Stanislaw Lem - Retorno de las estrellas

Здесь есть возможность читать онлайн «Stanislaw Lem - Retorno de las estrellas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Год выпуска: 1978, Издательство: Editorial Bruguera, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Retorno de las estrellas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Retorno de las estrellas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La nave interplanetaria Prometeo llega a la Tierra tras un viaje científico de diez años, aunque por la relatividad, en el planeta han pasado ciento veintisiete. Los supervivientes llegan a un mundo en que se ha implantado la betrización, operación que hace imposible concebir la agresividad. Es una sociedad segura, cómoda, pero en la que han desaparecido las ansias de aventura. El protagonista, Hal Bregg, se siente como un cavernícola en un mundo que no entiende, tras dedicar su vida a algo que al resto de la gente le parece una locura. Compra una casa apartada y se dedica a estudiar y a boxear con su compañero Olaf, hasta que se enamora de su vecina, con la que acaban juntos tras un inicio en que él intenta suicidarse y ella le teme. Cuando descubre que el resto de astronautas se prepara para otra misión, él decide quedarse.

Retorno de las estrellas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Retorno de las estrellas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— ¿Sabes en qué consistió nuestra mala suerte, Bregg? En que tuvimos éxito y ahora estamos aquí. El hombre vuelve siempre con las manos vacías…

Enmudeció. Su sonrisa se convirtió en una mueca, casi ausente. Durante un rato su respiración fue ruidosa, mientras seguía apretando con los puños el borde de la mesa. Le miré como si le viera por primera vez, y entonces pensé: «Ya es viejo.» Este descubrimiento fue un golpe para mí. Nunca había pensado nada semejante respecto a él, le había considerado siempre sin edad…, — Thurber — dije en voz baja —, escucha…, todo esto es un responso. Sobre la tumba de esos…, esos insaciables. Ya no existen, ni volverán a existir. Así que, a pesar de todo, Starck tiene razón…

Enseñó las puntas de sus dientes planos y amarillentos, pero no fue una sonrisa.

— Bregg, dame tu palabra de honor de que no repetirás a nadie lo que ahora voy a decirte.

Titubeé.

— A nadie — repitió con énfasis.

— Está bien.

Se levantó, fue al rincón, cogió un rollo de papel y volvió a la mesa.

El papel crujió en sus manos mientras lo desenrollaba. Vi un pez rojo cortado en secciones, como dibujado con sangre.

— ¡Thurber!

— Sí — dijo tranquilamente, enrollando de nuevo el papel con ambas manos.

— ¿Una nueva expedición?

— Sí — repitió. Fue al rincón, dejó el rollo en su sitio, y lo apoyó contra la pared como un arma.

— ¿Cuándo? ¿Adonde?

— No muy pronto. Al centro.

— Nube de Sagitario… — murmuré.

— Sí. Los preparativos durarán algún tiempo. Pero gracias a la anabiosis…

Continuó hablando, pero a mí sólo me llegaron palabras aisladas. «Vuelo de lazo», «aceleración sin gravedad»… y la excitación que me dominó cuando vi la forma del gran cohete, dibujada por los constructores, se convirtió en una inesperada lasitud, de cuyo fondo, como a través de las tinieblas, contemplé mis manos, colocadas sobre las rodillas. Thurber dejó de hablar, me miró de reojo, rodeó la mesa y empezó a amontonar sus carpetas, como si quisiera darme tiempo para digerir esta noticia tan extraordinaria. Yo tendría que haberle ametrallado a preguntas: quién de nosotros, los antiguos, tomaría parte, cuántos años duraría la expedición, cuáles eran sus objetivos. Pero no formulé ninguna pregunta. Como todo ello se consideraba un secreto, no quería saber nada.

Miré sus manos grandes y arrugadas en las que su edad avanzada se advertía con más claridad que en el rostro, y mi aturdimiento se mezcló con una especie de satisfacción, tan inesperada como malévola: que seguramente él no podría volar con los demás. «Tampoco yo presenciaré su regreso, ni siquiera aunque alcance la edad de Matusalén», pensé. Bueno, era igual. Nada de esto tenía ya la menor importancia. Me levanté.

Thurber hizo crujir sus papeles. — Bregg — dijo sin levantar la vista —, aún tengo algo que hacer aquí, pero si quieres, podemos cenar juntos. Y puedes pernoctar en la residencia, que ahora está completamente vacía.

Musité «Está bien» y me dirigí a la puerta. Ya había empezado a trabajar, como si yo no existiera. Permanecí un momento en el umbral y salí. Durante unos segundos no supe dónde estaba, hasta que oí un golpeteo claro y rítmico: el eco de mis propios pasos. Me detuve.

Estaba en el centro de un largo pasillo, entre una doble hilera de puertas iguales. Aún se oía el eco de los pasos. ¿Una ilusión? ¿Acaso había alguien caminando detrás de mí? Me volví y distinguí una alta silueta que desapareció por una puerta muy lejana. Fue tan breve que no vi a la persona, sino sólo el movimiento, una parte de su espalda y la puerta que se cerraba.

No tenía nada que hacer allí. Continuar no tenía sentido, ya que el pasillo terminaba al fondo. Di media vuelta y pasé junto a una ventana muy alta. Sobre la mancha negra del parque flotaba el resplandor plateado de la ciudad. De nuevo me paré ante la puerta que ostentaba el letrero: «Aquí, Bregg», tras la cual trabajaba Thurber. No quería verle más. No tenía nada que decirle, y él a mí, tampoco. ¿Por qué había venido? De pronto, asombrado, lo recordé: debía entrar y preguntar por Olaf.

Pero no ahora. No en este momento. Fui hacia la escalera. Frente a ella se encontraba la última puerta de la hilera, precisamente aquella por la que acababa de desaparecer la silueta desconocida. Recordé que al principio, al entrar en el edificio, buscando a Thurber, había mirado hacia el interior de esta habitación; reconocí los arañazos del barniz. En esta habitación no había nada; ¿qué buscaba en ella el hombre que acababa de entrar?

Estaba seguro de que sólo había entrado para esconderse de mí. Permanecí largo tiempo indeciso frente a la escalera vacía, alumbrada por una luz blanca e inmóvil. Lentamente, me volví, centímetro a centímetro. Me dominaba una inquietud singular, que no era realmente inquietud; me sentía como si acabaran de inyectarme un tranquilizante: tenso, pero templado, di dos pasos, entorné los ojos, y entonces me pareció oír respirar a. alguien al otro lado de la puerta. No era posible.

«Voy a marcharme», me propuse, pero también esto era imposible: había dedicado demasiada atención a esta puerta para marcharme así como así. La abrí y miré hacia dentro.

Bajo la pequeña lámpara del techo, en el centro de la habitación vacía, estaba Olaf.

Llevaba su viejo traje con las mangas arremangadas, como si acabara de dejar las herramientas de trabajo.

Nos miramos. Cuando comprendió que yo no tenía intención de iniciar el diálogo, habló primero:

— ¿Cómo te va, Hal…?

Su voz no sonaba del todo segura. Yo no quería fingir nada; sencillamente, las circunstancias de este encuentro inesperado me habían dejado sin palabras. Tal vez influía algo el efecto de las palabras de Thurber. En cualquier caso, no le contesté. Fui hacia la ventana, desde la que se veía la misma perspectiva del parque oscuro y el resplandor de la ciudad, y entonces me volví y me recosté en el alféizar.

Olaf no se movió. Seguía en el centro de la habitación; del libro que tenía en la mano sobresalía un trozo de papel que resbaló hasta el suelo. Los dos nos inclinamos al mismo tiempo para recogerlo, y pude distinguir el boceto del mismo proyectil que Thurber acababa de enseñarme. Debajo había anotaciones en la letra de Olaf. «Es probable que se tratara de esto — pensé —. No me había hablado porque él quería volar y prefirió ahorrarme esta noticia.

Tenía que decirle que se equivocaba, que a mí no me importa nada esta expedición. Ya me he cansado de las estrellas, y además, ya estoy enterado de todo por Thurber, así que puede hablar conmigo con la conciencia tranquila.» Con el dibujo en la mano, observé sus líneas con atención, como si quisiera reconocer la velocidad del cohete, pero no dije ni una palabra y le devolví el papel, que él tomó con cierta vacilación, lo dobló y metió de nuevo en el libro. Todo esto ocurrió en silencio. Estoy seguro de que no fue premeditada, pero esta escena — quizá precisamente porque se desarrolló en silencio — adquirió un significado simbólico. Yo debía tomar sin entusiasmo su presunta participación en la expedición, pero también aceptarla sin envidia.

Cuando busqué su mirada, la desvió, para mirarme de reojo casi inmediatamente. ¿Era inseguridad o confusión? ¿Incluso ahora, que yo lo sabía todo? El silencio en la pequeña habitación se hizo insoportable. Oí su respiración algo acelerada. Tenía el rostro cansado y en sus ojos no había la animación que se veía en ellos en nuestro último encuentro. Como si hubiera trabajado mucho y dormido poco; pero había además otra expresión que yo no conocía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Retorno de las estrellas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Retorno de las estrellas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Stanislaw Lem - Return from the Stars
Stanislaw Lem
libcat.ru: книга без обложки
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Az Úr Hangja
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Frieden auf Erden
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Fiasko
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - The Albatross
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Nenugalimasis
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Regresso das estrelas
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Kyberiade
Stanislaw Lem
Stanislaw Lem - Ciberiada
Stanislaw Lem
Отзывы о книге «Retorno de las estrellas»

Обсуждение, отзывы о книге «Retorno de las estrellas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x