– Hábleme de la desviación genética.
– Es un concepto sutil. Básicamente es estadística aplicada a la genética. En pequeñas poblaciones aisladas, los acontecimientos casuales pueden tener repercusiones. Cuando hay mutaciones genéticas, alcanzan un nivel en el que se perpetúan rápidamente. Los accidentes tienen efectos mayores que si ocurriesen en una población mas reducida y los cambios que acarrean pueden ser espectaculares.
››Por ejemplo, un grupo reducido desarrolla unas piernas extraordinariamente largas. Estos genes llegan a ser tan numerosos que desbancan a los llamados genes normales, hasta que las piernas largas se convierten en la norma. Los que tienen las piernas largas andan y corren mas rápido, y esto trae consigo otros cambios, pongamos por caso, un cambio en la dieta -empiezan a comer otro tipo de animales-, o un cambio en el hábitat, porque los depredadores tradicionales ahora pueden ser vencidos. Y siguen ocurriendo nuevos cambios sin cesar; se trata de un proceso que se auto perpetua y cuyo resultado es un salto quántico. Pero esto no quiere decir que los nuevos rasgos sean necesariamente mas ventajosos; hay que hablar mas bien de desviación accidental.
– Comprendo. ¿Que ocurriría si el salto quántico comportase una facultad abstracta? Una percepción telepática o algo por el estilo.
– ¿Se refiere usted a la capacidad para proyectar imágenes directamente de un cerebro a otro? En teoría, al menos, no es imposible.
– ¿Y es posible que en el cortex del hombre de Neandertal se produjeran cambios físicos que permitieran el desarrollo de esta facultad?
– Vuelvo a decir lo mismo: en teoría si. Pero hay un problema. Gracias al estudio del cerebro humano sabemos que gran parte del cortex esta ya hipotecado para el lenguaje.
– ¿Y si no tuvieran lenguaje? En este caso tendrían un cerebro mas grande que el nuestro, que simplemente no se habría desarrollado.
– No hay razón alguna para pensar que no desarrollaron el lenguaje. En tanto que medio de comunicación, es preferible porque perdura. Se puede escribir y lo escrito sobrevive a quien lo escribió. Ni usted ni yo conocimos a Shakespeare pero le oímos hablar, por así decirlo.
– ¿Y si algo les impidió desarrollar el lenguaje?
– Me cuesta creerlo. Solo se me ocurre una causa.
– ¿Cual?
– La altitud.
Eagleton giro la silla de ruedas unos noventa grados.
– Explíquese.
– Los alpinistas sufren trastornos mentales; no se trata de nada nuevo. Pero las investigaciones recientes relacionan este fenómeno con el habla. Un neurocientífico de Brown, Philip Lieberman, ha estado estudiando los efectos cognitivos de la falta de oxigeno. Sostiene que daña la parte del cerebro responsable de los movimientos secuenciales, incluido el movimiento de la lengua, los labios y la laringe. Los ganglios básales se quedan sin oxigeno y la sintaxis del lenguaje hablado queda afectada. De ahí que los pensamientos se expresen de forma desordenada.
– Por tanto, a largo plazo -dijo Eagleton pausadamente-. Una especie que viviese en un entorno de estas características podría llegar a quedarse sin lenguaje y, en este caso, tendría que desarrollar otra alternativa, como la telepatía, por ejemplo, para compensar dicha perdida.
– En teoría, solo en teoría, si; no es imposible.
– ¿Y si esta capacidad constituyera una función vital para un grupo que viviese constantemente atemorizado, que huyese sin parar? ¿Y si esto también le permitiese a cada miembro del grupo actuar de vigilante, una especie de sistema automático de alarma precoz para la tribu entera?
– Bueno, entonces tendría un valor añadido que contribuiría a que, presumiblemente, siguiera funcionando. El proceso de desviación genética se vería reforzado por la selección darwiniana, que tendería a acentuar este rasgo, a solidificarlo, por así decirlo. Pero ¿en que esta pensando?
– En nada, en nada. Estamos manteniendo una discusión puramente teórica. Me interesa lo que ha dicho sobre los diferentes grupos de neandertales. ¿Como se produce una cosa así?
– Por descontado eso si es teoría pura. Ocurrió algún hecho, probablemente las glaciaciones, que dividió a la población en subgrupos. Sabemos que los que vivían en Europa occidental se convirtieron en el hombre de Neandertal clásico y que con el tiempo se extinguieron. Para decirlo con pocas palabras, su manantial se agoto. Los que habitaban en otras partes alcanzaron un nivel de desarrollo que los acercaba a nosotros. A eso se llama sapientización. O tal vez sobrevivieron aislados en un reducido lugar apartado y desarrollaron unos rasgos especiales a través de la desviación genética. Hay pistas muy débiles en esa parte del mundo denominada ‹‹Asia occidental››
– ¿Asia occidental? ¿Donde esta?
– Es un termino extraño que se emplea hoy día en los trabajos sobre el hombre de Neandertal. Abarca una vasta región que comprende el mar Negro, ciertas zonas de la Unión Soviética, Uzbekistán y Tadzhikistan. Gran parte del territorio esta por explorar.
De repente Eagleton, sin darle las gracias siquiera, despidió a Schwartzbaum. Ya no le necesitaba. Había tomado la decisión que buscaba. Hacia tres semanas que no recibían noticias de Van. Había llegado el momento de enviar a Susan y ojo Oscuro fueron hasta la orilla del río; el la llevaba agarrada del brazo; su mano era tan huesuda que parecía un halcón sobre su presa. Susan sintió que de el emanaba un extraño poder que la electrizaba, como si el homínido generara una especie de voltaje psíquico. Le era imposible decir quien guiaba a quien.
Caralarga fue a su encuentro y anduvo hacia atrás, delante de ellos, con la cabeza gacha. Cuando entraron en la choza, Susan vio que Matt también se encontraba allí, junto con tres o cuatro homínidos. Kellicut estaba en un rincón trabajando; a su alrededor había desplegados varios utensilios: una navaja, la cantimplora y el botiquín, que tenia la tapa azul y blanca abierta. Al verlos, coloco con cuidado algo sobre una prenda de vestir y se levantó.
– Me alegro de que ya estéis aquí. No tiene buen aspecto y no disponemos de mucho tiempo.
– ¿Que piensas hacer?
– Tiene una contusión en la frente y la rodilla fracturada, pero también esta herido en el costado. No estoy seguro pero diría que le hirieron hace varios días y que ha estado andando, de modo que el problema principal es la perdida de sangre. Haremos una transfusión.
– ¿Y como vas a hacerla?
– Mal, me temo. Tendremos suerte si podemos transfundirle una cantidad suficiente de sangre, aunque con los gérmenes que hay por aquí será un milagro si sobrevive. Pero es la única esperanza.
– ¿Y quien será el donante?
Kellicut miro a Caralarga, que seguía meciéndose despacio.
– ¿Y el? ¿Para que querías que viniera?
Susan señalo con la cabeza a Ojo Oscuro, que todavía no le había soltado la mano. No se atrevía a retirarla, como si fuera una especie de sanguijuela de la que tuviese que desprenderse con sumo cuidado.
– Espero poder explicarle lo que vamos a hacer para que pueda comunicárselo a los demás. El es el único capaz de comprenderlo. Por otra parte -dijo Kellicut, quien volvió de nuevo a su trabajo-, su presencia aquí puede sernos útil en el caso de que todo salga mal.
Susan se acercó a Matt, que estaba junto al fuego, y observó como Kellicut les hacia gestos, emitiendo también sonidos, a Caralarga y a Ojo Oscuro. En un momento dado, abrió los ojos del chico; después se hizo un corte con la navaja en el brazo y empezó a brotarle un chorro de sangre.
No quedó nada claro que lo entendieran. Mientras, el agua hervía en la cantimplora. Susan y Matt la emplearon para esterilizar un largo tubo de goma que tenían en el botiquín y unos cuantos trapos; cuando acabaron, llevaron todo junto al chico.
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