Graham Masterton - La Pesadilla

Здесь есть возможность читать онлайн «Graham Masterton - La Pesadilla» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Pesadilla: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Pesadilla»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El juez O`Brian, famoso por su lucha contra el narcotráfico, es nombrado para ocupar una vacante en el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Pero el helicóptero en el que se dirige a Washington junto con su mujer y su hija se estrella.
La compañía de seguros encarga el caso a un investigador, Michael, caso que, en principio, no presenta grandes dificultades: tanto las Fuerzas Aéreas como la policia defienden la hipótesis de que el siniestro fue un accidente.
Pero las cosas se complican cuando, pasado algún tiempo, aparece la hija de O`Brian con señales de haber sido cruelmente torturada.
Extraños individuos de tez pálida, en los que no hacen mella las balas, empiezan a perseguir a Michael. Una serie de coincidencias acabarán poniendo el descubierto una poderosa organización responsable de magnicidios a lo largo de la historia. La suerte está echada y la sombra del mal sumerge al lector en una verdadera pesadilla.

La Pesadilla — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Pesadilla», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Le dio un empujón a la puerta hasta abrirla de nuevo de par en par y se encontró en una escalera de cemento muy oscuro, cuya barandilla estaba pintada de azul. Se quedó inmóvil y se puso a escuchar; desde luego, podía oír con toda claridad cómo resonaban los pasos del doctor Moorpath al subir por las escaleras hasta el siguiente piso.

– ¡Raymond! -le gritó con la voz ronca de tanto correr-. ¡Raymond! ¡Tengo que hablar con usted! -No hubo respuesta. Sólo el sonido de los pasos del doctor Moorpath al subir cada vez más arriba por las escaleras-. ¡Maldita sea! -dijo Michael resoplando.

Pero no tenía donde elegir. Empezó a subir las escaleras de dos en dos, agarrándose a la barandilla para darse impulso. Pasó por el piso undécimo y luego por el duodécimo. Todavía podía oír las pisadas del doctor Moorpath, que debía de estar dos o tres pisos más arriba, aunque cada vez subía más despacio. Cuatro tramos de escaleras de veinticuatro peldaños cada uno eran ya bastante para una persona joven que estuviera en forma, pero el doctor Moorpath era un hombre de mediana edad y le sobraban veinte quilogramos de peso.

De repente, por encima de él, en lo más alto, Michael oyó un brusco traqueteo. Al mirar hacia arriba por el hueco de la escalera vio que la luz del sol entraba a raudales. El doctor Moorpath debía de haber llegado a la azotea, y debía de haber abierto la puerta de acceso. Michael siguió subiendo cada vez más aprisa por las escaleras, casi sin resuello y empapado de sudor frío, hasta que por fin llegó al último tramo.

Titubeó unos instantes. Las dos puertas de acceso estaban batiendo lentamente adelante y atrás movidas por el cálido viento de la tarde, de manera que el paralelogramo de luz de sol se balanceaba también adelante y atrás por las paredes de cemento del hueco de las escaleras. Michael vislumbró edificios, tejados y humo a través de ella. Pero no había la menor señal del doctor Moorpath. Quizás hubiera saltado ya del tejado. Pero el doctor Moorpath nunca había dado la impresión de ser el tipo de hombre que se suicida: era demasiado orgulloso, demasiado arrogante, estaba demasiado seguro de sí mismo. Lo más probable era que estuviera escondido detrás de las puertas, esperando allí para sorprender a Michael, golpearlo y dejarlo sin sentido.

– ¿Raymond? -llamó Michael-. Raymond, ¿me oye?

Las puertas seguían batiendo adelante y atrás, pero Michael no obtuvo respuesta. Se limpió con el pañuelo el sudor de la cara y luego se sonó la nariz. Notaba como si le hubieran frotado con Ajax los pulmones y los senos nasales.

Oyó sirenas a lo lejos y el profundo golpeteo de helicópteros volando. También oyó que se abría una puerta, bastante lejos por debajo de él, y voces distorsionadas de gente que gritaba. No pasaría mucho tiempo antes de que los guardias de seguridad averiguasen dónde se encontraba, y eso echaría a perder la oportunidad de hablar con el doctor Moorpath acerca de la autopsia de O'Brien; y del «señor Hillary»; y de los jóvenes de cara blanca. Eso por no mencionar la muerte del doctor Rice.

Lentamente, con cautela, aguzando el oído para poder oír el más leve ruido de pisadas, Michael subió el último tramo de escaleras hasta la azotea. Las puertas batían y golpeaban, y él alargó un pie y las detuvo con el talón. Podía salir con cautela a la azotea o dar un potente salto. Decidió que, en conjunto, un gran salto sería lo mejor. Por lo menos tendría la ventaja de la sorpresa.

Contó hasta tres… y no saltó. Luego contó otra vez hasta tres y saltó. En el mismo instante en que lo hacía, la puerta de la derecha batió hacia atrás movida por el viento y el pomo de empujar lo alcanzó en un codo, que le quedó entumecido a causa del fuerte golpe. Perdió por completo el equilibrio, resbaló, y se encontró rodando por la granulosa superficie negra de la azotea; al caer se rozó las dos manos y se rasgó las rodilleras de los pantalones: dos sietes, como un colegial.

Jadeante, presa del pánico, se puso en pie atropelladamente.

Miró a su alrededor, pero el doctor Moorpath no estaba acechando detrás de las puertas. Retrocedió un poco, con cautela, para poder mirar detrás de la caja del hueco de las escaleras, pero tampoco allí había el menor rastro del doctor Moorpath. Miró por encima del brocal hacia la parte trasera del hospital, situada dieciséis pisos más abajo, y vio que salía vapor de los ventiladores de la cocina, y que varías personas, diminutas por la distancia, caminaban por los senderos. Allí abajo tampoco había señales del doctor Moorpath ni ninguna otra cosa que indicase que la gente fuera corriendo a ver un cuerpo caído, de modo que debía de continuar aún allí, en la azotea.

Cojeando un poco, con el codo resentido todavía de dolor, Michael dio la vuelta alrededor de la caja de los ascensores, de la maquinaria del aire acondicionado y de los depósitos de agua, pintados de gris. Vio a lo lejos el brillo del sol, que se reflejaba en el interior del puerto, y el tráfico que cruzaba el puente de la avenida del Norte. Un murmullo animado y cálido se elevaba desde la ciudad, y a Michael le dio la impresión de que podía oír voces individuales: una mujer que llamaba a su perro en el parque Boston Common; un marido de pie ante la ventana de un apartamento en la calle Branch que le decía a su mujer que la quería; una chica en una cabina telefónica en Boylston que discutía con su novio.

Sin embargo, al sudeste, sobre el horizonte, el humo negro seguía saliendo hacia arriba, espeso y marrón, como el humo de los sueños incinerados.

Michael casi había completado una vuelta completa por la azotea cuando, al doblar la esquina de los depósitos de agua, se encontró con que allí estaba el doctor Moorpath. Michael estuvo a punto de gritar el nombre del médico, pero la voz se le murió en los labios.

El doctor Moorpath se hallaba de pie en lo alto del blasón esculpido en piedra que coronaba el brocal en el lado nordeste. Tenía los brazos extendidos, como para guardar el equilibrio o simular una crucifixión. Tenía los pies situados al mismo borde del blasón, y por debajo de él no había nada más que una caída de cien metros hasta los curvados peldaños de piedra que había a la entrada de la puerta principal del hospital. Le daba la espalda a Michael, y se había puesto de cara al viento. Los faldones de la chaqueta revoloteaban y se retorcían.

Michael se acercó en silencio hasta donde se atrevió. En cuanto se percató de que el doctor Moorpath era consciente de su presencia, se detuvo.

– Raymond -dijo intentando que su voz tuviera un tono de ánimo-. No irá usted a hacer una insensatez, ¿verdad, Raymond?

Al principio, el doctor Moorpath no contestó, pero inclinó la cabeza. Luego repuso:

– ¿De qué sirve vivir, Michael, si de vez en cuando no podemos concedernos alguna insensatez?

– He venido para hablar con usted -le dijo Michael.

– Pues realmente has ido a elegir un buen momento. Dos o tres segundos más tarde y nadie se habría enterado.

– ¿Quiere decir que usted lo ha matado? ¿Ha matado de verdad al doctor Rice?

El doctor Moorpath no se dignó darse la vuelta para mirarlo.

– Digamos que lo he salvado de algo mucho peor.

– No comprendo.

– Quinientos miligramos de cloruro potásico han detenido su corazón casi instantáneamente. Eso es mejor que meses de tortura, ¿no te parece? Meses de tortura con esos pegajosos jóvenes chupándote la mismísima alma.

– Entonces, ¿usted lo sabe todo sobre ellos? ¿Sabe usted quiénes son? -El doctor Moorpath no respondió-. Ellos asesinaron a John O'Brien, ¿verdad? -le dijo Michael-. Vi las fotografías. -El doctor Moorpath continuaba sin decir nada-. Dígame si ellos asesinaron a John O'Brien -insistió Michael-. El doctor Rice hipnotizó a Frank Coward, y éste hizo caer el helicóptero en Sagamore Point. Eso es lo que sucedió, ¿verdad? Y por eso querían matar al doctor Rice, para que no pudiera decirle a nadie cómo lo habían hecho.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Pesadilla»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Pesadilla» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Graham Masterton
Graham Masterton - Mirror
Graham Masterton
Graham Masterton - The Devils of D-Day
Graham Masterton
Graham Masterton - Revenge of the Manitou
Graham Masterton
Graham Masterton - Das Atmen der Bestie
Graham Masterton
Graham Masterton - Irre Seelen
Graham Masterton
Graham Masterton - Innocent Blood
Graham Masterton
Graham Masterton - Festiwal strachu
Graham Masterton
Graham Masterton - Brylant
Graham Masterton
Graham Masterton - Kły i pazury
Graham Masterton
Graham Masterton - Manitú
Graham Masterton
Graham Masterton - Dom szkieletów
Graham Masterton
Отзывы о книге «La Pesadilla»

Обсуждение, отзывы о книге «La Pesadilla» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x