Jessica Hart - Amar sin reglas

Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Hart - Amar sin reglas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Amar sin reglas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Amar sin reglas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Seth Carrington necesitaba una novia y Daisy Deare un pasaje al Caribe… ¡parecía un intercambio justo! Sin embargo, después de haber pasado satisfactoriamente la exhaustiva entrevista de Seth, a Daisy le surgieron algunas dudas: Seth era un déspota y tenía unos modales bastante rudos… excepto cuando sonreía. Entonces, se transformaba en una persona sumamente atractiva.
Sonriente o no, Daisy tenía que enfrentarse a la realidad. Su trabajo sería algo estrictamente temporal. Tenía que actuar como señuelo para desviar la atención del romance secreto que Seth mantenía con una sofisticada y bella mujer casada.

Amar sin reglas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Amar sin reglas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se puso de pie para ir a buscar un periódico. Le enseñó a Daisy uno de los artículos.

– No parece ser un tipo de hombre con el que convenga estar relacionado -terminó de decir.

Daisy agarró el periódico y le echó un vistazo. Se informaba de la llegada de Seth a Londres. Hablaban de su reputación de hombre implacable y del gran éxito de sus empresas.

Más adelante, se referían a él como el soltero de oro y comentaban que llevaba una vida mundana que compaginaba con sus negocios financieros. Nombraban a un montón de mujeres hermosas que habían intentado, inútilmente, ocupar un lugar permanente en su vida. Daisy contrajo los labios al leerlo.

A los treinta y ocho años seguía soltero y había tenido una trayectoria amorosa sin compromisos. Al final del artículo había chismes sobre su relación con Astra Bentingger, la cuarta mujer del señor Klissalikos. Quizás no habían sido tan discretos como Seth le había contado.

Daisy dejó el periódico con pesimismo, pero no quería dejarse intimidar. No iba a abandonar sus planes.

– No voy a enamorarme de él -le dijo a su madre sin demasiada convicción-. Voy a buscar a Tom. Seth Carrington es simplemente un medio para llegar hasta él.

A pesar de sus palabras, Daisy no pudo evitar sentirse nerviosa mientras subía en el ascensor que la conducía al ático. ¿Había sido esa tarde cuando subió en ese mismo ascensor y se preguntó cómo sería Seth Carrington?

En cuestión de pocos minutos, la había impresionado profundamente y era imposible recordar un pasado en el que no conocía a Seth.

Daisy arregló el escote de su vestido y se miró al espejo. Había hecho todo lo que pudo por resultar elegante, pero era imposible dominar sus rizos. Su maquillaje se limitaba a un toque de color en los labios y en las mejillas. Imaginaba, de todas formas, que Seth Carrington no iba a quedar impresionado.

Y así fue.

– ¿Es eso todo lo que puedes hacer para parecer más elegante? -le dijo en lugar de saludarla correctamente.

Él mismo le abrió la puerta de la suite. Iba vestido con un inmaculado traje de noche. Se veía tan injustamente atractivo que Daisy se sintió desfallecer. Sus piernas la sostenían con dificultad, pero logró dominarse.

– Buenas tardes -dijo ingeniosamente-. Sí, estoy bien, gracias. Sí, me gustaría pasar.

Seth frunció el entrecejo y se retiró un poco para que entrara. María se había marchado. Tener que soportar las groserías de ese hombre durante un día entero era una prueba suficiente para cualquier persona.

– Creo que te dije que tenías que venir vestida elegantemente -la acusó Seth al cerrar de un portazo.

– ¿Qué le sucede a mi vestido? -preguntó Daisy, algo ofendida.

Había esperado que, en su lugar, le criticara el maquillaje. Al finalizar el verano anterior había gastado sus escasos ahorros para comprar ese vestido en las rebajas. El precio original era exorbitante.

La gente que lo había visto le comentó que valía la pena haber hecho ese gasto. El color azul oscuro salpicado de pequeñas estrellas iba muy bien con el tono de sus cabellos y piel pálida. Daisy siempre se había encontrado a gusto cuando se lo ponía… hasta ese instante.

– Parece como salido de una tienda de saldos -le dijo Seth despectivamente.

Daisy apretó los labios.

– ¿Eres siempre tan encantador?

– No puedo malgastar mi tiempo en tratar de no herir tus sentimientos -comentó irritado.

– Supongo que no te molestas en ser agradable con nadie -protestó ella.

A Daisy le resultaba más sencillo discutir que dedicarse a apreciar lo tremendamente irresistible que estaba Seth en su traje de noche. Evitó observar el sofá donde se besaron, pero era una imagen que le entraba por el rabillo del ojo.

– Nunca conocí a nadie que fuera tan desconsiderado como tú -manifestó.

Seth se irritó.

– Soy considerado cuando debo serlo. Como te repito continuamente, estás aquí para llevar a cabo un trabajo.

– Sí, ¡pero sería mucho más fácil si no fueras tan desagradable!

Era obvio que Seth no estaba acostumbrado a que le respondieran. Contempló airado a Daisy durante unos instantes y luego, exhaló un breve suspiro, mezcla de enojo y complacencia.

– ¿Siempre discutes tanto?

– Sólo cuando me provocan -respondió ella con una expresión comedida que pareció no afectarlo en lo más mínimo.

– Mira, estoy simplemente intentado hacerte comprender que tu aspecto no se adecua a la imagen de mujer que suele gustarme. Además de parecer un vestido barato, es un vestido de niña buena. No te ves sofisticada. Todo el mundo sabe que me gustan las mujeres que tengan cierto glamour. Iremos mañana a comprarte ropa adecuada.

Daisy recordó el artículo que le había enseñado su madre. El nombre de Seth estaba ligado a cantidad de mujeres famosas. Era verdad que no se las podía calificar de buenas chicas.

– ¿Y por qué no convences a la gente de que has cambiado y te enamoraste de una buena chica?

– ¿Crees que resultaría convincente? -inquirió Seth con una de sus miradas despectivas.

Daisy se cruzó de brazos.

– Podrías intentarlo.

– Te pago a ti para que representes un papel, no soy yo el que tengo que hacerlo -señaló él con hostilidad-. Y si quieres hacerlo correctamente, tendrás que vestirte como te diga.

Seth se volvió para agarrar el auricular del teléfono.

– Es mejor que cancele la reserva -dijo.

– Pero mi vestido no está tan mal, ¿verdad? -manifestó ella desesperada.

– No es adecuado para la ocasión -indicó Seth al marcar un número-. Pretendía llevarte a un sitio adonde fuéramos vistos, pero no deseo que me fotografíen contigo si vas vestida de colegiala.

Seth esperó a que alguien le respondiera al otro lado de la línea.

– Por esta noche, iremos a algún lugar tranquilo -explicó luego.

Daisy se sintió aliviada mientras el ascensor descendía a la planta baja. No estaba segura de poder comenzar a representar su papel delante de los paparazzi.

Un elegante coche negro los esperaba a la puerta del hotel. Cuando salieron, un chofer uniformado les abrió la puerta del lujoso coche. Daisy tomó asiento con los ojos grandes por el asombro.

– Nunca había subido a un coche de este tipo -le confió a Seth después de que él indicara al chofer la dirección que debía seguir.

Él la observó con perplejidad y picardía.

– No me digas que ese aire de inocencia es real, después de todo.

Daisy lamentó su impulsiva observación. Todavía recordaba la mirada de Seth cuando la había apartado después de que se besaran.

– Me parece que, después de todo, esto va a resultar -le había dicho.

Y ella deseaba convencerlo de que era la actriz que pretendía ser.

– Es que no suelo viajar en coches de este estilo, eso es todo -explicó Daisy, mientras trataba de adoptar un aire mundano.

Pero no estaba segura de haber convencido a Seth. No dejaba de contemplarla con una expresión de incertidumbre.

Finalmente, llegaron al restaurante. La esperanza que tenía Daisy de ir a algún restaurante italiano alegre y popular se vio pronto frustrada. El coche paró frente a uno de los más caros restaurantes de Londres.

Al menos, la mesa estaba en un sitio apartado y discreto. La luz era tenue y daba un aire íntimo al ambiente. Seguramente, allí no los vería ningún fotógrafo.

Daisy leyó la carta con entusiasmo.

– Me muero de hambre -comentó.

Había olvidado momentáneamente su papel de mujer mundana.

– No tuve tiempo de almorzar -explicó enseguida.

Seth fijó una extraña mirada en ella. Daisy, entonces, dejó la carta sobre la mesa con muestras de culpabilidad.

– Oh, cariño, supongo que demostrar interés por la comida no es algo muy sofisticado, ¿verdad? -inquirió ella.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Amar sin reglas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Amar sin reglas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Amar sin reglas»

Обсуждение, отзывы о книге «Amar sin reglas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x