Vicent Sala - El cazador de escarabajos

Здесь есть возможность читать онлайн «Vicent Sala - El cazador de escarabajos» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El cazador de escarabajos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El cazador de escarabajos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

París, 2018. Adrien Bélanger es un ex policía atormentado por su pasado. Gracias a la influencia de su antigua compañera y amante, logra participar en un insólito experimento gubernamental que se propone crear agentes psíquicos. Pero nada sale como estaba previsto.
Mientras, Maurice Pourault, un informático con ansias de venganza, idea un macabro juego de rol a escala 1:1, con París y sus catacumbas como escenario, en el que los participantes son títeres inconscientes en su plan asesino.
Dos vidas contrapuestas, dos historias en paralelo condenadas a cruzarse. Y cuando esto ocurra, solo uno podrá prevalecer…
Una novela trepidante, salpicada de un humor irreverente, que nos cuenta cómo los recuerdos que se estancan producen monstruos.

El cazador de escarabajos — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El cazador de escarabajos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pero la última bola no cayó.

Los dos soltamos un alarido de frustración. El sublime ingenio había funcionado con armonía orquestal para, justo en la última parte de la cadena, fallar de forma estrepitosa. No comprendía qué había pasado. Pero aún no se había acabado la partida.

El jugador empezó a moverse de aquí para allá nervioso, esperando alguna instrucción mía. Pero yo me limité a esperar. Al cabo de medio minuto, se oyó un grito que provenía de la habitación de al lado.

—¡Socorro! ¿Hay alguien ahí? ¡Ayúdenme, por favor!

Jules Snively se había despertado al fin.

Halford, una vez recuperado del sobresalto inicial, se apresuró hacia la puerta de donde salían los chillidos de súplica. Estaba cerrada. Sin dudar, cargó con su enorme peso y la puerta cedió. Al abrirse, ambos pudimos ver a mi antiguo compañero de instituto sentado en el suelo, con el cuello encadenado a la pared, agitándose en un infructuoso intento de zafarse de una cuerda que le mantenía las manos atadas a la espalda y de una argolla que atenazaba su cuello. Había conseguido quitarse la mordaza y jadeaba sin parar, con el rostro sudoroso y restos de sangre reseca.

—¡Ayúdeme! ¡Sáqueme de aquí, por el amor de Dios! —rogaba Jules, lleno de ansiedad y terror. Halford lo contemplaba atónito, sin saber qué hacer.

—¡Maurice se ha vuelto loco! —gimió mi excompañero del instituto—. ¡Me golpeó y me encerró! ¡Tiene que soltarme y llamar a la policía!

Halford al fin se decidió, y empezó a desatar a Jules.

—No puedo con esto —se lamentó Halford mientras tiraba infructuosamente del hierro que aprisionaba el cuello de Jules. Necesitaré una herramienta.

La cámara del heavy se agitó cuando salió corriendo de la habitación. Durante un breve instante, enfocó el circuito de dominó, el suficiente para notar que se había encendido la luz del interruptor. Sin embargo, él no se percató.

Halford registraba afanosamente por los cajones de un mueble del comedor, buscando algo con lo que romper la argolla. Decidí que era el momento de intervenir.

—Halford, espera un momento. Tengo que darte una explicación.

—Estás loco —exclamó él—. No sé por qué tienes encerrado ahí a ese tipo, pero yo no pienso ser tu maldito cómplice.

—Ese hombre es un criminal —mentí—. Lo he encerrado para castigarle.

Halford se detuvo.

—¿Y qué diablos ha hecho?

—Es un violador.

—Odio a los violadores como el que más, pero, si eso es cierto, la policía lo resolverá. Yo no me fío de lo que me digáis ni uno ni el otro. —Halford continuó abriendo cajones.

Cuatro minutos.

—Violó a mi hermana —insistí—. Halford, ya sabes cómo es la justicia. Al final se salvará por un tecnicismo…

El heavy volvió a interrumpir su búsqueda. Miró hacia la habitación donde permanecía Jules y se dirigió hacia allí. Entró y se puso frente al prisionero, que levantó la cabeza con dificultad.

—¿Por qué estás encerrado? —inquirió Halford.

—No tengo ni la menor idea —respondió Jules—. Vine aquí con Maurice Pourault, un antiguo compañero de instituto. Me quería enseñar esta casa, pero cuando llegamos, me tendió una trampa y me secuestró.

—No le hagas caso —intervine—. Dirá lo que sea para que lo sueltes.

—¿Violaste a su hermana? —preguntó Halford, ignorándome.

Jules abrió los ojos de par en par.

—¿¿Qué?? Maurice no tiene ninguna hermana. ¿Te lo ha dicho él?

—¡Te está mintiendo! —exclamé, indignado—. Claro que tengo una hermana. Y él la violó.

La cámara de Halford se balanceó al compás de sus dudas.

Tres minutos.

—Voy a llamar a la policía —sentenció—, y ellos que se aclaren con vosotros. Pero a mí no me liais más…

—Por favor —imploró Jules—. No me dejes así. ¡Me matará!

La pantalla mostraba a mi excompañero sentado sobre el suelo, agarrando la argolla desesperadamente.

Solo tenía que entretener a Halford aproximadamente dos minutos y medio más.

—Halford, busca en su bolsillo y verás que te digo la verdad.

—Los cojones. Aquí os quedáis, yo me largo.

La cámara avanzó hasta salir de la habitación, para a continuación dirigirse hacia la salida de la casa.

—¡Si sales por la puerta estás muerto! —grité, pero Halford siguió avanzando.

—Hay un francotirador entre los árboles, frente a la fachada —anuncié—. Cuando asomes la cabeza, te la reventará como un huevo.

El vaivén de la cámara se paralizó de golpe. Quedaban algo menos de dos minutos.

—Tío, eres un cabrón psicópata —Halford sonaba como si estuviera metido hasta el cuello en una piscina repleta de cubitos de hielo—. No puedes estar tan chalado.

—Nadie impedirá que ejecute mi venganza —proclamé—. Jules debe morir por lo que me hizo.

—Te juro que te comprendo —aseguró Halford—. Pero esta no es la solución. Ahora la ley protege a las mujeres…

Un minuto.

—¡¡Sácame de aquí, por favor!!

—¡Idos a la mierda los dos! —Halford inició una carrera hacia la puerta trasera.

—¡Por el otro lado también hay un francotirador! —advertí.

Las sacudidas de la cámara se frenaron de nuevo.

—Me estás tomando el pelo… —dijo Halford, pero no continuó.

Treinta segundos.

—¡¡Ese loco me matará!! ¡¡Ayúdame!!

—¿¿Sabes qué te digo?? Prefiero que me disparen que quedarme en esta casa un minuto más. —Y se puso a correr otra vez.

Once segundos, llegó hasta la puerta; diez segundos, se puso a forcejear hasta que abrió el pestillo oxidado; seis segundos, la puerta estaba bloqueada, pero Halford, demostrando una gran fuerza, casi la arrancó de cuajo; tres, dos, uno…

Pese a la cuenta atrás, la explosión me dio un susto de muerte. Totalmente desbocada, la cámara de Halford se levantó hacia el techo viejo de la mansión, justo en el momento en el que se desmoronó sobre él y, con toda seguridad, también sobre mi antiguo compañero, que hasta entonces no había dejado de chillar como un puerco en el matadero.

Habría sido muchísimo mejor que el circuito de dominó se hubiera completado, como era mi plan A, y que Halford me hubiera hecho caso y hubiera salido del caserón, dejando a Jules a su suerte. Entonces se habría acercado a unos arbustos que yo le habría indicado, se habría encontrado una Yamaha R6 de 13.999 euros que tenía reservada como premio para el vencedor y se habría alejado del lugar antes de que la trilita derrumbara el edificio. Pero no había superado la prueba. Al intentar desatar a Jules, había activado el plan B para detonar los explosivos, condenándose a morir junto con mi excompañero.

Ciertamente, debía ser más precavido a la hora de seleccionar a mis sicarios, aunque fueran involuntarios.

Capítulo 11

En su primer día como sujeto de experimentación ultrasecreta, Bélanger fue objeto de los más variados estudios y pruebas; le hicieron electroencefalogramas mientras realizaba una prueba de resistencia; lo pusieron boca abajo; lo introdujeron en una piscina con una escafandra sin visera; le pidieron que mirase una pared blanca durante diez minutos; luego una azul; luego una roja… pero, siempre, antes, durante y después de cada prueba, tenía que intentar concentrarse y adivinar las cartas Zener que Camille, Pierre y otros colegas suyos barajaban y miraban sin cesar.

Por fin llegó la hora del almuerzo. Comió en una habitación, con la única compañía de Pierre. Bélanger aprovechó la ocasión para tratar de sacarle algo de información extra acerca del experimento y de los otros participantes.

—¿No me presentarán a los demás participantes? Quizá el poder funcione con dos personas que tengan el sonar psíquico.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El cazador de escarabajos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El cazador de escarabajos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El cazador de escarabajos»

Обсуждение, отзывы о книге «El cazador de escarabajos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x