Jessica Hart - Amar sin reglas

Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Hart - Amar sin reglas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Amar sin reglas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Amar sin reglas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Seth Carrington necesitaba una novia y Daisy Deare un pasaje al Caribe… ¡parecía un intercambio justo! Sin embargo, después de haber pasado satisfactoriamente la exhaustiva entrevista de Seth, a Daisy le surgieron algunas dudas: Seth era un déspota y tenía unos modales bastante rudos… excepto cuando sonreía. Entonces, se transformaba en una persona sumamente atractiva.
Sonriente o no, Daisy tenía que enfrentarse a la realidad. Su trabajo sería algo estrictamente temporal. Tenía que actuar como señuelo para desviar la atención del romance secreto que Seth mantenía con una sofisticada y bella mujer casada.

Amar sin reglas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Amar sin reglas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Lo sé. Fui rudo y arrogante. Estaba enfadado conmigo mismo por haberme enamorado. Me hiciste sentir inseguro y tuve que desquitarme contigo. Sé que no te he dado razones para que me ames, Daisy. No te culparía si me dijeras que no deseas volver a verme.

Todavía sostenía el ramo en sus manos.

– Entonces, ¿por qué has venido a verme? -preguntó ella temblorosa.

Se puso en pie y se apoyó en el respaldo de la silla.

– Porque quería que supieras cómo me sentía. Sé que no podré ser feliz a menos que estemos juntos. No puedo olvidar esas largas noches en el Caribe. ¿Las recuerdas, Daisy? -le preguntó con suavidad.

¿Recordar? ¿Recordar las calurosas noches, sus manos, su cuerpo y el goce que descubrieron juntos?

– Sí -dijo ella-. Las recuerdo.

Daisy miró el ramo de flores. Advirtió que Seth apretaba los tallos con tanta fuerza que los había quebrado. De pronto, ella vio a un hombre ansioso e inseguro en lugar del empresario arrogante que conocía.

– ¿De verdad que el ramo es para mí? -inquirió.

– Claro -a Seth le costaba hablar tanto como a Daisy.

– ¿Me amas? -preguntó ella.

– Sí -respondió Seth.

– Es mejor que las acepte entonces -Daisy esbozó una sonrisa-. Gracias.

Se inclinó hacia él para darle un beso en la mejilla. Al sentir el roce de sus labios, Seth ya no pudo controlarse más y la abrazó con fuerza. Hundió su rostro en los rizos de ella.

– Daisy… -murmuró desesperadamente-. Dime que me amas.

– Te amo -dijo ella entre risas y sollozos.

– ¿De verdad? -le preguntó Seth.

– De verdad.

– Entonces, ¿vendrás conmigo? ¿Te casarás conmigo?

– Sí, sí… ¡oh, sí!

Se besaron largamente. Fue un beso que les quitó la respiración y los dejó temblando.

– Dejemos las flores -señaló Seth al apartar el aplastado ramo que se interponía entre ellos.

Volvió a abrazar a Daisy.

– Te eché tanto de menos -le dijo-. No advertí cuánto te amaba hasta que te echaste en brazos de Tom. Creí que era demasiado tarde para confesarlo. Ése fue el peor día de mi vida.

– Tenía que irme -se justificó Daisy-. Tenía que asegurarme de que Tom volviera a casa.

– Lo sé, cariño. Si no hubiera sido tan terco, te habría permitido contarme la historia de Tom y me habría ahorrado un mes angustioso. Cuando te marchaste, no fui capaz de hablar con nadie. Decidí irme a Nueva York, pero le dije a Astra y a los demás invitados que podían quedarse allí si lo deseaban. Imaginaba que al estar en un lugar neutral, todo me resultaría más fácil. Pero no fue así y volví a Cutlass Cay.

Seth le besó los cabellos.

– Entonces, Grace me contó que Tom era tu hermano y me reprochó por haberte dejado marchar. ¡No sabía si sentirme abatido o feliz por lo estúpido que había sido!

– Quizás tendría que haber insistido un poco más para que supieras la verdad -manifestó Daisy.

– No te habría escuchado -dijo él-. Me sentía celoso. Te llevé a Cutlass Cay porque te quería para mí solo y descubrí que buscabas a otro hombre. No podía evitar que te fueras, pero cuando Winston halló a Tom, no pude resistir la tentación de que permanecieras unos días más en la isla y lo oculté. Lo siento, cariño. ¿Crees que tu padrastro me podrá perdonar por el retraso para reencontrarse con su hijo?

– Lo hará cuando sepa lo feliz que soy -suspiró ella-. Todo esto no es un sueño, ¿verdad?

– Si lo es, lo estamos compartiendo.

– ¿Qué pasó con Astra? -preguntó Daisy.

– ¿No te enteraste? Decidió, después de todo, que prefería seguir casada con Dimitrios. Esperan un hijo.

– ¡Pero… quería casarse contigo!

– Ya no -Seth hizo una mueca-. Astra siempre deja algunas puertas abiertas. Después de leer aquel artículo en el que se comentaba que estábamos enamorados, Astra de pronto se presentó en la isla. Nunca se da por vencida sin luchar e hizo lo posible por separarnos.

– Lo consiguió -señaló Daisy y le comentó el asunto del brazalete de diamantes-. Yo estaba convencida de que esa noche habías ido a dormir con ella.

– ¿Con Astra? ¿Después del día que habíamos pasado tú y yo juntos?

– ¿Y dónde estabas?

– En la playa -respondió él-. Quería convencerme de que estaría mejor sin ti, pero te deseaba más que nunca.

– Oh, Seth, ¡hemos perdido mucho tiempo!

– Lo recuperaremos -le prometió él y comenzó a besarla otra vez.

– He sido muy infeliz -suspiró Daisy luego-. Esperaba leer alguna noticia sobre tu boda con Astra. Ella me dijo que estaba a punto de obtener el divorcio.

– A mí también -indicó Seth-, y me llevó algún tiempo convencerla de que ya no deseaba casarme con ella. No acepta una negativa fácilmente. Al final, decidió volver con Dimitrios.

– ¿Estás seguro de lo que haces, Seth? -inquirió ella dubitativa.

– Te quiero -dijo Seth-. Me siento vacío cuando no estás a mi lado, Daisy. No puedo prescindir de tu calidez y tu sonrisa, pero puedo vivir sin el dinero de Astra.

– Estaré junto a ti siempre que me quieras.

– Te querré siempre -dijo Seth.

– ¿Y cómo me encontraste? -le preguntó Daisy, mientras apoyaba su cabeza sobre el hombro de él.

– No fue fácil. Me di cuenta de que sabía poco sobre ti. No figuras en la guía telefónica. Pero tuve un golpe de suerte. Un amigo de Nueva York mencionó a la nueva novia de otro amigo. Su nombre es Dee Pearce. Por supuesto, recordé que ella era tu amiga.

– Ah -dijo Daisy con aprensión.

Había olvidado contar a Seth la forma en que había llegado hasta él.

– ¿Es eso todo lo que puedes decir? -le preguntó Seth en tono jocoso-. Conseguí mantener una confusa conversación con esa chica y deduje que nunca había recibido mi carta y que no tenía ninguna amiga llamada Daisy Deare. Dee me comentó que su correspondencia era, a menudo, enviada a Lawrence Street en lugar de Lawrence Crescent. Enseguida entendí todo.

– Intenté entregarle tu carta -Daisy se excusó-. La abrí por error, pero fui a explicarle lo sucedido. Ella ya no vivía allí y me pareció que todo era obra del destino. Estaba desesperada por hallar a Tom y decidí hacerme pasar por esa chica. ¿Estaba enfadada conmigo?

Seth negó con un gesto.

– Está contenta con su nuevo novio. No le habría interesado el trabajo.

– ¡Qué alivio! -Daisy lo besó detrás de la oreja, en el mismo sitio en que lo había besado una vez al tratar de convencerlo de que era actriz-. Deberíamos agradecer a la oficina de correos, Seth. En caso contrario, no nos habríamos conocido.

Seth la abrazó apasionadamente.

– Puedes escribirles, si lo deseas -le dijo-, pero no creo que tenga nada que ver con la oficina de correos. ¡Tú y yo estamos hechos el uno para el otro y fue el destino quien envió la carta!

Jessica Hart

Amar sin reglas - фото 2
***
Amar sin reglas - фото 3
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Amar sin reglas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Amar sin reglas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Amar sin reglas»

Обсуждение, отзывы о книге «Amar sin reglas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x