Una vez que se ha aprovechado la desigualdad fundamental que existe entre los intervalos “homotéticos” [s 1⇔ s 4] y [s 2⇔ s 3], es preciso abordar ahora los intervalos sucesivos que permiten situar el devenir ascendente o decadente de tal o cual valencia en el discurso, lo cual nos lleva a precisar qué es lo que sucede cuando una valencia “sale” del intervalo [s 1⇔ s 4] y “entra” en el intervalo [s 2⇔ s 3], y recíprocamente. Sin duda, nuestra intervención es “arbitraria”, de acuerdo con el término empleado por Hjelmslev en los Prolegómenos , pero creemos de buena fe que adoptamos la convención más sencilla: (i) cuando [s 1] es planteado como valencia paroxística , llamaremos atenuación al intervalo [s 1⇔ s 2] a fin de oponer a la decadencia consigo misma, y al intervalo [s 3⇔ s 4] le llamaremos aminoración ; mediante la operación de recursividad, debería ser posible alcanzar la “ infinita pequeñez ”, tan cara a Pascal; (ii) cuando [s 4] es planteado como una valencia nula, su nulidad exige que sea recorrido el intervalo [s 4⇔ s 3], a lo que denominamos un repunte , el cual disjunta del “no ser”, es decir, del tedio moderno. El discurso podría quedar ahí, pero también puede ir más allá de [s 3]: en consecuencia, aceptaremos que al repunte le sigue el redoblamiento , que se instala en el intervalo [s 2⇔ s 1]. Estas categorías así interdefinidas se lo deben todo a la retórica y a la poética, por ejemplo a la poética de Rimbaud, que en sus mejores momentos es una poética del repunte y del redoblamiento. Insistimos en que la retórica “siente” mejor las singularidades del discurso que la lingüística. Para reafirmar estas ideas, podemos observar que en el análisis de “Los gatos”, de Baudelaire, realizado por Jakobson y Lévi-Strauss, es notorio que “lo” lingüístico sirve —¡únicamente!— como plano de la expresión y “lo” retórico como plano del contenido, sobre todo al final. Tendremos, entonces:
Tomando en cuenta los límites del presente ensayo, no abordaremos aquí los derivados subsiguientes, los cuales o bien conjugan un límite y un grado para las dos orientaciones [s 1⇔ s 2], [s 4⇔ s 3], o bien dos grados [s 2⇔ s 3], o finalmente, un grado y un límite [s 3⇔ s 4]. La integración del paradigma, es decir, de la morfología propia de la contrariedad, y de la sintaxis tensiva del devenir, adopta la forma siguiente:
Las categorías aspectuales garantizan el funcionamiento del sistema, ya que las propiedades generales de este último, a saber: su orientación ascendente o decadente, por un lado, y su “analizabilidad”, por otro, se convierten en foremas locales que asignan a cada sub-valencia una dirección tensiva y una identidad precisa.
II.7.2 Segunda analítica de lo sensible
La lógica de la “ intersección ” y de la red conduce a determinar cada forema aceptado por cada una de las cuatro categorías aspectuales, y, puesto que involucra siempre una sub-dimensión, a considerar el producto de esa rección como una sub-valencia. Dado que, por una parte, las denominaciones funcionan como detenciones y como “amarras”, y por otra, como un medio de intercambio entre los sujetos, conviene dar nombre a ese universo de sentido variable, inestable y provisional. Las denominaciones que proponemos son provisionales y por tanto perfectibles, y son tal vez tributarias de una pancronía que, según Hölderlin, Brøndal y algunos otros, aunque por razones diferentes, alteraría la exactitud del equilibrio entre la expresión de la intensidad y la de la extensidad, y, en consecuencia, llevaría a las lenguas hacia una abstracción simbólica descarnada. No es nuestra intención abordar aquí ese tema.
El entrecruzamiento mental de los tres foremas con las cuatro categorías aspectuales elementales produce mecánicamente doce sub-valencias en cada dimensión. Las presentamos a continuación sin más preámbulos:
El tempo :
La tonicidad :
La temporalidad :
La espacialidad :
¿Cómo validar el contenido semiótico de esas magnitudes que, por tener el doble estatuto de lexemas y de figuras, se encuentran a medio camino entre la lingüística y la retórica? Jakobson mostró que la función metalingüística no era exclusiva de los doctos, sino que era inmanente a la práctica inmediata de la lengua, que los sujetos recurrían a la definición, a la restricción o a la extensión, a la precisión o a la suspensión; pero no mostró, al parecer, la condición objetal de esa actividad metalingüística recurrente. Desde nuestro punto de vista, esa condición se apoya en el hecho de que los lexemas pueden ser definidos en la medida en que son analizables, y son analizables porque son todo lo que pueden ser, es decir, porque no son más que… análisis a cargo de un significante en sí mismo no-conforme; de esa manera, el significado del pronombre personal /tú/ comprende tres magnitudes de contenido: una indicación de número, una indicación de persona y una indicación de nominativo, aunque las dos magnitudes de la expresión [ t-u ] no remiten “analíticamente” a las tres magnitudes del contenido. Los lexemas no funcionan de otro modo, y las definiciones de los diccionarios, a las que la cantidad de magnitudes ponen en apuros, analizan intuitivamente —y con pertinencia— los lexemas en términos de sub-valencias, pero caso por caso, si así se puede decir. Solo daremos un ejemplo, que corresponde a la segunda sub-valencia de la primera red: el “rezago” [francés: traîner ], cuya denominación es cuestionable, puesto que carecemos [en francés] del sustantivo correspondiente, ya sea que esa laguna se deba a incompetencia nuestra o que haya que atribuirla a lo que Mallarmé llamaba la imperfección de las lenguas. El Micro-Robert propone además —quisiéramos decir: poéticamente— “ traînasser ” y “ traînailler ”, formas de las que hablaremos más adelante.
De acuerdo con el Micro-Robert , el sentido intransitivo de “ traîner ” admite las cuatro direcciones tensivas previstas. En cuanto a la intensidad: (i) una indicación de tempo , en este caso de aminoración de la velocidad: “6 oIr muy lentamente, retrasarse. Ne traîne pas en rentrant de l’école [No te retrases al volver de la escuela]. —Actuar muy lentamente. Le travail presse. Il ne s´agit pas de traîner — [El trabajo urge. No hay que retrasarse]”; (ii) una indicación de tonicidad decadente, de la que no sabríamos decir si se trata de una atenuación o de una aminoración . “7 oPeyorativo: Ir sin rumbo o permanecer mucho tiempo (en un lugar poco recomendable o poco interesante). V. Errar, vagabundear. Traîner dans les rues [Andar por las calles, andar callejeando]”. En cuanto a la extensidad: (i) una indicación temporal de duración bajo el signo del redoblamiento: “3 oEncontrarse, subsistir. Les vieilles notions qui traînent dans les livres scolaires [Las viejas nociones que subsisten en los libros escolares]. Durar demasiado, no acabar nunca. Cela traîne en longueur [Esto no tiene cuándo acabar]. V. Eternizar”; (ii) una indicación espacial de reposo : “1 o(Suj. Cosa). Estar tirado en el suelo. Vos lacets traînent par terre [Tus cordones se arrastran por el suelo. 2 oEstar colocado o dejado sin orden. Des vêtements qui traînent sur une chaise . [Vestidos dejados sobre una silla]”. La coherencia y la flexibilidad de la red resuelven la divergencia de las “variedades”.
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