De acuerdo con Elder (1998), las transiciones tienen cinco propiedades importantes:
• Una misma transición puede influir de manera diferente en personas de diferentes edades o que ocupan diferentes roles. Por ejemplo, el divorcio puede afectar más o menos a los padres y a los hijos.
• Las nuevas situaciones a las que conduce una transición implican generalmente nuevas expectativas y demandas comportamentales para la persona, que tendrá que adaptarse y esforzarse por cumplir.
• Las transiciones pueden suponer que la persona pierda, al menos momentáneamente, el control de la situación vital que experimenta, pérdida que es seguida por un esfuerzo por recuperar ese control.
• Debido a que la vida de una persona está vinculada inherentemente a la vida de otras personas, las transiciones que experimentan unos pueden afectar indirectamente a los otros. Resulta crucial destacar que las vidas humanas no únicamente están situadas histórica y socialmente dentro de determinada comunidad, sino que al mismo tiempo se interrelacionan, establecen vínculos y tienen efectos, a veces decisivos, las unas sobre las otras.
• Por último, algunas transiciones (especialmente las elegidas o seleccionadas por decisión, más que las impuestas) tienden a acentuar características o rasgos que se poseían con anterioridad y aumentan la probabilidad de experimentar otras transiciones en el futuro, de manera que se entra en una dinámica de acentuación de ciertos aspectos de la vida del individuo que contribuyen a que su trayectoria se diferencie de la de los demás. De acuerdo con esto, se hace énfasis en el papel del sujeto como agente activo que escoge o rechaza determinadas alternativas y trayectorias.
El punto de giro o punto de inflexión ( turning point ) se refiere a eventos que provocan fuertes modificaciones que se traducen en virajes en la dirección del curso de vida. El giro es un cambio que implica la discontinuidad en una o más de las trayectorias vitales.
Desde su inicio, este enfoque surgió como una propuesta nutrida de aportes de diferentes disciplinas, especialmente, de la sociología, la historia, la psicología y la demografía. A diferencia del de ciclo vital, que se refiere al desarrollo humano por etapas y da una idea lineal de este proceso de desarrollo, el enfoque de curso de vida lo asume como un proceso que se construye a lo largo de la vida e incide tanto en la vida de los sujetos como de las familias y los grupos sociales. En concordancia con esto, el enfoque de curso de vida se sustenta en cinco principios básicos:
1. El principio del desarrollo a lo largo del tiempo: se refiere a la necesidad de tener una perspectiva de largo plazo en la investigación y el análisis, ya que el desarrollo humano es un proceso que abarca del nacimiento a la muerte. Además, responde a la idea general de que para entender un momento o etapa específica resulta relevante conocer aquello que lo precedió.
2. El principio de tiempo y lugar: apunta directamente a la importancia de lo contextual. Tanto los individuos como los grupos humanos, las cohortes de nacimiento o generaciones, se ven influidos por contextos históricos y espaciales específicos.
3. El principio del timing : se refiere al momento en la vida de una persona en el cual sucede un evento; un mismo acontecimiento (por ejemplo, la muerte de los padres) repercutirá de manera muy diferente en la vida de un individuo dependiendo de la edad (y de las circunstancias) que tenga al ocurrir dicho suceso. Por consiguiente, las repercusiones de una transición o una sucesión de transiciones en el desarrollo de una persona son contingentes y dependen de en qué momento de la vida ocurren. En este principio, como en todos los demás, siempre se toman en consideración los condicionantes básicos, tales como el género, la clase social, el estrato socioeconómico y la etnia o raza. Uno de los temas que se desprende de este principio es el de los procesos de acumulación de ventajas y desventajas a lo largo del curso de vida.
4. El principio de vidas interconectadas: afirma que las vidas humanas siempre se viven en interdependencia, es decir, en redes de relaciones compartidas, y que es precisamente en estas redes donde se expresan las influencias histórico-sociales. De manera operativa, se trata de ver la interdependencia de las diversas trayectorias de un mismo individuo respecto de otros individuos y grupos.
5. El principio del libre albedrío ( agency ) o de libertad de acción: deriva de la clásica discusión sobre los nexos y la causalidad entre lo individual y lo estructural. Lo que se quiere destacar es que los individuos no son entes pasivos a los que solamente se les imponen influencias y constreñimientos estructurales, sino que hacen elecciones y llevan a cabo actividades y, de esta manera, construyen su propio curso de vida. Sin embargo, es cierto que ejercen su libre albedrío dentro de una estructura de oportunidades que también implica, por supuesto, limitaciones, y que proviene de las circunstancias históricas y sociales.
2. Perspectiva psicológica del transcurso de la vida (lifespan)
La perspectiva psicológica del transcurso de la vida, denominada también Paradigma del desarrollo a lo largo de la vida o paradigma life-span , se ocupa de estudiar cambios y transiciones durante el transcurso vital, considerándolo como un proceso de desarrollo y envejecimiento permanente.
Forma parte de las perspectivas del desarrollo humano, dentro de las corrientes denominadas del ciclo vital, centradas en la búsqueda de un marco integrador de todas las etapas del desarrollo y además del crecimiento o declive biológico, hace énfasis en el contexto y la cultura, destaca el papel del individuo como productor de su desarrollo, por tanto, potencia una visión del envejecimiento diversa y multifacética dado por la multiplicidad de trayectorias vitales posibles. Estas teorías del ciclo vital pretenden romper con la visión del envejecimiento como declive o deterioro y opta por una visión en la que las ganancias tienen un papel en todos los momentos de la vida. De este modo, proponen un individuo que es capaz de cambiar y adaptarse a circunstancias diversas, es decir, un individuo constructor de su propio desarrollo.
El paradigma del transcurso de la vida integra posiciones críticas de la psicología social y de la psicología del desarrollo, considera que el desarrollo humano, a lo largo de toda la vida, implica dimensiones contextuales, relacionales y temporales. Así, la trayectoria de vida es un proceso de desarrollo permanente, entendido como construcción biológica y sociocultural, en la que están siempre presentes cambios contextuales e individuales interrelacionados.
La trayectoria de vida ha de entenderse como proceso permanente de cambio, influenciado por expectativas sociales referentes a la edad, por condiciones históricas específicas y por acontecimientos individuales únicos. En este sentido, la edad por sí sola resulta irrelevante, dado que no es el tiempo vivido, sino lo vivido en el tiempo lo que constituye el transcurso vital individual.
3. Perspectiva sociológica: trayectoria de vida
Desde una perspectiva sociológica se reconoce el envejecimiento como proceso social que no solo abarca la última etapa, sino a toda la vida humana, por tanto, lo que busca es analizar la naturaleza dinámica y recíproca del cambio continuo de las macroestructuras y las vidas humanas. Se suelen hacer énfasis en diversas interrelaciones e influencias sociales en el proceso de envejecimiento, teniendo en cuenta cómo las estructuras e instituciones sociales moldean las trayectorias de vida individuales.
El aspecto central de la perspectiva sociológica del cur-so de la vida es el análisis del impacto de las coincidencias o la falta de coincidencias entre el tiempo individual, el tiempo familiar y el tiempo histórico en el desarrollo. En tal sentido, los cambios ocurridos en la forma de ser y en el comportamiento se consideran socialmente construidos y en ellos influyen hechos históricos y culturales, tanto previstos, como imprevistos.
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