© 2021 César Alejandro Mejía Acosta
© 2022, Sin Fronteras Grupo Editorial
ISBN: 978-958-5191-84-6
Coordinador editorial:
Mauricio Duque Molano
Diseño y diagramación:
Paula Andrea Gutiérrez R.
Reservados todos los derechos. No se permite reproducir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado: impresión, fotocopia, etc, sin el permiso previo del editor.
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Diseño epub: Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Para todos aquellos que sacrifican su comodidad por un día o un momento para ayudar a otros y así, sin usar capa, se convierten en verdaderos superhéroes.
Una introducción para que sepan lo que NO ES este libro
El alimento, un momento perfecto para contagiar la amabilidad
No porque sea trabajo debemos olvidarnos de la amabilidad
Los aeropuertos, porque viajar no solo alimenta la imaginación, también la amabilidad
Si usan el transporte público, seguro habrán contagiado amabilidad
En el súper y las tiendas, y una amabilidad que mejora la compra
La vida y la amabilidad se viven en las calles
Una amabilidad entre médicos, hospitales y dolores
¿Sabían que con la amabilidad un buen viaje está garantizado?
Un cierre digno de su aguante
Notas al pie
Antes de que inicien la lectura, es bueno que sepan que hubo un mundo antes, previo a este surgió otro libro, se llamó El Contagio de la Amabilidad , y sería bastante útil que lo leyeran para entender muchos aspectos de lo que van a encontrar en las siguientes páginas y emprender un camino distinto al que quizá hayan recorrido hasta ahora.
¿Dónde radica su importancia? En que con la amabilidad deben romperse muchos mitos, creencias y prácticas que tal vez sean difíciles de enfrentar, pues el cambio no siempre cuenta con aceptación y romper formas de ver el mundo es un camino con muuuuchos obstáculos.
Entonces los invito a conocer ese “primer riesgo”, ya encuentran la segunda edición en librerías, un recorrido por lo que dicen investigadores y científicos sobre la amabilidad y sus hermanitas: la bondad, la solidaridad, el altruismo, entre muchas otras, con las cuales las barreras son difusas y las definiciones se entrecruzan.
Y dicho eso, es bueno que se preparen, pero porque este segundo, el que leen, no tendrá tanta ciencia, las explicaciones ya pasaron, aquí encontrarán historias a las que yo llamo experimentos, que finalmente lo son en parte, pues se apuntalan en esa ciencia anterior y la confirman, aunque no esperen grupos de control ni laboratorios.
Aquí sí hallarán situaciones del día a día que posiblemente harán decir a los lectores: “¡Esto podemos hacerlo!”, y eso es lo que se busca, que sean un germen para que muchos los tomen como punto de partida y así realizar sus propios experimentos, pues de lo que se trata es de CONTAGIAR y no solo leer para disfrutar o dejar salir una que otra emoción, si bien eso también seguramente les sucederá y se vale. En últimas, reitero, espero algo más allá, deseo hechos y agentes de cambio social.
Estas páginas que podrían sacar a algunos esa emotividad ya han sido leídas en redes sociales, pero aquí verán la luz con pequeñas adaptaciones, quizá para hacerlas más atemporales o para que se expliquen de mejor manera, a pesar de que alguien podría pensar que únicamente el presente las sostiene, y me disculpo si eso llega a suceder.
Y al haber sido construidas para redes, no cumplen muchas normas que digamos, aunque yo no suelo ser ejemplo ni muestra de cómo se debe escribir un libro, pues es común que rompa los estándares que definen los manuales, también mis excusas por eso si esperaban algo más cumplidor de la norma.
De mi primer libro pude escuchar opiniones como “escribe como habla” y a pesar de que venían en tono de crítica, las tomé como un cumplido, dado que iban en total sintonía de mi búsqueda. Además, también llegaron: “Fue como si me hablaras al oído”, “Te escuchas como si charláramos en un café” o “Pareces hablando a tu madre”, que aparecieron para confirmar mi hipótesis: la clave es la cercanía con quien lee. Quería que mi escrito fuera algo próximo y lo logré. Aquí encontrarán más de eso.
Partiendo de lo anterior, las siguientes tal vez no sean las narraciones más puristas, pues apuestan por lo que hoy vivimos y el mundo en que habitamos, en el que muchos modelos han sido cambiados, incluidos los de narrar los acontecimientos y, en este caso, los experimentos.
De pronto al escribir para redes seamos un poco más libres, dado que en ellas el panorama aún no está tan claro. Espero que en su proceso de adaptación al físico su emoción y quizá drama no sucumban, que el papel no sacrifique la fuerza, eso serán ustedes quienes lo juzguen.
¡Pero atención! No solo serán mis experimentos, cada capítulo contendrá las experiencias de otros que se arriesgaron, rompieron esquemas, hicieron sus propias historias y tuvieron el valor de contarlas en sus propias redes sociales. Es decir, las narraciones no son escritas únicamente por mí, existen otros dementes que se atrevieron a lo mismo y a más.
¿A qué me refiero con valor? A que, para hacerlo, mis amigos debieron romper muchos esquemas mentales, arriesgarse un poco al “qué dirán” y hasta saber que actuar distinto iba un poco en contra de la educación recibida en el hogar, que a veces puede no ser la más indicada. Ahí también radica una bella irreverencia.
Cabe aclarar que así los llame experimentos, están lejos de los grupos de control, del rigor del laboratorio y menos que hay batas blancas en ellos, sin quitar valor a ellas. De hecho, mi punto de partida radica en lo que esos investigadores y eruditos han logrado, como dijo el gran sabio, “Me apoyo en hombros de gigantes”.
No obstante, lo que quiero aclarar es que no cumplen regla alguna de la academia y nunca podrían ser parte de una revista indexada, son experimentos hechos con las personas y para las personas, aunque, como dice un gran amigo, quizá la labor del experimentador social aquí sí se vea.
Cada experimento, eso sí, mejoró mi vida un poco, la hizo más feliz. Esa no es mi teoría, sino de la Universidad de Oxford, que dice que cada acto de amabilidad o bondad entrega breves momentos de felicidad 1 .
Esto es importante porque cada acto de amabilidad que realizamos mejora los días, algo que he presenciado entre quienes me comparten sus experimentos y en mi labor diaria con empresas, comunidades e individuos.
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