Steve Berry - Los caballeros de Salomón

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - Los caballeros de Salomón» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los caballeros de Salomón: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los caballeros de Salomón»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La poderosa orden medieval de los templarios poseía un conocimiento secreto que amenazaba los cimientos de la Iglesia y cuya revelación podría haber cambiado el rumbo de la Historia. Condenador por herejía, fueron aniquilados en el siglo XIV, y los rastros de su colosal saber se perdieron en el abismo de la Historia. Hasta hoy. Cotton Malone, un ex agente secreto del gobierno americano, se ve envuelto en una persecución a contrarreloj por descifrar ese enigma que los templarios codificaron. Su búsqueda pone al descubierto una peligrosa conspiración religiosa capaz de cambiar el destino de la humanidad y poner en entredicho la veracidad de los Santos Evangelios.

Los caballeros de Salomón — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los caballeros de Salomón», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Apartó la atención del muerto e iluminó con su linterna el pasaje.

– Mire eso.

Casiopea se puso de pie y ambos vieron una cruz de cuatro brazos iguales, ensanchados por sus extremos, esculpida en la roca.

– La cruz paté -dijo ella-. Que sólo se les permitía llevar a los templarios por un decreto papal.

Recordó más cosas de las que había leído en el libro templario.

– Las cruces eran rojas sobre un manto blanco, y simbolizaban la disposición a sufrir el martirio en la lucha contra los infieles.

Con su linterna siguió las letras escritas encima de la cruz:

PAR CE SIGNE TU LE VAINCRAS

– «Con este signo tú lo vencerás» -dijo, traduciendo-. Las mismas palabras de la iglesia de Rennes, encima de la pila de agua bendita de la puerta. Saunière las puso aquí.

– La declaración de Constantino cuando luchó por primera vez contra Majencio. Antes de la batalla, se dice que vio una cruz en el sol con esas palabras blasonadas debajo.

– Con una diferencia. Mark dijo que no había ningún le en la frase original. Sólo: «Con este signo tú vencerás.»

– Tiene razón.

– Saunière insertó el le después de tu. En la posición trece y catorce de la frase. 1314.

– El año en que Jacques de Molay fue ejecutado.

– Parece que Saunière añadió un toque de ironía a su simbolismo, y fue de aquí de dónde sacó la idea.

Buscó más profundamente en la oscuridad y vio que el pasaje terminaba a unos seis metros más adelante. Pero antes de eso, una verja de metal cerrada con una cadena y una aldabilla bloqueaba un camino que iba en otra dirección.

Casiopea lo vio también.

– Parece que lo encontramos.

Un estruendo llegó desde sus espaldas y alguien gritó.

– No.

Ambos se dieron la vuelta.

LXI

De Roquefort se detuvo en la entrada de las ruinas e hizo un gesto a sus hombres para que se situaran a cada lado. El lugar parecía inquietantemente tranquilo. Ningún movimiento, ni una sola voz. Nada. El hermano Geoffrey se encontraba a su lado. Seguía preocupado por si le estuvieran tendiendo una trampa. Por eso había venido con potencia de fuego. Estaba encantado con la selección de los caballeros que había efectuado el consejo… Aquellos hombres eran algunos de los mejores de sus filas, luchadores experimentados de indiscutible valor y entereza… cosas ambas que muy bien podía necesitar.

Dirigió su mirada más allá de una pila de cascotes cubiertos de líquenes, profundizando en la derruida estructura, más allá de las briznas de la enhiesta hierba. La brillante cúpula del cielo sobre su cabeza se estaba apagando a medida que el sol se retiraba tras las montañas. La oscuridad no tardaría en caer. Y le preocupaba también el tiempo. Las turbonadas y la lluvia llegaban en verano sin previa advertencia en los Pirineos.

Hizo un gesto y sus hombres avanzaron entre peñascos y lienzos de pared derruidos. Descubrió un lugar de acampada entre tres trozos de pared. La leña había sido preparada para un fuego que aún había de ser encendido.

– Iré adentro -susurró Geoffrey-. Me están esperando.

De Roquefort comprendió lo prudente de aquel movimiento y asintió.

Geoffrey entró con calma en el espacio abierto y se acercó a la fogata. Seguía sin haber nadie allí. Entonces el joven desapareció entre las ruinas. Un momento después volvió a salir y les hizo una seña para que se acercaran.

De Roquefort les dijo a sus hombres que aguardaran y sólo él penetró en el claro. Ya había dado instrucciones a su lugarteniente de que atacara en caso necesario.

– En la iglesia sólo está Thorvaldsen -dijo Geoffrey.

– ¿Qué iglesia?

– Los monjes excavaron una iglesia en la roca. Y ahora ellos han descubierto un portal bajo el altar que conduce a unas cuevas. Los demás están debajo explorando. Le he dicho a Thorvaldsen que iba a traer los suministros.

A De Roquefort le gustó lo que estaba oyendo.

– Quisiera encontrarme con Henrik Thorvaldsen.

Empuñando la pistola, siguió a Geoffrey a la cavidad parecida a un calabozo tallada en la roca. Thorvaldsen se encontraba de pie dándoles la espalda, mirando dentro de lo que antaño fuera un soporte para el altar.

El viejo se dio la vuelta cuando ellos se acercaban.

De Roquefort levantó el arma.

– Ni una palabra. O será la última.

La tierra bajo los pies de Stephanie había cedido, y sus piernas se estaban hundiendo en una de las trampas que tanto había tratado de evitar. ¿En qué estaba pensando? Al ver las palabras grabadas en la roca y luego la verja de metal que esperaba ser abierta, comprendió que su marido había tenido razón. De modo que abandonó toda precaución y corrió hacia delante. Mark había tratado de detenerla. Ella le oyó gritar, pero era demasiado tarde.

Estaba ya cayendo.

Sus manos se levantaron en un intento de agarrarse, y se preparó para las púas de bronce, Pero entonces sintió que un brazo le rodeaba el pecho en un estrecho abrazo. Empezó a caer hacia atrás, hacía el suelo, contra el cual golpeó, mientras otro cuerpo amortiguaba su impacto.

Un segundo más tarde, silencio.

Mark yacía bajo ella.

– ¿Estás bien? -preguntó Stephanie, rodando para apartarse de él.

Su hijo se levantó de la gravilla.

– Qué bien se sentían estas rocas contra mi espalda…

Sonaron unos pesados pasos en la oscuridad tras ellos, acompañados de dos conos de luz vacilante. Aparecieron Malone y Casiopea.

– ¿Qué ha pasado? -preguntó Malone.

– Me descuidé -dijo ella, poniéndose de pie y limpiándose el polvo.

Malone iluminó el agujero rectangular.

– Habría sido una caída sangrienta. Está lleno de púas, todas en buen estado.

Ella se acercó, bajó la mirada hacia la abertura, luego se dio la vuelta y le dijo a Mark.

– Gracias, hijo.

Mark se estaba frotando el cogote, tratando de aliviar el dolor de sus músculos.

– No ha sido nada.

– Malone -dijo Casiopea-. Eche una mirada.

Stephanie observó que Malone y Casiopea estudiaban el lema templario que ella y Mark habían encontrado.

– Me dirigía a esa puerta cuando se cruzó el agujero en mi camino.

– Dos de ellas -murmuró Malone-. En los extremos opuestos del corredor.

– ¿Hay otra reja? -preguntó Mark.

– Con otra inscripción.

La mujer escuchó mientras Malone le contaba lo que habían hallado.

– Estoy de acuerdo con usted -dijo Mark-. Ese esqueleto tiene que ser nuestro mariscal perdido hace tanto tiempo. -Se sacó una cadena de debajo de su camisa-. Todos nosotros llevamos el medallón. Nos lo entregan en la ceremonia de iniciación.

– Aparentemente -dijo Malone-, los templarios se cubrían las espaldas y defendían su escondite. -Hizo un gesto hacia la trampa del suelo-. Y convertían en un desafío arriesgado el encontrarlo. El mariscal debería haber tenido más cuidado. -Malone se volvió hacia Stephanie-. Como deberíamos todos.

– Entiendo -dijo ella-. Pero, como usted a menudo me recuerda, yo no soy un agente de campo.

Él sonrió ante su sarcasmo.

– Vamos a ver lo que hay detrás de esa reja.

De Roquefort apuntó con el corto cañón de su arma directamente a las arrugadas cejas de Henrik Thorvaldsen.

– Me han dicho que es usted uno de los hombres más ricos de Europa.

– Y a mí me han dicho que es usted uno de los más ambiciosos maestres de la memoria reciente.

– No debería usted escuchar a Mark Nelle.

– No lo he hecho. Fue su padre quien me lo dijo.

– Su padre no me conocía.

– Yo no diría eso. Lo estuvo usted siguiendo bastante tiempo.

– Lo cual resultó ser una pérdida de tiempo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los caballeros de Salomón»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los caballeros de Salomón» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los caballeros de Salomón»

Обсуждение, отзывы о книге «Los caballeros de Salomón» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x