Dan Fesperman - El barco de los grandes pesares

Здесь есть возможность читать онлайн «Dan Fesperman - El barco de los grandes pesares» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El barco de los grandes pesares: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El barco de los grandes pesares»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Vlado Petric, un ex policía en el Sarajevo desgarrado por la guerra, tiene que dejar su tierra para reunirse con su esposa y su hija en Alemania, donde se gana modestamente el sustento como trabajador de la construcción en las obras del nuevo Berlín.
Una tarde, al volver a casa después de la jornada laboral, un enigmático investigador estadounidense le está esperando en el pequeño apartamento familiar. El investigador, Calvin Pine, enviado por el Tribunal Internacional para Crímenes de Guerra en la ex Yugoslavia, solicita a Petric que viaje a La Haya. Petric acepta sin titubear cuando Pine le dice que están siguiendo a un pez gordo: uno de los hombres a los que consideran responsables de la terrible matanza de Srebrenica.
Lo que Petric no sabe es que lo están utilizando como cebo para descubrir a un asesino de la generación anterior, un hombre cuyas actividades en la Segunda Guerra Mundial hacen que los asesinos de ésta parezcan aficionados.

El barco de los grandes pesares — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El barco de los grandes pesares», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Había muchos croatas aquí? -peguntó Vlado-. ¿Y bosnios?

– Miles. Venían de los campos de desplazados o desde Austria. Muchos de ellos querían llegar a Argentina o a Estados Unidos. El propio Ante Pavelic terminó siendo asesor de seguridad de Juan Perón, ya sabe. Tenían que haber incluido una canción sobre él en Evita. Debíamos prenderlos, pero por un motivo u otro siguieron colándose por las rendijas, la mayoría con la ayuda de una red de evacuación dirigida por sacerdotes croatas de la Confraternidad de San Girolamo. Allí es adonde nos dirigimos. San Girolamo. El padre Krunoslav Draganovic dirigía el cotarro. También era el jefe de la Comisión Pontificia de Auxilio al Refugiado, lo que le permitía relacionarse con todos los campos de desplazados. A veces enviaban gente de vuelta al otro lado de la frontera con nuestra ayuda, para que pusieran bombas o para que organizaran un lío de mil demonios. Pero casi siempre enviaban todos sus huevos podridos a lugares seguros en el extranjero. Les daban nombres nuevos y los metían en cargueros rumbo a Argentina, Estados Unidos, Canadá, donde a usted se le ocurra pensar. Todo el mundo llamaba Ruta de las Ratas a la red de Draganovic. Así se escapó Klaus Barbie.

– ¿El Carnicero de Lyon?

– Sí. Fue algo más que embarazoso cuando después se supo que lo habíamos ayudado a escapar, con Draganovic manejando las cuerdas. Las instrucciones para tapar el asunto decían que Barbie era la excepción, no la regla.

– ¿No está usted de acuerdo? -dijo Pine.

– Ninguno de los que estamos aquí. Pero ya no hay pruebas, por supuesto. Por eso mantengo la boca cerrada.

Hizo una pausa para dar más instrucciones al taxista. Seguían remontando el curso del Tíber, mientras el tráfico se hacía más denso. La cúpula de San Pedro se alzaba a lo lejos a su izquierda.

– El día que conocí a Matek estaba buscando a un nazi. Un antiguo hombre de las SS al que deteníamos una y otra vez y los británicos dejaban en libertad una y otra vez. Fiorello, nuestro oficial al mando, estaba decidido a seguir insistiendo hasta que los británicos lo dejaran encerrado. Así eran las cosas entonces. Nunca se estaba seguro de quién estaba de tu parte de un día para otro. Teníamos una lista de sus amantes, y las visitamos una a una hasta que él apareció. Elegí a Inge, a la que siempre vi como Marlene Dietrich, sobre todo por su forma de hablar. Vivía en una vieja pensión venida a menos en la Via Abruzzi, un lugar lleno de exiliados. Siempre olía a repollo hervido.

»Inge estaba allí, pero no nuestro hombre de las SS. La había dejado plantada por otra chica que vivía en la otra punta de la ciudad, así que telefoneé dando su nombre y decidí revisar los libros de registro. Así hacíamos las rondas entonces, comprobando los libros de registro y después visitando a los recién llegados, asegurándonos de que sus papeles estaban en regla. Casi todo el mundo tenía alguna clase de información, y sólo costaba unos pocos cigarrillos. Y aquel día, el nombre de Matek era la última inscripción. Así que le hice una visita.

– ¿Hablaba usted su idioma? -preguntó Vlado.

– ¿El serbocroata? Un poco. Pero Matek había aprendido algo de italiano en Fermo. Acababa de llegar y estaba bastante flaco después de todo aquel tiempo en el campo. Era evidente que sus documentos estaban hechos a la carrera, pero tenía esa mirada en los ojos que disuadía de hacer algo al respecto. Dijo que el padre Draganovic en persona lo había sacado de Fermo, así que suscitó mi interés de inmediato. El padre había viajado hasta el campo en un vehículo para personal del ejército de Estados Unidos, algo que por la razón que fuere no me sorprendía. Había celebrado una misa para unos cientos de croatas, y luego dijo que si alguien tenía peticiones especiales que hacer que fuera a verlo después. Matek había conseguido trabajo en San Girolamo como mecanógrafo y conductor, lo que despertó aún más mi interés. Llevaba meses intentando recabar alguna información allí.

– ¿Qué clase de información?

– Llevaban la lista original de todos los refugiados políticos, nombres, alias, graduación militar, de todos aquellos a los que alguna vez habían dado alojamiento o alimentos o que intentaban embarcarse, incluidos todos los peces gordos de la Ustashi que estaban escondidos. Habíamos recurrido a otro empleado que debía pasarnos una copia, pero una semana después sacaron su cadáver del Tíber. Así que había que tener cuidado.

– ¿Le habló Pero Matek de sus antecedentes militares? -preguntó Vlado.

– Unas cuantas mentiras. Pero no nos preocupamos mucho de eso, porque al cabo de unos días llegó de Washington la orden de que fuéramos en busca de Pavelic, el dictador en persona, y de pronto Matek era nuestra mejor baza para obtener información privilegiada.

– ¿Cuándo fue eso? -preguntó Pine.

– En junio de mil novecientos cuarenta y seis. La gente de Tito llevaba meses gritando que teníamos escondido a Pavelic en Italia. Creo que alguien en Washington se cansó finalmente de oírlo.

– ¿Era verdad? -preguntó Pine-. ¿Lo escondíamos?

– Lo cierto es que no lo habíamos buscado. Sobre todo gente como Angleton. Pero nuestros chicos se apuntaron a la busca y captura, y por la ciudad corrió el rumor de que Pavelic estaba escondido en Castelgandolfo, la residencia de verano del Papa, con sus pavos reales y sus gallineros. También estaban allí supuestamente algunos de sus antiguos jefes de seguridad y miembros de su gabinete. La única manera de saberlo con certeza era sacar aquella lista de San Girolamo. Y vaya si lo hicimos, con la ayuda de Matek.

El taxi llegó a su destino y se detuvo junto al Ponte Cavour, bajo los sicómoros pelados que bordeaban el Tíber.

– Será mejor que sigamos moviéndonos mientras hablamos -dijo Fordham, mirando rápidamente a su alrededor mientras cruzaban una concurrida calle-. Así son más difíciles las escuchas.

Pine puso los ojos en blanco.

Entraron en una modesta pero espaciosa piazza, uno de cuyos lados daba al bulevar que bordeaba el río. En el centro de la plaza había un montículo alto y cubierto de hierba que parecía brillar a la luz del atardecer. Los otros tres lados estaban bordeados por largos edificios de cinco plantas de construcción bastante reciente según los criterios romanos, cuadrados y severos, con hileras de estrechas ventanas rectangulares. Los de los lados norte y este estaban hechos de mármol blanco lavado, pero la del costado sur era de feos ladrillos marrones. Estaba unido a una oscura y desvaída capilla que parecía tener siglos de antigüedad.

– El túmulo es el mausoleo de César Augusto -dijo Fordham-. Todo lo demás de la plaza es creación de Mussolini, y ese condenado y feo montón de ladrillos del costado sur es San Girolamo. Los croatas no podían permitirse el mármol, supongo. Pero funcionó lo bastante bien para Draganovic y su Ruta de las Ratas.

Fordham señaló los muros de mármol del edificio más cercano, el que estaba detrás de ellos. Debajo de las ventanas había tallas de ejércitos de la Roma de la Antigüedad pero también de los ejércitos fascistas de la segunda guerra mundial. Inscripciones en latín recorrían la parte alta, con el nombre de Mussolini en lugar destacado, junto con una referencia a su lejano predecesor, Augusto.

– Cuesta creer que siga aquí -dijo Vlado, que estaba acostumbrado a Berlín, donde todos los restos de los nazis habían sido bombardeados, enterrados o adscritos a la categoría de museos.

San Girolamo exhibía también el arte de la época con tres enormes y vistosos mosaicos encima de las ventanas del quinto piso. Jesús estaba en la del centro, con una multitud aduladora a sus pies. En las dos piezas que la flanqueban aparecían sacerdotes atendiendo a muchedumbres, era de suponer que en Croacia. Las inscripciones de ese edificio estaban también en latín, aunque el damero símbolo de Croacia ocupaba un lugar destacado. Había pintadas hechas con aerosol en los ladrillos, una calavera y unas tibias coronadas por las palabras « Gioventu Nazista».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El barco de los grandes pesares»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El barco de los grandes pesares» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El barco de los grandes pesares»

Обсуждение, отзывы о книге «El barco de los grandes pesares» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x