En Job 9, 30el qetiv es במו y el kere es במי, a la inversa de lo que sucede en Is 25, 10. Ym aparece básicamente con el significado de agua (en egipcio muau ). Esa raíz está presente en el nombre propio de Moab y de Moisés (que, según Jablonsky, significa ex aqua servatus , salvado de la aguas). Sin embargo, en Amb., la radical puede entenderse según Gesenius 103, 2, con el sentido de “limpieza”.
Este es el significado: ninguna limpieza, ni siquiera la que se realice con agua de nieve y con un tipo de בּר (lejía vegetal), es decir, ni la mejor fundada autojustificación de un hombre como Job podrá conseguir ante Dios que su pretendida inocencia lograra borrar su horrible impureza.
Ewald, Rödiger y otros traducen esta frase de un modo incorrecto: Mis propios vestidos harán que yo parezca aborrecible. La idea es sin duda sugerente. El piel תּעב significa en todos los restantes casos del libro de Job (19, 19; 30, 10) aborrecer , no hacerse aborrecible , pues ese sentido causativo es muy problemático, porque מתעב (Is 49, 7) significa aversión, como מכסּה (Job 23:17) algo que cubre.
Ciertamente Ez 16, 25 nos pone muy cerca de ese significado: “hacer que algo sea detestable”. Pero תעב puede significar también en primer lugar, abominari , hacerse abominable, una expresión muy fuerte para indicar el desprecio por la belleza que Dios ha concedido a los hombres, convirtiendo esa belleza en medio o causa de la prostitución.
He traducido “mis vestidos me aborrecerán”. Eso no significa que yo estaré disgustado conmigo mismo (Hirzel), sino más bien que Job aparece representado más bien como alguien que está desnudo. Pues bien, a él, el desnudo, Dios le introduce de tal forma en la fosa que incluso sus vestidos concebirán horror por él; se echarán atrás por terror, ante la idea de que serán puestos en un hombre como él, siendo así manchados por una creatura inmunda como es Job (Schlottmann, Oehler).
Job añade en este contexto que Dios no es su “igual”, pues no está a su nivel, sino que, siendo el Ser Absoluto, es al mismo tiempo su acusador y su juez. No hay entre ambos (Dios y Job) un árbitro que pudiera vincularles, de igual a igual (de manera que se puedan poner las manos sobre uno y sobre otro). Mercier lo explica correctamente: impositio manus est potestatis signum …
La imposición de manos es un signo de poder, y en este caso no puede haber nadie qui utrumque nostrum velut manu imposita coerceat, no puede haber nadie que imponiéndonos las manos nos obligue a tratarnos de igual a igual, un tipo de SupraDios ) que actúe de árbitro entre Dios y los hombres.
`yNIt:)[]b;T.-la;( Atªm'aew>÷ Aj=b.vi yl;ä['me rsEåy" 34
`ydI(M'[i ykiªnOa'÷ !kEï-al{ yKiî WNa,_r"yai al{åw> hr"B.d:a;â( 35
34Que él aparte de mí su vara, y que su terror no me espante,
35y hablaré sin miedo, pues no soy así en mí mismo.
Como sucede con frecuencia, los dos optativos de 9, 34están seguidos por el cohortativo, que así aparece como conclusión (אדבּרה, entonces yo le hablaré ; mientras que ואדברה puede tener el sentido de a fin de que yo le hable ) de una frase condicional precedente.
שׁבט es aquí la vara con la que Dios castiga, cf. Job 13, 21. Si Dios apartara la vara de su castigo sobre él, aunque fuera por un breve tiempo, Job podría recuperarse y defenderse a sí mismo, de manera que sus palabras nacieran libremente de sus labios, al enfrentarse con su soberana majestad, pudiendo expresarse sin miedo. Porque yo no soy así en mí mismo, es decir, yo no soy consciente de una condición moral que me obligue a permanecer mudo ante él.
Ese parece el sentido de la frase. De todas formas debemos precisar bien el lenguaje, para ver si es así, a partir de !kEï-al{ (9, 35). Puede haber un uso especial de כן, pero esa palabra no tiene significado cuando viene acompañada por un gesto expresivo de rechazo o desprecio, como en Num 13, 33 (cf. כמו־כן, en Is. 51, 6, en el sentido de “nada”) 46.
En esa línea !kEï-al{ puede tener el significado de “no ser tan pequeño”, “tan de poco uso” (cf. 2 Sam 23, 5), acompañada de un gesto expresivo que indica la negación de tal desprecio, y así puede explicarse este pasaje: por mí mismo, es decir, conforme al testimonio de mi conciencia, yo no soy así, no soy tan falto de valor y desprovisto de derechos.
`yvi(p.n: rm:åB. hªr"B.d:a]÷ yxi_yfi yl;ä[' hb'äz>[,a,( yY"ïx;ñB. yviªp.n: hj'îq.n") 1
`ynIbE)yrIT.-hm; l[;ä ynI[eªydIAh÷) ynI[E+yvir>T;-la; H:Ala/â-la, rm:åao 2
1¡Mi alma está hastiada de mi vida! Daré libre curso a mi queja, hablaré con amargura de mi alma.
2Diré a Dios: No me condenes, deja que conozca por qué disputas conmigo.
Su autoconciencia le hace desear que se le conceda la posibilidad de responder por sí mismo; y dado que está cansado de su existencia, y que ha renunciado a todo deseo de mantenerse en vida, él quiere al menos dar libre curso a sus quejas, y ruega al autor de sus sufrimientos que no le permita recibir la muerte de los malvados (morir como un maldito), algo que es contrario al testimonio de su propia conciencia.
נקטה es equivalente a נקטּה en Ez 6, 9, según la forma usual de contracción de los verbos de doble ayin (Gen 11, 6-7; Is 19, 3; Jc 5, 5; Ez 41, 7. Cf. Gesenius 67, 11). De todas formas, puede derivarse de נקט, porque este verbo secundario, formado del nifal de נקט se encuentra atestiguado en arameo. De un modo semejante hay que suponer en Gen 17, 11 un verbo secundario como נפץ (cf. 1 Sam 13,11), formado por el nifal נפץ (Gen 10, 18), porque la contracción de la forma nifal נקומה en נקמה resulta imposible. Por otra parte, la suposición de algunos según la cual existe una raíz פצץ que es igual a פוץ con el significado de diffundere, dissipare , resulta innecesaria.
Su alma está disgustada ( fastidio affecta est, es decir, fastidit ) por su vida, de forma que él quiere dar libre curso a su llanto (cf. Job 7, 11). עלי no es super (sobre mí) o de me (de mí), sino en mí, como en Job 30, 16. Ese fastidio pertenece a su Ego , como expresión de espontaneidad. Así ha de traducirse en mí mismo , pues el Ego es el sujeto, ὑποκείμενον, de su individualidad (cf. mi Psychologie, 151s).
Aquí se está evocando el hombre interior, que tiene su ego sobre o en sí mismo. Por esa razón, su queja brotará de sí mismo, como una corriente que no puede detenerse. Esta no es sin embargo una simple lamentación quejumbrosa sobre su dolor sino una queja suplicante, dirigida a Dios, pidiéndole que respete la angustia especial de su sufrimiento, es decir, este choque que parece sobrevenirle de parte de su juez (ריב, con acusativo, como en Is 27, 8), sin que él mismo sea consciente de la razón por la que se le toma como culpable.
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