Estrategias metodológicas
Basadas en una propuesta de investigación-intervención con énfasis participativo que permitiera recoger, pero también hacer visible, la palabra de los y las estudiantes que voluntariamente decidieron participar en este estudio, fueron dos los escenarios de recolección de información planteados: un escenario de orden individual y uno de carácter colectivo. El individual tuvo lugar a partir del desarrollo de entrevistas que permitieron retomar, hacer visible y escuchar las historias, vínculos y momentos de vida narrados por los mismos estudiantes. El colectivo a partir de talleres investigativos de carácter participativo, pero también de intervención, soporte y acompañamiento, dado lo difícil del tema por tratar: indagar por los factores incidentes en el sufrimiento emocional (psíquico) profundo y la ideación suicida.
Todas las posibles contingencias previstas, dado el enfoque de acción sin daño, fueron tomadas en cuenta para el desarrollo de las entrevistas semiestructuradas y los talleres investigativos. Sumando la participación de estudiantes en ambas estrategias, incluidas las del pilotaje, se obtuvieron 117 fuentes de información cualitativa provenientes de 76 entrevistas a profundidad y 41 participantes de tres talleres investigativos. De las 117 fuentes, 104 fueron sistematizadas en su totalidad y analizadas junto a la información de caracterización de quienes participaron.
Entrevista semiestructurada
Como señalan Fontana y Frey (2015), la entrevista no es un simple ejercicio de recolección de información en el que una persona pregunta y la otra responde; se trata de un espacio complejo de interacción cara a cara, un esfuerzo colaborativo de intercambio. Teniendo en cuenta el contenido de esta investigación y los temas por tratar, se adoptó un enfoque de entrevista empática y una actitud de escucha interesada, pues este tipo de enfoques “adoptan una posición ética en favor del individuo o del grupo en estudio […] [se considera] un método de moralidad porque intenta recuperar la parte sagrada de cada humano antes de abordar cualquier cuestión metodológica o teórica” (Fontana y Frey, 2015, pp. 142-144). De esta manera, el equipo de entrevistadoras estuvo conformado por psicólogas clínicas con amplia experiencia, profesoras, quienes además realizaron también tareas de acompañamiento y seguimiento a algunos de los y las estudiantes que participaron en la investigación. Fue una tarea incluida y ampliada en la cuarentena.
Las preguntas orientadoras del instrumento se dividieron en ejes temáticos, de acuerdo con las categorías de análisis de la investigación.
El pilotaje de la entrevista se hizo entre noviembre y diciembre de 2019 permitiendo el ajuste de instrumentos, la exclusión y la inclusión de nuevas preguntas orientadoras, tanto para las entrevistas como para los talleres.
De este proceso inicial se desprende la importancia de cinco aspectos que caracterizaron esta investigación:
1. Ampliar los tiempos asignados a las entrevistas, incluyendo hasta dos o tres sesiones para estudiantes que lo requirieran o solicitaran (casos de atención importante) o casos en los que el estudiante jamás había tenido la experiencia de una escucha atenta, empática, profesional y sin condicionamiento de los límites de escucha que impone el sistema de salud tradicional. Fueron entrevistas a profundidad que enmarcaron de manera importante el tipo de información recolectada en este trabajo.
2. Incluir en los talleres de investigación la presencia permanente de una psicóloga de soporte y contención, tema que se fue enriqueciendo con la participación activa de los mismos estudiantes.
3. Terminadas las entrevistas y talleres, mantener un sistema de monitoreo y seguimiento, con especial atención a casos visibles de agotamiento emocional o situaciones de estrés agudo.
4. Fortalecer las propuestas de intervención, atención y acompañamiento con un proceso permanente de autocuidado de cuerpo y emociones: curso de atención al cuerpo y las emociones implementado para los y las estudiantes que participaron en las entrevistas, talleres y personas adicionales.
5. Fortalecer los vínculos (ya establecidos) con Bienestar de Sede y Nacional para posibles remisiones de soporte.
Siguiendo los planteamientos de Riaño-Alcalá (2000) sobre los talleres investigativos como espacios para la indagación, la reflexión y la discusión, se hizo inclusión desde esta propuesta investigativa (realizada en el marco del proyecto Cuerpo, emociones y sentido de vida [Cuesvi], 2020), de un componente participativo y otro de acompañamiento emocional, dado el tema-problema de la indagación y los actores convocados. Estos talleres centraron sus temas de indagación en tres aspectos:
1. La percepción y relación del cuerpo con el sufrimiento emocional profundo y la ideación suicida.
2. La identificación de los principales escenarios generadores o contributivos al sufrimiento emocional profundo.
3. Recomendaciones e identificación de alternativas para la Universidad y la atención al sufrimiento emocional profundo y la ideación suicida.
Cada taller contó con el desarrollo de metodologías iniciales de sensibilización y apertura al diálogo, y al finalizar con herramientas para el manejo del cuerpo y de las emociones y contención de situaciones críticas.
Es importante señalar que, dado los enfoques psicosocial y acción sin daño implementados, se preparó la situación de entrevista y talleres teniendo en cuenta espacios seguros e íntimos, así como tiempos de escucha que permitieron que las y los estudiantes expresaran su sentir sin presiones; en ocasiones, fue necesario desarrollar las entrevistas hasta en tres sesiones, cuando la situación emocional lo requería y también para acompañar la necesidad de los y las estudiantes de ser escuchados y permitirles terminar de organizar sus ideas y comprensión de temas poco esclarecidos en sus vidas. Como ya se mencionó, si bien el equipo de investigación está compuesto por profesionales de distintas disciplinas, las únicas personas del equipo que hicieron entrevistas fueron profesionales con formación y amplia experiencia en psicología clínica, profesoras, que participaron también en el pilotaje del instrumento, revisando y calibrando el contenido y la interacción de manera crítica.
De esta forma, la entrevista y los talleres no fueron solo técnicas de recolección de información, sino que también tomó la forma de atención, intervención y acompañamiento, propuesto desde el inicio metodológico de la investigación.
Teniendo en cuenta este escenario, el soporte psicológico se adelantó a partir de llamadas y sesiones de seguimiento que, gracias al compromiso del equipo, se mantuvieron durante el periodo de confinamiento por pandemia. Cabe resaltar que en muchos casos las y los estudiantes no habían accedido antes a atención psicológica o habían tenido experiencias negativas al respecto, así que la larga experiencia clínica, calidad y profesionalismo de las profesoras psicólogas encargadas de este aspecto facilitó este trabajo, así como el monitoreo posterior a la culminación de entrevistas y talleres y el acompañamiento y seguimiento de casos muy concretos. Los casos de riesgo que se complicaron con la cuarentena fueron acompañados y monitoreados permanentemente haciendo los contactos y las remisiones necesarias a Bienestar Nacional y Bienestar de Sede que respondieron oportuna y diligentemente en el cuidado y atención de las y los estudiantes remitidos. Desde información sobre aprovisionamiento de alimentos, techo, atención médica, traslados por embarazo de riesgo y situaciones de riesgo de suicidio inminente, fueron tareas resueltas a través del sistema de Bienestar de la Universidad; un trabajo de cuidado permanente que se mantuvo también a través de jornadas virtuales de atención y soporte a cuerpo y emociones (autocuidado del cuerpo y las emociones), que fue adaptado a los horarios de 74 estudiantes interesados en este proceso de soporte emocional y físico.
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