Robert Wilson - Los cronolitos

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Wilson - Los cronolitos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Madrid, ISBN: , Издательство: La Factoría de Ideas, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los cronolitos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los cronolitos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Scott Warden es un hombre perseguido por el pasado… y pronto también por el futuro. En la Tailandia de comienzos del siglo XXI es un vago en una comunidad costera de expatriados, cuando es testigo de un acontecimiento imposible: la aparición en el boscoso interior de un pilar de piedra de casi setenta metros. Su llegada colapsa los árboles en un cuarto de kilómetro alrededor de su base. Parece estar compuesto de una exótica forma de materia y la inscripción tallada muestra la conmemoración de una victoria militar… que tendrá lugar dentro de dieciséis años.
Poco después, un pilar aún mayor aparece en el centro de Bangkok. A lo largo de los siguientes años, la sociedad humana queda transformada por estos misteriosos visitantes, al parecer llegados desde el futuro reciente. ¿Quién es el guerrero “Kuin”, cuyas victorias celebran? Scott sólo quiere reconstruir su vida, pero un extraño bucle le arrastra sin cesar hacia el misterio central… y una fascinante batalla con el futuro.
Tensa, emotiva, rigurosa y emocionante, “Los Cronolitos” es una obra maestra de uno de los mejores autores de ciencia ficción de la actualidad.

Los cronolitos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los cronolitos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Le dije a Hitch que todo eso me parecía muy bien, pero que seguía sin entender por qué estaba sentado en su furgoneta escuchando lo que cada vez me parecía más una subasta.

Hitch se puso serio.

—Scotty —dijo—. Esto no es ninguna subasta. Al menos, para mí no lo es. Aunque te aprecio como persona, no estoy seguro de que tu presencia sea beneficiosa para esta expedición. Respeto todo lo que has conseguido en esta ciudad, y Dios sabe lo difícil que es mantener unida a una familia en estos tiempos que corren. Sin embargo, nosotros necesitamos técnicos, ingenieros y personas que puedan manejar maquinaria pesada, no a un tipo que vende porquerías de segunda mano en un mercadillo.

—¡Oh! Gracias.

—Espero que no te ofendas. ¿Crees que me equivoco?

—No.

—Sue es quien desea que te unas a nosotros, por razones que sólo es capaz de insinuar.

—Antes me has hablado de una saeta.

—Bueno, se trata más bien de un juego de unir lo puntos. ¿Me dejas que te cuente una historia?

—Siempre y cuando mantengas los ojos en la carretera…

Los controladores de tráfico de la mitad de las calles de Miniápolis habían dejado de funcionar, de modo que no había nada que impidiera una colisión aparte de los detectores del vehículo. Hitch se había acercado tanto al carromato de un vendedor ambulante que se habían disparado las alarmas de proximidad.

—Odio el tráfico —refunfuñó.

Hitch había estado en El Paso seis meses atrás, rastreando las amenazas de muerte que había recibido Sue en la terminal de su casa. No había hablado con nadie, excepto con los pocos socios que tenía en ese lugar.

En teoría, Morris Torrance se encargaba de la seguridad de Sue, aunque siempre era Hitch quien realizaba el trabajo físico, porque estaba bien relacionado con los círculos kuinistas y poseía la credibilidad callejera necesaria para impresionar a diversos secuaces. Era bueno peleando y, sin duda alguna, un experto en el manejo de armas de todo tipo… aunque preferí no preguntárselo.

Morris había descubierto que esas amenazas procedían de uno de los grupos kuinistas más importantes que operaban a las afueras de Texas, así que Hitch había viajado hasta El Paso para congraciarse con las milicias locales.

—Pero cometí un error evidente: hice demasiadas preguntas demasiado rápido. Si los ánimos están calmados no suele pasar nada… pero esos téjanos eran unos jodidos paranoicos. Así que alguien decidió que yo era un problema.

Me explicó que cinco cuadrillas de ataque kuinistas lo llevaron a rastras hasta el solar trasero de un taller de reparaciones y le interrogaron con la ayuda de un machete tan dentado como una sierra.

Hitch levantó la mano izquierda y me mostró los muñones de sus dedos índice y corazón. Ambos habían sido seccionados por debajo de los nudillos y, a pesar de que se los habían suturado con sumo cuidado, resultaba obvio que el corte no había sido limpio. Pensé en eso. Pensé en el dolor.

—No te preocupes —dijo—. Podría haber sido peor. Conseguí escapar.

—¿Y eso sucedió el mismo día que te quedaste cojo?

—Mientras escapaba, una bala de bajo calibre se hundió en el tejido muscular. Tenían una pistola antigua, un trozo de chatarra del siglo XX con la empuñadura medio oxidada. Pero lo importante del tema, Scotty, es que reconocí al tipo que me disparó.

—¿Lo conocías?

—Sí, y creo que él también me reconoció… o, por lo menos, sé que mi rostro le resultaba familiar. Si no se hubiera sorprendido al verme, estoy seguro de que el disparo habría sido mortal. Aquel tipo era Adam Mills.

Me aparté de él de forma instintiva y me apoyé en la puerta de mi lado, sintiendo frío a pesar del calor estival.

—¡No puede ser! —exclamé.

—Te juro que era él. No murió en Portillo… supongo que logró escapar con los refugiados.

—¿Y tropezaste con él en El Paso? ¿Así de sencillo?

—Sue dice que no es ninguna coincidencia, sino una turbulencia tau. Se trata de un sincronismo significativo que se conecta con nosotros a través de ti. Adam Mills es la saeta, Scotty, y te está apuntando.

—No me lo creo.

—Y por lo que sé, no es necesario que lo hagas. Yo tampoco quería creerme que tenía una bala clavada en la pierna. Tuve que matar a un par de personas para conseguir esta información y dársela a Sue. Lo que Sue haga con ella o lo que tú hagas con ella no es asunto mío.

—¿Has matado a un par de personas?

—¿En qué crees que consiste mi trabajo, Scotty? ¿En viajar por todo el país recurriendo a la persuasión moral? Por supuesto que he matado a diversas personas —movió la cabeza—. ¿Sabes? Esto es exactamente lo que me saca de quicio. Cuando me miras, ves a aquel tipo tan animado con el que solías holgazanear en Chumphon; sin embargo, debo decirte que antes de conocerte ya había matado a un hombre, Scotty. Sue lo sabe. Ya sabes que en aquella época no vendía bañadores, sino que traficaba con drogas. Son situaciones en las que te encuentras cuando te mueves en ese mundo. Yo no poseo tu sentido de la ética. Sé que te consideras una especie de leproso moral porque la jodiste con Janice y Kait, pero en lo más profundo de tu alma sabes que eres un padre de familia. Eso es todo.

—¿Y por qué quiere Sue que os acompañe?

—Ojalá lo supiera.

Veintiuno

En estos días de crisis, el Marriott no atraía a demasiados huéspedes. Sue estaba sola en la sala de la piscina y la sauna, aunque Morris Torrance montaba guardia al otro lado de la puerta.

Me miró desde las agitadas aguas del jacuzzi. Llevaba un bañador de color rojo bombero y un gorro de plástico amarillo; ninguna de las dos prendas le sentaba bien, pero Sue nunca había prestado demasiada atención a la moda. Incluso en el jacuzzi llevaba puestas sus enormes gafas arcaicas, con su arañada montura de lo que parecía bakelita negra.

—Tendrías que probar esto, Scotty —me dijo—, es muy relajante.

—No estoy de humor.

—¿Debo asumir que Hitch ha estado hablando contigo?

—Sí.

Suspiró.

—De acuerdo. Dame un minuto.

Levantó su cuerpo en forma de pera para salir del jacuzzi y, en cuanto se quitó el gorro, su cabello saltó como un animal enjaulado.

—Me apetece sentarme en las tumbonas que hay junto a la ventana — dijo—, pero no sé si tendrás demasiado calor con esa ropa.

—Estoy bien —respondí, aunque el aire era tropical y apestaba a cloro. Además, aquella incomodidad me parecía adecuada.

Extendió una toalla de baño y se sentó con solemnidad.

—¿Hitch te ha hablado de Adam Mills?

—Sí, pero todavía no se lo he contado a Ashlee.

—No lo hagas, Scotty.

—¿Que no se lo diga? ¿Acaso prefieres contárselo tú?

—Por supuesto que no, pero tampoco quiero que lo hagas.

—Ella cree que podría estar muerto. Tiene derecho a saber la verdad.

—Sí, es evidente que Adam está vivo. Sin embargo, antes de decirle nada, pregúntate a ti mismo lo siguiente: ¿De qué serviría contárselo a Ashlee? ¿Realmente vale la pena que sepa que su hijo está vivo y es un asesino?

—¿Un asesino? ¿En serio?

—Sí. Lo sabemos con certeza. Adam Mills es un fervoroso kuinista de línea dura y un asesino múltiple… un secuaz de una de las bandas P-K más depravadas del país. ¿Crees que Ashlee necesita saber eso? ¿De verdad quieres decirle que su hijo está llevando un tipo de vida que, probablemente, lo conducirá a la muerte o a la cárcel en un futuro próximo? Y cuando esa suceda, ¿deseas ver cómo se hunde de nuevo en la tristeza?

Vacilé. Intentaba ponerme a mí mismo en el lugar de Ashlee: si llevara años preguntándome si Kaitiin habría sobrevivido al Cronolito de Portillo, agradecería cualquier tipo de información.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los cronolitos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los cronolitos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Robert Wilson
Robert Wilson - Mysterium
Robert Wilson
Robert Wilson - À travers temps
Robert Wilson
Robert Wilson - Julian Comstock
Robert Wilson
Robert Wilson - Chronos
Robert Wilson
Robert Wilson - Die Chronolithen
Robert Wilson
Robert Wilson - Los asesinos ocultos
Robert Wilson
Robert Wilson - Les Chronolithes
Robert Wilson
Robert Wilson - The Harvest
Robert Wilson
Отзывы о книге «Los cronolitos»

Обсуждение, отзывы о книге «Los cronolitos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x