Jessica Hart - Amar sin reglas

Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Hart - Amar sin reglas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Amar sin reglas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Amar sin reglas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Seth Carrington necesitaba una novia y Daisy Deare un pasaje al Caribe… ¡parecía un intercambio justo! Sin embargo, después de haber pasado satisfactoriamente la exhaustiva entrevista de Seth, a Daisy le surgieron algunas dudas: Seth era un déspota y tenía unos modales bastante rudos… excepto cuando sonreía. Entonces, se transformaba en una persona sumamente atractiva.
Sonriente o no, Daisy tenía que enfrentarse a la realidad. Su trabajo sería algo estrictamente temporal. Tenía que actuar como señuelo para desviar la atención del romance secreto que Seth mantenía con una sofisticada y bella mujer casada.

Amar sin reglas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Amar sin reglas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Él la miró con suspicacia.

– Tienes mucho interés en ir al Caribe, Daisy.

– Siempre quise ir allí, eso es todo.

Daisy no deseaba contarle nada sobre Tom o la enfermedad de su padrastro. Era un hombre demasiado calculador e implacable, el tipo de hombre incapaz de aceptar sentimentalismos o emociones afectivas.

Si llegaba a sospechar que Daisy no centraría toda su atención en el trabajo, seguramente no dudaría en cancelar el acuerdo. No tenía sentido tratar de conmoverlo. Ella desconfiaba de su posible sensibilidad.

Al considerar la frialdad con la que trataba su futuro matrimonio con Astra Bentingger y la forma en que se había mostrado inconmovible ante los besos de Daisy, se podía decir que era un desalmado.

Era mejor dejar que pensara que ella era una actriz venida a menos, desesperada por viajar a una playa llena de palmeras.

– Si esperas disfrutar de las maravillas de la isla, antes tendrás que terminar tu trabajo -dijo Seth con arrogancia-. No quiero tener que ir en tu búsqueda cada vez que necesite tus servicios.

– ¿Cuanto tiempo crees que durará el trabajo?

– ¿Un mes? ¿Un mes y medio? Quizás algo más -Seth la miró con ironía-. ¿Piensas que Robert se arreglará sin ti durante todo ese tiempo?

– Eso espero -respondió ella con una gélida mirada.

No le gustaba el tono malicioso que utilizaba Seth cuando se refería a Robert. Quizás Robert no fuera una persona muy apasionante, pero al menos tenía buenos sentimientos.

– Tendrá que hacerse a la idea -manifestó Seth-, En las próximas semanas tengo algunos compromisos sociales y, si vas a fingir que eres mi novia, es mejor que empecemos a trabajar. Esta noche te llevaré a cenar.

Seth se acercó a la puerta como para indicarle que la entrevista había finalizado. Daisy lo observó con resentimiento. Tenía intenciones de ir a visitar a Jim al hospital por la tarde.

Los modales bruscos de Seth al dar órdenes y su arrogancia al suponer que cualquiera tenía que obedecerlo sin rechistar, la sacó de quicio. Permaneció en su sitio sin moverse.

– ¿Y si tengo otros planes para hoy? -inquirió ella.

– Cancélalos -ordenó Seth con una indiferencia insultante, mientras le abría la puerta-. Si le das tu dirección a María, te recogeré a las ocho.

Daisy trató de imaginarse a ese hombre frente a la puerta de su casa. Se iba a sentir como un extraño en su tranquilo barrio del sur de Londres. Además, no tardaría demasiado en darse cuenta de que su casa estaba cerca de la de Dee Pearce.

– No hay necesidad de que me vayas a buscar -dijo rápidamente-. Vendré yo.

– ¿Qué te pasa, Daisy? -se mofó él-. ¿No deseas que Robert conozca a tu nuevo jefe?

– Preferiría mantener mi vida privada aparte de este asunto -explicó Daisy.

Intentaba parecer tranquila, pero no lo consiguió.

– Solamente asegúrate de venir vestida más elegantemente.

Eso fue todo lo que dijo Seth y le indicó la puerta.

– Ahora vete, tengo cosas que hacer.

Daisy se marchó irritada por la forma en que casi la había echado de allí. Era un ser insufrible, pedante y altanero. ¡Y pensar que tenía que humillarse y fingir que ese hombre le gustaba! Además, actuaba como si le estuviera haciendo un favor a ella.

Miró por la ventana del autobús que la llevaba a su casa. Anheló haberse podido enfrentar a Seth, pero la imagen de Jim en el hospital, enfermo y deseoso de una reconciliación con su hijo, la había hecho callar. Se había tenido que conformar con irse sin pronunciar ni una sola palabra de despedida.

Sombría, se dio cuenta de que las semanas siguientes iban a ser difíciles. Seth Carrington era una persona muy complicada. Lo recordó con claridad, como si su imagen le hubiera quedado grabada en la mente. Pensó en la dureza de aquellos ojos y la turbadora expresión de su boca.

Daisy se movió incómoda en el asiento del bus. Sus mejillas se sonrojaron al recordar el beso que le había dado. ¿Por qué lo había besado de esa forma… por qué se había dejado besar? ¿Por qué no se apartó de él después de un breve beso de demostración?

Eso era lo único que habría sido necesario. En su lugar, ella se lo había tomado al pie de la letra y lo había besado como si fuera su amante. No podía olvidar las sensaciones que había experimentado al tocarlo y besarlo. Le parecía que todavía podía oler su aroma y sentir la piel sensual de sus labios.

De alguna manera, al estar con Seth, no se le habían planteado contradicciones por besar a un perfecto desconocido. Le había resultado natural. Pero al estar lejos del impresionante magnetismo de esa presencia, su propio comportamiento la hizo recapacitar. Se sintió desesperada al darse cuenta de lo que había hecho. ¡Tenía que haberse vuelto loca!

Su madre pareció estar de acuerdo cuando ella le relató de manera resumida su encuentro con Seth.

– ¿Fuiste bajo falsa identidad a ver a un hombre que no conocías y accediste a hacer el papel de novia durante las próximas semanas? -le preguntó con incredulidad-. Daisy, ¿en qué estabas pensando?

– En Jim -respondió ella-. Sé que suena descabellado, pero es solamente un trabajo. Seth no tiene interés por mí.

– ¡Eso dice él!

– Desea casarse con otra mujer… allí está el problema -explicó Daisy pacientemente-. En realidad, no puede haber sido más sincero al decirme que no encajo dentro de sus gustos sobre las mujeres. Y tampoco él es mi tipo.

Enseguida recordó aquel terrible beso e intentó borrarlo inmediatamente de su mente.

– Es un acuerdo laboral -continuó-, nada más. Es la única oportunidad que tengo de ir a buscar a Tom. ¿Te imaginas lo que significaría para Jim si lo encontrase y lograse que volviera a casa?

Ellen Johnson cruzó las manos sobre su regazo.

– ¡Si pudieras encontrarlo! Pero Tom nunca me aceptó. Estoy segura de que por eso se marchó. No querrá volver a casa si sabe que estoy aquí.

– Quizás te rechazara al principio pero no discutió con Jim por tu causa -insistió Daisy-. Se mostraron demasiado obstinados como para admitir que se necesitaban mutuamente. Estoy segura de que Tom volverá enseguida si se entera de que Jim está gravemente enfermo. Por eso, tengo que hallarlo. Sé que en la floristería hay mucho trabajo, pero Lisa podrá arreglarse si tú le echas una mano.

– Pero, ¿qué pasará si aparece esa chica, Dee Pearce? -inquirió Ellen con preocupación.

Todavía no estaba convencida de que Daisy debiera aceptar el trabajo.

– Le contará que no os conocíais y entonces, ¿qué pensará ese hombre? -continuó luego.

– No aparecerá -le aseguró Daisy con confianza-. Te lo dije, mamá, cuando me di cuenta de que la carta no iba dirigida a mí, la llevé a su casa para explicarle por qué la había abierto. Una vecina me contó que ella se había marchado de allí. Por esa razón, todo este asunto parece obra del destino.

– Corres un terrible riesgo -le reprochó su madre.

– Si me hubiera parecido un asunto oscuro, te aseguro que no lo habría aceptado -señaló Daisy.

La idea le parecía más razonable en ese instante que al principio.

– Es un trabajo decente. No será muy difícil acompañar a Seth Carrington a algunas fiestas y él me llevará al Caribe, además de pagarme muy bien. Es sencillo.

Daisy ya no pensaba en las dudas que le habían surgido en el autobús. Tenía que convencer a su madre de que era la solución perfecta para hallar a Tom.

– ¿Seth Carrington? -Ellen observó a su hija con gran preocupación-. ¿El famoso Seth Carrington?

– No creo que haya dos -dijo Daisy con ironía-. ¿Por qué?

– Leí algo sobre ese hombre cuando me dirigía al hospital -comentó Ellen.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Amar sin reglas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Amar sin reglas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Amar sin reglas»

Обсуждение, отзывы о книге «Amar sin reglas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x