Una vez que teníamos asegurado el cuerpo con la idea de «éste es mi cuerpo» —frase sin sujeto, cabe aclarar— lo que aparece ahora es un miedo del cuerpo y sobre esto me quiero detener para encontrar la salida a mi intervención.
Pregunta
¿A qué te referís cuando decís que el virus ha neutralizado los discursos?
Emilio Vaschetto
A que lo único que ha tomado consistencia hoy es el Covid-19. En base a eso se han organizado sociedades, gobiernos, políticas sanitarias, economías, conductas humanas, rituales de aseo personal, etc. Toda nuestra vida cambió. Asistimos a una neutralización de aquellos discursos que, hasta hace un minuto, eran prevalentes. Los discursos de género o, más llamativo aún, los discursos político-partidarios. Aquí en Argentina, de repente dejó de haber izquierda y derecha. Y no es, precisamente, porque los políticos hayan madurado o moderen sus ambiciones personales: es porque ya no hay discursos. Pero prefiero no abundar sobre este asunto para evitar salirnos del tema que estamos tratando.
Jorge Carrión dice que la viralidad, término de alcance informático y de redes, ahora aparece en su acepción original. Ya no se trata de la difusión masiva de la información, sino de cuerpos: cuerpos afectados por un cuerpo. Un cuerpo exógeno que genera cambios en los cuerpos. Entonces aparece esta dimensión que yo mencionaba como el miedo del cuerpo. Y con ello me refería a la forma misma en que lo comenta Lacan a propósito de la angustia. Resumo el pasaje:
¿De qué tenemos miedo? […] De nuestro cuerpo. Es lo que manifiesta ese fenómeno curioso sobre el que hice un seminario durante un año entero que llamé la angustia. La angustia es, precisamente algo que se sitúa en nuestro cuerpo en otra parte, es el sentimiento que surge de esa sospecha que nos embarga de que nos reducimos a nuestro cuerpo […] Es un miedo al miedo…13
Vemos que el cuerpo no está asegurado: hay un miedo del cuerpo. Al mismo tiempo, surge un afecto que no es generalizable. En consecuencia, en el próximo encuentro vamos a trabajar sobre el problema del miedo y cómo se organiza la sociedad en torno a él. Eso es Hobbes, quien plantea la organización del Estado a partir del miedo mismo. Dando un paso más sobre el miedo, hablamos de la angustia como el miedo del cuerpo. Ya en la última enseñanza de Lacan, el sujeto queda reducido al Uno del cuerpo, que no es el «mío es mi cuerpo» sino que es un discurso sin sujeto: acá estamos hablando del sujeto del cual procede la angustia (ver el gráfico anterior). Ya no es el momento de articular preguntas sino de dar respuestas.
2 Cómo salir de la coronalengua
Clase del 9 de abril de 2020 a cargo de Emilio Vaschetto con la interlocución de Jorge Faraoni.
Soñé que todo iba a terminar. Me lo decía una voz. Una voz irreconocible, pero una voz de todos modos. Y me decía que todo iba a detenerse en la Tierra. No pensé mucho en ese sueño al día siguiente, pero fui a la oficina y a media tarde sorprendí a Stan Willis mirando por la ventana, y le pregunté: «¿Qué piensas, Stan?», y él me dijo: «Tuve un sueño anoche». Antes de que me lo contara yo ya sabía qué sueño era ese. Podía habérselo dicho. Pero dejé que me lo contara.
—¿Era el mismo sueño?
—Idéntico. Le dije a Stan que yo había soñado lo mismo. No pareció sorprenderse. Al contrario, se tranquilizó…1
Jorge Faraoni
Retomo una frase a la que ya hice referencia y que dice así: «la cultura es un intento fallido de cubrir el mal», o sea lo real, aquello que se encuentra por fuera de la naturaleza y además es inaccesible al sujeto. Es una expresión que me gusta porque conlleva la carga de un agujero y es de esta manera que quiero exponer lo que me orienta, de ahí la reiteración.
Lo que no anda en la pandemia
Hay una frase de «La Tercera» que también quiero citar porque tengo la impresión de que la pandemia de algún modo viene a conmover este tiempo. La pregunta que surge es: ¿cómo podemos, desde el psicoanálisis, pensar sus efectos? No tenemos ninguna respuesta a esto, pero veamos la cita de Lacan:
El discurso del amo, por ejemplo, su fin es que las cosas anden al paso de todo el mundo. Pues bien, no es para nada lo mismo que lo real, porque lo real, justamente, es lo que anda mal, lo que se pone en cruz ante la carreta, más aún, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese andar2.
Consideremos cuál es el sentido del discurso amo para poder ubicar en dónde se sitúa en cruz con lo real. Es posible que el texto de Lacan —que es de 1974— quizás da por supuesto el sentido del discurso amo de ese tiempo. Nosotros, en cambio, podemos pensar que la pandemia viene a conmover algunas cuestiones sobre el discurso amo de esta época. Vale la pena pensar en esto.
A mi modo de ver, para pensar el discurso amo de la pandemia, diremos que la cuarentena es lo único que intenta dar algo de certidumbre ante dos incertidumbres: la primera, no sabemos de dónde viene el virus (han circulado hasta de modo gracioso en las redes una lista de orígenes distintos): la sopa de murciélago, la conspiración china para conquistar el mundo, la teoría de la epidemia selectiva capitalista para matar a los viejos, la venganza de la naturaleza para deshacerse de la humanidad. Hasta el mismo Donald Trump rompe la homogeneidad sobre este tema cuando dice «el virus chino». Y la segunda: ¿cómo se sale de esto? Entre estas dos cosas lo que funciona como certidumbre es la cuarentena. La única frase que intenta anclar el discurso amo de este momento, y que de algún modo tiene efecto, es: «quédate en casa». Este es el único lugar desde el que se logra armar cierta homogeneidad —quizás exagerada—.
La cita de «La Tercera» que acabo de leer nos lleva a interrogarnos sobre el malestar en la cultura, eso que de algún modo viene a conmover o a desnudar cierto funcionamiento de lo social. Y también —ya que consideramos que malestar y clínica funcionan de modo circular— nos interrogamos sobre la época de la pandemia al mismo tiempo que nos preguntamos por la clínica.
Hay varias publicaciones sobre el tema. Entre ellas las del filósofo coreano Byung-Chul Han, quien en un texto titulado «Las ventajas de Asia»3, realiza una comparación en el modo de enfrentar la pandemia entre las culturas de Asia y Europa. Señala que la buena predisposición de los pueblos asiáticos a ser controlados por el big data es más eficiente que el cierre de fronteras en los países europeos para combatir el Covid-19. Esta comparación podría suponer la necesidad de una transformación cultural en Occidente para combatir la pandemia, como si fuera una tarea sencilla. En líneas generales, las lecturas realizadas reflejan bastante sentido común. Por ejemplo, un artículo de Pablo Rodríguez sobre los lugares comunes en los que caen los intelectuales, publicado en Página/ 12, me ha reconfortado. Dice:
Quizás convenga decir, con Michel Foucault, que la filosofía debería ser más parecida a una «ontología del presente», y que el apuro es preferible a la espera. El problema es si se logra decir algo que esté a la altura del acontecimiento que estamos viviendo4.
Una entrevista realizada al sociólogo francés Alain Touraine en El País , ofrece una perspectiva diferente. Desde una mirada explícitamente europea, creo que ofrece algo nuevo. Al dejar abiertos algunos interrogantes, que quiero compartir con ustedes, nos ayuda a descompletar este tiempo tan pletórico de respuestas. Touraine ubica la pandemia dentro del marco en el que está la realidad, no como algo exclusivo, sino dentro de la realidad social en que se venía desarrollando Occidente, o al menos Europa. Cito:
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