• Пожаловаться

Harlan Coben: Por siempre jamás

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben: Por siempre jamás» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Harlan Coben Por siempre jamás

Por siempre jamás: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Por siempre jamás»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Will Klein tiene su héroe: su hermano mayor Ken. Una noche de calor agobiante aparece en el sótano de la casa de los Klein una joven, antiguo amor de Will, asesinada y violada. El principal sospechoso es Ken. Ante la abrumadora evidencia en contra suya, Ken desaparece. Una década después de la desaparición, Will se ve mezclado en un inquietante misterio. Está convencido de que Ken está tratando de ponerse en contacto con él y de la existencia de un terrible secreto por el que alguien está decidido a matar porque no se desvele.

Harlan Coben: другие книги автора


Кто написал Por siempre jamás? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Por siempre jamás — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Por siempre jamás», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– La verdad, Will, es que no sé si Ken sigue siéndonos necesario. Pero ahora ya no corre peligro. Sé que no ha tenido contacto con él-añadió inclinándose sobre la mesa y advertí por su mirada que no se lo creía- pero, si de algún modo habla con él, dígale que no siga escondiéndose. Ya no lo amenaza ningún peligro y, además, podría servirnos de testigo de cargo.

Ya digo que fueron cinco días agitados.

Aparte de mi entrevista con Pistillo, pasé todo el tiempo con Nora. No hablamos mucho de su pasado. Su rostro acusaba todavía preocupación porque sentía profundo temor de su ex marido, lo que a mí me enfurecía, por supuesto. Había que arreglar aquel asunto del señor Cray Spring de Cramden, Missouri. Aún no sabía cómo, pero no iba a consentir que Nora viviera aterrorizada toda su vida. Eso sí que no.

Ella me contó cosas de mi hermano y me dijo que tenía dinero en Suiza y que iba de un lado para otro persiguiendo una paz que lo rehuía. Me habló también de Sheila Rogers, el pajarillo herido de quien yo sabía tantas cosas, tan allegada a él y a su hija. Pero sobre todo Nora me habló de mi sobrina Carly y, cuando lo hacía, se le iluminaba el rostro. A Carly le gustaba correr cuesta abajo con los ojos cerrados, le encantaba leer y dar volteretas y tenía una risa contagiosa. Al principio se había mostrado retraída y tímida con ella, pues sus padres, por razones obvias, no dejaban que hiciera muchas amistades, pero Nora había sabido ganársela con paciencia. Le había costado muchísimo tener que abandonar a la niña (fue la palabra que ella empleó, aunque me pareció excesiva) privándola de la única amiga que tenía.

Katy Miller no volvió a entrometerse. Se marchó, no quiso decirme dónde y yo no insistí en preguntárselo, pero llamaba todos los días. Ahora sabía la verdad, aunque creo que, en definitiva, de poco le había servido. Con El Espectro en libertad, el asunto no había terminado y los dos mirábamos por encima del hombro de vez en cuando más de lo debido.

Vivíamos atemorizados.

Pero para mí la historia tocaba a su fin. Lo único que me faltaba, quizá más que nunca, era ver a mi hermano. Pensaba en todos aquellos años que había pasado solo yendo de un lado para otro. Me decía que no era vida para Ken, una persona sin dobleces. No era la clase de persona que puede vivir en la sombra.

Quería volver a ver a mi hermano para recordar los viejos tiempos: ir con él a un partido, jugar al tenis, ver en la tele películas antiguas por la noche; sí, todo eso, naturalmente; pero ahora había otros dos motivos.

He mencionado que Katy había mantenido en secreto el contacto que habíamos tenido con Ken, lo que me permitió conservar abierta la línea de comunicación con él. Finalmente cambiamos de grupo de noticias. Le dije que no temiera la muerte con la esperanza de que captara el sentido, y así fue. El mensaje era también un recuerdo de los viejos tiempos, porque No temas a la Muerte era la canción de Blue Oyster Cult Don't Fear the Reaper, la preferida de Ken. Encontramos una página informativa sobre el antiguo grupo en la que no había muchas casillas de diálogo, pero nosotros conseguíamos intercambiar mensajes instantáneos.

Ken seguía tomando precauciones pero también deseaba poner punto final al asunto. Yo al menos tenía a mi padre y a Melissa y había vivido al lado de mi madre los últimos once años y, pese a que echaba mucho de menos a mi hermano, creo que él nos echaba en falta mucho más.

De cualquier forma, tardamos en prepararlo, pero al fin acordamos vernos.

Cuando yo tenía doce años y Ken catorce, fuimos a un campamento de verano en Marshfield, Massachusetts, llamado Camp Millstone. En la publicidad se decía que estaba «En el cabo Cod», lo que, de haber sido cierto, habría significado que el cabo ocupaba la mitad del estado. Las cabañas de aquel campamento tenían nombres de universidades: Ken estaba en Yale y yo en Duke. Pasamos un verano estupendo jugando al baloncesto y al softball, a guerras de azules contra grises. Comíamos comida basura, bebíamos aquel zumo inmundo que llamábamos «zumo de chinches» y los instructores eran una mezcla de jovialidad y sadismo. Sabiendo lo que ahora sé, no se me ocurriría enviar a un hijo mío a un campamento pero, extrañamente, a mí me encantaba.

¿Tiene sentido?

Hace cuatro años llevé a Cuadrados a ver aquel campamento cuando estaba a punto de cerrar y él adquirió el terreno para convertirlo en un retiro para yoga a gran escala. Construyó una granja en el terreno del campo de fútbol. Había un único camino de acceso por el que se veía perfectamente quién llegaba.

Convinimos en que era el sitio ideal para encontrarnos.

Melissa llegó en avión desde Seattle. Nos dejamos llevar por la paranoia y la hicimos aterrizar en Filadelfia. Mi padre y yo nos encontramos con ella en el área de descanso Vince Lombardi de la autopista de Nueva Jersey, y desde allí seguimos los tres en coche. Nadie más, aparte de Nora, Katy y Cuadrados, estaba al corriente de la reunión. Ellos acudirían cada uno por separado para reunirse con nosotros al día siguiente, deseosos también de que todo acabara.

Pero aquella noche, la primera noche, sería exclusivamente familiar.

Me puse al volante, mi padre se acomodó en el asiento del copiloto y Melissa en el de atrás. Hablamos poco. La tensión nos lo impedía, y a mí creo que más que a nadie. Había aprendido a no dar nada por cierto. Hasta que no viera a Ken con mis propios ojos, lo abrazara y lo oyera hablar, no acabaría de creerme que estaba vivo.

Pensé en Sheila y en Nora. Pensé en El Espectro y en el delegado de clase Philip McGuane y lo que había sido de él. Debería haberme sorprendido, pero no era así del todo. Nos «impresiona» enterarnos de actos de violencia en zonas residenciales de la periferia urbana, en entornos de céspedes bien cuidados con casas de dos plantas, ligas de rugby con su hinchada de madres, lecciones de piano, su plaza con ayuntamiento, juzgados y comisaría, sus reuniones de padres y profesores, elementos que actúan como una especie de exorcismo del mal, pero si El Espectro y McGuane se hubieran criado a quince kilómetros de Livingston -la distancia que nos separaba de Newark- nadie se habría «asombrado» ni habría «deplorado» su destino.

Puse un compacto de Bruce Springsteen del concierto del verano de zoo en Madison Square Garden, pero a duras penas logró distraernos. La Autopista 95 estaba otra vez en obras, como de costumbre, y fue un viaje interminable de cinco horas. Llegamos por fin a la granja rojiza con su silo ficticio. No había ningún coche. Era de esperar. Se suponía que nosotros éramos los primeros. Después llegaría Ken.

Melissa se bajó la primera. El golpetazo de la portezuela al cerrar resonó en el campo. Cuando salí evoqué con todo detalle el antiguo campo de rugby, en donde ahora el garaje ocupaba el lugar de una de las porterías y el camino de entrada cortaba el emplazamiento del banquillo. Miré a mi padre y él desvió la mirada.

Por un instante permanecimos allí quietos hasta que yo rompí el encanto abriendo la marcha hacia la granja. Mi padre y Melissa me siguieron unos pasos más atrás. Todos pensábamos en mi madre. Debería haber estado allí. Debería haber tenido la oportunidad de ver por última vez a su hijo. Sabíamos que esa oportunidad habría hecho revivir la sonrisa de Sunny. Nora la había reconfortado al darle la fotografía. Un detalle por el que yo nunca le estaría lo bastante agradecido.

Sabía que Ken acudiría solo. Carly estaba en algún lugar seguro. Yo no sabía dónde. Rara vez mencionábamos a la niña en las comunicaciones. Ken arriesgaba mucho viniendo a la cita, pero era comprensible que no quisiera exponer a su hija a ningún peligro.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Por siempre jamás»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Por siempre jamás» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Harlan Coben: La promesa
La promesa
Harlan Coben
Harlan Coben: Última oportunidad
Última oportunidad
Harlan Coben
Sophie Hannah: Matar de Amor
Matar de Amor
Sophie Hannah
Отзывы о книге «Por siempre jamás»

Обсуждение, отзывы о книге «Por siempre jamás» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.