamás con anterioridad había intentado nada conmigo, ni siquiera se me había insinuado. Esto tiene que parar..., pero... ¿por qué? Me encuentro tan calentita y a gusto entre sus manos..., besa tan bien..., tiene unos pectorales tan... duros…

Enredo mis dedos en su pelo, lo despeino mientras nos besamos hasta que Sofía se da cuenta de la situación y empieza a gritar que qué cojones estamos haciendo. Nos separamos sonriendo, me paso el dedo pulgar por el labio inferior y Roberto sólo acierta a decir que lo siente.

—¡No lo sientas, joder! ¡Qué bien besas!

Y los tres nos partimos de risa.

Seguimos bailando rodeados de gente que mueven sus cuerpos desinhibidos. Una pareja de tres a mi lado, dos chicos y una chica, deberían buscar un sitio más tranquilo para terminar lo que han empezado.

El club Adara es inmenso, una gran sala con cuatro barras que rodean una increíble pista de baile de tres alturas. Gogós por todos lados subidos en jaulas, salas vips y reservados que cuelgan en alto desde donde se ve toda la discoteca. Cinco modernas lámparas de lágrimas negras y dos metros de largo, a juego con las cortinas negras y doradas que separan tres estancias, le dan un halo de sobriedad y elegancia al club. Por algo es el más conocido de todo el país. Cuatro canciones después, decido ir a la barra más cercana a por algo de beber. Durante todo el trayecto repito en mi cabeza una y otra vez que voy a pedir agua.

Agua.

Agua.

Voy a pedir AGUA.

—Un gin-tonic, por favor.

«Tócate el coño, Dani».

Pero no rectifico.

Mientras espero que me pongan la bebida, vuelvo a notar ese cosquilleo en la zona baja de la nuca y un escalofrío me recorre la piel.

—Ese gin-tonic está de más, ¿no cree, señorita? —me advierten al oído.

Giro la cabeza y a medio metro de mí se encuentra el dueño de los ojos más azules e intensos que he tenido el placer de admirar. «El cabrón engreído enchaquetado», pienso. ¡Mierda! A lo mejor está aquí Fernando, el que faltaba para un fin de fiesta apoteósico.

Nos quedamos mirándonos y ni siquiera sonríe. Qué coño hace aquí. No pega nada en este sitio. Divago. Chaqueta y corbata no es la ropa que el protocolo indica para estos casos, pero qué bien le sienta. Qué bueno está y cómo tiene que ser en la cama ¡Un animal!

«¡Céntrate, Dani, por dios!».

Sigo divagando. Pero qué me pasa hoy. Este hombre no me gusta lo más mínimo. Necesito echar un polvo, o mejor dos. Con él. Tiene que ser una bestia en la cama, y en el sofá́, y en el coche, y en la ducha... Este aguanta por lo menos tres asaltos.

«Céntrate. Céntrate... ¡Céntrate, ya!».

Intento ser educada.

—Hola, señor... como se llame. Si a usted no le importa, y seguro que no porque, entre otras cosas, no nos conocemos de nada, voy a beber lo que desee, o mi cuerpo aguante...

—Tu cuerpo no aguanta más —me corta.

—Claro que sí, no sabes tú —hasta aquí ha llegado mi educación— lo que este cuerpecito es capaz de aguantar —le suelto contoneándome.

¡Uy! Que me caigo… Vale, estoy flirteando, cosa que no se me da muy bien. Y borracha perdida aún menos. Me agarro a la barra y me sonrojo. Lo admito, lo he dicho con toda la intención, no me importaría que este adonis me lleve al límite, que compruebe lo que mi organismo es capaz de soportar.

—Dile a tus amigos que te vas. Te voy a llevar a casa —dice con cara de "te estoy perdonando la vida y no te das cuenta".

Muy bien. Se acabaron las tonterías. No lo conozco de nada y, aunque no me importaría verlo desnudo, no tiene por qué decirme todas estas cosas. A lo mejor lo ha enviado Fernando. Mi hermano es tan retorcido como para hacer algo así.

—Tu copa, guapa —dice la camarera. Saco la cartera de mi bolsito, pago la bebida, me doy media vuelta y me voy. Espero no verlo más..., a no ser que sea quitándose la ropa frente a mí, claro. En ese caso puedo hacer una excepción.

«Creo que has bebido demasiado».

Yo también lo creo.

Llego donde bailan todos y Sara ha vuelto a unirse a la fiesta. Aunque fiesta la que se habrá tirado en alguna esquina del local. No puedo imaginarme quién puede ser el afortunado. Pero me intriga ese halo de misterio con el que trata el tema. Seguro que lo conozco.

Seguimos bailando y Roberto vuelve a sobarme. Me da igual. Lo dejo. Yo también quiero jolgorio en alguna esquina oscura del club. Podría ser un buen final para esta noche. Pero voy a ser sincera. Tampoco recuerdo el final de esta noche de... fiesta.

Intento abrir un ojo y después otro, pero los vuelvo a cerrar de golpe porque la luz que entra por el gran ventanal de mi habitación quiere dejarme ciega, la muy hijaputa . Me tapo la cabeza con la almohada y vuelvo a escuchar ruidos en la habitación de esa mala amiga que ayer me prometió que no se traería nadie a casa. Por los colosales gruñidos debe estar echando el polvo del siglo. Esta vez tiran el tabique que nos separa si no terminan pronto. No exagero, la lámpara del techo se mueve como si fuera el camarote de un crucero en medio de una tormenta descomunal.

Bostezo y trato de levantarme. Un momento. Me miro. Estoy en pijama.

Si no recuerdo cómo conseguí llegar a casa, cómo pude ponerme el pijama. Siempre me despierto sobre la cama revuelta y con la ropa del día anterior, oliendo a alcohol y muerta del asco. Esta vez no es así. Qué raro. Cómo conseguiría hacerlo yo sola, porque estoy sola, ¿no? Miro a mi alrededor y me cercioro de que es así́. Compruebo que debajo de la cama no hay nadie escondido. Cosas más raras me he encontrado ahí debajo.

Me encamino a la ducha y me doy un baño de agua caliente que dura más de lo necesario. O no, según como se mire. Me pongo un chándal y me dirijo a la cocina. Esta vez no hay sorpresas. No veo culos de premios internacionales que me miran con un solo ojo, ni tríos mañaneros sobre el sofá.

Me tomo el café leyendo las noticias en mi iPhone y decididamente llego a la conclusión de que al mundo se le ha ido la olla.

—Buenos días, amor —me besa Sara en la mejilla—. ¿Dónde está tu hombre? —¿Me lo dice a mí? Miro a mi alrededor, sin embargo llego a la conclusión de que habla conmigo, no hay nadie más en la habitación.

—¿A quién te refieres? ¡Mierda! —se me cae el alma a los pies, la he cagado pero bien—. Me he acostado con Roberto. No, no, no, no... —me tapo la cara y gimoteo.

Tierra trágame y no me escupas nunca.

—Tranquila, os devorasteis en medio de la pista, pero no. Me refiero al tío bueno con cara de perdonavidas que anoche nos trajo a casa y a ti, señorita, te metió en la cama —me señala con un dedo.

Qué cojones hice anoche. Y por qué Sara lo recuerda y yo no.

—Deja de fumar maría, te está afectando. Nadie me acompañó anoche. Me acordaría —o eso creo.

Sale de la cocina con dos cafés, uno en cada mano, y me deja sin saber nada más. Le chillo y ordeno a voces que vuelva, pero ella tiene mejores planes en la habitación del placer que disipar mis lagunas.

Vuelvo a leer las noticias en el móvil y me doy cuenta de que tengo dos mensajes de WhatsApp y un mensaje de texto. Miro antes los WhatsApp .

El primero es de Jose pidiéndome que lo llame. Sí, un día de estos. El segundo son muchas caritas preocupadas acompañadas a una frase: "Lo siento, se me fue de las manos. Espero que me sigas queriendo".

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un gin-tonic, por favor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un gin-tonic, por favor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un gin-tonic, por favor»

Обсуждение, отзывы о книге «Un gin-tonic, por favor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x