Estrella Correa - Bilogía Las estrellas

Здесь есть возможность читать онлайн «Estrella Correa - Bilogía Las estrellas» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Bilogía Las estrellas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Bilogía Las estrellas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¡Ya tenéis disponible al bilogía al completo!Nerea tiene una empresa de éxito, un marido que la quiere y una vida perfecta. Nerea quiere volver a ser feliz, y cree que, si tiene paciencia y lucha, todo volverá a ser como antes; pero no espera que su alrededor cambie tan rápido. Nada es como ella pensaba y sus sentimientos se transforman en algo que desconocía. Nerea tiene miedo, sin embargo, elige vivir.¿Y tú? ¿Serías capaz de saltar al vacío sin paracaídas y sin red?

Bilogía Las estrellas — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Bilogía Las estrellas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Y yo la he enturbiado —dice a modo de disculpa.

—No no. Tú estabas aquí primero. Soy yo la que debería irse —argumento sin casi pensar. Me agacho para coger mi abrigo y marcharme, cuando él me agarra de la muñeca, que acaricia, y me para.

—¿Por qué huyes de mí?

—¿Qué… Qué quieres decir? —trago con dificultad.

—Llevas evitándome toda la semana —manifiesta.

—¡Eso no es cierto! —replico con demasiado énfasis, delatando mi nerviosismo y declarándome culpable de su acusación.

—¿Por qué no me has devuelto las llamadas?

—Estaba ocupada y… Vives al otro lado de la pared. Pensé que, si fuera importante, vendrías a hablar conmigo en persona.

—Eso te hubiera gustado —confirma seguro, en un tono mucho más bajo.

—Me da igual. No seas tan presuntuoso.

—A mí me hubiera encantado verte. Es más, he estado soñando contigo —manifiesta, honesto.

Yo también he soñado con él, pero me niego a reconocerlo en voz alta y que su ya hinchado y enorme ego se haga más grande y nos explote en las narices a los dos. Sus ojos, clavados en los míos, ya averiguan demasiado cada vez que se encuentran y este muchacho no necesita saber nada más de los sentimientos que causa su presencia en mí, al menos por ahora.

Un huracán de silencio y de algo que no entiendo nos envuelve, transportándonos muy lejos de allí, a un lugar con mucha menos gente y mucha menos responsabilidad.

—¿De verdad robaste mi número de teléfono a Cristina? —intento entablar conversación.

Él se encoge de hombros y se toca el pelo.

—¿Cómo fuiste capaz de hacerlo? —curioseo, anonadada por su falta de vergüenza y respeto.

—Yo siempre consigo lo que quiero —se acerca demasiado a mí y yo doy un paso hacia atrás.

—¿Qué haces aquí? —suelto la pregunta entre tartamudeos, asustada por la fuerza que me atrae, inexplicablemente, hacia él, pero dejando ver mi animadversión a que la intimidad se instale entre nosotros.

—Ya te lo he dicho, no me gusta la gente. Arriba hay demasiada —el tono molesto no me pasa desapercibido. No le gusta que lo rechacen, lo sé desde hace tiempo.

—Me refiero en esta fiesta de… snobs —levanto las manos señalando el espacio que nos rodea.

—Estoy por obligación —se encoge de hombros y camina hasta el borde de la piscina. Me extraño de su respuesta, pero decido ignorarla y ponerme a su lado. Podemos ver nuestro reflejo en el agua.

Tomo aire.

—Después de lo que pasó el fin de semana… —me sincero, sin mirarlo—, me avergonzaba verte.

—No pude dormir en toda la noche. Me moría por volver a besarte —se gira y me mira—. Nerea —me llama.

Lo miro.

—Báñate conmigo.

Sonrío y abro los ojos, extrañada.

—¿Qué?

—Que comencemos el año bañándonos juntos —se quita la chaqueta y la deja caer al suelo.

—No hablas en serio —niego con la cabeza.

—¿Alguna vez bromeo? —se ríe—. Vale, pero nunca miento. Vamos, anímate —me coge de las manos y de un tirón las suelto.

—Estás loco. No tengo bañador, estoy trabajando y mi ayudante me espera para irnos.

—Excusas. No te atreves y punto —me desafía.

—Ese truco lo inventé yo. No vas a convencerme —pongo los brazos en jarra.

Coge su camiseta negra por la parte de la cintura, la levanta con las dos manos y se la saca por la cabeza, dejando todo su torso desnudo a muy pocos centímetros de mí. Me quedo embobada observando sus oblicuos, los abdominales y el perfecto pecho que luce sobre ellos, rodeado de unos anchos hombros y torneados brazos. Pierdo la cuenta en el décimo tatuaje que cubre casi toda su piel.

—Quítate la ropa —me pide.

—Deja de decir estupideces.

—No te miraré. Te esperaré en el agua, de espaldas, hasta que te metas —se desabrocha los pantalones y le ruego que pare.

—¿Quieres dejar de desnudarte? —me tapo los ojos con las manos.

—No quiero mojarme la ropa —sigue quedándose sin indumentaria delante de mí. Me doy la vuelta y espero a que termine. Vuelvo a girarme cuando escucho que se tira a la piscina. Observo su pantalón y sus botas esparcidas por el suelo y su cabeza salir del agua a pocos metros de mí.

—Tienes un minuto para entrar aquí. Si no lo haces por ti misma, saldré y te tiraré vestida —grita.

—¡No serías capaz!

—Ponme a prueba.

Resoplo, suspiro y me resigno. Bueno, decido que no hay nada que desee más que mojarme junto a su cuerpo. Así que camino hasta la tumbona, le digo que no mire, espero hasta que se gira para otro lado y me quito el vestido y las medias hasta las ingles. Me siento muy desnuda aunque no lo esté del todo, un conjunto de braga y sujetador de encaje blanco cubre mis zonas más íntimas. Me introduzco en el agua despacio por las escaleras. La temperatura está demasiado alta si la comparamos con la que hace fuera y el vapor cubre unos centímetros por encima del filo del agua.

—Ya puedes mirar —mi voz sale como un murmullo.

Pablo camina hasta parar a un metro de mí, respetando un prudente espacio entre nuestros dos cuerpos casi desnudos. A él el agua no le cubre los hombros, sin embargo, yo doy pie a duras penas.

—Casi no llego al fondo.

—Ven —me ofrece la mano, la miro y, tras dudar durante una milésima de segundo, la agarro y dejo que me lleve hacia otro lado. Un calor irrefrenable me cruza el brazo y mi corazón comienza a bombear con fuerza—. Aquí estarás mejor —me suelta en una zona menos profunda. Ahora puedo vislumbrar su pecho casi entero.

—Gracias. Hubiera sido muy poco glamuroso ahogarme como un pollo —digo sin pensar. Los nervios y el calentón no me dejan procesar mucha información. Él suelta una carcajada y los músculos se le contraen ante mi atónita mirada. Poco a poco, el agua se calma y el aire comienza a pesar y a caer sobre nuestros hombros. Deja de sonreír, respira y se muerde el labio inferior con los dientes sin perder de vista mi boca.

—Eres muy bonita.

Agacho el semblante, ruborizada.

—No te escondas. Siempre he querido decírtelo.

—¿Siempre dices lo que piensas? —me armo de valor y lo miro.

—Por supuesto que no.

—Pero no te gustan los rodeos.

—No sólo no sirven para nada, sino que tardas más en conseguir tu objetivo.

—De eso se trata, ¿no? —acaricio el agua con mis manos, haciéndola resbalar entre mis dedos—, de obtener lo que quieres. No importa cómo, sino el fin.

—Yo no he dicho eso. Por mucho que desee algo o a alguien… —baja el tono al decir esto último—, no todo vale.

Un craso silencio nos envuelve.

Se toca el cabello de adelante hacia tras y viceversa de una manera rápida y un montón de gotas se esparcen a su alrededor rompiendo la tensión del momento.

—¿Quién te crees que soy? Tengo sentimientos —responde, fingiéndose lastimado.

—¡Ah! ¿Sí? Pues me ha parecido lo contrario —dramatizo, como él.

Para mi asombro, empezamos a hablar sin parar, de todo tipo de temas. Me hace reír, desinhibida, y consigue que me sienta tan cómoda y relajada que me olvido de donde estamos y por qué. De repente, lo percibo demasiado cerca, su hombro roza el mío y me pongo muy nerviosa.

—Estás temblando, quizás deberíamos salir —advierte.

—Estoy bien —susurro, ensimismada, viendo el agua resbalar por su moreno cuerpo.

Levanta un brazo y toca el mío.

—No lo estás, Nerea. —Cierro los ojos ante su contacto y, al abrirlos, me encuentro los suyos y sus labios muy cerca de los míos. La mano con la que me tiene agarrada baja hasta mi cintura, acariciando y calentando cada centímetro de mi piel. Con la otra me acaricia el cuello con cuidado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Bilogía Las estrellas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Bilogía Las estrellas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Bilogía Las estrellas»

Обсуждение, отзывы о книге «Bilogía Las estrellas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x