• Пожаловаться

Andrea Camilleri: Las Alas De La Esfinge

Здесь есть возможность читать онлайн «Andrea Camilleri: Las Alas De La Esfinge» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Andrea Camilleri Las Alas De La Esfinge

Las Alas De La Esfinge: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las Alas De La Esfinge»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Montalvano se encuentra sumido en un mar de dudas. Su relación con Livia (se entenderá mejor si se ha leído Ardores de Agosto) es… compleja. Entonces aparece el cadáver de una joven, de quien por toda identidad se tiene el tatuaje de una esfinge (mariposa nocturna) en su espalda. Y esta pista le lleva a investigar una asociación benéfica (La Buena Voluntad) dedicada a redimir chicas de la calle. La asociación está respaldada por gente importante… pero a Montalvano el tema le huele mal…

Andrea Camilleri: другие книги автора


Кто написал Las Alas De La Esfinge? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Las Alas De La Esfinge — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las Alas De La Esfinge», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Como castigo, pues en el fondo Montalbano primero tenía razón, nada más llegar a su despacho se puso a firmar la montaña de documentos que había encima del escritorio.

Sonó el teléfono poco después de las seis.

Dottori , está aquí el señor Mallita.

– Pregúntale cómo se llama.

Dottori , ahora mismo li he dicho cómo se llama.

– Tú pregúntaselo.

Lo oyó soltar maldiciones.

– Me he equivocado, dottori. Spalitta se llama.

Le faltaba una ele, pero se podía conformar; la perfección no es de este mundo.

– Pásame la llamada.

– No puedo porque ya está aquí.

– Bueno, pues hazlo pasar.

Tuvo la absoluta certeza de que esa misma noche podría llamar a Livia. Había cumplido la solemne promesa.

Spallitta parecía víctima de un ataque de fiebre terciana.

– ¿Tiene algo que decirme?

– Sí, señor. Puesto que he tenido alguna pequeña condena por cuestiones de droga, temo verme mezclado con eso.

– ¿Con qué, perdone?

– Con el asunto de los tablones llenos de droga. Se lo juro: ¡yo nada sabía y nada sé!

– Bueno, si usted tiene la conciencia tranquila, ¿qué teme?

– Pero es que…

– No tiene la conciencia tranquila, ¿verdad?

Spallitta inclinó la cabeza y no dijo nada.

– ¿Cuánto le pagó Picarella para que lo ayudara en el falso secuestro?

– Quinientos euros. ¡Pero se lo juro, me presentó la cosa como una broma! Necesitaba desaparecer porque le había prometido a una puta que la llevaría una semana a Cuba. ¿Por qué cuenta ahora esa mentira de los golpes? Yo lo traté siempre como él quería, lo tuve escondido unos días en casa de mi hermano, en el campo, pero a diario le llevaba comida, cigarrillos, periódicos… ¡Y ahora quiere arruinarme ese grandísimo cabrón!

Llamaron a la puerta y entró Augello. Vio que el comisario estaba ocupado e hizo ademán de retirarse.

– No, no, Mimì; pasa. Vienes como anillo al dedo. Siéntate. ¿Qué tal ha ido el interrogatorio?

Augello vaciló un instante dada la presencia del desconocido. Después decidió contestar sin dar nombres.

– No ha ido mal. Creo que, como máximo, en dos días lo suelta todo.

– Yo creo que antes. Si todavía no has tenido ocasión de conocerlo, te presento al señor Spallitta. Él es quien ayudó a Picarella a montar su secuestro. Podéis seguir hablando aquí. -Se levantó.

– ¿Y tú adónde vas? -preguntó Mimì un poco extrañado.

– A Marinella. Tengo que hacer una llamada importante. Nos vemos mañana.

17

– ¿Cómo estás?

– Un poco mejor, ¿y tú?

– Bastante bien, gracias.

– ¿Qué tiempo tenéis por ahí?

– Bueno. ¿Y vosotros?

– Inestable.

Pero ¿dos personas pueden pasar años y años de vida en común y acabar hablándose como dos extrañas? ¿No habría sido mejor emprenderla a palabrotas o intercambiar insultos? ¿Propinarse empujones y soltarse un guantazo?

Montalbano experimentó una rabia contenida contra la situación en que se encontraban Livia y él. A aquellas alturas, si la culpa había sido suya o de Livia ya no tenía la menor importancia; ahora lo importante era hablar mirándose largo rato a los ojos, aclararlo todo y salir como fuera de las arenas movedizas en que se estaban hundiendo lentamente.

– ¿Sigues teniendo la misma idea?

– ¿Cuál?

– La de venir aquí si…

– Pues claro.

– Entonces te digo que he conseguido disponer de tres o cuatro días absolutamente libres.

– Muy bien.

¿Y nada más? ¿Nada de oh, qué bonito, qué alegría? ¡Qué poco entusiasmo! ¿No había cumplido él su palabra? «Te llamaré en cuanto tenga unos días libres», le había prometido. Había corrido a toda prisa a Marinella para darle la noticia, ¿y así se lo agradecía?

– O sea que cuando tú quieras…

– Por mí, incluso mañana -se apresuró ella a contestar.

Lo cual significaba que tenía la maleta preparada y había pasado el mayor tiempo posible en casa a la espera de esa llamada. Y también significaba que no se trataba de escaso entusiasmo, tal como él había pensado, sino de que Livia vigilaba cuidadosamente cada palabra que decía por temor a revelar la intensidad de sus sentimientos.

– Muy bien, pues voy a recogerte a Punta Raisi.

– Déjalo.

– Pero ¿por qué?

– Porque podrías tener algún contratiempo inesperado. Y yo no resistiría esperarte en vano. Por mi propia tranquilidad, prefiero coger el autobús.

– Livia, ¡pero si te he dicho que estoy completamente libre!

– ¿Qué te cuesta dejar que yo…?

– ¡Pero si ya te he dicho que no hay ningún problema! Anda, ¿a qué hora tienes previsto llegar?

– Con el habitual vuelo del mediodía.

– A mediodía estoy allí.

– Oye, no te enfades, pero…

– Pero ¿qué?

– Preferiría que no nos quedáramos en Marinella.

– ¿No quieres pasar aquí estos días?

– No.

Montalbano se sintió un poco ofendido. ¿Qué daño le había hecho Marinella a Livia para que ahora no le pareciera bien?

– ¿Por qué? ¿Alguna vez no te has encontrado a gusto aquí?

– Precisamente por eso.

– No lo entiendo.

– Siempre me he encontrado muy bien ahí. Demasiado quizá.

– ¿Pues entonces?

– Intuyo que Marinella influiría en mis decisiones y acabaría por condicionarme.

– ¿Y a mí no me condiciona?

– Relativamente, porque es tu casa.

– Entiendo; quieres jugar la partida en territorio neutral.

En el silencio de Livia comprendió el esfuerzo que ella estaba haciendo para no darle la respuesta que se merecía.

– Perdóname, he dicho una tontería. Vamos a hacer una cosa. Una vez en Punta Raisi, decidimos juntos adónde ir y vamos sin necesidad de pasar por aquí. ¿De acuerdo?

– De acuerdo.

– Hasta mañana.

– Hasta mañana.

Montalbano colgó, pero se quedó un buen rato al lado del teléfono, pensando en las palabras de Livia.

¡Conque la casa la habría condicionado! Pero ¿qué bobadas decía? ¡Cuatro paredes no condicionan nada! Son unas paredes como otras y nada más. Las casas buenas o malas que provocan la felicidad o la desgracia de quienes viven en ellas sólo existen en las películas americanas. Pensándolo bien, ni siquiera los muebles consiguen condicionar. Siempre y cuando uno no quiera participar en el condicionamiento.

Hablando claro: a no ser que uno no quiera ser condicionado a sabiendas. Entonces basta cualquier cosa, por ejemplo, esa estatuilla que Livia compró en Fiacca…

La tomó en sus manos.

Medía unos quince centímetros de altura y representaba a un muchacho con el alegre rostro de un pilluelo que llevaba un cesto de peces a la espalda. No era una obra de arte, pero tenía su gracia. Livia la había comprado precisamente por la expresión de la cara, viva, abierta e inteligente. Y de pronto Montalbano recordó lo que ella le había susurrado al oído en el momento de regalársela:

– Si algún día tenemos un hijo, lo querría así.

Pero ¿cuántos años habían pasado desde entonces? ¿Diez? ¿Quince? Y mientras lo invadía un repentino arrebato de emoción, comprendió que Livia tenía razón.

«No la casa en sí misma, sino todo lo que hemos acumulado en ella de recuerdos, memorias, tristezas y alegrías, esperanzas y decepciones, risas y lágrimas, ¡eso sí que condiciona!»

Fue a dejar la figurita en su sitio, pero le resbaló de la mano y cayó al suelo. Se agachó a recogerla soltando maldiciones.

Sólo la cabeza se había separado limpiamente del cuerpo; lo demás no había sufrido el menor daño. Intentó recomponerla: encajaba a la perfección, no se había perdido ni un solo trocito.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las Alas De La Esfinge»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las Alas De La Esfinge» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Andrea Camilleri: La Forma Del Agua
La Forma Del Agua
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri: La pista de arena
La pista de arena
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri: Ardores De Agosto
Ardores De Agosto
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri: La Paciencia de la araña
La Paciencia de la araña
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri: La Excursión A Tindari
La Excursión A Tindari
Andrea Camilleri
Andrea Camilleri: El Miedo De Montalbano
El Miedo De Montalbano
Andrea Camilleri
Отзывы о книге «Las Alas De La Esfinge»

Обсуждение, отзывы о книге «Las Alas De La Esfinge» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.