Las variables seguirán dos tendencias analíticas principales, vinculadas a las ventajas o desventajas según el sujeto. Es decir, tienen que ver sencillamente con la percepción cuantitativa en la especulación sobre si el otro tiene más o menos, respecto al sujeto que especula, lo que sea que este desee cuantificar —ya sea posición social, éxito laboral, académico o económico u otros en función de sus propios objetivos personales, deseos o metas individuales—, por lo que existirá un vínculo con el motor. En otras palabras, el interés u objetivo final que dentro de la ecuación nos propondrá el perfil de relación con el otro: de inferioridad, igualdad o superioridad.
El móvil o interés para relacionarse será el objetivo en la mayoría de los casos, teniendo en cuenta que no estará representado en su totalidad el cien por ciento de las motivaciones sociales dentro de estos parámetros. Más aún las relaciones que se arman consciente o inconscientemente con estas perspectivas especulativas y tóxicas serán afectadas por el CoNES, siendo útil para definir en qué nivel el YO se encuentra respecto al OTRO y qué tipo de variable será la lógica para la ecuación a resolver, o más bien para alcanzar el objetivo final. Las variables pueden ser polares, es decir, tener en sí mismas su tendencia opuesta o, dicho de otro modo, la perspectiva que predisponga a la trascendencia de circunstancias viciadas por el egoísmo, dando la libertad de que la tendencia de la relación cambie más allá del modo especulativo. Por esta razón, se analizarán solamente las variables de los perfiles tanto de inferioridad como de superioridad, ya que son los más afectados, sin duda, por estas perspectivas especulativas.
Si el OTRO tiene más (dinero, capacitación, actitud, confianza en sí mismo, estima, posición, etc.), respecto a los objetivos a conseguir por el individuo, la perspectiva de la relación será desde una suerte de INFERIORIDAD, según los estándares de percepción tóxicos de un yo viciado por el CoNES. Para analizarla se dividirá en tres aspectos principales:
CONVENIENCIA: desde este plano el individuo intentará usufructuar en función de la realización de sus objetivos del esfuerzo o capacidades de la otredad procurando no ser descubierto en su intento por vender su amable sonrisa y desinteresada actitud.
ADMIRACIÓN: perfilará al individuo a conocer los sistemas empleados para la obtención del éxito del otro, buscando imitarlo o pidiendo instrucción humildemente para así poder trasladar, en la medida de lo posible, dichos patrones estratégicos a sus propios objetivos.
ENVIDIA: buscará obtener e incluso superar el estatus del otro, utilizando el recurso de la descalificación e incluso todo intento de boicot para poder destacar o sobresalir por cualquier medio posible, con el objetivo de generar cantidad de acciones por sobre la calidad de las mismas, intentando conseguir así un mejor posicionamiento y reconocimiento. Esto deja en evidencia que sus objetivos, sean cuales fuesen, serán en función de alimentar el ego y no de un bien común.
En esta ecuación tendremos que las relaciones pueden encauzarse a través de los tres caminos, en pos de conseguir el objetivo en el que se está en una supuesta situación de inferioridad o desventaja respecto a la otredad, lo cual deja claro que dos de ellos son tóxicos, tanto para el YO como para la OTREDAD con la que se relaciona. Solo a través de un aspecto podremos dar con una variable que perdure en el tiempo y tenga una tendencia más sana en el modo de relacionarse, ya que las demás, como se sustentan en aspectos signados por la desconfianza, estarán destinadas a fracasar.
En este gráfico vemos esquematizado como la desconfianza, producto de la comparación numérica especulativa subconsciente (CoNES), en su manifestación perjudicial en la relación, genera un vínculo tóxico tanto para el YO como para el OTRO. El caso es que la conveniencia será afectada por la desconfianza, porque se estará en alerta todo el tiempo para evitar que se descubran las verdaderas intenciones y, como el YO estará al tanto de la perspectiva, generará en más de una ocasión ese efecto espejo o de transferencia que hará dudar al YO de que el OTRO pueda actuar de la misma manera con él. Por esta razón, será común ver como sujetos convenidos sospecharán que pueden ser utilizados para fines ajenos a sus intereses y, por lo tanto, estarán a la defensiva desde su desconfianza. Del mismo modo en el caso de la envidia, aunque aquí es más complejo, dado que el YO se plantea desdeñar al OTRO, a pesar de que para hacerlo debe tener un sustento válido para que sus acciones no parezcan evidentemente dañinas, sino más bien justificadas. Es en este punto que, en el complejo tejido de la trama de la envidia, la justificación en el factor desconfianza será el principal camuflaje para que el YO excuse solapadamente su tendencia destructiva hacia el OTRO.
Ahora bien, si el OTRO tiene menos, haciendo alusión a los recursos antes descritos entre paréntesis, dejará al YO en posición de hipotética superioridad respecto a la realización de sus deseos. Allí también atenderemos a tres variables con sus respectivos factores y estos serán los siguientes:
SUPREMACIA: el YO ostentará poder por sobre el otro con el objetivo de afirmar su posición e impedir cualquier esquema que amenace su estatus, siendo, en este punto, la ostentación de poder sinónimo de debilidad del YO. Aquí la desconfianza estará arraigada tanto al YO en la falta de autoestima y en el OTRO respecto a su construcción de poder, que, de concretarse, pondría en riesgo el propio status quo.
VIRTUD: en esta variable el YO supondrá un ejemplo para el OTRO. Una vez superados los avatares de la desconfianza, podrá compartir logros y métodos con el OTRO en busca de la obtención del éxito por parte este.
MANIPULACIÓN: será una herramienta común en la búsqueda por la permanencia en la situación de superioridad, ya que existe una lógica que nos demuestra que siempre habrá alguien mejor y esta perspectiva al YO no le causa ninguna gracia, por lo que recurrirá directa o indirectamente a este recurso para mantenerse en su estatus. A su vez, también supondrá un riesgo, ya que toda manipulación es finita, más tarde o temprano el OTRO se daría cuenta y los planes se verían frustrados, así que la desconfianza sería hasta un estado de alerta necesario para el manipulador.
En los aspectos antes mencionados, la desconfianza juega un papel fundamental sustentado por la comparación numérica especulativa, CoNES. La especulación será funcional a perpetuar este tipo de variables nocivas en relación al OTRO, desde una perspectiva hipotética de un yo superior o inferior conteniendo en sí los hábitos tóxicos de conveniencia, envidia, supremacía o manipulación; hábitos que serán debidamente excusados o más bien encubiertos provocando en el YO la activación de un sistema de defensa que actuará de dos maneras ante la amenaza de quedar en evidencia: por un lado, la reacción puede ser la negación rotunda de los hechos y de sus consecuencias; mientras que por otro, puede ser el enojo y alejamiento en relación a quien sea capaz de visibilizar este tipo de proceder. Ambas respuestas estarán íntimamente ligadas a una reacción de miedo por parte del YO, que buscará sin dudas mantenerlo en la zona de confort, quitándole así la posibilidad de cambio, es decir, a relacionarse con el OTRO desde la VIRTUD o la ADMIRACIÓN.
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