Juan Sasturain - Manual De Perdedores

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Sasturain - Manual De Perdedores» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Manual De Perdedores: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Manual De Perdedores»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

No me ha gustado este libro tan mentado. Sasturain es un personaje, y a veces se lo ve actuando en fotonovelas para revistas literarias coloridas. Le entré con mucha expectativa, pero pronto me cansé. Tal vez el esfuerzo de mantener el libro abierto (la encuadernación de Sudamericana no tiene parangón), o lo simplón de la trama. Tal vez la hilaridad que despierta leer las proezas físicas de un jubilado municipal, o ese esfuerzo por hacer de la historia algo cotidiano. Si bien hay algunos hallazgos en la escritura, no llegué a leer la segunda historia. Ya me pudrí cuando la misma se insinúa al final de la primera. De todas maneras, pueden hacer la prueba. Tengo dudas sobre el abandono de las lecturas, pues a veces me ha pasado que retomé un libro varios años después del abandono, y me pregunté por qué había dejado una obra que ahora me gustaba. El libro está en las mesas de saldo de los supermercados a $6 (sí, seis pesos).
Sólo para mi vanagloria: comenzado el 1º de noviembre y abandonado al día siguiente.

Manual De Perdedores — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Manual De Perdedores», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

59. Volver

Le pusieron una bolsa de arpillera en la cabeza y alguien le acercó otra de polietileno a la mano.

– Agarre -dijo una voz-. Sus documentos y el revólver. Está descargado.

Lo dejaron solo unos minutos y cuando volvieron lo llevaron de la mano, como a un escolar. Primero caminaron por lugares estrechos, en que tocaba las paredes con ambos hombros. Después subió dos o tres escalones y en seguida estuvo a la intemperie. Le ordenaron tirarse al suelo en un piso de tierra y le sujetaron las muñecas con esposas. Luego caminó unos pasos sobre baldosa acanalada con las pelusas de la bolsa jugueteándole en la nariz.

– Agáchese y entre -le dijeron.

No obstante la advertencia se golpeó la frente contra el borde de una puerta de automóvil. Lo empujaron y quedó acurrucado con las rodillas contra el pecho. El auto se puso en marcha.

Al rato, una voz distinta de todas las que había oído le ordenó levantarse. Le sacaron las esposas, le descubrieron la cabeza.

– Pórtese bien -dijo el que manejaba mientras el otro le apuntaba a la cabeza-. Ahora nos vamos a detener. Se baja por la puerta de la derecha y se tira al suelo. No se mueva hasta que hayamos doblado. Nosotros le estaremos apuntando continuamente, así que no se haga el loco.

La oscuridad era total. El auto se desvió levemente del camino y se detuvo. Le abrieron la puerta:

– ¡Abajo!

Sintió el pedregullo y arena húmeda bajo las rodillas, aire fresco en la cara y vio las dos lucecitas del auto que se alejaban.

Se quedó mucho más de lo indicado en el suelo, respirando hondo con la boca pegada al piso. Al rato, cuando el amanecer comenzó a perfilar el contorno de las cosas, se sentó y miró la avenida curiosamente cercana. Recién entonces pensó en la posibilidad de volver a casa.

A las siete de la mañana tomaba café con leche y medias lunas en el Paulista de la Avenida de Mayo. Estaba bañado, dolorido, con una curita en la ceja y el gallego adelante, acodado.

– Llamaron dos veces para decir que estabas bien, que te largaban hoy, que no fuéramos a la cana.

– ¿Llamó Macías?

– Ayer domingo. Me preguntó si había leído el diario con la noticia, tal como te la había prometido. Le dije que no estabas, que te habías ido a una pileta en la Panamericana…

El veterano se atragantó con la medialuna:

– ¿Eso le dijiste?

– Quería que se diera cuenta que le mentía, y no me importaba lo que pensaba. Por otro lado tenía un cagazo bárbaro por vos y los encapuchados pero tenía que aguantarlo ahí, sin deschavarme.

Ya Tony le había hecho la crónica humorística de la mañana del sábado, con Cacho y Sofía forcejeando en la piecita, con la inútil recomendación del silencio, con su propia sorpresa al descubrirse sereno y dueño de la situación pese a todo.

Etchenaik ya había desgranado su pequeña epopeya de trompadas y cárceles clandestinas, aunque a la altura de la tercera medialuna de grasa se dio cuenta que se había guardado dos cosas: la charla herméticamente política con el Llanero Solitario, el tacto ocasional de un pelo color sangre vieja, enredado en un peine desdentado y torpe para tanta sutileza.

– A esos pendejos hay que reventarlos. Mira cómo te dejaron… ¿Vas a llamarlo a Macías ahora?

El veterano andaba con la mirada perdida en la calle, miraba a los operarios municipales que descolgaban los mascarones, enrollaban en el brazo las ristras de lamparitas de colores.

– ¿Qué tal los corsos el fin de semana, gallego? -dijo al volver.

60. Un libro necesario

Volvieron por la vereda del sol, perplejos, hostigados por un calor que se negaba a abandonar la ciudad, que moriría peleando. Vacilante todavía el andar del gallego, el tobillo empaquetado por las vendas. Muy achacado Etchenaik, con los riñones marchitos a patadas, una ceja partida y el orgullo como una especie de trapo que llevaba pegado a los zapatos, arrastrándolo por la calle sin convicción ni esperanzas de llegar a ninguna parte. Para colmo de males, en la oficina devastada los esperaba Giangreco:

– ¿Qué le pasa al dúo dinámico? -exclamó.

Le contestaron gruñidos propios de establo y jaula, algún zarpazo contenido en su inutilidad.

– Hacete unos mates, pibe… Si es que el calentador funciona todavía -fue la única señal de vida que dio Etchenaik.

Después se fue al armario, sacó el tablero y la caja con los trebejos de ajedrez y se sentó con su librito de Ludeck Pachman a reconstruir partidas del Torneo Candidatura de Manila '67.

El gallego lo conocía tan bien que cuando lo vio instalarse en el extremo de la mesa de cocina que había suplantado al destruido escritorio se preparó para una jornada taciturna y empedrada de monosílabos.

– ¿Dulce o amargo? -preguntó Giangreco.

Nadie le contestó. Optó por echarle tan poca azúcar como para negar que lo había hecho, la suficiente para justificar que le había echado. Sin embargo, tomaron una vuelta entera y nadie dijo nada.

Cuando encendieron la radio a la hora de la tangueada, hubo un conato de discusión sobre los méritos de Agustín Magaldi que se diluyó por falta de interés. Luego sonó el teléfono -era Macías- y Etchenaik se fue ahora sí explícita y voluntariamente a una pileta de la Panamericana, como tuvo que explicar sin convicción Giangreco.

El muchacho fue a comprar cigarrillos, volvió. Se le ocurrió un comentario para salvar la mañana:

– ¿Quiere que le juegue, Etchenaik? Cacho quedó asustadísimo después de lo del sábado y no creo que vuelva por un tiempo. Sé mover las piezas, la apertura siciliana, la inglesa, todo eso…

El veterano se prestó de mala gana. A los cinco minutos el tablero era un baldío y Giangreco trataba de reunir las pocas y dispersas ovejitas negras en un rincón para aguantar el final inevitable.

– Juega bien -dijo.

– Contale del libro -se cruzó el gallego.

– ¿Qué libro? -se interesó Giangreco.

– Tiene escrito un libro de ajedrez… Algo así como «Cómo ganar partidas rápidas». Nunca se publicó pero está terminado.

– Ni se va a publicar -concluyó Etchenaik volteando las piezas como si fuera un viento definitivo, decretando el final.

Se levantó y comenzó a caminar por la habitación:

– Creo que hay que cambiar la mano de las recetas para el éxito o el triunfo… Habría que escribir un libro útil, al alcance de todos, de instrucciones para la derrota. Eso… Porque yo no le puedo enseñar a nadie a ganar al ajedrez o a nada. Tendría que ser una especie de recetario del perdedor vocacional. Porque hoy, ¿a quién le vas a enseñar a ganar?

Y ya no hablaba de ajedrez, del truco de gallo o de cómo pasar de cadete a jefe de sección sin escalas. Hablaba de todo y algo más:

– Hay que enseñar a perder, viejo: con altura, con elegancia, con convicción. Hay que escribir un Dale Carnegie al revés: «Cómo perder seguro» o «Derrótese usted mismo en los momentos libres», algo así… Y sería un éxito, porque le hablaría a la gente de lo que conoce. Eso necesitamos: un manual de perdedores.

Y se tomó un mate frío, olvidado sobre la mesa, como si con eso subrayara algo de lo dicho, una verdad berreta pero suya.

61. Cambio de frente

No había mucha gente. Etchenaik llegó temprano y se apoyó en un árbol junto a la entrada, esperando el cortejo. Esperaba algo más que eso, sin duda. Recordaba películas europeas, cementerios tipo jardín, minas de negro, sombrerito y vestido a la rodilla, gente de sobretodo y diálogos en que se revelaba todo entre tumbas blancas y silenciosos paseos por senderos rojos.

Recordaba eso y no dejaba de ver la desolada Chacarita de las tres de la tarde, un espantoso paredón parecido al blanco verano, y todo el sol acumulado durante años para tirarlo como un baldazo sobre esa hora en ese lugar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Manual De Perdedores»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Manual De Perdedores» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Manual De Perdedores»

Обсуждение, отзывы о книге «Manual De Perdedores» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x